De
acuerdo a las actas, Emigdio era un pagano natural de Tréveris que
abrazó el cristianismo hacia el año 290, merced a la predicación de los
santos Celso y Nazario. En el año 296, fue ordenado sacerdote por San
Materno, obispo de Milán, y mediante su predicación, convertía a muchos
de sus oyentes. Viajó a Roma durante la persecución de Diocleciano, y
curó a la hija paralítica de su anfitrión Graciano, quien se convirtió
al cristianismo junto a su familia.
Emigdio también curó a un ciego en la Urbe. La gente de Roma creyó que era hijo de Apolo y lo llevó por la fuerza al templo de Esculapio, en la isla del Tiber, donde curó numerosos enfermos. Emigdio se declaró a sí mismo cristiano, y empezó a destrozar la estatua de Esculapio. También convirtió al cristianismo a numerosas personas, hecho que enfureció al prefecto de la ciudad.
El Papa San Marcelino I lo convirtió en obispo y lo envió por seguridad a Áscoli Piceno. En el camino a Ascoli, Emidgio hizo numerosas conversiones, y realizó un milagro en el que hizo brotar agua de una montaña tras llegar a un precipicio. Polimio, el gobernador local, intentó convencerle para trabajar para Júpiter y Angaria, la patrona de Áscoli. Para ello le ofreció la mano de su hija, la bella Polisia. Pero Emigdio bautizó a Polisia en las aguas del río Tronto, junto a muchos otros ascolanos.
Airado, Polimio lo mandó decapitar entre los años 303 y 309 en el lugar que actualmente ocupa la iglesia de Sant'Emidio Rosso, al igual que a sus discípulos Eupolo, Germano y Valentino. Una vez ejecutada la pena, Emigdio permaneció de pie con su cabeza en las manos. Después del martirio de Emigdio, sus seguidores atacaron el palacio de Polimio y lo mataron.
Emigdio también curó a un ciego en la Urbe. La gente de Roma creyó que era hijo de Apolo y lo llevó por la fuerza al templo de Esculapio, en la isla del Tiber, donde curó numerosos enfermos. Emigdio se declaró a sí mismo cristiano, y empezó a destrozar la estatua de Esculapio. También convirtió al cristianismo a numerosas personas, hecho que enfureció al prefecto de la ciudad.
El Papa San Marcelino I lo convirtió en obispo y lo envió por seguridad a Áscoli Piceno. En el camino a Ascoli, Emidgio hizo numerosas conversiones, y realizó un milagro en el que hizo brotar agua de una montaña tras llegar a un precipicio. Polimio, el gobernador local, intentó convencerle para trabajar para Júpiter y Angaria, la patrona de Áscoli. Para ello le ofreció la mano de su hija, la bella Polisia. Pero Emigdio bautizó a Polisia en las aguas del río Tronto, junto a muchos otros ascolanos.
Airado, Polimio lo mandó decapitar entre los años 303 y 309 en el lugar que actualmente ocupa la iglesia de Sant'Emidio Rosso, al igual que a sus discípulos Eupolo, Germano y Valentino. Una vez ejecutada la pena, Emigdio permaneció de pie con su cabeza en las manos. Después del martirio de Emigdio, sus seguidores atacaron el palacio de Polimio y lo mataron.
El
culto a San Emigidio en Italia es antiguo, documentado por las iglesias
dedicadas a él desde el siglo VIII. El traslado de las reliquias desde
las catacumbas de Sant'Emidio alla Grotte a la cripta de la catedral
ocurrió probablemente hacia el año 1000 bajo el obispo Bernardo II,
obispo de Áscoli. En 1703, un terremoto violento ocurrió en las Marcas,
pero no afectaron en la ciudad de Áscoli Piceno. La salvación de la
ciudad fue atribuida a San Emigdio. y desde entonces su intercesión es
invocada contra los terremotos. Como resultado de este evento, la
iglesia dedicada al santo se construyó en 1717. Además, muchas ciudades
lo tomna como patrón, erigiendo estatuas en su honor en las iglesias de
L'Aquila, Cingoli, San Ginesio y Nocera Umbra. Además, San Emigdio ha
protegido Áscoli de otros peligros, como el ataque de Alarico I en 409, y
una plaga que obligó a las tropas de Conrado II a abandonar la región
en 1038; Bernardo I, obispo de la ciudad, invocó la ayuda del santo para
parar la plaga.
ORACIÓN
Oh
Dios, que honraste al bienaventurado Emigdio, tu Mártir y Obispo, con
la victoria sobre los ídolos y la gloria de los milagros; concédenos
propicio que, por su intercesión, merezcamos vencer las astucias de los
malos espíritus y relucir de virtudes. Por J. N. S. C. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.