miércoles, 19 de julio de 2023

MES EN HONOR A SANTA ANA (DÍA 19)

Recopilado por el P. Dr. Vicente Alberto Rigoni, Cura Párroco de Santa Ana en Villa del Parque (Buenos Aires), el 12 de Mayo de 1944. Tomado de RADIO CRISTIANDAD.
    
DÍA DECIMONOVENO
   
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios os salve, ¡oh gloriosa Santa Ana, cuyo nombre significa la gracia de la que fuiste por Dios llena, gracia que distribuís a vuestros devotos. Nosotros, postrados a vuestros pies, os rogamos que aceptéis estos humildes obsequios con los cuales pretendemos honraros, como a madre de nuestra amantísima Madre y Reina y como abuela de nuestro dulcísimo Redentor Jesús. Y Vos, en señal de que os agradan nuestros homenajes, libradnos del maldito pecado alcanzándonos la gracia de modelar nuestra vida conforme a vuestros ejemplos, y obtenednos luz, fervor y constancia para que con la meditación que vamos a hacer, crezcamos en virtud y seamos más y más gratos al Señor. Amén.
     
MEDITACIÓN: De la Imposición del Nombre de María.
El ángel enviado a Santa Ana le había dicho: “Nacerá de ti una hija, la cual, llamada María, será bendita entre todas las mujeres”, y ese nombre le pusieron sus padres, porque el ángel lo había revelado.

“El nombre de María emana de los  tesoros inmensos de la Divinidad”, como escribe San Pedro Damián, y Santa Ana que impuso, después de serle revelado, el nombre de María a su Hija, formó parte de aquellos tesoros. El nombre debe expresar cuanto de grande y de santo se espera de la persona que debe llevarlo, al mismo tiempo debe manifestar la misión y oficio que la persona debe cumplir.
     
Santa Ana poseía la clara visión de la santidad, de la grandeza y de la majestad a que sería elevada su Hija, e impúsole el augusto nombre de “María”.
    
Verdadera fuente de gracias y bendiciones es el nombre “María”, nombre dulcísimo, nombre potentísimo, bálsamo de salud y de paz.

Cristiano, procura ser devoto de este nombre, que es bálsamo de consolación, de salud y de paz para el que invoca con afecto y confianza. En las tentaciones, en las angustias, no dudes; llama a María, y experimentarás auxilio celestial. Ten este nombre frecuentemente en los labios, y siempre en el corazón, para tener la suerte de terminar tu vida con esa prenda segura de salvación.
    
Invoquemos frecuentemente con fe y amor este nombre tan querido y obtendremos clemencia en vida y en muerte.
   
EJEMPLO: En el año 1831 la peste se enseñoreó de Dijón haciendo cotidianos estragos.
    
Sus habitantes, atemorizados, oprimidos, extraviados, se unieron al Clero y al Obispo a fin de pedir al cielo les favoreciera. Entre las muchas promesas hicieron el voto de solemnizar cada año el día de Santa Ana de la manera más solemne si los libraba de aquel terrible azote siendo este voto acompañado de la más viva fe en obtener de la divina Misericordia, por intercesión de este gran santa, la suspirada gracia.
     
Al instante fueron atendidos; la mortalidad cesó como por encanto y la ciudad fue librada de aquel terrible mal.
    
En la catedral de Dijón una lápida conmemorativa en honor de Santa Ana demuestra a todas horas cuán solícita se muestra con los que en Ella confían.
   
OBSEQUIO: Invoquemos con frecuencia los dulces nombres de Ana y de María y las tendremos propicias en vida y en muerte.
   
JACULATORIA: Piadosísima Santa Ana, dadnos vuestro amor para con María.
   
ORACIÓN
¡Oh, bienaventurada Santa Ana!, yo me alegro con Vos. Vuestra humillaciones, penas y afanes en el largo tiempo de vuestra esterilidad fueron sobreabundantemente trocadas en gozo indecible. Enseñada por el ángel  de que seriáis la madre de María, repitiendo este dulcísimo nombre experimentábais todos los placeres celestiales. ¡Ah, mi poderosa abogada!, haced que este nombre santísimo, lleno de todas  las riquezas del tesoro eterno, sea mi luz, mi guía, mi sostén y mi refugio, en vida y en muerte. Hacedlo por aquella suavidad que siempre sentís al pronunciarlo, entre los aplausos de los ángeles, en la patria del eterno contento. Así sea. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
    
℣. Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Ana.
℞. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
        
ORACIÓN
Oh Dios, que te dignaste conceder a Santa Ana la gracia de dar al mundo a la Madre de Vuestro Unigénito Hijo, haz, por tu misericordia, que nos ayude junto a Ti la intercesión de aquélla cuya fiesta celebramos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
    
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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