Novena dispuesta por el padre fray Hermenegildo de Vilaplana, Predicador Apostólico y Lector de Sagrada Teología del Colegio de la Santa Cruz de Querétaro, e impresa en México por la Biblioteca Mexicana en 1761. Puede rezarse en cualquier momento del año, especialmente en preparación a su fiesta del 23 de Febrero (Querétaro), o antes del 30 de Abril (Michoacán)
NOVENA DE LA MILAGROSA
IMAGEN
DE NUESTRA SEÑORA
DEL PUEBLITO, DE LA SANTA PROVINCIA DE RELIGIOSOS OBSERVANTES DE SAN PEDRO Y SAN PABLO DE MICHOACÁN
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Dulcísimo Jesús, amorosísimo Redentor mío, Pastor bueno de mi alma! Aquí tenéis a vuestros pies, reconocida ya de sus
errados pasos, aquella oveja perdida, que
buscándola Vos con tanto afán y cuidado,
se ha mostrado tantas veces rebelde al imperio con que la llamasteis a vuestro redil, y sorda a los repetidos silbos que le ha dado vuestra piedad. En vuestra presencia estoy ya, Señor, dando tristes balidos, suspiros amargos y funestos lamentos, sin atreverme a mirar al Cielo de
vuestro rostro, acordándome que he sido
tan desobediente a vuestros preceptos,
tan ingrato a vuestros beneficios, y tan
obstinado a los impulsos de vuestra clemencia. Pero merezca mi confusión, Dios
mío, el que Vos pongáis en mí vuestros
benignísimos ojos, que solo con que me
miréis, espero que me tengáis compasión:
pues yo sé muy bien, piadosísimo Salvador del mundo, que vuestra misericordia
no puede ver miserias en los miserables hijos de Adán, sin que al instante nos preparéis el remedio, y que vuestra justicia aunque tan recta, es tan dulce, que aunque no podéis ver el pecado, os morís por el pecador. Miraste a un ciego de nacimiento y le diste vista. Miraste con tribulación a Zaqueo, y le llenaste la persona y casa de bendiciones divinas. Miraste a tus discípulos peligrando en el mar, y les quitaste el sobresalto, serenando su riesgo. Miraste con hambre a las turbas, y a todos los dejaste hartos. Miraste a aquella afligida viuda, que lloraba a su hijo muerto, y resucitaste al difunto, por consolar a la madre. Miraste a la Magdalena, y la perdonaste. Miraste a Pedro, y tu vista le volvió a tu gracia. Y para abreviar, Vos sois el divino Padre, que en cuanto miraste al Pródigo desde lejos, que iba a arrojarse a vuestras sagradas plantas a pediros perdón de sus enormes excesos, se os conmovieron luego las entrañas, le saliste al punto al encuentro, y le recibiste sin dilación en tus brazos. Porqué en Vos, lo mismo es ver miserias que remediarlas; lo mismo es ver angustias que socorrerlas; lo misino es ver aflicciones que acudir con el alivio. Como que para perdonar agravios a los delincuentes, y para usar de misericordia con los culpados, es vuestro Corazón tan dilatado que no tiene fin, y vuestro ánimo tan generoso, que no tiene término. Sabéis el oficio, y tenéis el ejercicio: os preciáis de tener la fama, y hacéis alarde del uso. Pues ea, Pastor benigno y Padre amoroso, volved vuestros piadosos ojos a esta errada oveja, y mirad a este ingrato Pródigo con la vista de vuestra clemencia. Arrepentido estoy de mi mala vida, y contrito de todas mis culpas, confieso que pequé contra Vos, y en presencia de los cielos. Y para mas inclinar vuestra piedad a que me perdonéis, recurro confiado al trono de la misericordia, apelo a vuestra madre María: acordaos que Vos me la diste por Madre, para que me reengendrase en tu gracia, y Ella me admitió por su hijo, para que como hijo de tal madre, halle siempre abiertas las puertas de vuestra soberana clemencia. ¡Misericordia, Jesús benignísimo!, que a mí me pesa de haberte ofendido, y propongo firmísimamente no volver mas a la culpa. ¡Misericordia, Redentor divino! Pues digo con toda mi alma, que antes mil muertes, que una sola ofensa. ¡Misericordia, Dios y Señor mío!, para remedio de este pecador miserable, honor de tu santísima madre, gloria de tu dulcísimo nombre, y de toda la beatísima Trinidad. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Postrado a vuestras sagradas plantas, poderosísima Madre y clementísima Virgen María, busco vuestro patrocinio y amparo a la sombra de esta vuestra milagrosa imagen del Pueblito, deseoso de hallar gracia en los compasivos ojos de vuestro santísimo Hijo, mediante vuestra intercesión poderosa. Y haciendo recuerdo de los muchos que han implorado tu protección en esta tu prodigiosa efigie, y han experimentado tu valimiento, quedando libres de varios males, y consiguiendo muchos bienes de naturaleza y gracia; os quiero presentar este memorial, haciéndoos presentes las congojas que me afligen, los males que me molestan y los cuidados que me perturban, para acordaros vuestras sagradas piedades, vuestras excelentes misericordias, y vuestras nobilísimas compasiones. Yo bien sé, que aun cuando los pecadores no nos acordamos de Ti; te acuerdas Tú de nosotros; y tan deseosa de romper los lazos de nuestra perdición, y los grillos de nuestro engaño, como de que hallemos remedio de nuestras tribulaciones y socorro en nuestras necesidades llamas a todos con dulces gritos, y dices a cada uno con voz suave: «¿Hombre extraño, a donde vas? Vasallo infiel, ama a tu reina: siervo ingrato. sirve a tu ama: hijo perdido, busca a tu madre. Busca a tu madre, si suspiras como errado por el perdón de tus yerros. Sirve a tu ama, si deseas como siervo el premio de tu servicio. Ama a tu reina, si pretendes como vasallo estimaciones reales. Ven a mi casa, si quieres como peregrino, la posada mas segura». Y aun cuando nuestra ingratitud es tan necia, y nuestra obstinación es tan torpe, que no nos damos por entendidos a vuestras voces, ni por avisados a vuestros gritos: con todo, no cesáis de procurar medios para avivar nuestra tibieza, ni dejáis de continuar los impulsos que despierten nuestra atención, para que volviéndonos para Vos, y valiéndonos de tu abrigo, huyan de nosotros los males que nos hacen gemir en este triste destierro, y quedemos llenos de los bienes que pacifican los corazones y recrean los espíritus. Pues ea, suprema Emperatriz de los cielos, Madre admirable de los pecadores, Remedio único de los mortales, Amparo último de los afligidos, aquí tenéis al más afligido, y al más necesitado de todos. Y avergonzado de mí mismo, aunque arrepentido con vuestro auxilio; aturdido de mis necesidades, aunque confiado en vuestro amor; pasmado de mis locuras, aunque esperanzado en vuestra bondad; asombrado de mi ingratitud, pero avisado por vuestra luz; te ruego que me admitas por tu vasallo, por tu siervo, y por tu hijo, y que me mires como reina, como protectora, y como madre, que yo prometo escribir en mi corazón esta deuda, para no olvidar tal fineza, sin esforzar mi gratitud a tus piadosos oficios, hasta que por tu intercesión llegue a cantar eternamente tus alabanzas con los santos, y con los ángeles en la gloria. Amén.
Ahora se rezan cinco Ave Marías en memoria de los cinco misterios, conforme al día en que se hace la novena, guardando el siguiente orden.
MISTERIOS GOZOSOS (LUNES Y JUEVES).
1 La salutación del ángel. Ave María.
2 La visitación de Santa Isabel. Ave María.
3 El nacimiento de Jesús. Ave María.
4 La purificación y presentación. Ave María.
5 El hallazgo de Jesús en el templo. Ave María.
MISTERIOS DOLOROSOS (MARTES Y VIERNES).
1 La oración del huerto. Ave María.
2 Los azotes. Ave María.
3 La corona de espinas. Ave María.
4 La cruz a cuestas. Ave María.
5 Crucifixión. Ave María.
MISTERIOS GLORIOSOS (DOMINGO, MIÉRCOLES Y SÁBADO).
1 La resurrección. Ave María.
2 La ascensión. Ave María.
3 La venida del Espíritu Santo. Ave María.
4 La asunción de la Virgen. Ave María.
5 La coronación de la Virgen. Ave María.
Concluidas las Ave Marías, se hará una breve pausa, pidiendo cada uno interiormente a la Santísima Virgen la gracia y favor que desea conseguir de su piedad y patrocinio, por medio de la Novena.
DÍA PRIMERO.
Mater divínæ grátiæ. Ora pro nobis.
¡Purísima Emperatriz de Cielo y tierra, MARÍA concebida sin pecado original, escogida por toda la beatísima TRINIDAD para ser llena de gracia, y Madre del autor de la gracia misma: enriqueciéndote para dignidad tan divinamente privilegiada, el Padre con su poder, el Hijo con su saber, y el Espíritu Santo con su amor! Yo te alabo, y glorifico por estos soberanos privilegios con que te adornó y exaltó el Todopoderoso, para que los miserables pecadores hallemos en Ti el medio más seguro para vencer los combates de la culpa, para conseguir los divinos auxilios, para alcanzar el perdón de los pecados, y volver a la amistad de nuestro Dios. Confieso, Señora, que solo la gracia de vuestro dulcísimo Nombre es muchas veces poderosa para librarnos de los peligros, para remediarnos en los trabajos, consolarnos en las aflicciones, para curar nuestras enfermedades, y para vencer las tentaciones todas, triunfando de todos los enemigos. Y que solo con pronunciarle, no hay tentado que no consiga victoria, no hay enfermo que no halle medicina, no hay afligido que no logre consuelo, no hay perseguido que no tenga amparo, no hay necesitado que no encuentre socorro. Mas al acordarme que luego que fuiste saludada y predicada llena de gracia por el Arcángel San Gabriel, y concebiste en tus virginales entrañas al Soberano Autor de la gracia, fuiste tan liberal en comunicarla, que no sosegó vuestro Corazón hasta que cruzando montes, y transitando desiertos, llegaste a la casa de Zacarías para desterrar la culpa y santificar al Bautista, antes que le viese el rostro la tierra: te ruego, que vengas a la pobre casa de mi alma, y me alcances de tu Santísimo Hijo que queden desterradas todas mis culpas, y que me restituya a su amor y benevolencia, por medio de una confesión verdadera, y de un fervoroso arrepentimiento. Mostrad que sois mi Madre, y ensenadme a ser hijo vuestro, para que halle siempre en Vos el más saludable antídoto contra el pecado, el más poderoso patrocinio para la gracia, el más seguro escudo contra el Infierno, y el norte más fijo para la Gloria. Amén.
GOZOS
Si os mostráis tan piadosa
Al que a Vos llega contrito;
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
Sois medicina del Cielo
Para toda enfermedad,
Y en cualquiera adversidad
Sois nuestro amparo y consuelo.
Y pues mostráis tanto anhelo,
Para ser tan poderosa:
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
Todos los que con fervor
Imploran tu patrocinio,
Consiguen el exterminio
De sus males, por tu amor:
Oye, pues, nuestro clamor,
Pues sois tan maravillosa,
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
Si la lluvia se escasea,
Se sabe por experiencia,
Que acudiendo a tu clemencia
Llueve cuanto se desea:
No hay alguno que no crea
Qu e sois nube milagrosa,
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
Cuando alguna tempestad
Entre las nube s se fragua,
Conviertes el trueno en agua,
Como Madre de piedad:
Contra el rayo y su crueldad,
Es tu virtud prodigiosa:
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
La estéril tiene por cierto
El concebir, si te implora,
Y al llegar del parto la hora,
Por Ti sale con acierto;
Tiene en Ti un tesoro abierto
La que os busca fervorosa:
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
Aunque la plebe se infeste
De alguna constelación,
El llevarte en procesión
Es cesar luego la peste:
Eres médica celeste
En la peste contagiosa:
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
Sois para el triste alegría,
Para el pobre sois riqueza,
Para el flaco fortaleza,
Y para el Cielo sois guía:
Todo mortal de Ti fía
En la vida peligrosa:
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
Quien con devoción activa
Visita tu santuario,
Halla allí un gracioso erario
Para que enriquezca y viva:
Tu clemencia es quien aviva
Al alma más perezosa:
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
Una estrella refulgente
En tu rostro apareció,
Señal que el Cielo nos dio
De ser tu amparo frecuente:
A muchos se hizo patente
Esta luz tan misteriosa:
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
En tu templo colocada
Dicen unos que sudaste;
Y otros dicen que lloraste,
Quedando como enojada:
Mas si sois nuestra Abogada
Y Reina tan portentosa:
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
Si os mostráis tan piadosa
Al que a Vos llega contrito:
Virgen Santa del Pueblito,
Sed nuestra Madre amorosa.
℣. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Omnipotente y Sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosísima Virgen y Madre María para que mereciese ser hecha digna habitación de tu Hijo: concédenos ser libres, por su intercesión piadosa, de los males que nos amagan y de la muerte perpetua. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO
Por la señal…
Oración preparatoria, Oración para todos los días y las cinco Ave Marías.
Mater amábilis, ora pro nobis.
¡Aurora de la mañana, Santísima Virgen MARÍA, brillante como las estrellas, hermosa como la luna y escogida como el sol: tan bella, tan pura, y tan amable, que en el instante primero de vuestra Inmaculada Concepción, fuiste en el vientre de vuestra gloriosísima Madre Santa ANA el gozo y recreo del mismo Dios, que os crió! Alaben, Señora, el Cielo y tierra vuestra amabilidad soberana, por el apacible genio que usas con los pecadores, y por el dulce estilo con que siempre oyes nuestros lamentos. ¡Quién hubo jamás que te invocase devotamente, que no haya experimentado las influencias de tu cariño? ¿Quién ha mostrado alguna vez el amor con que miras a los que vivimos desterrados en esta región de llanto, que no haya quedado lleno de particulares consuelos? ¿Quién hasta ahora ha conservado en su corazón tu memoria, que no haya conseguido celestiales ilustraciones y singulares dulzuras? ¿Quién ha abierto la boca para invocarte en sus necesidades y riesgos, que no haya logrado prontamente el más conveniente remedio y el más oportuno reparo? ¿Quién, en fin, se ha esmerado en reverenciarte con devotos cultos, que no le hayas tú franqueado innumerables bendiciones divinas? Bendita sea tan inefable amabilidad con que el Señor te enriqueció, para robarle a su Majestad los cariños, y para hacer a los más aborrecibles pecadores amables a sus ojos divinos. Y pues por vuestra piedad he logrado yo tiempo para valerme de vuestra clemencia, y para pedir misericordia de mis culpables excesos, experimente vuestra protección, y extended a mí vuestro amor. Mostrad que sois mi Madre, y ensenadme a ser hijo vuestro, para que halle siempre en Vos el más saludable antídoto contra el pecado, el más poderoso patrocinio para la gracia, el más seguro escudo contra el Infierno, y el norte más fijo para la Gloria. Amen.
Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA TERCERO
Por la señal…
Oración preparatoria, Oración para todos los días y las cinco Ave Marías.
Mater admirábilis, ora pro nobis.
Madre admirable del amor hermoso, Clementísima MARÍA, que con pasmo de los hombres y admiración de los Ángeles trajiste a la Sabiduría eterna desde el seno del Padre Eterno a tu castísimo vientre, para ser Madre de Dios quedando Virgen. Prodigiosa es tu Maternidad, como Madre que eres de claridad inmensa, de esplendor divino y de luz de la luz increada. Pues Luz de luz es vuestro Hijo JESÚS que alumbra a todas las criaturas: esplendor de la gloria del Padre, que lo da a conocer a todas las Gentes; y claridad que hace hermosos y resplandecientes los Cielos, sin que les haga falta el Sol, y sin que necesiten la Luna. Bien sé que por esta dignidad nunca dignamente ponderada, porque siempre altamente misteriosa, no tendréis a menos el ser Madre de este hijo de la noche, de la oscuridad y tinieblas que tenéis a vuestros pies, lleno de ceguedad, de confusión y de culpas. Pues Vos misma nos habéis asegurado que vuestras delicias y gustos consisten en asistir y hacer compañía a los hombres, y por consecuencia, a los que somos hijos de la maldad y pecado. Y por lo mismo, para mejorar nuestra filiación nos admitiste por hijos al pie de la Cruz en cabeza del amado Benjamín el Evangelista San Juan, ruégote que ejercites conmigo los piadosos oficios de benigna y tan admirable Madre, y enseñadme a ser hijo vuestro, para que halle siempre en Vos el más saludable antídoto contra el pecado, el más poderoso patrocinio para la gracia, el más seguro escudo contra el Infierno, y el norte más fijo para la Gloria. Amen.
Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA CUARTO
Por la señal…
Oración preparatoria, Oración para todos los días y las cinco Ave Marías.
Virgo potens, ora pro nobis.
Bendito sea el Todopoderoso, sacratísima Reina MARÍA, que a impulso del infinito amor con que os ama, os ha constituido Plenipotenciaria en el Cielo y en
la tierra, como Hija del mejor Padre, Madre del mejor Hijo, y Esposa del mejor Esposo. Y no satisfecho su deseo en engrandeceros en que se os postren humildemente los Ángeles, os adoren profundamente los hombres, y os doblen temerosamente la cerviz las infernales serpientes, hasta el mismo Omnipotente Dios
quiso rendirse a tu dominio, y sujetarse a tu imperio, queriendo mostrar con
sujeción tan admirable, que es vuestro
señorío tan inmenso y vuestro poder tan inefable, que no solo mandáis la tierra y
Cielo, a los Ángeles, y a los hombres, sino que parece que hasta respecto del mismo Dios sois, Señora, y que hasta en su
Majestad tenéis mando. ¡Oh, cuán incomprensible es vuestro poder! Pero si pudiste hacer hombre al mismo Dios, ¿qué
cosa será para Vos imposible? Regocíjome como hijo vuestro, de que seáis tan
poderosa, y celebro tan gran poder de
mi madre. Y alegándote reverentemente
el derecho de mi
legítima, te pido que
me concedas todos los bienes que necesito y te ruego que me libres de todos
los males que me amenazan. Mostrad que sois mi Madre, y ensenadme a ser hijo vuestro, para que halle siempre en Vos el más saludable antídoto contra el pecado, el más poderoso patrocinio para la gracia, el más seguro escudo contra el Infierno, y el norte más fijo para la Gloria. Amen.
Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA QUINTO
Por la señal…
Oración preparatoria, Oración para todos los días y las cinco Ave Marías.
Causa nostræ lætítiæ, ora pro nobis.
Alegre sol indeficiente del mundo y Cielo del mismo Cielo, MARÍA, que con felices anuncios y gloriosos vaticinios desterraste la noche de la tristeza, para que empezase el día de la alegría deseado de los Patriarcas, suspirado de los Profetas, y esperado con incesantes ansias de los Justos y pecadores: ¿a quién sino a Vos, que todo sois gusto en los pesares, todo consuelo en las angustias, y todo gozo en las penas, puedo recurrir en mis aflicciones, sobresaltos y cuidados, tan confiado como cierto de que mi ánimo ha de quedar sereno, y mi corazón quieto y pacifico, mediante vuestra protección y abrigo? Vos sois la que con más valor que Judit cortaste la cabeza al infernal Holofernes, para ser gloria de Jerusalén, alegría de Israel, y honor de nuestro linaje, básteme pues, tu patrocinio para que el enemigo común no me aflija con sus sugestiones, no me perturbe con sus ensartes, y no me confunda con sus sofismas. Vos sois la que con más prudencia que la famosa Abigaíl, hacéis frente a las locuras con que nos persigue el mundo, a las necedades con que nos contristan los hombres, y a la demencia con que nos intenta atropellar la malicia. Básteme, pues tu amparo, para que mi confusión se convierta en paz mi tristeza en regocijo, y mi aflicción en jubilo. Vos sois la que con más gracia que Ester hacéis suspender al divino Asuero sus iras; porque sois la alegría del Cielo y también de los hombres; no solo de vuestro Padre, sino también de vuestros hijos. Y en fin, Señora, vos sois la rosa, que transformáis las espinas en fragancias de ámbares: mar que de la misma amargura hacéis brotar dulces aguas y aurora, que de las lágrimas desentrañáis alegres risas del día. Desterrad pues, de mi las espinas de los peligros, las amarguras de los cuidados y las lágrimas de mis tribulaciones Mostrad que sois mi Madre, y ensenadme a ser hijo vuestro, para que halle siempre en Vos el más saludable antídoto contra el pecado, el más poderoso patrocinio para la gracia, el más seguro escudo contra el Infierno, y el norte más fijo para la Gloria. Amen.
Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA SEXTO
Por la señal…
Oración preparatoria, Oración para todos los días y las cinco Ave Marías.
Salus infirmórum, ora pro nobis.
Arca prodigiosa del Testamento, Augustísima MARÍA, que encierras todos los remedios que necesitamos para todas nuestras dolencias, Vara milagrosa de Moisés
obradora de maravillas para curar nuestros achaques. Serpiente maravillosa de
metal, a cuya vista no hay veneno que
inficione, ni hay herida que atormente.
Piedra sagrada del desierto, de quien nacen dulces fuentes para mitigar los incendios y para templar los ardores. Piscina misteriosa de Hesebón, que a más
de destilar continuas provechosas aguas
para lenitivo de nuestros males, destierras la malicia de las enfermedades y nos
preservas del riesgo. Libro abierto en el
Trono del mismo Dios, lleno de saludables recetas para que curen las almas, y
para que sanen los cuerpos. Vos sois la salud de los enfermos, y Vos misma habéis prometido que cualquiera que tenga la fortuna de encontraros, hallará salud y vida. Curad, pues, Médica Soberana, todos mis males corporales y espirituales; y alcanzadme de vuestro Divino Hijo los días de vida y la salud que
me convenga para servirle y amarle. Y
para más empeñar vuestra protección y
patrocinio, a tus plantas pongo todas mis
potencias y sentidos, para ser en adelante todo vuestro en el interior y exterior.
No quiero ojos sino para mirarte, ni oídos sino para oírte, ni lengua sino para alabarte, ni manos sino para servirte,
ni pies sino para buscarte: no quiero memoria sino para acordarme de tus finezas, ni entendimiento sino para meditar
tus misericordias, ni voluntad sino para
amar vuestra grandeza: confiado en que
correspondiendo vuestra clemencia a mis
votos, Vos misma me presentareis a vuestro Hijo, a fin de que quede libre de
toda asquerosa dolencia, y quede juntamente lleno de bendiciones inmensas. Mostrad que sois mi Madre, y ensenadme a ser hijo vuestro, para que halle siempre en Vos el más saludable antídoto contra el pecado, el más poderoso patrocinio para la gracia, el más seguro escudo contra el Infierno, y el norte más fijo para la Gloria. Amen.
Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Por la señal…
Oración preparatoria, Oración para todos los días y las cinco Ave Marías.
Refúgium peccatórum, ora pro nobis.
Ciudad sagrada de Refugio, benignísima MARÍA, mejor que Cades en la tribu de Neftalí, mejor que Siquem en la tribu de Efraín, mejor que Hebrón en la tribu de Judá, mejor que Besor en la tribu de Rubén, mejor que Ramot en la tribu de Gad, y mejor que Golán en la tribu de Manasés: en cuya clemencia, piedad y compasión, no hay culpado que no halle asilo, no hay delincuente que no encuentre abrigo, no hay malhechor que no logre inmunidad: no cabe en ti, Reina Soberana, el ser Refugio de nuestros males, y detenerte en los remedios: porque aunque la culpa nos aleje de ti, tu misericordia nos alcanza; aunque el delito nos desvié de tu vista, nos sale tu benignidad al encuentro; y aunque el pecado nos obligue a ser fugitivos, tú misma nos abres las puertas de tu Casa y Corazón, para que puestas nuestras necesidades y miserias a tus plantas, o se conviertan en dichas, o se vuelvan resignaciones. Bien conozco que como monstruo de iniquidad no merezco refugiarme a tan divino sagrado, implorando que la divina justicia se suspenda contra mí, se aplaque el furor contra mis yerros, y se quite el enojo contra mis vicios: mas entendiendo que fuera injuria de vuestro amor el que se halle pecado que obligue con sus ingratitudes a poner a vuestra gracia excepciones o que estanque con sus maldades la corriente de tus clemencias, o que cierre con sus pecados las puertas de tus misericordias; aunque soy un abismo de fealdad y malicia, me arrojo confiado a tus pies, me postro humilde a tu vista y me acojo reverente a tu sombra, suplicando vuestra intercesión, vuestro amparo y valimiento. Alcanzadme eficaces auxilios para una verdadera penitencia, y para enmendar perfectamente mi vida: Mostrad que sois mi Madre, y ensenadme a ser hijo vuestro, para que halle siempre en Vos el más saludable antídoto contra el pecado, el más poderoso patrocinio para la gracia, el más seguro escudo contra el Infierno, y el norte más fijo para la Gloria. Amen.
Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA OCTAVO
Por la señal…
Oración preparatoria, Oración para todos los días y las cinco Ave Marías.
Consolátrix afflictórum, ora pro nobis.
Triclinio de la Santísima TRINIDAD, preexcelsa y dulcísima MARÍA, Tabernáculo de Dios con los hombres, donde nadie entra que no experimenta tu amparo: Iris celestial que aplacas las divinas indignaciones, y anuncias a los mortales las deseadas bonanzas: Columna soberana de nube que mitigas los ardores del Sol de justicia Cristo, para que no abrase a los pecadores. Arca misteriosa de Noé es tu templo del Pueblito, donde las fieras más inicuas se vuelven mansas, los ánimos más rebeldes quedan pacíficos, y los corazones más obstinados se mueven al arrepentimiento, para merecer con ternura alivios de tu fineza, para negociar con suspiros favores de tu piedad, y para interesar con lágrimas mercedes de tu misericordia. No hay triste que allí no halle alegría, no hay enfermo que allí no halle salud, no hay pobre que allí no halle remedio, no hay necesitado que allí no halle socorro, ni hay afligido que allí no halle consuelo. ¿Pues a dónde sino a su templo hemos de acudir los infelices en las aflicciones que nos confunden, en las necesidades que nos atormentan, en las penurias que nos martirizan, en las enfermedades que nos molestan, y en las tristezas que nos acongojan? ¿A dónde sino en tu casa, podemos buscar más seguramente la alegría, la salud, el refugio, el socorro, y el consuelo? Compañero es Vuestro Corazón del de vuestro Hijo Jesús, del cual nos dice San Pablo, que de su mismo padecer aprendió la compasión. Habiendo sido pues, Vos, el mar de las amarguras, cifra de todas las penas y el centro de las aflicciones. No puede haber aflicción, ni es posible que haya pena, ni es dable que haya amargura que a tu vista, en tu templo y en tu casa, no quede compadecida, aliviada y remediada. Y pues son tantos los afligidos que gimen en este miserable destierro, y que claman por el consuelo que pende de tu poder, inclinad vuestro favor a todos y cada uno en la desgracia que llora, o bien sea nacida de alguna fragilidad humana, o bien sea derivada de la permisión divina. Mas puesto que veis en mí tantos y tan tristes males unidos, concededme el alivio y el remedio de todos ellos. Mostrad que sois mi Madre, y ensenadme a ser vuestro hijo, para que halle siempre en Vos el más saludable antídoto contra el pecado, el más poderoso patrocinio para la gracia, el más seguro escudo contra el Infierno, y el norte más fijo para la Gloria. Amen.
Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA NOVENO
Por la señal…
Oración preparatoria, Oración para todos los días y las cinco Ave Marías.
Regína Sanctórum ómnium, ora pro nobis.
Reina de inefable imperio, majestuosa y afabilísima MARÍA llena de gracias, dones, tesoros, privilegios y excelencias. Maestra graciosa de santidad, que teniendo con Dios el parentesco de Madre, tenéis sobre todos los demás Santos incomprensibles excesos de piadosa, benéfica, poderosa, santa y gloriosa. De ti adquirió Rebeca la piedad, Sara la compasión, Rahab la misericordia, Raquel la ternura, y María la hermana de Moisés la clemencia. De ti, heredaron los Ángeles el fervor, los Apóstoles el celo, los Mártires la constancia, los Confesores el espíritu, y las Vírgenes la pureza. Por ti no hay vicio que no se venza, ni hay virtud que no se alcance. No hay culpa que no se destierre, ni hay mérito que no se adquiera. No hay maldad que no se renuncie, ni hay santidad que no se consiga. Después de Dios, tú tienes el mayor amor, tú tienes la mayor sabiduría, y tú tienes el más absoluto poder. Y como el Divino Señor no te ha tratado ni te trata jamás con escasez y miseria, no solo sabes todo lo que puedes, sino que puedes todo lo que quieres. Así lo han experimentado innumerables devotos tuyos, que han solicitado tu intercesión y han implorado tu patrocinio a vista de tu milagrosa imagen del Pueblito, venerada para mayor esperanza nuestra y mayor gloria tuya, por un continuado prodigio, por una frecuentada maravilla, por un portento de piedad y por un milagro de devoción. Hacedme, pues, participante de tus virtudes. Encended mi corazón helado, inflamad mi tibio espíritu, y disponedme para merecer y recibir los favores y beneficios que te he pedido en esta Novena, haciendo juntamente que sean para mayor bien de mi alma, para mayor honra tuya y para mayor gloria de Dios. Mostrad que sois mi Reina, mi Patrona y Madre, y enseñadme a ser hijo, esclavo y vasallo vuestro, para que halle siempre en Vos el más saludable antídoto contra el pecado, el más poderoso patrocinio para la gracia, el más seguro escudo contra el Infierno, y el norte más fijo para la Gloria. Amen.
Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
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