viernes, 7 de enero de 2022

SAN CANUTO LAVARD, DUQUE Y MÁRTIR

   
Canuto Lavard (derivado del noruego antiguo lávarði, cognado del inglés antiguo hlāford «dador del pan», de donde deriva lord, y así lo llaman sus compatriotas), nació en 1096 y fue el segundo hijo (y único legítimo) de Erico I el Bueno, rey de Dinamarca y hermano de San Canuto IV, que fue martirizado diez años atrás. Erico y su esposa Botilde Thorgunnsdatter murieron en medio de una peregrinación a Tierra Santa (él en Chipre, ella en el Monte Olivete) en 1103, dejando al huérfano Canuto al cuidado de su tío, el rey Niels, quien a la mayoría de edad le hizo duque de la Jutlandia del sur y le confió la responsabilidad de defender una parte del país contra los ataques de los vendos. Canuto se estableció en Silesia y se consagró a la tarea de hacer reinar la justicia y la paz en su territorio. Desgraciadamente, los vikingos, acostumbrados a la rapiña, no se mostraron dispuestos a cooperar en tan noble empresa. Un día en que Canuto había condenado a la horca a algunos de ellos, en castigo por sus piraterías, uno de los condenados alegó que era de sangre real y que estaba emparentado con Canuto. El duque respondió que, si era cierto, la distinción que le merecía su nobleza era que le colgaran del palo mayor de su navío, y así se hizo.
   
Canuto había pasado una parte de su juventud en la corte de Sajonia. En 1129, el emperador Lotario III reconoció la autoridad de Canuto sobre los vendos y le dio el título de rey. Esto provocó la ira de Niels, rey de Dinamarca, y el 7 de enero de 1131, Canuto fue asesinado a traición en el bosque de Haraldsted, cerca de Ringsted, por sus primos Magno Nielsen (futuro rey de Suecia) y Enrique Skadelaar. Canuto, que había favorecido la actividad misionera de San Vicelino, obispo de Oldenburgo, fue canonizado por el Papa Alejandro III en noviembre de 1169, a petición de su hijo Valdemar I de Dinamarca (que le nació siete días después de su muerte), y de Esquilo, obispo de Lünd. Sus reliquias fueron trasladadas a la iglesia de San Benito en Ringsted el 25 de junio de 1170, donde permanecieron hasta la Reforma. Su cráneo, donado por el conde Corfits Ulfeldt a la abadía de San Dionisio en París (antiguo mausoleo de los reyes franceses), desapareció en la Revolución. El Martirologio Romano, ateniéndose al culto que el santo recibía en Dinamarca, le llama mártir, pero en realidad se trata más bien del héroe de una dinastía que de un mártir. En Noruega hay un dicho que reza «Tjuandedag-Knut jagar jula ut» (al duodécimo día, Canuto saca la Navidad), aunque su fiesta es el 7 de enero y no el 13.
   
Ver el Acta Sanctorum, 7 de enero; Martin Clarentius Gertz (ed.), Vitæ sanctórum Danórum (1908-1912); Hans Georg Wilhelm von Schubert, Kirchengeschichte von Schleswig-Holstein (1907), vol. XI (1958), págs. 79, 86.
   
ORACIÓN (Del antiguo oficio del Santo).
Oh Dios, que en feliz comercio conmutas los méritos de tus fieles de la infelicidad temporal a la felicidad eterna de la bienaventuranza, concédenos que quienes en esta vida transitoria nos apoyamos en el patrocinio de tu glorioso duque y mártir San Canuto, por sus méritos logremos conseguir la vida eterna. Por J. C. N. S. Amén.

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