Informó Catholic Sat en su cuenta de Twitter que el obispón emérito de Cayena (Guayana Francesa), Emmanuel-Marie-Philippe-Louis Lafont, una voz destacada en el Sínodo de la Amazonía al proponer los “viri probáti” [=presbíteros casados], está bajo arresto domiciliario en un monasterio de la Francia metropolitana y está siendo investigado por tráfico de personas agravado al asistir a un joven inmigrante haitiano a cambio de favores sexuales.
Ha emergido que Lafont, de 77 años, ha estado bajo sanciones vaticanas secretas desde Octubre de 2022, y le «está prohibido ejercer cualquier actividad pastoral, portar insignias episcopales, tener contacto con cualquiera de sus conocidos de la Guayana Francesa como también con jóvenes migrantes», según comunicó la Conferencia Episcopal Francesa, que reveló a la AFP que además se le sigue a Lafont una investigación en la justicia seglar.
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Emmanuel-Marie-Philippe-Louis Lafont nació el 26 de Octubre de 1945 en París, quinto de los siete hijos de Louis Lafont, oficial de Ingeniería Naval y director de la Dirección de la Familia durante el gobierno del mariscal Pétain, y de Monique Bonnin de la Bonninière de Beaumont, descendiente de la nobleza de Turena. Además, es tío materno de Antoine de Romanet de Beaune, obispón castrense de Francia. Su padre lo envió a estudiar a Roma, donde fue testigo del Vaticano II, e “instalado” presbítero en 1970 para la archidiócesis de Tours. Fue capellán de colegios y de la Juventud Obrera Cristiana turonense, y entre 1983 y 1994 fue enviado como Donum Fídei a Johanesburgo (Sudáfrica), donde participó en el movimiento anti-apartheid. A su regreso, fue director nacional de las Obras Misionales Pontificias y miembro del Comité de Misiones de la Conferencia Episcopal Francesa. Designado por Juan Pablo II Wojtyła como obispón de Cayena en 2004, fue “instalado” en la catedral de San Salvador el 29 de Agosto de ese año por Gilbert Marie Michel Méranville, que apenas tenía ¡cuatro meses! como arzobispón de San Pedro y Fuerte de Francia (isla de Martinica). Su renuncia en 2020 fue aceptada en forma inhabitualmente rápida. Durante la covidhisteria, en Mayo de 2020, calificó la reapertura de los templos como «obsesión poco saludable», y añadió que «la Misa no permite tanto intercambio como compartir alrededor de la Biblia».
Lafont se suma a los casos de Michel Santier (obispón emérito de Créteil), Jean-Paul Ricard (cardenal y arzobispón emérito de Burdeos), y Jean-Pierre Grallet (arzobispón emérito de Estrasburgo). Los casos de Ricard y Grallet salieron a la luz después de la asamblea de la Conferencia Episcopal Francesa de Noviembre.
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