Normalmente los neocatecumenales ven el mundo (en el que incluyen a los que no “experimentan” el Camino) como el Gran Mal, donde cunde todo género de iniquidad. Pero cuando ellos son los que protagonizan escándalo, o lo niegan empecinadamente o, cuando la evidencia es irrebatible, recurren a la falacia del “tu quóque” (“y tú también”) para alivianarse la culpa.
Así sucedió hace cuatro años en República Dominicana: El viernes 4 de Agosto de 2017, el joven Fernely Carrión Saviñón, de 16 años, desapareció. La familia dirigió sus sospechas hacia el presbikiko Elvin Taveras Durán, de la parroquia Santa Cecilia, en el residencial Hainamosa (Santo Domingo Este), en razón que Fernely era monaguillo de Taveras, y recibía dádivas a cambio de relaciones sexuales. Y la justicia dominicana tuvo razón: Taveras confesó que asesinó al joven (que ya se había conseguido novia y había amenazado al presbikiko con revelar su relación homosexual pedófila) con dos martillazos en la cabeza y varias puñaladas después de ofrecerle a cambio de su silencio –la familia decía que Taveras abusaba del joven desde que tenía 10 años, cuando era párroco de Nuestra Señora de Fátima en Villa Mella– 190 mil pesos fruto de las ofrendas de su parroquia, y arrojó el cadáver a un descampado de Bayaguana, municipio de la provincia Monte Plata. fue condenado en 2019 a 30 años de prisión, y reducido al estado laical (aunque los neocatecumenales, como la secta conciliar a la que parasitan, NO TIENEN SACERDOCIO, sino laicos que presiden la cena comunal –en su caso, el séder–).
Pues bien, in illo témpore, el presbikiko Alfertson Hipólito Cedano Guerrero, “instalado” el 14 de Mayo de 2006 y miembro del “Equipo Itinerante” de la zona sur de España, que comprende las diócesis de Sevilla, Almería y Ciudad Real (y que después de 9 años no tiene quién lo reciba –y el seminario “Redemptóris Mater” local para preparar presbikikos según dicen «para evangelizar el mundo y no para atender parroquias» en el otrora hospital psiquiátrico de Miraflores no cuajó–) publicó en su cuenta de Facebook lo siguiente, al más puro estilo “mierda pa’tós”:
«Las noticias últimas duelen muchísimo. Duele todo. Un joven de 16 años muerto de una manera atroz. Un sacerdote caído. Una sociedad que se lava las manos, que arremete contra la Iglesia, que le echa la culpa al celibato. ¡No!, los curas no somos unos frustrados que nos dedicamos a maquinar crímenes horrendos. Yo hoy me pregunto: ¿nadie vio nada?¿Nadie ve nada? No nos lavemos las manos. Tenemos que mirarnos muy seriamente hacia adentro (no solo la Iglesia), todos tenemos que mirarnos muy seriamente.Nuestra sociedad está rota, muchas de nuestras familias están rotas o no existen. Hay sacerdotes rotos… viviendo en la oscuridad. ¡Mucha oscuridad en mucha gente! Veo aviones que van y vienen de Europa llenos de niñas y jovencitas con viejos europeos, muchas de ellas pueden ser, sin duda, sus hijas y, a veces, hasta sus nietas.Un coronel fue hallado muerto, harto de viagra y al lado había una menor de 15 o 16 años. Hace un mes, un evangélico mató a su esposa de 34 años (una pareja encantadora –decían– que saludaba siempre con un “Dios te bendiga”). Lo que ayer les hizo monstruos a ellos, puede hacernos monstruos a nosotros mañana. ¡Sí! a cualquiera de nosotros. No seamos ingenuos, no levantemos tan fácilmente el dedo acusador. Lo cual no quiere decir que es una conducta excusable. Quien cometió un crimen debe responder ante Dios y ante los hombres.Duele muchísimo todo eso. Y duele también ver a otros tantos jóvenes (¿algunos menores de edad?), con una botella de cerveza en la mano en el entierro de Fernely Carrión Saviñón. Duele y preocupa. Es como si dijeran: la Iglesia está podrida, vamos a entregarnos en manos del alcohol, del sexo, del dinero… no hay ningún muro de contención. ¡Corramos todos a los brazos de aquel que nos llama desde las tinieblas! Y, cuando nos perdamos, vamos a echarle la culpa a la Iglesia.Todo esto ha de hacernos reflexionar a cada uno. Estoy reflexionando mucho sobre esto. Volveré a escribir sobre esto, cuando el horizonte esté menos nublado. Creo que haya pasado lo que haya pasado, el padre Elvin Taveras Durán debería contar, con toda verdad, todo lo que ha pasado. Porque mañana puede ser cualquiera… y esto no se olvida con una cerveza.Por el momento, sólo quiero decir que siempre habrá uno que nos llamará desde las tinieblas. Cuando nos llamen desde las tinieblas, corramos hacia la luz».
Así pues, son los neocatecumenales. Cuando son ellos quienes salen a protagonizar escándalos, pretenden mirar a otro lado señalando al mundo y emplean a la misma Iglesia Conciliar como escampadero (de resto, como dice Kiko, «no somos para “tapar remiendos”»). Consecuencia de su prédica de la inevitabilidad del pecado (como si Dios necesitara que hayan hombres impíos y le fuese grato tener muchos hijos desleales e inútiles, cf. Eclesiástico XV, 12 y 22/Versión de Mons. Félix Torres Amat), refrito del “pecca fórtiter” de Martín Lutero, el monje maldito.
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