jueves, 3 de mayo de 2018

POR LA CRUZ, IREMOS A LA GLORIA ETERNA

Refiere el beato Santiago de Vorágine en la Leyenda Dorada que San Andrés Apóstol, antes de ser atado a la cruz en la cual murió el día 30 de Noviembre del año 60 en Patrás de Acaya, exclamó al ver el instrumento de su martirio:
  
LATÍN
Salve Crux, quæ in córpore Christi dedicáta es, et ex membris ejus éamquam margarítis ornáta. Ántequam in te adscénderet Dóminus, timórem terrénum habuísti. Modo vero amórem cœléstem óbtinens pro voto suscíperis. Secúrus ígitur et gáudens vénio ad te, ut tu exsúltans suscípias me discípulum ejus, qui pepéndit in te: Quia amátor tuus semper fui et desiderávi ampléctite. O bona Crux, quæ decórem ex mémbris Dómini suscepísti, diu desideráta, sollícite amáta, sine intermissióne quæsíta, et aliquándo cupiénti ánimo præparáta: áccipe me ab homínibus, et redde me Magístro meo: ut per te me recípiat, qui per te me redémit. Amen.
  
TRADUCCIÓN
¡Salve, oh Cruz, inaugurada por medio del cuerpo de Cristo, y adornada de sus miembros cual perlas preciosas! Antes de que el Señor subiera a ti, provocabas un miedo terreno. Ahora, en cambio, dotada de un amor celestial, te has convertido en un don. Los creyentes saben cuánta alegría posees, cuántos regalos tienes preparados. Por tanto, seguro y lleno de alegría, vengo a ti para que también tú me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado de ti. ¡Oh buena Cruz, que tanto honor recibiste por haber llevado los miembros del Señor, tanto tiempo deseada, con tanto esmero amada, sin descanso buscada y finalmente con tanto ánimo preparada! Recíbeme de entre los hombres y retórname a mi Maestro, para que por ti me reciba el que por ti me redimió. Amén.

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