jueves, 28 de abril de 2022

EL SAXOCARDENAL RODRÍGUEZ MADARIAGA ANUNCIA SU DIMISIÓN

Noticia tomada de GLORIA NEWS.
  

El cardenal de Tegucigalpa (Honduras), Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga SDB, amigo de Francisco Bergoglio y presidente del Consejo de Cardenales, anunció el 14 de Abril que había celebrado su última “misa crismal” como arzobispón de Tegucigalpa, ya que cumple 80 años en diciembre.

Su crítica de siempre, Martha Alegría Reichmann, lamenta que Rodríguez se retire impunemente “después de llevar una doble vida llena de inmundicias y falsedades”, según publica el 26 de Abril el sitio web de Marco Tossati.
    
Ella escribe que Rodríguez encubrió los escándalos homosexuales de su ex obispo auxiliar Juan José Pineda Fasquelle, de 61 años, que ocultó al presbítero costarricense Enrique Vásquez Vargas, acusado de abusos [permaneció en Honduras entre 1998 y 2007, financiada su huída por el entonces obispón de Ciudad Quesada Ángel San Casimiro Fernández OAR], y que desvió millones de dólares del dinero de la Iglesia a inversiones fraudulentas.

Rodríguez apoyó al presidente hondureño Juan Orlando Hernández (2014-2022), que fue extraditado a Estados Unidos en abril para ser juzgado por narcotráfico. Reichmann afirma que, a pesar de la edad de Maradiaga, su renuncia es consecuencia de haber perdido a Orlando como cómplice y protector.
   
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CARTA DE MARTHA ALEGRÍA REICHMANN SOBRE LA DIMISIÓN DE RODRÍGUEZ MARADIAGA (Tomada de STILUM CURIÆ. Traducción propia).
   

Hace unos días, en Semana Santa, durante la celebración de la Misa Crismal en Honduras, el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga anunció su retiro.
    
Desde entonces, los hondureños han dado paso a una explosión de comentarios contra este cardenal ampliamente repudiado por el pueblo. La red está llena de artículos, videos, entrevistas y caricaturas. Se refieren al presente, pero también al pasado. Es así como toda la maldad de este cardenal, mantenida oculta desde principios de los años 80, está saliendo a la luz.
   
El cardenal Maradiaga anunció su retiro en el preciso momento en que el expresidente Juan Orlando Hernández es extraditado a Estados Unidos para ser juzgado por narcotráfico y otros delitos cometidos durante una dictadura marcada por la más absoluta corrupción y llena de ultrajes contra los ciudadanos.
     
Rodríguez Maradiaga estaba visiblemente coludido con ese régimen que transformó a Honduras en un “narcoestado”. Como presidente de la Conferencia Episcopal firmó una carta de apoyo al golpe de 2009. Luego en Roma negó su apoyo, quizás porque el régimen era repudiado por la comunidad internacional y Rodríguez tenía aspiraciones al papado.
    
Ahora se despide Rodríguez Maradiaga, abiertamente repudiado por su pueblo que lo acusa de irse justo cuando, tras doce años de régimen dictatorial, su amigo y cómplice Juan Orlando Hernández se va y por lo tanto queda desprotegido. El pueblo lo acusa con duros epítetos: corrupto, deshonesto, traidor. Todo basado en la evidencia de que durante veinte años protegió la terrible red inmoral, también desde el punto de vista financiero, dirigida por el ex obispo Juan José Pineda, y también por haber ocultado al sacerdote costarricense Enrique Vásquez, quien llegó a Honduras prófugo de la justicia costarricense por violar a niños.
    
Rodríguez Maradiaga es repudiado no sólo por el pueblo, sino también por los sacerdotes, aún obligados a guardar silencio, ante la abierta protección que el Papa Francisco le concedió a Maradiaga. Una protección que desestimó todas las acusaciones que llegaron al Vaticano y luego confirmó al obispo Pedro Casaretto en la investigación ficticia ordenada por Bergoglio a la diócesis de Tegucigalpa y a Pineda. Digo ficticia porque el Papa no resolvió nada, y un año y medio después Pineda fue destituido, obviamente solo para “limpiar” el nombre embarrado de Rodríguez y permitir que el cardenal siguiera al frente del Consejo Cardenalicio.
    
Rodríguez Maradiaga cometió infames abusos al destituir a varios sacerdotes solo porque no complacieron los caprichos de su amado obispo Pineda.
    
El periodista Emiliano Fittipaldi denunció que Rodríguez Maradiaga se ha apoderado durante años de la suma de 35 mil euros mensuales (cheque a su nombre), dinero proveniente de la Universidad Católica de Honduras “Nuestra Señora Reina de la Paz”. El cardenal se justificó diciendo que gastó el dinero en proyectos relacionados con la Iglesia.
    
En Honduras la denuncia ya se había publicado un año antes y el diario Confidencial había hablado de “corrupción”. Pero Fittipaldi hizo otro descubrimiento. En su artículo publicado en l'Espresso mostró dos bloques de documentos: los de la Universidad Católica y los del informe que los obispos presentaron al Papa Francisco durante su visita ad límina.
    
Si de los documentos universitarios surge que durante 2015 el cardenal recibió 14,5 millones de lempiras, en los de los obispos en su visita ad límina, ese dinero no aparece como ingreso de la archidiócesis. Solo 8,9 millones de lempiras aparecen como ingresos totales de las contribuciones anuales de las cuarenta parroquias hondureñas. Y Maradiaga nunca contestó sobre el fin que hizo con el dinero que le dio la universidad. El cardenal estaba clavado en sus responsabilidades, pero no dio explicaciones.
    
Cuando el diario Confidencial presentó la denuncia en 2016, Rodríguez ya había apartado la abultada suma de 130 millones de lempiras, cantidad nunca contabilizada. Basta un simple cálculo para ver cómo ha crecido esa cifra de 2016 a 2022.
     
Posteriormente, el cardenal dijo a los medios católicos, controlados por él, que el Papa le había dicho: “Estoy herido por todo el daño que te han hecho. No te preocupes” Pero en la entrevista, que fue más un monólogo que otra cosa, Maradiaga dijo una serie de mentiras, insultos e incluso calumnias dirigidas a terceros en un intento de justificarse. Todo ello con un crucifijo colgado en el pecho y haciéndose la víctima, y ​​así consiguió engañar a muchos fieles ingenuos.
    
Soy víctima de este cardenal porque nos engañó a mi esposo y a mí para que hiciéramos una inversión que resultó ser fraudulenta. Perdimos nuestros ahorros de toda la vida de esta manera. Luego quedé viuda, pero nunca me dio explicaciones. Me dio la espalda, cometiendo la traición más infame después de una estrecha amistad de casi cuarenta años.
    
Fue mi esposo, como embajador de Honduras ante la Santa Sede, quien tomó la iniciativa de que el país tuviera un cardenal, y vio en Rodríguez al candidato perfecto. El nuevo cardenal adquirió un gran poder, pero precisamente con ese poder, fortalecido aún más por Bergoglio, Maradiaga aplastó a la familia de aquel fiel amigo que había logrado conseguirle la púrpura.
   
Ahora se jubila. Después de pasarse la vida cometiendo en secreto hechos oscuros que muchos de nosotros desconocíamos o solo sabíamos lo que él quería que supiéramos. Hizo el bien, no se puede negar, pero ahora, conociendo la esencia de sus acciones, puedo decir que tal vez el bien que hizo fue para acumular méritos de cara a su sueño de convertirse en Papa.
    
Ahora se jubila como el padre Marcial Maciel se retiró en México. En total impunidad, tras llevar una doble vida llena de inmundicias y falsedades, avergonzando a la Iglesia de Cristo y a su patria.
   
Ahora todavía hay quienes están del lado de Maradiaga. Algunos son personas humildes e ingenuas que no conocen la verdad. Otros han sido parte del sistema corrupto de la dictadura. Otros son fanáticos obstinados que anteponen al hombre y luego a Dios, y de su lado permanece su principal amigo y protector: el Papa Francisco.
  
Martha Alegría Reichmann
Caricatura tomada de GLORIA CARTOON.
 

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