Noticia tomada de STRATEGIC CULTURE FOUNDATION.
¿QUÉ DINERO CEBABA LA LUCHA RELIGIOSA EN UCRANIA, Y QUIÉN TRATÓ DE ROBARLO?
¿Se desviaron 25 millones de dólares de impuestos estadounidenses para pagar la escalada del conflicto religioso y la violencia en Ucrania? ¿El presidente ucraniano Petró Poroshenko atentó (sin éxito) desviar la mayor parte del dinero a su propia bolsa?
El mes pasado la comunión cristiana ortodoxa mundial fue llevada a crisis por la decisión del Patriarca Ecuménico Bartolomé I de Constantinopla de reconocer como legítimos a los seudo-obispos cismáticos anatematizados por la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica, que es parte autónoma de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Obrando así, el Patriarca Bartolomé no solo ha enlodado el testimonio global de la bimilenaria fe apostólica de la Ortodoxia, sino que ha puesto la base para la división religiosa en Ucrania y la violencia fratricida, que ya ha comenzado.
Comenzando en Julio, mientras pocos prestaban atención, este analista advirtió sobre la inminente disputa y cómo facilitaba la agenda moral anticristiana de algunas voces “ortodoxas” marginales como “Orthodoxy in Dialogue”, el “Centro de Estudios Cristianos Ortodoxos” de la Universidad de Fordham, y The Wheel. Estos “profesores autoproclamados presumen desafiar las enseñanzas de la fe” (en palabras del P. John Parker) y “merodean, cual lobos vestidos de oveja, formando y modelando ideas falsas sobre la realidad de nuestra vida en Cristo”. Como cosa rara, tales grupos han abrazado el autoengrandecimiento neopapal de Constantinopla y su apoyo a los cismáticos ucranianos.
Nadie –y ciertamente este analista tampoco– acusaría al Patriarca Bartolomé, la mayoría de políticos ucranianos, o incluso a los cismáticos ucranianos de simpatizar con la propugnación de tales valores antiortodoxos. E incluso estos abogados saben que no pueden alcanzar sus objetivos si la estructura conciliar y tradicional de la Ortodoxia permanece intacta. Por eso acogen los esfuerzos constantinopolitanos de centralizar el poder mientras sumergen en discordia a la Iglesia, especialmente a la Iglesia Rusa, que es envilecida en algunos círculos occidentales precisamente porque es un faro global de testimonio de la moral cristiana tradicional.
Este aspecto apunta a otra razón por la cual los gobiernos occidentales apoyan la autocefalia ucraniana como una ofensiva espiritual contra Rusia y la Ortodoxia. El liderato post-Maidán toca el arpa sobre la “elección europea” que el pueblo de Ucrania supuestamente hizo en 2014, pero minimizan el bagaje moral que acompaña las demandas occidentales, simbolizado por marchas “gais” organizadas por encima de las objeciones cristianas en ciudades ortodoxas como Atenas, Belgrado, Bucarest, Kiev, Odessa, Podgorica, Sofía y Tbilisi. Incluso bajo la administración Trump, los Estados Unidos están en marcha cerrada con nuestros amigos de la Unión Europea en presionar a los países liberados del comunismo para que adopten tales nihilistas “valores democráticos europeos”.
Tal vez aun más importante para sus iniciadores, la andanada sobre Ucrania apunta a destruir lo que ellos ven como el “poder suave” de la Federación Rusa, del cual la Iglesia Ortodoxa es el corazón espiritual y su alma. Como explicó Valeria Z. Nollan, profesora emérita de Estudios Rusos en el Rhodes College:
Alentando estos objetivos gemelos (moralmente, degradar la Cristiandad Ortodoxa; políticamente, minar al Estado ruso en cuanto potencia tradicional protectora de la Ortodoxia), es más notorio que el gobierno estadounidense –y específicamente el Departamento de Estado– se ha convertido en un fomentador práctico del conflicto. Luego de un corto período declarando convenientemente que “cualquier decisión sobre la autocefalia es un asunto interno eclesial [de la Ortodoxia]”, en cuestión de días el Departamento reversó su posición y presentó una declaración formal (en nombre del vocero del Departamento Heather Nauert, pero claramente esquematizada por la oficina europea) que bordeaba un llamado directo a la autocefalia pero daba la inequívoca impresión de tal respaldo. Esto es exactamente como lo reportaron los medios, por ejemplo, “EE.UU. secunda petición de autocefalia para la Iglesia ucraniana”. Finalmente, el Secretario de Estado Mike Pompeo lo reforzó personalmente con su propio apoyo como lo hizo el Reichskommissar para Ucrania, el estadounidense Kurt Volker.
Pronto aparecieron razones para creer que el involucramiento del Departamento de Estado no se limitaba a exhortaciones. Tal como reportara este analista en el mes de Octubre, de acuerdo a un reporte sin corroborar originado en los miembros de la Iglesia Ortodoxa Rusa Fuera de Rusia (una jurisdicción autónoma del Patriarcado de Moscú establecida en Nueva York), en Julio de este año funcionarios del Departamento de Estado (posiblemente incluyendo personalmente al secretario Pompeo) le advirtieron a la Archidiócesis greco-ortodoxa de América (también establecida en Nueva York, pero es parte del Patriarcado Ecuménico) que el gobierno estadounidense estaba consciente del mal manejo de una gran suma de dinero, casi 10 millones de dólares, de un estimado de 37 millones recogido de los creyentes para la construcción de la Iglesia Ortodoxa Griega y Santuario Nacional de San Nicolás en Nueva York. La advertencia del Departamento de Estado también notó alegadamente que los fiscales federales tenían evidencia documental confirmando la desviación de esos fondos por orden del Patriarca Ecuménico Bartolomé. Se sugirió que el secretario Pompeo “cerraría sus ojos” a este hurto a cambio de la movida del Patriarcado de Constantinopla en favor de la autocefalia ucraniana, lo que ayudaría a establecer al Patriarca Bartolomé en su curso actual.
[Detalles adicionales sobre el escándalo de San Nicolás están disponibles aquí, pero en resumen: Solamente un lugar de culto de una religión fue destruido en el ataque del 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York, y solamente una edificación que no formaba parte del complejo del World Trade Center fue completamente destruida, Esa era la Iglesia Greco-ortodoxa de San Nicolás, una pequeña parroquia urbana establecida a fines de la I Guerra Mundial y dedicada a San Nicolás Taumaturgo, que es muy popular entre los griegos como patrono de los navegantes. Posterior al ataque del 9/11, y siguiendo a una larga batalla legal con la Autoridad Portuaria de NY y NJ, que se opuso a reconstruir la iglesia, en el 2011 la Archidiócesis griega lanzó una gran campaña para recoger fondos para un brillante diseño ideado por el renombrado arquitecto español Santiago Calatrava basado en formas tradicionales bizantinas. Donantes ricos y de medios modestos contribuyeron entusiastas con millones para este esfuerzo. Y entonces, ¡poof! En Diciembre de 2017, súbitamente toda la construcción se detuvo por falta de fondos y permanece estancada hasta el día de hoy. Reasumir la obra requeriría tener a la mano un estimado de 2 millones de dólares. A despecho del llamado archidiocesano en que una firma de contaduría mayor conduzca una auditoría, no ha habido una respuesta clara a lo que le pasó al dinero. Tanto el Fiscal de Estados Unidos y las autoridades del estado de Nueva York están investigando].
Aquí es cuando las cosas se van a Ucrania. Si el Departamento de Estado quería encontrar el botón correcto para empujar al Patriarca Bartolomé para moverse en la cuestión de la autocefalia, la Archidiócesis griega en los Estados Unidos lo es. Téngase en mente que en su país natal, Turquía, el Patriarca Bartolomé virtualmente no tiene rebaño local: sólo unos cuantos cientos de ancianos griegos apiñados en el distrito del Fanar en Estambul (A veces el Patriarcado simplemente es referido simplemente como “el Fanar”, casi como “el Vaticano” es la abreviatura para el papado Católico Romano). Aun cuando los fondos del Patriarcado se derivan de otras fuentes (el gobierno griego, la Iglesia Católica Romana, el Consejo Mundial de Iglesias), la línea vital de las finanzas fanariotas es la comunidad étnica griega (incluyendo este analista) en lo que es todavía pintorescamente llamado la “Diáspora” en lugares como Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Y de estos, los greco-americanos son su mayor vaca lechera.
Esto porque, cuando el Patriarca Bartolomé hizo un llamado en el 2016 para lo que fue etiquetado como el “Octavo concilio ecuménico” de la Ortodoxia (¡el primero desde el año 787!), los fondos vinieron principalmente de Estados Unidos, hasta la friolera de más de 8 millones de dólares de acuerdo a la misma fuente confidencial, como se anotará más adelante. Entendido por algunos como un modernizador “Vaticano II” de la Ortodoxia, el evento se hundió en el fracaso por un boicot organizado por Moscú sobre lo que este último vio como la adopción de prerrogativas papales o incluso imperiales por el Patriarca Bartolomé, que ahora tristemente está adoptando en Ucrania.
Encima de lo anterior, ahora aparece que la mano directa del Departamento de Estado en este sórdido negocio puede no haber consistido solamente en agitar el “garrote” de la amenaza legal: hay razones para creer que había una “zanahoria” también. Muy recientemente vino a la atención de este analista, a través de una fuetne no solicitada y confidencial en la Archidiócesis griega en Nueva York, que un pago de 25 millones de dólares en dinero gubernamental estadounidense fue hecho a Constantinopla para alentar al Patriarca Bartolomé para seguir adelante en Ucrania.
La fuente para este informe confidencial estaba inconsciente de informes mediáticos previos sobre la misma cifra –$25 millones de dólares– pagada por el presidente ucraniano Petró Poroshenko al Fanar a modo de incentivo para el Patriarca Bartolomé para seguir adelante en la creación de una iglesia ucraniana independiente. Además, Poroshenko evidentemente trató de recortar el pago:
Ahora, es posible que las dos cifras idénticas de 25 millones de dólares se refieran a dos diferentes calderillas de dinero (¡fríos 50 millones de dólares!), pero eso parece improbable. Es más probable que los informes refieran a la misma suma como la vieron la parte remitente (el Departamento de Estado, la Archidiócesis griega) y la parte receptora (Poroshenko, Constantinopla).
Dándole credibilidad a la información confidencial de Nueva York, y apuntando a la probabilidad de que se refiera al mismo pago que Poroshenko supuestamente habría robado para sí, surgen las siguientes observaciones:
Como indicara una de las conexiones de este analista greco-americano: “Es fácil comprender que el Patriarcado se incline a la presión del chantaje del Departamento de Estado... no solamente claro, sino entendible. Con todo, otra cosa es si Kiev verdaderamente “adquirió” su estatus de autocefalia de un Patriarcado demasiado deseoso en un todo ... ¡¿qué relegaría al Patriarcado a un estatus de ‘vendedor’ y dejaría a los fieles sorprendidos de lo que pudiera ser ofrecido al mejor postor la próxima vez que sea conveniente tener una ‘venta de incendio’ patriarcal en el Fanar?!”.
Para añadir insulto al agravio, pensarías que Constantinopla al menos pudo devolver algo de los 7 u 8 millones desperdiciados en la debacle de Creta 2016 para reiniciar el proyecto de San Nicolás en Nueva York. Evidentemente el Fanar tiene mejores cosas en qué gastar, como el destacado ambientalismo del “Patriarca Verde” y, junto alPapa Francisco, recibir a los migrantes musulmanes a Europa vía Grecia. Por supuesto tal vez no haya necesidad de preocuparse, puesto que la “venta” de Ucrania fue consistente con las ambiciones papales de Constantinopla, un reclamo no canónico de estatus “universal”, y desuso del lenguaje encarnacional y adopción de un tono tono sofocantemente arrogante que causaría sonrojo incluso al más ultramontano proponente de la supremacía de Roma.
Finalmente, parece que, por el tiempo transcurrido, Constantinopla no intente crear una iglesia ucraniana independiente sino en cambio una iglesia autónoma bajo su propia autoridad. No es claro si Poroshenko o el Departamento de Estado, en tal escenario, creerían que consiguieron lo que su dinero valía. Quizá sí. Después de todo, el asunto aquí es menos que lo que sea apropiado a Ucrania que golpea a Rusia e injuria el testimonio cristiano de la Iglesia Ortodoxa ante el mundo. A ese fin, no importa si el nuevo cuerpo ilegal es constantinopolitano o kievita, tanto como si no es una “iglesia moscal” vinculada a Rusia.
Comenzando en Julio, mientras pocos prestaban atención, este analista advirtió sobre la inminente disputa y cómo facilitaba la agenda moral anticristiana de algunas voces “ortodoxas” marginales como “Orthodoxy in Dialogue”, el “Centro de Estudios Cristianos Ortodoxos” de la Universidad de Fordham, y The Wheel. Estos “profesores autoproclamados presumen desafiar las enseñanzas de la fe” (en palabras del P. John Parker) y “merodean, cual lobos vestidos de oveja, formando y modelando ideas falsas sobre la realidad de nuestra vida en Cristo”. Como cosa rara, tales grupos han abrazado el autoengrandecimiento neopapal de Constantinopla y su apoyo a los cismáticos ucranianos.
Nadie –y ciertamente este analista tampoco– acusaría al Patriarca Bartolomé, la mayoría de políticos ucranianos, o incluso a los cismáticos ucranianos de simpatizar con la propugnación de tales valores antiortodoxos. E incluso estos abogados saben que no pueden alcanzar sus objetivos si la estructura conciliar y tradicional de la Ortodoxia permanece intacta. Por eso acogen los esfuerzos constantinopolitanos de centralizar el poder mientras sumergen en discordia a la Iglesia, especialmente a la Iglesia Rusa, que es envilecida en algunos círculos occidentales precisamente porque es un faro global de testimonio de la moral cristiana tradicional.
Este aspecto apunta a otra razón por la cual los gobiernos occidentales apoyan la autocefalia ucraniana como una ofensiva espiritual contra Rusia y la Ortodoxia. El liderato post-Maidán toca el arpa sobre la “elección europea” que el pueblo de Ucrania supuestamente hizo en 2014, pero minimizan el bagaje moral que acompaña las demandas occidentales, simbolizado por marchas “gais” organizadas por encima de las objeciones cristianas en ciudades ortodoxas como Atenas, Belgrado, Bucarest, Kiev, Odessa, Podgorica, Sofía y Tbilisi. Incluso bajo la administración Trump, los Estados Unidos están en marcha cerrada con nuestros amigos de la Unión Europea en presionar a los países liberados del comunismo para que adopten tales nihilistas “valores democráticos europeos”.
Tal vez aun más importante para sus iniciadores, la andanada sobre Ucrania apunta a destruir lo que ellos ven como el “poder suave” de la Federación Rusa, del cual la Iglesia Ortodoxa es el corazón espiritual y su alma. Como explicó Valeria Z. Nollan, profesora emérita de Estudios Rusos en el Rhodes College:
‘El verdadero objetivo de la búsqueda por la autocefalia [esto es, un estatus de autogobierno completo independiente del Patriarcado de Moscú] de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana es un golpe de facto: un golpe político ya tuvo lugar en 2014, envenenando las relaciones entre Ucrania y Rusia, y así otro tipo de golpe –uno religioso– busca similarmente busca minar las relaciones canónicas entre la Iglesia Ortodoxa Ucraniana y Moscú’.
Alentando estos objetivos gemelos (moralmente, degradar la Cristiandad Ortodoxa; políticamente, minar al Estado ruso en cuanto potencia tradicional protectora de la Ortodoxia), es más notorio que el gobierno estadounidense –y específicamente el Departamento de Estado– se ha convertido en un fomentador práctico del conflicto. Luego de un corto período declarando convenientemente que “cualquier decisión sobre la autocefalia es un asunto interno eclesial [de la Ortodoxia]”, en cuestión de días el Departamento reversó su posición y presentó una declaración formal (en nombre del vocero del Departamento Heather Nauert, pero claramente esquematizada por la oficina europea) que bordeaba un llamado directo a la autocefalia pero daba la inequívoca impresión de tal respaldo. Esto es exactamente como lo reportaron los medios, por ejemplo, “EE.UU. secunda petición de autocefalia para la Iglesia ucraniana”. Finalmente, el Secretario de Estado Mike Pompeo lo reforzó personalmente con su propio apoyo como lo hizo el Reichskommissar para Ucrania, el estadounidense Kurt Volker.
La Amenaza…
Pronto aparecieron razones para creer que el involucramiento del Departamento de Estado no se limitaba a exhortaciones. Tal como reportara este analista en el mes de Octubre, de acuerdo a un reporte sin corroborar originado en los miembros de la Iglesia Ortodoxa Rusa Fuera de Rusia (una jurisdicción autónoma del Patriarcado de Moscú establecida en Nueva York), en Julio de este año funcionarios del Departamento de Estado (posiblemente incluyendo personalmente al secretario Pompeo) le advirtieron a la Archidiócesis greco-ortodoxa de América (también establecida en Nueva York, pero es parte del Patriarcado Ecuménico) que el gobierno estadounidense estaba consciente del mal manejo de una gran suma de dinero, casi 10 millones de dólares, de un estimado de 37 millones recogido de los creyentes para la construcción de la Iglesia Ortodoxa Griega y Santuario Nacional de San Nicolás en Nueva York. La advertencia del Departamento de Estado también notó alegadamente que los fiscales federales tenían evidencia documental confirmando la desviación de esos fondos por orden del Patriarca Ecuménico Bartolomé. Se sugirió que el secretario Pompeo “cerraría sus ojos” a este hurto a cambio de la movida del Patriarcado de Constantinopla en favor de la autocefalia ucraniana, lo que ayudaría a establecer al Patriarca Bartolomé en su curso actual.
[Detalles adicionales sobre el escándalo de San Nicolás están disponibles aquí, pero en resumen: Solamente un lugar de culto de una religión fue destruido en el ataque del 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York, y solamente una edificación que no formaba parte del complejo del World Trade Center fue completamente destruida, Esa era la Iglesia Greco-ortodoxa de San Nicolás, una pequeña parroquia urbana establecida a fines de la I Guerra Mundial y dedicada a San Nicolás Taumaturgo, que es muy popular entre los griegos como patrono de los navegantes. Posterior al ataque del 9/11, y siguiendo a una larga batalla legal con la Autoridad Portuaria de NY y NJ, que se opuso a reconstruir la iglesia, en el 2011 la Archidiócesis griega lanzó una gran campaña para recoger fondos para un brillante diseño ideado por el renombrado arquitecto español Santiago Calatrava basado en formas tradicionales bizantinas. Donantes ricos y de medios modestos contribuyeron entusiastas con millones para este esfuerzo. Y entonces, ¡poof! En Diciembre de 2017, súbitamente toda la construcción se detuvo por falta de fondos y permanece estancada hasta el día de hoy. Reasumir la obra requeriría tener a la mano un estimado de 2 millones de dólares. A despecho del llamado archidiocesano en que una firma de contaduría mayor conduzca una auditoría, no ha habido una respuesta clara a lo que le pasó al dinero. Tanto el Fiscal de Estados Unidos y las autoridades del estado de Nueva York están investigando].
Aquí es cuando las cosas se van a Ucrania. Si el Departamento de Estado quería encontrar el botón correcto para empujar al Patriarca Bartolomé para moverse en la cuestión de la autocefalia, la Archidiócesis griega en los Estados Unidos lo es. Téngase en mente que en su país natal, Turquía, el Patriarca Bartolomé virtualmente no tiene rebaño local: sólo unos cuantos cientos de ancianos griegos apiñados en el distrito del Fanar en Estambul (A veces el Patriarcado simplemente es referido simplemente como “el Fanar”, casi como “el Vaticano” es la abreviatura para el papado Católico Romano). Aun cuando los fondos del Patriarcado se derivan de otras fuentes (el gobierno griego, la Iglesia Católica Romana, el Consejo Mundial de Iglesias), la línea vital de las finanzas fanariotas es la comunidad étnica griega (incluyendo este analista) en lo que es todavía pintorescamente llamado la “Diáspora” en lugares como Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Y de estos, los greco-americanos son su mayor vaca lechera.
Esto porque, cuando el Patriarca Bartolomé hizo un llamado en el 2016 para lo que fue etiquetado como el “Octavo concilio ecuménico” de la Ortodoxia (¡el primero desde el año 787!), los fondos vinieron principalmente de Estados Unidos, hasta la friolera de más de 8 millones de dólares de acuerdo a la misma fuente confidencial, como se anotará más adelante. Entendido por algunos como un modernizador “Vaticano II” de la Ortodoxia, el evento se hundió en el fracaso por un boicot organizado por Moscú sobre lo que este último vio como la adopción de prerrogativas papales o incluso imperiales por el Patriarca Bartolomé, que ahora tristemente está adoptando en Ucrania.
…y el Pago
Encima de lo anterior, ahora aparece que la mano directa del Departamento de Estado en este sórdido negocio puede no haber consistido solamente en agitar el “garrote” de la amenaza legal: hay razones para creer que había una “zanahoria” también. Muy recientemente vino a la atención de este analista, a través de una fuetne no solicitada y confidencial en la Archidiócesis griega en Nueva York, que un pago de 25 millones de dólares en dinero gubernamental estadounidense fue hecho a Constantinopla para alentar al Patriarca Bartolomé para seguir adelante en Ucrania.
La fuente para este informe confidencial estaba inconsciente de informes mediáticos previos sobre la misma cifra –$25 millones de dólares– pagada por el presidente ucraniano Petró Poroshenko al Fanar a modo de incentivo para el Patriarca Bartolomé para seguir adelante en la creación de una iglesia ucraniana independiente. Además, Poroshenko evidentemente trató de recortar el pago:
‘Pedro [Petró] Poroshenko —el presidente de Ucrania— fue obligado a devolver 15 millones de dólares estadounidenses al Patriarca de Constantinopla, los cuales se había apropiado para sí.
Como se informara por Izvestia, esto ocurrió después de que la historia del soborno a Bartolomé y una gran suma “desaparecida” para la creación de una Iglesia Ortodoxa Unificada local en Ucrania apareciera en los medios.
Como se informó en la víspera de la visita de Poroshenko a Estambul, unas cuantas personas ricas de Ucrania “picaron” a fin de acelerar el proceso de crear una Iglesia Ortodoxa Unificada local. Se recogieron casi 25 millones de dólares. Suponían que irían a la ceremonia de premiación para el Patriarca Bartolomé de Constantinopla por la firma de un tomos de autocefalia [Un tomos es un pequeño libro contentivo de un anuncio formal]. Sin embargo, en palabras de personas cercanas al patrocinador, durante la visita del 9 de Abril, Poroshenko entregó solo 10 millones.
Como resultado, habiendo sabido del acuerdo, Bartolomé canceló la participación de la delegación del Fanar, la residencia del Patriarca de Constantinopla, en la celebración del 1030º aniversario del Bautismo de Rusia el 27 de Julio en Kiev.
“Tal decisión de parte de Bartolomé no fue más que un fuerte ultimátum a Poroshenko para que retorne el dinero robado. Por supuesto, a fin de no desprestigiarse a la luz de las duras revelaciones de la creación del tomos de autocefalia para la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, Pedro Alexévic [Poroshenko] tuvo que regresar aquellos 15 millones para las necesidades de Constantinopla”, explicó una fuente acreditada a los expertos.
Por información preliminar, sólo después de recibir el dinero restante, Bartolomé finalmente dio su consentimiento para enviar una delegación del Fanar a Kiev…’.
Ahora, es posible que las dos cifras idénticas de 25 millones de dólares se refieran a dos diferentes calderillas de dinero (¡fríos 50 millones de dólares!), pero eso parece improbable. Es más probable que los informes refieran a la misma suma como la vieron la parte remitente (el Departamento de Estado, la Archidiócesis griega) y la parte receptora (Poroshenko, Constantinopla).
Dándole credibilidad a la información confidencial de Nueva York, y apuntando a la probabilidad de que se refiera al mismo pago que Poroshenko supuestamente habría robado para sí, surgen las siguientes observaciones:
- Cuando Poroshenko generosamente le ofreció al Patriarca Bartolomé 10 millones de dólares, el último conocía que la cantidad total era 25 millones, y demandó los 15 millones que Poroshenko había retenido. ¿Cómo el Patriarca supo eso, a menos que fuera informado vía Nueva York de la suma completa?
- Si los 25 millones inicialmente reportados fueron realmente recogidos de “unas pocas personas ricas de Ucrania” que “picaron”, dada la naturaleza brutal de las luchas entre los oligarcas ucranianos, ¿se habría arriesgado Poroshenko (un oligarca por derecho propio) intentando recortar el pago? ¿Por qué ni siquiera ha sido identificado tal donante ucraniano?
- Sin entrar en todos los detalles, el Fanar y la Archidiócesis griega tienen una larga relación con las administraciones estadounidenses de ambos partidos, remontándose al menos a la administración de Truman, rodeando algunos episodios decisivamente poco atractivos. En tal historia, un mero soborno para un lance geopolítico contra Moscú difícilmente sería un primer ejemplo o el peor.
Como indicara una de las conexiones de este analista greco-americano: “Es fácil comprender que el Patriarcado se incline a la presión del chantaje del Departamento de Estado... no solamente claro, sino entendible. Con todo, otra cosa es si Kiev verdaderamente “adquirió” su estatus de autocefalia de un Patriarcado demasiado deseoso en un todo ... ¡¿qué relegaría al Patriarcado a un estatus de ‘vendedor’ y dejaría a los fieles sorprendidos de lo que pudiera ser ofrecido al mejor postor la próxima vez que sea conveniente tener una ‘venta de incendio’ patriarcal en el Fanar?!”.
Para añadir insulto al agravio, pensarías que Constantinopla al menos pudo devolver algo de los 7 u 8 millones desperdiciados en la debacle de Creta 2016 para reiniciar el proyecto de San Nicolás en Nueva York. Evidentemente el Fanar tiene mejores cosas en qué gastar, como el destacado ambientalismo del “Patriarca Verde” y, junto al
Finalmente, parece que, por el tiempo transcurrido, Constantinopla no intente crear una iglesia ucraniana independiente sino en cambio una iglesia autónoma bajo su propia autoridad. No es claro si Poroshenko o el Departamento de Estado, en tal escenario, creerían que consiguieron lo que su dinero valía. Quizá sí. Después de todo, el asunto aquí es menos que lo que sea apropiado a Ucrania que golpea a Rusia e injuria el testimonio cristiano de la Iglesia Ortodoxa ante el mundo. A ese fin, no importa si el nuevo cuerpo ilegal es constantinopolitano o kievita, tanto como si no es una “iglesia moscal” vinculada a Rusia.
JAMES GEORGE JATRAS
Analista, ex diplomático estadounidense y consejero de política exterior para el liderazgo republicano en el Senado.
CRIMINALES JUDÍOS EN LA POLÍTICA UCRANIANA
ResponderEliminarPresidente - Petró Poroshenko (Valtsman) - Judío (su padre, Alexander Valtsman de Odessa, tomó el apellido de su esposa ucraniana, Yevgenya Poroshenko, en 1956).
(Presidente de transición) Oleksandr Turchinov (Kogan) - Judío.
Primer ministro - Arseni Yatsenyuk (Bakaj) - Judío.
Ministro de Hacienda - Oleksandr Shlapak - Judío.
Ministro de Defensa - Andriy Paruby - Judío.
Viceprimer Ministro - Volodýmir Groysman - Judío.
Ministro del Interior - Arsén Avakov - Judío.
Ministro de Cultura - Yevgen Nischuk - Judío.
Director del Banco Nacional - Stepán Kúbiv - Judío.
Jefe de la Administración Presidencial - Serhiy Pashinskiy - Judío.
Principales candidatos presidenciales de la "oposición":
Julia Timosenko (Celia Kapitelman) - Judía.
Vitali Klitschko (Etinzon) - Judío por el padre.
Oleg Tyahnibok (Frotman) - Judío por la madre.
Dmitry (Avdimou) Yarosh - Judío jasídico.
Oligarcas ucranianos - todos judíos: Ihor Kolomoysky, E. Hurwitz, Gennadiy Bogolyubov, Poroshenko, Dmytro Firtash, Serhiy Liovochkin, Vitaliy Gaiduk, Volodýmir Nemirovsky, Koztyantyn Zhevago, Victor Pinchuk, Eduard Prutnik, Rinat Achmetov (tártaro de Crimea), Aleksei Martynov, Volodýmir Kostelman, Evgeny Sigal, Borys Kolesnikov, Oleksandr Feldman, Fedyr Shpyg, Nestor Shufrych, Oleksandr Rodnyanskiy, I. Butler, Artur Abdinov, Vadim Yermolayev, Mihailo Kiperman, Yukhym Zvyagilskiy, Filia Zhebrovskaya, S. Ronis, Hennadi Korban, Grigory e Igor Surkis, Valeriy Shamotiy, A. Leszynski, J. Rodin, M. Becker.
Todos los medios de comunicación, en manos de los judíos: Poroshenko, I. Kolomoysky D. Firtash, V. Pinchuk, Achmetov.
Próceres de la independencia: Leonid Kravchuk (Bloom) - Judío. - Leonid Kuchma (Kuchman) - Judío.
Enlace con los Estados Unidos y patrocinadora: Victoria Nuland (Nudelman) - Judía casada con Robert Kagan, judío y miembro de Skull & Bones.
Hay muchos tradicionalistas que solo piensan que el Catolicismo existe en Rito Latino, y demandan que si los ortodoxos orientales se reconcilian con la Iglesia, deben pasar al Rito Latino, cuando los mismos Papas eran claros en que mientras adhieran a la Doctrina de la Iglesia, pueden conservar su liturgia y disciplina. Más que fanáticos, estos tradicionalistas son desconocedores de la Iglesia.
ResponderEliminarAsí es, tienes la boca llena de razón, se lo paso a los fieles, pero no a los sacerdotes y obispos tradicionalistas que desconocen y no quieren conocer esta parte de la doctrina de la iglesia
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