Tomado del Novísimo Lavalle mexicano, o El alma santificada por la piedad, compilado por el padre Antonio J. Peredos, cura interino de la Santa Cruz y Soledad en México, publicado en dicha ciudad en 1897, con aprobación del Arzobispo de México, quien se dignó conceder 80 días de Indulgencia a cada oración que no tuviese indulgencia propia de Roma.
DÍA DOCE
CONSAGRADO A NUESTRA SEÑORA
DE GUADALUPE
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, que llevado del inmenso amor que tienes al
linaje humano, después de
todo lo que por el hiciste
en los días de tu vida mortal, le diste a tu misma Madre para que lo fuera suya,
y particularmente a nosotros los mexicanos, honraste de una manera especial
mandándonos a María para
que se apareciese en el Tepeyac y nos convirtiese a
la única verdadera fe, y
desde allí fuese nuestro
amparo y nuestra defensa
en los azares de la vida; mientras más considero todos estos favores, más me pesa de tantos pecados
con que he ofendido a tu
augusta Majestad. Perdóname, Dios mío, yo me
propongo nunca más volver a ofenderte, sino ajustar mi conducta a tu santa
ley. Este perdón y esta gracia te la pido por los méritos e intercesión de mi Santísima Madre María. cuya
advocación de Guadalupe
quiero honrar en este día.
Amen.
ORACIÓN
¡Santísima Virgen de
Guadalupe! Si me hubiera sido posible elegir yo mismo una Madre, ¡cuán noble, rica y hermosa
hubiera sido la mujer que
yo escogiera! ¡Habría elegido la tal, que uniendo a
la hermosura, las prendas
más brillantes, gozara de
la alta estima de los más
egregios y poderosos príncipes. La habría buscado de atractivo tan irresistible,
que teniendo ante el Monarca supremo eficaz valimiento, hubiese podido proporcionarme la vida más
feliz y más exenta de miserias! ¡Pero, he aquí gran
Señora, que si me ha sido
imposible hacer tal elección, he tenido la incomparable gloria, la indecible
felicidad de que la Madre
más excelsa, hermosa y
Augusta se haya dignado,
aun antes de que yo naciese, adoptarme por hijo
suyo! Sí, Tú, oh Reina piadosísima, la más dulce y
tierna de todas las Madres,
Tú misma, cuando viniste
desde el Cielo a santificar
este país con tu gloriosa
presencia, no te desdeñaste
de ofrecerte y declararte
por Madre mía. Tu dijiste
al felicísimo Juan Diego,
que te mostrarías Madre
amorosa con cuantos solicitasen confiados tu poderoso patrocinio. Así como
creo, venero y admiro en
Ti el valimiento que tienes
con el Príncipe de la eternidad el poder de que gozas para con la infinita misericordia. Muestra, pues,
oh María, que eres mi dulce
Madre, cual ofreciste al
dichoso Juan Diego, alcanzándome de tu Santísimo
Hijo el perdón de mis horribles culpas y reiterados
extravíos. Yo vengo alentado por tu maternal confianza a prometerte el no
volver a ejecutar cosa alguna que desagrade y ofenda
a mi Señor. No sean parte
mis delitos para dejar frustradas las esperanzas que
en Ti pongo: obra conmigo como Madre, aunque
yo no he sabido ser hijo
tuyo: presenta mis súplicas ante el trono de aquel
buen Dios que por salvarme se hizo Hijo tuyo: eligiéndote por Madre para
que fueses Madre mía. Alcánzame, oh María, la gracia
que necesito para saber
aprovecharme de tan gran
beneficio y vivir de manera
que merezca ir a darte las
gracias por una eternidad
en el cielo. Amén.
CORONA DE GRATITUD A MARÍA SANTÍSIMA DE GUADALUPE
Yo te doy las más rendidas acciones de gracias, oh Virgen María
de Guadalupe, por haberte
dignado aparecer en el Tepeyac y traernos la luz del
Evangelio, pidiéndote por
el amor Maternal que entonces nos demostraste que
conserves siempre en la fe
de Jesucristo a nuestra
Patria.
Padre nuestro, tres Ave María y Gloria.
Madre del amor hermoso,
Iris de paz y consuelo;
Haz, por tu ruego piadoso,
Unido, fuerte y dichoso
A este mexicano suelo.
Yo te doy las más rendidas acciones de gracias,
oh Virgen María de Guadalupe, por las palabras dulcísimas y llenas de maternal bondad, que te dignaste
dirigirnos, prometiéndonos
que escucharías siempre
nuestras súplicas desde el
templo que ordenaste se te
erigiera; te suplicamos nutras y fomentes el espíritu de
oración en nuestra Patria. Padre nuestro, tres Ave María y Gloria, y la jaculatoria.
Yo te doy las más rendidas acciones de gracias, oh
Virgen María de Guadalupe, por habernos dejado
en esa imagen ante la que
estoy postrado, un trasunto
de tu hermosura, dándonos
además en ella una prenda
de tu amor; rogámoste Señora, nos libres de toda
clase de calamidades y nos
libres de las asechanzas de
nuestros enemigos. Padre nuestro, tres Ave María y Gloria, y la jaculatoria.
GOZOS
Pues a ser nuestro consuelo
Bajaste, oh Virgen pura;
De lleno a nuestra ventura
Subir a alabarte al cielo.
En la tilma retratada
Dejaste tu imagen bella,
Para que fuese la estrella
De esta tu América amada,
Por esto en Ti asegurada
Tiene su dicha este suelo;
De lleno a nuestra ventura
Subir a alabarte al cielo.
Del sol los rayos ardientes
Forman marco a tu grandeza,
Que no eran a tal pureza,
Otros adornos decentes
Venzan tus rayos valientes
De nuestros pechos el hielo;
De lleno a nuestra ventura
Subir a alabarte al cielo.
Tapete forma la luna
A tus plantas sacrosantas
Pues cree hallar en tus plantas
El lleno de su fortuna;
Haz que menguante ninguna
Padezca el indiano suelo;
De lleno a nuestra ventura
Subir a alabarte al cielo.
Para bordar tu vestido
Han bajado las estrellas,
Porque en tu manto hallan ellas
Firmamento más lucido;
Tu siempre la estrella has sido
Que anuncia nuestro consuelo;
De lleno a nuestra ventura
Subir a alabarte al cielo.
Sirve a tus pies de repisa
Noble Serafín alado;
Y estar a tus pies postrado
Es su más noble divisa;
Así con su ejemplo atiza
La llama de nuestro celo;
De lleno a nuestra ventura
Subir a alabarte al cielo.
Ceñida la real corona
Se ve; oh María, en tu cabeza,
Que por reina te confiesa
Desde la una a la otra zona;
Así por águila te abona
Que hasta Dios levantó el vuelo;
De lleno a nuestra ventura
Subir a alabarte al cielo.
Pues a ser nuestro consuelo
Bajaste, oh Virgen pura;
De lleno a nuestra ventura
Subir a alabarte al cielo.
Una Salve.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.