domingo, 26 de diciembre de 2021

SERMONES SOBRE LA FAMILIA, POR EL PADRE FERNANDO ALTAMIRA

Entre el Domingo de la Sagrada Familia y el Domingo de Sexagésima del año 2017, el Padre Fernando Altamira dedicó sus sermones sobre el Matrimonio y la Familia, y otros temas de moral que todo católico que se precie debe conocer.

Por amabilidad del Padre Altamira (y para contrarrestar la “Carta a los matrimonios” que Francisco Bergoglio hizo publicar el dia de hoy –que es el día de la Sagrada Familia en los modernistas–), os los traemos a vuestra lectura, invitándoos a orar porque hayan muchas familias católicas y que surjan en ellas muchas santas vocaciones.

SERMÓN 1.º EL MATRIMONIO: CONCEPTO Y FINES.
Queridos fieles:

Este Primer Domingo después de Epifanía, la Santa Iglesia Católica ha colocado LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA: Jesús, María y José.

Esta fiesta es la oportunidad, y casi la obligación, de todos nosotros los sacerdotes para predicar y enseñar tantos temas sobre lo que realmente es una familia ante Dios, LA FAMILIA CATÓLICA; y tantísimo que fallamos los católicos en estos temas de la familia.

Lamentablemente, aquí en Hispanoamérica, esta fiesta siempre cae durante las vacaciones, en el mes de enero. Esto hace que un cierto número de fieles no escuchen estas enseñanzas (pues no están presentes). Hay que volver sobre estos temas durante el año.

En este 2017, es nuestra intención hacer 3 prédicas seguidas sobre estos temas de la familia. Veremos, Dios mediante, si Él nos da licencia. Los temas serían: Primera prédica: Sobre el Matrimonio. Segunda prédica: También sobre el Matrimonio. Tercera prédica: Sobre la Educación de los hijos. No sabemos si hacer una cuarta prédica sobre la fecundación in vitro y sobre la donación de órganos (sobre todo por la Ley inicua que hay en Colombia sobre este asunto). Pero veamos entonces los temas de familia.

¿Qué es el Matrimonio? Comencemos dando una definición del Matrimonio, definición que está tomada casi literalmente de las leyes de la Iglesia Católica, de su Código de Derecho Canónico. Serán dos definiciones, y dicen así:
(1) Considerado “in factum esse”, es decir, considerado el Matrimonio habiendo sido ya dado el consentimiento: “El Sacramento del Matrimonio es el vínculo por el cual se da la unión permanente, perpetua [aquí está la indisolubilidad], y exclusiva [aquí está la fidelidad], de una varón y de una mujer, para engendrar hijos, para engendrar la prole, y educarlos [aquí está el fin principal del matrimonio]”. Estos conceptos están tomados o inspirados en el canon 1082 del Código de Derecho Canónico.
(2) Considerado “in fíeri”, es decir, considerado en la celebración o en el acto de dar el consentimiento: “El Matrimonio es el Sacramento por el cual un varón y una mujer, jurídicamente hábiles, se dan y entregan legítimamente del derecho mutuo [en estos conceptos está el débito conyugal], perpetuo [allí está la indisolubilidad], y exclusivo [allí está la fidelidad], sobre sus cuerpos [esto hace al objeto], en orden a los actos de suyo aptos para la generación y educación de los hijos [aquí está el fin principal]”. Estos conceptos se inspiran en el canon 1081 [1].

El Sacramento del Matrimonio fue creado por Dios Nuestro Señor Jesucristo. Algunos dicen que Nuestro Señor lo creó en las Bodas de Caná; otros dicen que este sacramento fue creado por Él luego de la Resurrección, en esos 40 días que todavía estuvo con sus discípulos.

Antes de Dios Nuestro Señor Jesucristo, las personas contraían legítimo Matrimonio por la Ley Natural, era un contrato de Ley Natural. Este régimen sigue vigente para los no católicos. Pero para los bautizados, o más perfectamente para los católicos, al contrato de Ley Natural, Dios Nuestro Señor Jesucristo agregó el ser Sacramento, y por disposición divina éste es el único Matrimonio válido para nosotros los católicos, “casarse por la Iglesia” –como se dice comúnmente–. No aclaramos todo, para no extendernos, pero la Iglesia Católica no urge con la forma canónica en el caso de algunos herejes. Mas el concepto es: Para un católico, “lo único que vale es casarse por la Iglesia”. El llamado “matrimonio civil” no vale nada ante Dios entre nosotros (sería lo mismo que el concubinato o la unión libre que dicen aquí).

Y el mundo moderno dice y hace lo contrario de lo que Dios quiere. Así, cada vez hay menos Matrimonios, y cada vez hay más concubinatos, o “unión libre”, o irse a vivir con la novia. El mundo moderno dice “no es necesario casarse por la Iglesia, es chévere irse a vivir en unión libre”. Hablemos claro: La unión libre es un pecado mortal, y si alguien muere estando o habiendo estado en unión libre, sin arrepentimiento (o eventualmente sin la Confesión), se hace reo de la condenación eterna en el Infierno. Cada uno escoja…

Nos salteamos la etapa previa al Matrimonio: El Noviazgo. El noviazgo es la etapa para conocer si tal o cual persona es la adecuada para casarse. Enseñaremos sobre lo que es el noviazgo, sobre las cualidades del novio o novia, sobre la duración, sobre la edad conveniente para estar de novios, sobre lo que es un noviazgo puro, en la tercera prédica, en la prédica sobre la educación de los hijos.

Sobre LA VIRGINIDAD adelantamos que es una vergüenza que los padres de familia, el papá y la mamá, ya no enseñen, como Dios manda, sobre LA VIRGINIDAD HASTA EL MATRIMONIO, que los hijos lleguen puros y castos hasta el Matrimonio. Es una vergüenza que un papá y una mamá no enseñen a sus hijos que no pueden tener relaciones con la novia (o novio) antes del Matrimonio. Ya nadie, o casi nadie, enseña que se debe llegar virgen hasta el Matrimonio, y no sólo la mujer (como –perdón por la expresión– estúpidamente dicen los liberales), sino también el hombre, por supuesto: Ambos deben llegar vírgenes hasta el Matrimonio.

Volviendo al Matrimonio, hablemos ahora de: EL FIN DEL MATRIMONIO. Tiene dos fines.
  • Uno que es el más importante, llamado “EL FIN PRIMARIO Y PRINCIPAL DEL MATRIMONIO”, el cual es tener niños, engendrar niños, la procreación, y la educación de esos niños, la educación católica de la prole.
  • Y otro que es el llamado “fin secundario”: la mutua ayuda de los esposos y el remedio (o mejor: sedación) de la concupiscencia.
El más importante de los dos es el primero, tener niños (o si quieren, intentar tenerlos, porque a veces hay problemas de esterilidad), y la educación católica de ellos. Sobre la educación, Dios mediante, hablaremos en la tercera prédica. Ahora diremos sobre la procreación.

Este fin de la procreación o generación de los niños es tan importante, que si se le excluyen positivamente, es decir, si dos novios quieren excluir el fin del Matrimonio, si dos novios tienen una intención contra el fin del Matrimonio (no quieren tener hijos): Ello produciría la invalidez del Matrimonio, DICHO MATRIMONIO ES INVÁLIDO.

Escuchemos esto mismo en palabras de un teólogo: “Este fin [la procreación o generación de los hijos] es tan necesario y tan esencial que, si se le excluye positivamente, NO PUEDE HABER MATRIMONIO VÁLIDO, pues a él se ordena el Matrimonio por su misma naturaleza” [2].

Evidentemente que lo que hace inválido el Matrimonio es tener una intención contra el fin primario, una intención contra la procreación de los niños. Pero LA ESTERILIDAD no invalida el Matrimonio, pues no es lo mismo no querer tener niños, que no poder tener niños (esto último es la esterilidad y ello no hace inválido el Matrimonio pues en ese caso sí se desea y se quiere tener niños).

Siendo así las cosas, siendo que el fin más importante es la procreación de los hijos, de allí que LA FAMILIA NUMEROSA siempre ha sido la gloria del Catolicismo, una gloria y un “pundonor” entre nosotros los católicos. Pero hoy, la familia numerosa está casi extinguida, y ello no puede ser así. Debemos volver a la familia numerosa, como era antes y como debe volver a ser hoy. Así eran nuestros abuelos o nuestros bisabuelos, con diez o doce niños, con los niños que Dios mande.

- “Padre, pero eso de tener muchos niños es muy sacrificado y cuesta dinero”. Sí, pero es muy hermoso, y es lo que corresponde. Si una persona se casa, está muy bien y mis respetos, pero esa persona debe dar a Dios lo que Dios espera de los casados: antes que nada NIÑOS, pues para eso ha creado Dios el Matrimonio, y eso hace al fin principal del mismo.

- “Padre, pero eso ya nadie lo hace, ya nadie tiene muchos niños”. Tal vez, pero eso no justifica nada. El fin principal del Matrimonio está en la procreación de los niños, eso es lo correcto. Y la familia numerosa santifica mucho a los esposos, y también al resto de los hijos o hermanitos, les ayuda sin duda para llegar al Cielo. A todos nos sirve la vida sacrificada, y a ustedes: una hermosa familia numerosa.
   
La anticoncepción, la plantificación, la contracepción, o como quieran llamarla, es un pecado mortal y eso lleva a la condenación eterna.

- “Padre, ya no existen las familias numerosas”. Falso: Sí que existen. En Argentina, los sacerdotes de Mons. Lefebvre –me permito decir– “tenemos el honor” de haber conseguido que haya muchas familias numerosas, y el lugar de Argentina donde más familias numerosas hay es enMendoza: Allí hay familias de 13 niños, de 11 niños, de 10 niños, etc; en el caso de uno de ellas, en una familia, entre 7 hermanos casados, han tenido 63 niños. En Mendoza, entre nuestros feligreses, la familia numerosa tenía un reinado absoluto. Y aquí en Colombia debe ser también así. Lo triste es que aquí en Colombia la obra de Mons. Lefebvre llegó hace 25 años o más, y no hay familias numerosas.

Voy a contar algo real: Hace ya más de 7 años, cuando yo llegué a Colombia (creo que fue un martes) y días después fue mi primer domingo “en mi nuevo destino”, llegó el momento de dar mi primera prédica, mi primer sermón, mi primer vistazo ante la feligresía en pleno. Se acaba el Evangelio de la Misa, y cuando levanto la vista por primera vez ante todos los fieles reunidos, quedé impresionado: Veo la asamblea de los fieles, y me dije para mis adentros “qué pasa aquí: no hay niños”. Imagínense: yo venía de Mendoza: lleno allí de niños. También me dije “esto no puede ser, con la gracia de Dios: vamos a hacer algo”. Y desde entonces, ustedes son testigos, durante estos 7 años hemos insistido en las prédicas, en los escritos, en los Retiros Espirituales, en los cursos matrimoniales, en las conversaciones… SOBRE EL TEMA DE TENER NIÑOS Y LA FAMILIA NUMEROSA. Y hemos tenido la alegría de que los niños han empezado a llegar en un cierto número, los matrimonios empiezan con sus niños: Dos matrimonios jóvenes, de mis primeros fieles colombianos, ya tienen 6 niños cada uno; hay otro matrimonio o dos que creo van por el quinto niño.

También ustedes saben que en los Retiros Espirituales mostramos fotos, “a colores”, de las familias numerosas de Argentina, de nuestros fieles de allá. Pero venimos diciendo, y seguiremos haciéndolo: “Nosotros no queremos mostrar más fotos de familias numerosas de Argentina, queremos mostrar familias numerosas co-lom-bia-nas”. UNA ANÉCDOTA GRACIOSA: Después de una conferencia así, en unos Retiros de Hombres, se me acerca uno de los caballeros y me pregunta: “Padre, ¿a partir de cuántos hijos uno clasifica para la foto?”. “Mínimo seis”, le respondí…; hace tiempo no lo veo, no sé cómo andará “la producción”. Y así espero entonces, “espero”, que nuestros fieles tengan muchos niños, y que prontamente se puedan mostrar fotos de familias numerosas colombianas, para sonrisa de Dios en el Cielo, y para gloria de la Patria en la tierra.

Y el mundo moderno, al contrario, dice: “No tengas hijos, o ten sólo uno, o cuanto mucho dos –la famosa parejita colombiana–; o si te enloqueces, si te vuelves loco: ten como ultra-máximo tres”.

Respondemos: NO, NO Y NO. La anticoncepción, la contracepción, la planificación, o como quieran llamarla, es un pecado mortal, eso manda al Infierno, la condenación eterna. Va contra el ideal hermoso y santo de la familia numerosa.

¡El mundo moderno!: En una prédica no se pueden decir o explicar todas las cosas, pero al menos hagamos una enumeración de los pecados del Matrimonio que van contra el fin principal de tener niños, y que son un pecado mortal (aunque, repetimos, no será todo, ni sepuede explicar todo), mas cada uno sabrá si escoge la condenación eterna.
-(1) El uso de los preservativos: Usarlo es un pecado mortal, no admite ninguna excepción.
-(2) El uso de las píldoras, pastillas anticonceptivas, o pastas (como dicen aquí en Bogotá). También las inyecciones anticonceptivas, o el Yadel en el brazo (que está muy de moda), o las vendas anticonceptivas. Usar estas cosas, además de ser un pecado mortal, tiene efectos abortivos. “Padre, solamente las píldoras del día después o anticonceptivos de emergencia tienen efectos abortivos”; no dama o caballero: los anticonceptivos comunes también tienen efectos abortivos, y eso los hace peores antes Dios.
-(3) El uso de la T de cobre (u otras T con hormonas), el dispositivo, el DIU (dicen en mi país): Esto es otro pecado mortal, y estas cosas son más abortivas todavía que las píldoras. Y hay mujeres que saben que dichos dispositivos, o las T, son abortivas y no les importa, no les importa llegar a matar un niñito propio: Qué responsabilidad tan grande ante Dios. Evidentemente que para poder obtener el perdón de Dios, una mujer se tiene que quitar eso.
-(4) También están las operaciones para no tener hijos. En las mujeres, cortarse las trompas o Pomeroy, o la ligadura de trompas. En los hombres, la vasectomía. Es una vergüenza que una persona esté dispuesta a cortarse una parte de su propio cuerpo (que Dios le dio sana) para no tener hijos, eso una mutilación y eso va contra la dignidad de los seres humanos. Obviamente que es un pecado mortal. En principio, aunque no podemos aclarar todo, hay que volverse a operar para arreglarse el propio cuerpo, esto es necesario para que Dios perdone ese pecado (es la famosa reparación del daño causado); el problema es que aquí en Colombia es totalmente gratis para cortarse, y hay que pagar “particular” (pagar del propio bolsillo) para volver a unirse lo cortado [3] (cualquier duda: preguntar al sacerdote).
-(5) Dentro del Matrimonio, los pecados más aberrantes son LA CONTRANATURALEZA. Por pudor no se pueden explicar, pero sí enumerar; al menos 4: Onanismo, sodomía (son 2 tipos de sodomía), y lo que la Teología llama el pecado de impureza solos entre esposos.

Fuera de todo lo anterior (es otra clasificación), finalmente debemos hablar o al menos nombrar “EL RITMO O LOS DÍAS DE INFERTILIDAD DE LA MUJER”. Hay gente que cree que eso se puede usar con total libertad. Eso es falso. Se trata de un voluntario indirecto. No se puede explicar todo, pero digamos al menos que si no hay causa grave proporcionada que justifique ante Dios el estar pendiente de ello, también es pecado “el ritmo”: Así lo enseñó el Papa Pío XII (y hasta Paulo VI habla de ello). Ejemplos que justifican: “grave” peligro para la salud (v. gr. riesgo de muerte para la mamá), o “grave” penuria económica (v. gr. no tener para comer, etc). Hay que terminar con la mentalidad anticonceptiva, y hay que entender de una vez que el Matrimonio es para tener niños: POR LA SANTIDAD DE LA VIDA CATÓLICA, POR LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO.

Seguiremos, Dios mediante, la semana que viene. AVE MARÍA PURÍSIMA.

NOTAS
[1] Damos otra definción clásica de Matrimonio, que está tomada de un medieval, que era un punto común de los estudios medievales, por lo menos en el Siglo de Oro de la Edad Media (el mismo Santo Tomás estudió de este autor y su obra); nos referimos a Pedro Lombardo, “El Maestro de las Sentencias”, y su definición dice así: “Es la unión marital de un varón y una mujer, formando comunidad indivisa de vida”.
[2] Padre Antonio Royo Marín OP, “Teología Moral para seglares”, Tomo 2, Naturaleza del Matrimonio, Capítulo 1: El Matrimonio en general, punto “E”: Fin. Nota: Referenciamos esta obra en su edición anterior al Concilio Vaticano II.
[3] El pago “particular” para volver a unirse lo cortado (por Pomeroy, cortarse las trompas, vasectomía) es caro, pero no es “tan” caro: Tiene un costo aproximado de (pesos colombianos) $ 4.500.000.

SERMÓN 2.º EL MATRIMONIO: FIDELIDAD CONYUGAL, Y LOS ROLES DE LOS CÓNYUGES
Queridos fieles:

Este domingo, en honor de LA SAGRADA FAMILIA: Jesús, María y José, y como continuación de su fiesta, queríamos seguir predicando sobre LA FAMILIA CATÓLICA, “tantísimo que fallamos los católicos en estos temas”.

Habíamos dicho es nuestra intención hacer 3 prédicas seguidas. Veremos, Dios mediante, si Él nos da licencia. La primera prédica (la semana pasada) fue sobre el Matrimonio; el fin primario y principal: tener niños, el ideal y la gloria católica de la Familia Numerosa; la esperanza y el deseo de que nuestros fieles tengan familias numerosas; el mundo feo y de pecado de la anticoncepción o planificación; el mal uso (muchas veces con pecado) del llamado “ritmo” o “días de infertilidad de la mujer”.

Hoy es la segunda prédica. Será también sobre el Matrimonio.

La tercera prédica será, Dios mediante, sobre la Educación de los hijos. Nos quedará en el tintero, para más adelante, una cuarta prédica sobre la fecundación in vitro (casi nadie sabe que ello es un pecado mortal), y sobre la donación de órganos (tampoco se sabe que en la mayoría de los casos, ante Dios, eso no se puede hacer, eso es un pecado).

Pero yendo al Matrimonio, veamos primeramente los otros 2 elementos o propiedades esenciales: La indisolubilidad y la fidelidad.

Sobre LA INDISOLUBILIDAD, comencemos usando esa frase popular, pero bien cierta: “El Matrimonio es para toda la vida”.

Algo tan básico, tan elemental, tan de nuestra cultura católica, y de nuestros países españoles. Mas sin embargo, tan contrariado y atacado por el mundo de hoy. ¿Cómo piensan muchos hoy en día? “El matrimonio es mientras nos llevemos bien”. Respondemos: “No señor; usted es libre de casarse, nadie le obliga, pero si se casa, se casa según lo que el Matrimonio es y no según lo que usted quiera inventar sobre el mismo”. El Matrimonio es para toda la vida, hasta la muerte.

Y el mundo moderno dice “es mientras nos llevemos bien”. Y si nos llevamos mal “hasta luego”, y a buscarse otro “amiguito” u otra “amiguita”. “Después de todo, tienes derecho a ser feliz, tienes derecho a rehacer tu vida, a buscarte otra persona”. Y ¡qué vergüenza!, los familiares y los parientes son muchas veces los primeros “en presentarle otra persona”. Qué vergüenza. Ya no nos queda nada de Catolicismo.

Más tristeza nos dan las mamás ya mayores o hasta ancianas, ellas, que antiguamente eran el baluarte del cuidado de nuestra Religión Católica y de la moral en las familias, y ahora recibiendo como si nada a la hija con “el nuevo”, recibiendo la hija casada que llega con “el segundo”. Y más aun: Esas mamás que les brindan una de las habitaciones de la casa para que se queden a dormir, como si fueran legítimos esposos. O muy similar a esto: Las mamás que dejan al hijo o a la hija dormir en la propia casa con el novio o novia en una de las habitaciones. Y lo mismo hay que decir para hija o hijo en unión libre o concubinato; todo como si fueran esposos. Qué cuenta que van a dar a Dios esos papás o mamás que así hacen.

La respuesta a todo lo anterior es: No, No, y No. Y repetir hasta el cansancio lo que las cosas “son”: El Matrimonio es para toda la vida, hasta la muerte. Y si dos esposos se llevaban tan mal, que se terminaron separando, solamente hay ante Dios dos soluciones: O cada uno se queda solo por su lado, o se vuelven a arreglar los esposos entre sí. Pero no pueden buscarse otra persona “para rehacer la vida”. Las cosas como son.

Ahora sobre LA FIDELIDAD DENTRO DEL MATRIMONIO. Eso llama a lo que en la definición del Matrimonio, según las mismas leyes de la Iglesia Católica, se denomina como “el derecho exclusivo”. En el Matrimonio no se puede meter una tercera persona. La fidelidad llama a respetar el Matrimonio y no cometer entonces adulterio con otro o con otra. El adulterio es antes que nada, y como todo pecado, algo contra Dios. También es algo contra el Pacto Sagrado que se asumió frente al altar. Y es algo contra la propia esposa o esposo, y contra los hijos. Es un pecado mortal que será muy severamente castigado por Dios.

Y el mundo moderno… ¿qué dice? “Una aventura de vez en cuando no pasa nada”. Respondemos: “¿No pasa nada?, cuando esté frente a Dios en su juicio particular me avisa por favor si no pasa nada”. Para el mundo moderno cometer adulterio es “una gracia” (algo gracioso), o una fanfarronería para comentar entre los amigos. Y el número de adulterios en este mundo es increíble, traicionando las cosas más sagradas como si nada. El trabajo en las oficinas, por dar un ejemplo: El nivel de inmoralidad y promiscuidad entre compañeros de trabajo es muy grande. Sabrá Dios cuántos adulterios.

Dicho sea de paso: Un hombre casado no se va a almorzar “a solas” con una compañera de trabajo, o una dama casada no se va a almorzar “a solas” con un compañero de la oficina; cuanto mucho podrá ser un almuerzo entre todos o varios de la oficina. Alguien casado normalmente no hace programas a solas con una mujer que no sea su esposa, o al revés: con un hombre que no sea su esposo. Eso es puro sentido común. Muchas veces así empiezan los problemas y los “malos” enamoramientos.

Ahora un tema importantísimo e interesantísimo: EL ROL DEL HOMBRE Y EL ROL DE LA MUJER EN EL MATRIMONIO.

Primero veamos algo sobre LA AUTORIDAD. Dios ha constituido la naturaleza del Matrimonio donde la autoridad es el esposo, y “la reina” (pero número dos) es la esposa. El mundo moderno dice que el hombre y la mujer son iguales, tan absurdo y falso, que basta ver, mirar u observar a cada uno para darse cuenta de que ello no es así. O peor, ya más adentro aun del feminismo, decir que la mujer es superior al hombre.

Ahora bien, que Dios le haya dado la autoridad al marido, no significa que éste tenga que ser un tirano o un déspota en el ejercicio de esa autoridad. Y si un esposo usa de su autoridad así, tendrá que rendir cuentas a Dios, pues estaría usando mal, algo que Dios le dio para que usara bien, para que se hiciera un santo y dirigiera santamente a su familia; y no para pecar al usar su autoridad dentro de ella. Allá verán ante Dios esos esposos que usan mal su poder y su autoridad. Pero tampoco podemos decir que la mujer sea igual al hombre, porque eso es una falsedad.

Ahora sí hablemos propiamente sobre LOS ROLES DENTRO DEL MATRIMONIO. Santo Tomás de Aquino, con mucho sentido común, dice en la Suma Teológica, que hay actividades que son más propias del hombre, y hay actividades que son más propias de la mujer. El problema es que en el mundo moderno: El hombre no es hombre, y la mujer no es mujer. Estamos haciendo “medios-hombres”, y “medias-mujeres”, cuando no peor. Y el hombre moderno no quiere o no sabe ser “un verdadero hombre” (en el sentido más noble de la palabra). E igualmente la mujer: ella no quiere o no sabe “ser una verdadera mujer” (en el sentido más hermoso y más noble de la palabra). Esos son los productos cada vez más antinaturales del mundo de hoy: El medio-hombre y la medio-mujer (cuando no se llega a la contranaturaleza). Y este es uno de los tantos motivos por los cuales los Matrimonios modernos fracasan, se rompen, se separan, se divorcian: Por no cumplir los roles naturales, sanos, y normales, de lo que es un verdadero hombre y una verdadera mujer.

En relación a esto último que hemos dicho, expliquemos ahora sobre MATRIMONIO Y PATRIMONIO.

NUESTRA CULTURA Y CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL Y CRISTIANA, entre los múltiples legados que nos ha transmitido a través de nuestro Catolicismo, nos muestra la herencia de Roma, de la Antigua Roma, de los griegos, y en realidad –en este punto– de toda cultura sana. Hay dos palabras, dentro de nuestra Civilización Occidental, que expresan –si bien no todo– lo que tiene de más esencial el rol de un verdadero hombre y lo más esencial del rol de una verdadera mujer.

La primera palabra es, casualmente, MATRIMONIO.

¿Alguna vez se han puesto a pensar de dónde viene o cómo se formó esa palabra? La palabra “Matrimonio” viene por supuesto de nuestros antepasados romanos, en latín “Matrimónium”, y la etimología parece mostrar que se formó (o deriva) de la contracción o unión de dos palabras latinas: “matris” (que significa: de la madre) y “munus” (que significa: oficio) [1]. De allí que: “Matrimonio significa OFICIO DE MADRE”. Así es, oficio de madre. Qué curioso, ¿no?

Nos podemos preguntar: ¿Los romanos eran “bobos” y daban los nombres a sus instituciones porque sí, o tal vez querían expresar, con el mismo nombre, lo que la cosa tiene de más esencial?: OFICIO DE MADRE. San Agustín dice porque “la mujer debe casarse principalmente para ser madre, y porque engendrar, alumbrar y educar la prole –los hijos– es oficio de la madre” (Contra Faustum, libro 19, cap. 26; Migne, Patrología Latina 42, col. 365).

Otra vez: Qué curioso, los romanos eran “tontos”. En un Matrimonio evidentemente que hay un hombre y una mujer, y los romanos al momento de dar un nombre a la institución matrimonial, el que es “olímpicamente ignorado” es el hombre, y la palabra se marca totalmente por el lado de la mujer, “MATRIMONIO: OFICIO DE MADRE”. Volvemos a decir: Así lo hicieron porque sí, ¿o con la misma palabra intentaron marcar lo que tiene de más esencial?: OFICIO DE MADRE. Vean cómo uno va entendiendo cuál es el rol más importante o esencial en una dama.

Veamos ahora la segunda palabra, la cual es PATRIMONIO. En total paralelo con la palabra “Matrimonio” existe otra que es “PATRIMONIO” o “Patrimónium” en latín.

El Patrimonio, en su sentido general, son los bienes materiales, riqueza, algo medio o pobreza de una familia, es el conjunto de sus bienes.

¿De dónde viene? Es otra vez la contracción o unión de dos palabras latinas: “patris” (que significa: del padre) y “munus” (que significa: oficio). De allí que: “Patrimonio significa OFICIO DE PADRE”. Porque es propio del padre, del hombre, del esposo, sostener su casa, sostener su familia, ganar el sustento, cubrir las necesidades materiales de su hogar.

Nuevamente: Qué curioso, en el Matrimonio evidentemente hay un hombre y una mujer, y el hecho de ser ricos, medianos o pobres, va a repercutir o influenciar tanto sobre el hombre como sobre la mujer; pero los romanos al momento de dar un nombre a esto, la que ahora es ignorada “olímpicamente” es la mujer, y la palabra se marca totalmente por el lado del hombre, “PATRIMONIO: OFICIO DE PADRE”.

Volvemos a los mismo: Los romanos eran “tontos” y llamaban a las cosas porque sí, ¿o tal vez con la misma palabra querían mostrar lo que tiene de más esencial el rol de un hombre, de un padre de familia: sostener su hogar, ganar el dinero para los bienes materiales?

Miren cuánta luz dan, en este caso, dos palabras tan sólo: MATRIMONIO Y PATRIMONIO, OFICIO DE MADRE Y OFICIO DE PADRE.

Y miren cómo ayudan para comprender lo que es un verdadero hombre y una verdadera mujer, y sus roles (no los únicos, pero sí los más esenciales): Tener niñitos y cuidarlos y hacerlos santos, para la mujer. Sostener económicamente su casa para el varón. Y si se entendiera bien esto, que es simplemente lo natural y lo normal, cuántas peleas y problemas familiares se evitarían, y cómo el Matrimonio se llevaría mejor, y hasta a veces se salvaría de una separación por saber los roles esenciales de cada uno.

- “Pero padre, a veces, gracias al trabajo de la mujer, pueden vivir y comer, porque el esposo se ha quedado sin trabajo”. Y bendito sea Dios que sea así y que ella sí tenga trabajo en ese caso. “La necesidad tiene cara de perro” dicen aquí, o “la necesidad tiene cara de hereje” oíamos nosotros en nuestro país.

Pero lo anterior no obsta a que uno sepa distinguir lo que es una situación de excepción, frente a lo que es lo ideal, lo normal, lo natural, y tratar de solucionar la cosas según ese ideal: La mujer para los niñitos, para muchos niñitos, y el varón para sostener su casa, para ganar el sustento. Matrimonio y Patrimonio. “Zapatero a tu zapato”.

Me quedan como siempre muchos temas en el tintero… allí quedarán lamentablemente porque no hay tiempo.

Y con otros temas, y con la educación de los hijos, seguiremos, si Dios nos da licencia, la semana que viene.

AVE MARÍA PURÍSIMA.

NOTA
[1] En las Etimologías y en la formación de las palabras, sabemos que muchas veces los nuevos vocablos cambian, agregan o quitan alguna letra o vocal, como es el caso aquí con “Matrimónium” del latín, donde falta la “s” del genitivo “matris”, donde la “u” de “munus” ha sido cambiada por una “o”, y lleva la terminación en “ium” pues este sustativo ha quedado enunciado como neutro de la segunda declinación latina.

SERMÓN 3.º LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS. EL NOVIAZGO CATÓLICO.
Queridos fieles:

Seguimos con estas prédicas en honor de LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ, y –si se me permite expresarme así– como continuación de la Fiesta de la Sagrada Familia. Los temas son siempre sobre LA FAMILIA CATÓLICA.

Ya habíamos hecho 2 prédicas sobre el Matrimonio: El fin del Matrimonio; el ideal y la gloria católica de la Familia Numerosa; el mundo feo y de pecado de la anticoncepción o planificación; la Indisolubilidad y la Fidelidad Matrimonial; el rol del hombre y de la mujer: Patrimonio y Matrimonio.

Hoy es la tercera prédica. Será sobre LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS.
   
No sé si llegaremos a hacer otras prédicas sobre la fecundación in vitro (casi nadie sabe que ello es un pecado mortal), y sobre la donación de órganos (no se sabe que en la mayoría de los casos, ante Dios, eso no se puede hacer; y en Colombia tenemos una ley muy inicua al respecto).

LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS
Comencemos la prédica sobre “La Educación Católica de los Hijos” recordando el fin primario y principal del Matrimonio y con una anécdota graciosa que ya habíamos contado en otra oportunidad.

Primero: El fin primario y principal del Matrimonio es la procreación o generación de los hijos… Y LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE ELLOS.

La anécdota graciosa (ya se las he referido); puede haber alguna imprecisión por el tiempo transcurrido: En Argentina la costumbre es hacer la Misa de la Vigilia Pascual a las 12 de la noche, por lo cual uno se termina acostando tardísimo, tipo 2 de la mañana, y pocas horas después –esa misma mañana–tenemos todos la Misa del Domingo de Pascua de Resurrección… “y todos muy cansados”. En esa Misa había una joven esposa con su bebé pequeño (yo mismo –creo– la había casado), era el segundo hijo sin haber todavía llegado a los tres años de casada (muy bien por esa dama). Pero ese enano, esa mañana, y todos cansados por la Vigilia, ese enano “lloraba y lloraba y lloraba… y lloraba”. Uno intenta ser paciente, pero en un momento dado, durante la prédica (más el cansancio yo que tenía), ya no aguanté más, interrumpí la prédica y le dije: “Señora, por favor, saque de la Iglesia ese niño hasta que se tranquilice”. Se armó un pequeño tumulto al fondo, y salió la dama con el niño. Puede haber algún error por mi falta de memoria, pero después de la Misa, dicha dama pidió pasar a la sacristía y, un poco molesta, creo recordar me dijo algo así: “Padre, no lo entiendo: Usted todo el tiempo nos dice que tengamos muchos hijos, la Familia Numerosa, y ahora se queja”. Y yo le respondí: “Sí señora: Familia Numerosa: sí, y muchos hijos: sí… pero muchos y “santos”, no se olvide de LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS”; y agrego ahora: que muchas veces empieza por los padres mismos, entre tantas cosas, por las actitudes en la Misa. Pero el punto que quería recalcar es: Muchos y santos, LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS.

Allí está esa parte importante de lo que es el fin primario del Matrimonio: LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS, buscar criar hijos santos, intentar que los hijos lleguen a la santidad, y si lo consiguen en los hijos, probablemente los papás también habrán llegado a la santidad.

LAS COSAS DE DIOS SON SIEMPRE HERMOSAS Y PERFECTAS. En este tema, los hijos, ello implica: CANTIDAD Y CALIDAD. Muchos hijos… y santos hijos. Muchos… y buenos. Familia Numerosa… y santos niños, NIÑOS SÚPER “BIEN EDUCADOS”.

Dios da un papá y una mamá en forma muy principal para la educación de los hijos. Y si bien el papá es clave, la que más marca cómo serán esos hijos es la mamá: El sello y “la distinción” de cómo serán los hijos está más que nada marcado por el lado de la mamá.

La influencia de la mamá siempre es muy grande. Por empezar, porque ella los ha tenido dentro de sí durante 9 meses (casi formando parte de sí misma). Que la mamá marque más cómo serán los hijos, tiene que ver también con aquello de los roles del Matrimonio que habíamos enseñado la semana pasada; respectivamente MATRIMONIO: OFICIO DE MADRE, y PATRIMONIO: OFICIO DE PADRE.

En este sentido de “la marca” que deja la mamá en la educación de los hijos, escuchemos una frase de Santo Tomás de Aquino; él advierte que “aunque el padre sea más digno que la madre, ÉSTA, SIN EMBARGO, TIENE MÁS CUIDADO DE LOS HIJOS QUE AQUÉL” (Suppl. 44, art. 2, ad 1). O aquella otra frase de San Agustín (Contra Faustum, libro 19, cap. 26; Migne, Patrologóa Latina 42, col. 365): “LA MUJER DEBE CASARSE PRINCIPALMENTE PARA SER MADRE; Y PORQUE ENGENDRAR, ALUMBRAR Y EDUCAR A LA PROLE –EDUCAR A LOS HIJOS– es OFICIO DE MADRE”.

La que marca realmente a los hijos, la que da “la distinción” en la educación y en la forma de ser de los hijos: Es la mamá. De allí la importancia, atención caballeros, de la novia que escojan. Según cómo sea la candidata, según cómo sea la novia, cómo la esposa, ASÍ –CUANDO SE CASEN– SERÁN SUS HIJOS. Miren la importancia de saber elegir una buena mujer, una buena hija de Dios, una buena católica, para novia y para esposa.

Y ya que nombramos EL NOVIAZGO, enseñemos varios temas sobre él.

El Noviazgo es la etapa previa al Matrimonio, para poder saber si tal o cual persona es la indicada para casarse, la indicada según Dios, la indicada según el Catolicismo; para saber si es la persona indicada para quedar ligado ante Dios para toda la vida, o diciéndolo mejor: hasta la muerte. Y es la etapa para saber si es la persona indicada para ayudarse entre los dos en el Matrimonio para que toda la Familia llegue al Cielo, para alcanzar la Salvación Eterna de toda la Familia. ¿Quién piensa en estas cosas al momento de estar de novio o de casarse? Nadie; o casi nadie.

De allí, veamos algunas de LAS CUALIDADES QUE SE DEBEN BUSCAR EN UN NOVIO O UNA NOVIA. Evidentemente que a cada uno le debe gustar su novio o su novia. Pero antes de ello, uno debe ver cómo es, y cómo va a ser esa persona en el Matrimonio, cómo va a ser ante Dios y ante su Catolicismo. Y, hoy en día, es necesidad ver y preguntarse cómo va a ser esa persona frente a la Crisis de la Iglesia, frente a toda esta falsa Religión Moderna que han creado con el Concilio Vaticano II. ¿Qué futuro le puede caber a un Matrimonio cuando una chica se pone de novia con un joven que no practica, que es ateo o casi ateo o ateo práctico al menos, con un joven que viene a Misa sólo por ahora y para complacer a su novia (y después de casados: “olvídalo”)? Si un joven o una joven no consiguen para el Noviazgo un buen católico “que ya venga así de fábrica”, pues tendrán que “fabricárselo” durante el Noviazgo, y asegurarse de que realmente sea así, asegurarse de que se haya hecho un buen católico antes del Matrimonio, pues no se deben casar con alguien para el cual Dios y su Catolicismo no importan, o casi no importan, y –como decíamos recién– se debe agregar ineludiblemente el tema de la Crisis de la Iglesia, el tema de la falsa Religión Moderna del Concilio Vaticano II y de Francisco. De lo contrario, todo será un problema: Dónde hacer la ceremonia del Matrimonio, dónde el Bautismo de los Niños, el número de hijos a tener, la anticoncepción, las Primeras Comuniones de los hijos, las Confirmaciones, e inclusive: A DÓNDE IR A MISA CADA SIMPLE DOMINGO.

Y al joven moderno ni le interesan estas cosas: LA RELIGIÓN ES UN DETALLE SECUNDARIO. Y llegan hasta los noviazgos con una judía o con un judío, con una protestante (los mal llamados “cristianos”), con un ateo o casi ateo, con un musulmán. Y después vendrán los problemas entre ellos y con los hijos.

Voy a contar una ANÉCDOTA MUY HERMOSA Y REAL, y que he conocido de cerca. La cambiaré un poco. Supongamos el año 1920. Había una vez una jovencita, hija de militares, que en edad oportuna quería conseguir un novio y hacer una familia. Como su papá era militar, ella también quería casarse con un militar. Pero a esa jovencita Dios le importaba, y por lo visto le importaba mucho. En uno de los destinos que tuvo su papá como militar, preguntándose ella, quién podría ser un candidato para casarse tal vez entre los jóvenes militares recién graduados, entre los tenientes, ella se dijo: “Voy a fijarme entre los jóvenes tenientes que vayan más Misa, me fijaré cuáles son los que van más a rezar a la Iglesia dentro del Barrio Militar del Destacamento”. Y allí vio uno que iba mucho a Misa, un teniente que iba mucho a rezar a la Iglesia. Y como en esos ambientes no son tantas las familias y se dan bastantes posibilidades de compartir eventos para conocerse (festejos, reuniones sociales de militares), así, “charlando y charlando”, a esa joven se le dio, y se puso de novia, y se terminó casando con el que ella había visto que iba más a Misa: ¡Ése fue su criterio de selección! Además, ella era una candidata solicitada… “porque era la hija del General” (broma: porque creo que su papá todavía no era General en ese entonces). Pero miren el caso de esa joven, y cómo lo que primó no fue sólo que le gustara el candidato, si no cómo era él ante Dios, si él iba a Misa, si él iba a la Iglesia a rezar. Y así deberían hacer “todos” y “todas”. Y nadie hace así. La Religión no importa; nuestro Catolicismo es tan sólo un artículo decorativo, algo de pura costumbre social, ¡Y ESO NO DEBE SER ASÍ! DIOS DEBE SER, Y ES, LO MÁS IMPORTANTE, JUNTO CON SU ÚNICA RELIGIÓN VERDADERA: EL CATOLICISMO. Y ése debe ser el primer criterio o cualidades en la selección de la novia o del novio, y no solamente que “a uno le guste”.

Ya que hablamos, hace unos momentos, de LA FALSA RELIGIÓN MODERNA, DEL CONCILIO VATICANO II, DE LA CRISIS DE LA IGLESIA, hagamos un paréntesis sobre el Noviazgo, y toquemos ese tema, ya que también entra dentro de la educación de los hijos: No puede ser que nuestros padres de familia no enseñen a sus hijos sobre LA CRISIS DE LA IGLESIA, que no enseñen por qué vienen aquí a Misa en latín, y por qué no van a la misa moderna en la parroquia del barrio, o a las Misas del Indulto o Ecclesia Dei. Se da el fenómeno de que sus hijos vienen aquí “solamente porque su papá y su mamá los traen”, que sus hijos no tienen ni conocimientos ni convicciones de nada, SIN SABER DAR “RAZÓN O RAZONES DE SU FE CATÓLICA Y POR QUÉ LA PRACTICAN ASÍ”. Estos hijos, “sus” hijos, al no tener conocimientos ni convicciones en esta Crisis de la Iglesia, llegan a la adolescencia o a la juventud y se alejan, o no practican más o casi no practican, o hasta se van a la Iglesia Moderna, o a los grupos de las Misas del Indulto o “Ecclesia Dei”. Ésa es una falencia por no dar la adecuada educación a sus hijos.

Pero como “nadie da lo que no tiene”, los padres de familia deben ser los primeros en saber estas cosas, y a veces ni ellos las saben, o no las saben bien. Los mismos padres de familia deben formarse bien ante esta Crisis de la Iglesia.

El católico de hoy en día, si se me permite otra vez la expresión, debe ser todavía “más intelectual” que en otras épocas, y superar aquello de “la fe del carbonero”. El combate hoy en día es en primer lugar un combate en el ámbito de la Fe; y por lo tanto es en primer lugar un combate en ámbito de la Doctrina; y por lo tanto es UN COMBATE INTELECTUAL, de LA INTELIGENCIA DE LA FE. Insistimos: Hay que formarse. El sacerdote, el que hace las veces de párroco, no puede darles todo; hay un esfuerzo personal que deben poner ustedes mismos para tener la adecuada formación que piden nuestras épocas.

Habiendo hecho ese paréntesis, volvamos a los temas del Noviazgo. Ahora: LA VIRGINIDAD, LA VIRGINIDAD HASTA EL MATRIMONIO.

Por supuesto que lo correcto y lo que corresponde es “LLEGAR VIRGEN HASTA EL MATRIMONIO”. Y no solamente la mujer, como –perdón que sea duro otra vez– estúpidamente dicen los liberales, sino el hombre también: Tanto el hombre como la mujer deben llegar vírgenes y puros hasta el Matrimonio. Por eso, ahora dentro de la educación de los hijos, decimos que es una vergüenza que los padres modernos ya no enseñen a sus hijas mujeres “y” a sus hijos varones que ambos deben llegar vírgenes hasta el Matrimonio; y, por lo mismo, que no enseñen de la obligación de tener un Noviazgo puro y casto.

Hablemos claro: Los novios no pueden tener relaciones antes de casarse, eso es un pecado mortal y manda al Infierno, la eternidad del Infierno.

- “Padre, pero todo el mundo lo hace, todos los novios tienen relaciones antes del Matrimonio, y nadie llega virgen”. Respondemos: ¡Falso!: No todo el mundo lo hace, y si así fuera, ello no justifica nada. Por otro lado, sí hay gente que llega virgen hasta el Matrimonio. Y en esos “malos” estilos modernos, enseñemos otras cosas con claridad: La Teología Católica también nos enseña que los famosos BESOS DE LAS NOVELAS DE LA TELEVISIÓN, O BESOS PASIONALES, O BESOS COLUMBINOS, no corresponden entre novios, esos besos son para los casados, no para los novios, y peor aun si se hacen otras cosas.

Otro tema para enseñar: CUÁL ES LA EDAD OPORTUNA PARA BUSCAR NOVIO. No hay reglas absolutas. Pero en esto interviene un primer principio rector que nos dice: “las cosas son por un fin”: La finalidad del Noviazgo es el Matrimonio. El Noviazgo no es porque sí. El noviazgo no es “para pasarla bien” en el estilo y según los cánones modernos. Repetimos: La finalidad del Noviazgo es el Matrimonio, es decir, para terminar de ver si ésa es la persona adecuada para casarse. ¿Cuándo entonces buscar novio o novia? La respuesta es cuando uno está listo para contraer Matrimonio espiritual, psíquica y físicamente.

Y aquí interviene, entre otros, un segundo principio rector que depende de las costumbres de cada época. En otras épocas la gente se casaba más joven que en la actualidad (pero eran jóvenes mucho más maduros psicológicamente que hoy). Las costumbres sociales en nuestra época y en nuestros países muestran que casi todo el mundo se casa después de los 20 años de edad o más. Pues bien, cercano a esas edades es cuándo se debe buscar novio o novia.

Y si un caballero se quiere casar, lo cual está muy bien, no puede –perdón que lo diga así– “ser un bobo que vive porque es gratis”, ser un inmaduro total (como la mayoría). Debe ser un joven sensato y criterioso, sacrificado, esforzado, serio, capaz de ser papá por su madurez psicológica, y capaz de sostener su casa económicamente a través de su trabajo y/o de sus estudios para conseguir trabajo. PATRIMONIO: OFICIO DE PADRE. Y la joven debe ser lo suficientemente madura para ser mamá, y educar católica y santamente a sus niños. MATRIMONIO: OFICIO DE MADRE.

Relacionado con lo anterior, veamos ahora: CUÁNTO HA DE DURAR UN NOVIAZGO.

No están bien “LOS NOVIAZGOS ETERNOS”, “los eternamente novios” (con 7; 8 años de novios; 10 años de novios; más aun). Todo tiene que tener una “razonabilidad”. Si bien tampoco hay reglas absolutas, la respuesta es: El Noviazgo ha de durar lo suficiente para estar seguro de que es la persona adecuada para el Matrimonio. [Entre paréntesis: Tampoco es sano ni correcto los novios que están todo el día visitándose o hablando por teléfono o en el whatsapp, o lo que sea]. Pero volviendo al tema de la duración del Noviazgo, sin reglas absolutamente fijas, y por dar una aproximación: Dos o tres años son suficientes, y ¡a casarse! ¿Por qué? Porque en el Noviazgo, para saber si es la persona correcta para el Matrimonio, está bien hablar “de las florcitas y de los pajaritos”, pero NO SOLAMENTE DE LAS FLORCITAS Y LOS PAJARITOS, y para saber de los temas serios bastan unos dos o tres años.

En el Noviazgo, se debe hablar, para saber si es la persona correcta, de las cosas serias de la vida: De Dios, de su Catolicismo, de la práctica religiosa, de la Crisis de la Iglesia, de qué entiende el otro por Matrimonio, de tener un Noviazgo y un Matrimonio como Dios manda, un Noviazgo puro y casto hasta el Altar. Y hablar de un futuro Matrimonio también puro y casto, lo cual significa –comúnmente– teniendo niños, y muchos niños, ojalá la Familia Numerosa.

Miren sobre esto último: Entre las cosas que definen, no únicamente pero sí marcadamente, que un Matrimonio sea lleno de santidad o que un Matrimonio sea lleno de pecados, está el tema de tener niños. El tema de tener niños, y “el NO a la planificación”, y “el NO a la anticoncepción”, SE DEBE HABLAR durante el Noviazgo, y no recién después de casados, cuando ya no hay nada que hacer. Porque, si una joven no quiere tener los hijos que Dios manda, y quiere hacer anticoncepción después –pongamos– del tercer hijo; o si una joven, por darle el gusto al marido, acepta la anticoncepción o planificación (de él o de ella): Calculen ustedes la tonelada de pecados mortales que ello significa durante el Matrimonio. ¿Por qué? Porque, con el mayor respeto hacia las damas presentes, para que, en unos 20 años de fertilidad de la mujer después del Matrimonio, se tenga sólo un hijo, para tener sólo la famosa parejita colombiana, para tener sólo y máximo tres hijos, en general no hay que hacer uno SINO MIL pecados mortales en la intimidad. Y al revés, dos novios, con unión de espíritus católicos, queriendo cumplir con Dios Nuestro Señor Jesucristo y con su Religión Católica, dispuestos y deseando tener muchos niñitos, la Familia Numerosa, ¡cuánta santidad matrimonial! Insistimos: No que dependa sólo de ello la santidad, pero sí en un grado muy importante.

Nos faltaron muchos temas sobre la Educación en general. Seguiremos, Dios mediante, la semana que viene: POR LA SANTIDAD DE LA VIDA CATÓLICA, POR LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO CATÓLICO, Y POR LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS.

AVE MARÍA PURÍSIMA.

SERMÓN 4.º LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS (Continuación).
Queridos fieles:

Los temas, detrás de tratar de enseñar lo que realmente es una Familia Católica, son tantos y tan vastos, que siempre nos falta tiempo, y siempre nos faltará tiempo. Estábamos tratando LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS; apenas sí pudimos dar algunas enseñanzas la semana pasada. Por otro lado, ya hemos dicho que todas estas prédicas las hacemos en honor de LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ, como continuaciones de su Fiesta. Por eso, creemos, y esperamos, que Dios Nuestro Señor Jesucristo no se va a molestar si hoy, a pesar de comenzar la Septuagésima, seguimos todavía con estos temas de la Familia, en particular y para hoy: La Educación Católica de los Hijos.

No sé si algún día llegaremos a predicar sobre la fecundación in vitro (la cual, por enésima vez, es un pecado mortal), y sobre la donación de órganos(que en casi todos los casos, ante Dios, no se puede hacer; y en Colombia tenemos una ley muy inicua sobre el tema).

Repitamos y retomemos dos conceptos, y avancemos.

LA EDUCACIÓN CATÓLICA DE LOS HIJOS es parte del fin primario y principal del Matrimonio, buscar criar hijos santos, intentar que los hijos lleguen a la santidad, y –habíamos dicho– si lo consiguen en los hijos, probablemente los papás también habrán llegado a la santidad.

Y –segundo concepto–: Con respecto a los hijos (y a todo, en realidad), debemos saber que LAS COSAS DE DIOS SON SIEMPRE HERMOSAS Y PERFECTAS: Cantidad y Calidad. Muchos hijos… y santos hijos. Muchos… y buenos. Familia Numerosa… y santos niños, NIÑOS SÚPER “BIEN EDUCADOS”.

La semana pasada habíamos enseñado sobre el Noviazgo. Avancemos ahora sobre otros temas.

1. EDUCACIÓN INTEGRAL. La educación de sus hijos tiene que ser una educación “integral”, siempre, y evidentemente, según Dios y según su Religión Católica. Somos alma y cuerpo… pues “alma y cuerpo” debe abarcar la educación. Por un lado, buenos hijos de Dios. Por el otro, el
varoncito debe ser bien varón, y las nenitas bien femeninas. Debemos hacer buenos ciudadanos para el Cielo, para Dios; y buenos ciudadanosaquí abajo en la tierra, buenos “patriotas”, para la Patria, para Colombia entendida según Dios, por supuesto.

Primero que nada el tema religioso, DIOS PRIMERO, NUESTRA SANTA RELIGIÓN CATÓLICA PRIMERO. Se relaciona con lo que decíamos de hacer hijos santos. El buen ejemplo debe comenzar por el jefe de la Familia, por el papá: Si el papá no es religioso, si el papá es liberal, si el papá es medio ateo (o peor: “ateo y medio”), si el papá nunca reza, si el papá no va a Misa, si el papá no reza el Rosario, si el papá se burla de la Religión Católica (o si el papá está en cualquiera de las religiones falsas, la de los judíos, las sectas protestantes o cristianas, etc, etc): ¡Qué se puede pedir a los hijos!; normalmente ellos saldrán iguales o peor que el papá. El papá tiene que ser “el primer buen católico”. El papá tiene que ser la máxima autoridad religiosa dentro de la Familia, debe ser “el Papa” de esa Familia, y debe ser el primer interesado en cumplir con Dios: La oración de cada día, la bendición de los alimentos, ver que todos y cada uno rece su Rosario diario (evidentemente eso no es para los niños pequeños), el papá debe ser el primer interesado en llegar temprano al horario de la Santa Misa (con mayor razón los domingos).

Es importante hacer revivir esa vieja costumbre, tan sana y tan santa, de LEER LIBROS A LOS HIJOS, en especial VIDAS DE SANTOS, a los hijos pequeños (¡y a los no tan pequeños!). También enseñar sobre la Crisis de la Iglesia, la Religión Moderna del Concilio Vaticano II (ya lo dijimos la semana pasada).

A los hijos se les debe exigir el desarrollo de sus facultades intelectuales; en vez de estar todo el día encerrados en su cuarto ¡y a veces toda la noche! con los jueguitos electrónicos (que destruyen mucho o parte de las capacidades intelectuales); estar todo el día con el celular, con el whatsapp o con el internet, con el youtube; y ni hablemos si ven basuras en esos lugares, o en el colegio con los celulares de los compañeros. Pero qué y cómo podemos pretender que los hijos no se envicien con esos jueguitos electrónicos, celulares o videos, o con las películas del internet, si el mismo padre de familia anda en lo mismo todo el día. “Las palabras empujan, PERO LOS EJEMPLOS… ARRASTRAN”.

A los hijos se les debe fomentar todo aquello que les haga crecer una personalidad de verdadero “hombre”, de “varón”. Los deportes –por ejemplo– siempre hacen un buen influjo en este sentido, y son necesarios para la salud del cuerpo; o salir a cazar con su papá; o salir a subir cerroscon su papá; o hacer largas caminatas por las montañas o por el campo; tener buenas, largas y santas charlas con el papá; etc.

A las nenitas, en ese fomentarles que lleguen a ser verdaderas “damas”: Fomentarles todo lo que es femenino, todo lo que es delicado, todos los buenos modales, el ser elegantes para caminar, para estar en la mesa, el andar bien erguidas, el saber sentarse como verdaderas damas, etc (todo lo contrario a lo que, en nuestro hermoso idioma español, llamamos “un marimacho”). Por otro lado, como lo común es ser mamá, fomentarles desde niñitas, como hicieron con nuestras madres y abuelas, TODOS ESOS HERMOSOS SENTIMIENTOS “MATERNALES”, para que desde niñas los tengan y quieran ser mamás (v. gr. cuando les compren sus muñecas, comprarles siempre –como era antes– los bebes o bebotes que les fomentan todo lo más hermoso y maternal, y no les compren los prototipos de la mujer moderna: Las muñecas “Barbie” o parecidas).

Las nenitas, las adolescentes, las jóvenes, deben aprender a cocinar, Y A COCINAR BIEN. A todo hombre le gusta que su esposa cocine bien rico; y para eso las debe “entrenar” su mama desde pequeñas. El problema es que a veces ni la mamá sabe cocinar…
  
2. QUÉ ES SER UN BUEN PAPÁ Y SER UNA BUENA MAMÁ. Si bien, evidentemente lo serán aquéllos que consigan criar hijos santos, como ya dijimos, no obstante veamos qué piensa la gente en este tema: ¿Qué es ser un buen papá o una buena mamá?

- “Yo respondo, Padre, yo respondo”. “A ver, alumno”. “Ser un buen papá o una buena mamá es darle al hijo todos los gustos”. “PÉSIMO. Y lo felicito: usted hará de su hijo un buen “bobo” y un total malcriado, jamás un santo ni un caballero de Dios Nuestro Señor Jesucristo”.

Somos naturalezas caídas, hemos tenido el pecado original y llevaremos hasta nuestras tumbas las malas tendencias que cargamos. Frente a ello, el buen hijo de Dios, el buen católico, se hace en la virtud, en el esfuerzo, en el sacrificio, como Cristo en la Cruz; y no en la vida regalada y cómoda (o la vida muelle: que además hace medio-afeminados a los varones). Debemos toda la vida corregir y tener a raya nuestras malas tendencias.
- “Yo también quiero responder, Padre”. “A ver, este otro alumno”. “Ser un buen papá o una buena mamá es comprarle al hijo todo lo que él quiera, y darle todo lo material”. “Otra vez: PÉSIMO; y lo felicito: aquí hay otro que hará de su hijo un “bobo” total, y un bobo muy materialista, y no sé si avariento. Aun si Dios me da un buen pasar, hay que entender que LA VIDA AUSTERA, sin estar comprando de todo, eso es lo que nos hace bien, sin el materialismo, aunque guardando siempre la debida proporción según el estado y condición social de cada uno”. V.gr.: Cuidado con exagerar en la cantidad de ropa que compran a sus hijos o “hijas”, o exagerar en la compra de los juguetes; ya les conté sobre esa casa de Familia a donde fui una vez, y no se veía el piso en la habitación del niño, todo de punta a punta repleto de juguetes (muy mal por esos padres).

- “¿Otro alumno? A ver allí hay una dama que quiere responder; diga usted”. “Ser una buena mamá, en el tema de los alimentos, es cocinarle al hijo y hacerle SOLAMENTE LO QUE A ÉL LE GUSTA”. “La felicito, mamá, usted va a hacer otro bobo de su hijo, y jamás un santo”. En una verdadera Familia Católica, en el tema de los alimentos, el famoso “no me gusta” debería ser una palabra absolutamente prohibida. Perdón, pero sobre mi propio papá, él jamás nos permitió decir “no me gusta”, “se come todo, se come lo que se sirva en la mesa”. E inclusive para la buena salud del niño es importante acostumbrarlo a comer de todo. (*) Sobre esto, ya les he contado una anécdota: En Argentina, yo me encargué de los campamentos de niños durante unos siete años; duraban 3 semanas; los hacíamos en el campo en medio de la nada; había que comer “LO QUE HAY… Y LO QUE HAY”; y ahí se veía cómo –por supuesto– aun nuestras mamás, feligresas “tradicionalistas”, malcrían a sus hijos con los alimentos. Primer almuerzo “campamental”, UN MONTÓN DE NIÑOS SALÍAN CON “EL NO ME GUSTA”; pero con las actividades del campamento, los trabajos en medio del campo, así el hambre pueden más, y “el no me gusta”les duraba como mucho hasta la cena inclusive, y después del primer día comían de todo (SI UNO LES TIRABA “BULONES”, PUES “BULONES” COMÍAN). Pero después llegaban a sus casas, y el resto de los 11 meses del año sus mamás los volvían a malcriar… En fin.

Miren: Todo se relaciona con todo: LA FAMILIA NUMEROSA Y LA VIDA VIRTUOSA. Es fácil malcriar al hijo cuando, ¡viva la planificación y la anticoncepción!, se tiene uno o dos hijos. Vaya usted a malcriarlos si usted tiene una Familia Numerosa. Es fácil decirle al hijo único o a la parejita, todos los días, “¿qué quieres que te haga de comer?”, y “yo les hago solamente lo que a ellos les gusta”. “Sí. Tenga usted 10 niños… a ver si se anima siquiera, a ver si se atreve, a decirles a cada uno: «¿qué quieres que te haga de comer?», y «solamente lo que a ellos les gusta» ”; de ser así, en dos semanas la mamá ha sido llevada al manicomio, pobre. Fíjense entonces que, al final de cuentas, LA FAMILIA NUMEROSA, CASI QUE A LA FUERZA, HACE CRECER EN LA VIRTUD HASTA A LA PROPIA MAMÁ, ¡A TODA LA FAMILIA!: hace virtuosa a la mamá, y hace virtuosos a los mismos hijos; si no: es un caos la vida familiar.

3. SER RESPETUOSOS. Los católicos siempre nos habíamos caracterizado por lograr que nuestros hijos sean bien respetuosos, por lograr que nuestros hijos sean gente muy educada y de muy buenos modales: “Bienvenidos a una nueva especie en extinción”.

Apuntando al ideal de la educación, el respeto que hay que conseguir de nuestros hijos es escalonado: En primer lugar hacia Dios; luego hacia los padres y la familia en sentido amplio (hermanos, tíos, abuelos, etc); luego algo que siempre fue “una distinción” entre nosotros y mucho se ha perdido: tener respeto hacia las personas mayores; y finalmente (o relacionado con lo anterior) tener respeto hacia toda otra persona.

(1) Respeto hacia Dios y hacia su Religión Católica: Enseñando a tomar en serio las cosas de Dios y del Catolicismo; respeto hacia los sacerdotes;enseñando a tener una postura respetuosa al rezar, con mayor razón cuando los hijos se dirigen a recibir la Comunión (no estar en las nubes, mirando para todos lados); igualmente ser muy respetuosos cuando se está dentro de una Iglesia o Capilla, guardar silencio allí adentro y comportarse bien (siempre lo decimos: cuando nosotros, actuales adultos, éramos niños, no nos dejaban “ni respirar dentro de la Iglesia” por la exigencia del buen comportamiento, y no salíamos ni acomplejados, ni nada; y hoy en día no se exige mucho el respeto en el lugar sagrado; si el bebé llora o hace mucho ruido, se lo saca –o se va allí al fondo donde el padre confiesa–, y al papá y a la mamá igualmente les vale la Misa).

(2) El respeto hacia el papá y la mamá. A nosotros nunca se nos permitió ser maleducados con nuestros padres; el respeto que se exigía era muy grande y debemos volver a eso. Hoy uno ve que los hijos son muy irrespetuosos con sus padres, e inclusive delante de otras personas.

(3) A los hermanos y familiares. Enseñar a los niños a ser correctos con sus hermanitos (también a saber compartir con ellos, a no ser egoístas y no pensar siempre en sí antes que en los otros: para todo ello ayuda la Familia Numerosa). TAMBIÉN SER MUY RESPETUOSOS CON LOS ABUELOS, CON LOS TÍOS.

(3 bis) Otra tema, que creo que es muy importante en la educación de los hijos, y sobre el cual ya no se insiste. Corríjanme si me equivoco, pero cuando nosotros éramos niños nos enseñaban que cuando uno llega a un lugar (una reunión familiar, una reunión de amigos, o cualquier reunión o evento de personas grandes o adultas), uno tenía que saludar a todo el mundo como una persona educada. Hoy no se ve eso, y está mal; uno ve que los niños y adolescentes llegan y no saludan a nadie (peor si esto lo hacen los adolescentes, porque ya están más crecidos).

(4) Y finalmente el respeto hacia el resto de las personas, sea quien sea, sin despreciar a nadie; y con mayor razón el respeto hacia las personas mayores. Un ejemplo entre mil que se podrían dar: Ceder o dar el asiento en el bus a los ancianos y a las mujeres embarazadas. ¡Volvamos a las sanas costumbres de la buena educación! ¡Los católicos nos caracterizábamos por ser gente muy educada!

4. LA FORMACIÓN ACADÉMICA, el estado de los Colegios, de las escuelas, y de las Universidades. La corrupción que reina en los ambientes de la educación en los países modernos es gigantesca y a nadie se le oculta.

Hay una enorme CORRUPCIÓN INTELECTUAL, la cual es la peor porque daña nuestra facultad más noble e importante que es: nuestra inteligencia. Por otro lado, el nivel académico o la exigencia en los colegios suele ser nula o casi nula, por lo cual ni siquiera hay un gran desarrollo intelectual ni cultural. Pero hagamos un breve listado sobre las cosas falsas y malas con que se alimentó nuestra inteligencia, y con que más aun se alimenta hoy la de vuestros hijos: “Dios no existe, no hay que ser bobo creyendo en esas cosas”, “el Catolicismo es lo peor”, “España fue lo peor”, “el Ateísmo, el Comunismo, el Socialismo, el Liberalismo son cosas buenas y magníficas”, “el poder no viene de Dios sino del pueblo, soberanía popular”, “Dios no creó el mundo, sino que venimos de la Evolución y del mono o del lagarto”, “la Revolución Francesa fue el más grande evento de la humanidad”.

Luego tenemos LA CORRUPCIÓN MORAL O DE LA VOLUNTAD, diciendo falsamente y promoviendo que los vicios y perversiones morales son cosas buenas: “Tengan relaciones sexuales antes del Matrimonio, pero cuídense”, “vivan en unión libre o concubinato”, “hagan anticoncepción y planificación, no vayan a tener muchos hijos”, “ser homosexual o lesbiana está muy bien”, “el matrimonio homosexual está muy bien”, “dar niños en adopción por los homosexuales está muy bien”, etc, etc. Y los papás hacen el esfuerzo y pagan la pensión o la cuota mensual en los colegios (a veces carísimos), para que encima de ello les arruinen a sus hijos intelectual y moralmente. Eso es ser muy bobo.
   
¿QUÉ HACER ENTONCES? Pensar seriamente en los sistemas de “Home School”, educación en la casa, que hoy en día hay muchos (y de hecho, cada vez más), los cuales están aprobados por el Gobierno (un feligrés nuestro de Pereira tiene uno aprobado por el Gobierno; pregunten en la Librería), y son sistemas donde la mamá y el papá pueden tener mucho control sobre qué cosa se enseña a sus hijos; por otro lado son bastante baratos, son mejores para la protección de los hijos y para que ellos estén seguros pues no salen de su propio hogar, son menos los gastos y los riesgos, no hay gasto en los uniformes ni en el transporte, y no hay nada de pérdida de tiempo en esos transportes hasta el colegio pues están en su propia casa (conocí una mamá que me decía que su niña de 10 años –creo que tenía– se tardaba en eltransporte o ruta escolar de cada día, debido los trancones o embotellamientos, creo que más de 2 horas de ida y 2 horas de vuelta para ir y volver del colegio: ¡Eso es inhumano!). Pero para esto, para el Home School o educación en la casa, evidentemente que hace falta que la mamá esté en la casa, y otra vez caemos en los roles del hombre y de la mujer: PATRIMONIO Y MATRIMONIO, OFICIO DE MADRE Y OFICIO DE PADRE respectivamente.

En fin, se podría estar enseñando durante un mes seguido sobre cosas importantes para la Educación Católica de los Hijos, pero creo que con estas prédicas ya tienen un buen material para pensar y reflexionar.

Y siempre rematamos con lo mismo: TODO ESTO LO HACEMOS POR LA SANTIDAD DE LA VIDA CATÓLICA, PARA SER BUENOS HIJOS DE DIOS, POR LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO Y DE LOS ESPOSOS, POR LA SANTIDAD DE LOS HIJOS, POR UNA SANTA EDUCACIÓN CATÓLICA DE ELLOS.
   
AVE MARÍA PURÍSIMA.

SERMÓN 5.º PROBLEMAS MORALES: FECUNDACIÓN “IN VITRO” Y “DONACIÓN”-TRASPLANTE DE ÓRGANOS.
Queridos fieles:

Este domingo estamos rezando la Solemnidad de Nuestra Señora de la Candelaria, la Presentación del Niño Dios en el Templo, cuya fiesta fue el viernes con la bendición de los cirios o candelas. Con ella se acaba todo lo que de alguna manera hace referencia a la Navidad y a su ciclo litúrgico. Terminamos también hoy las prédicas sobre “La Familia Católica”. Sirvan ellas, ojalá y como decimos siempre, en honor de la Sagrada Familia: Jesús, María y José, como continuaciones de su fiesta, y para intentar hacer buenos hijos de Dios, buenos católicos.

Hoy tocaremos en primer lugar algo que es “colateral” a la Familia Católica, y luego un segundo punto que también en algún grado puede relacionarse con ella. Ambos son de mucha actualidad, y en general no se conocen bien. El primero es LA FECUNDACIÓN IN VITRO. El segundo, LA DONACIÓN Y TRASPLANTE DE ÓRGANOS.

Comencemos enseñando sobre LA FECUNDACIÓN IN VITRO. La fecundación in vitro es aquella técnica por la cual se consigue la concepción, la fecundación del gameto femenino por el masculino, hecha esta fecundación en un laboratorio, tomando por separado las respectivas células germinales, y buscando la fertilización-fecundacióndentro de un tubo de ensayo o recipiente especial (un ejemplo: “caja de Petri”). La pura palabra de esta fecundación hace alusión a lo dicho: “in vitro” significa “en el vidrio”, por el referido recipiente, es decir que se puede llamar propiamente: “Fecundación EN EL VIDRIO”.

Pues bien, demos EL JUICIO MORAL de este asunto, totalmente desconocido por nosotros los católicos: REALIZAR LA FECUNDACIÓN IN VITRO CONSTITUYE UN PECADO MORTAL, ESO NO SE PUEDE REALIZAR JAMÁS.

Veamos ahora una mayor profundización de lo que estamos hablando.

En un estudio, muchas veces se puede distinguir lo que es: 1) “el núcleo”, o “el núcleo esencial”, o “la esencia del problema”; de: 2) aquellas otras cosas, que pueden ser importantes también, pero que no son dicho núcleo, sino que rodean al mismo, cosas que están alrededor del problema.

El núcleo de este problema
En este tema, analizando el núcleo del problema, lo que hace que dicha técnica de la fecundación in vitro sea pecado mortal, es que: ES ANTINATURAL TRAER UN SER HUMANO A LA EXISTENCIA, O HACER LA CONCEPCIÓN O FECUNDACIÓN, EN UN LABORATORIO, EN UN TUBO DE ENSAYO (“EN EL VIDRIO”, como decíamos), POR FUERA DE LA MADRE, Y LUEGO INTRODUCIRLO Y BUSCAR QUE SE DÉ LA IMPLANTACIÓN EN LA MATRIZ, EN EL ENDOMETRIO DE LA MATRIZ O ÚTERO. Eso es totalmente antinatural, eso no es normal, y por eso constituye un pecado mortal.

Cosas que rodean dicho núcleo
Pero a esa esencia del asunto, en este caso: de la fecundación in vitro, se le suman otras varias cosas que rodean el problema, y las cuales hacen peor todavía el tema moral ante Dios:

[1: La obtención de los gametos masculinos] Un primer punto que hace más inmoral la cosa, es la forma como se obtienen los gametos masculinos (por lo menos en la casi totalidad de los casos): Se le dice al hombre que haga un pecado de impureza solo (“a buen entendedor, pocas palabras”), y que traiga su “cuestión” para hacer la fecundación con posterioridad. Es IN-AD-MI-SI-BLE una cosa así, y es evidentemente un feo pecado mortal. Y las enfermeras y los médicos, como si nada, dicen a los hombres que hagan eso: Qué estado de brutalidad al que hemos llegado, y qué cuentas tendrán que dar a Dios esos médicos y esas enfermeras (entre paréntesis: lo mismo ocurre con los exámenes de fertilidad del hombre: inadmisible también). “Pero lo que pasa es que ellos, médicos y enfermeras, saben más que Dios”. Dios dice que eso está mal; los médicos y enfermeras dicen que eso está bien; ¿quién tendrá razón? (y lo mismo hacen profesores y psicólogos en este tema). “Pues, prepárense m’hijitos para las cuentas que les tocará dar ante Dios”. [otros métodos, poco usados, para obtener los gametos masculinos, son: aspiración, biopsia].

[2: Múltiples fecundaciones] Un segundo punto que hace más inmoral este tema de la fecundación in vitro es que se hacen múltiples fecundaciones, y de ellas los médicos tratan de escoger los mejores médica y clínicamente “embriones viables”, y con ellos intentan la implantación en el endometrio.

[3: Descarte de embriones. Congelamiento de embriones] Y de aquí pasamos al tercer problema: De esas fecundaciones, los embriones que no son “seleccionados”, o los que ya no son necesarios por haberse dado la implantación, se descartan (se tiran, se destruyen), o se congelan. Decimosentonces: “se descartan o destruyen seres humanos”; mas ellos dicen “no problem (no hay problema)”. Veremos si Dios es de la misma opinión. Hoy no entramos en el tema de las células-madre, para lo cual también se utilizan o pueden utilizar estos embriones.

[3 bis: La concepción del ser humano] Digamos hoy tan sólo dos palabras sobre el tema del comienzo del ser humano, de su concepción: Todo parece indicar que desde la concepción (fecundación) tenemos al ser humano, tenemos a la persona. Sabemos que Dios infunde el alma humana, el alma racional. Dios la infunde cuando la materia es apta (la materia es aportada por los padres). Según los estudios más modernos de la genética, todo estaría ya dado desde la concepción, la materia sería apta ya desde ese momento. “Pero padre, no se sabe en forma exacta, y antiguamente se creía que la animación a través del alma racional, se producía más adelante por la sucesión de las almas vegetativa y animal”. Sí es cierto, pero se debe saber que el principio que da Santo Tomás es perfecto, “Dios infunde el alma racional cuando la materia es apta para ello”, pero la determinación del momento en que es apta dicha materia es una cuestión empírica, que en algún grado se puede saber dependiendo de la capacidad de “los métodos de observación” de que se dispongan. Con los estudios y medios más modernos de observación de la genética, hoy en día parece que toda la información genética, en lo que respecta al cuerpo del ser humano, está desde la concepción, es decir que desde allí –desde la concepción– sería y habría materia apta, y sólo tiene que crecer y desarrollarse [1].

[4: Fallos en la implantación] De los embriones escogidos “viables”, como eso no es natural (el embrión es traído al útero o matriz desde afuera de la madre, fecundado en el vidrio), así al momento de intentar la implantación en el endometrio, el fallo según las estadísticas que se manejan para una edad óptima de la mujer, es del 54 %, y de los implantados no todos llegan al nacimiento. ¡Miren la cantidad de “pérdidas” que implica esta fecundación!

[5: Una objeción] “Objeción: Supongamos, padre, que la ciencia avanza, y 1) que ya no es necesario que el hombre haga un pecado de impureza solo para obtener los gametos masculinos, 2) que ya no se hagan ni sean necesarias múltiples fecundaciones, sino que se haga una sola fecundación, 3) que nunca más se descarten o congelen embriones, 4) que sólo se haga 1 solo intento de implantación y que la misma se consiga desde la primera vez (ya no habría más fallos en el implante), y que llegaran al nacimiento el 100% de los casos. Entonces, padre, en esas condiciones: ¿sí se podría recurrir a la fecundación in vitro?”. Y la respuesta es: “No, aun así no se podría recurrir a la fecundación in vitro; porque aun si todos los problemas anteriores se superaran con “los avances de la ciencia”, ello nunca quitaría el núcleo o esencia del problema, el cual es que ello, i.e. traer a un ser humano así a la existencia, es totalmente antinatural, y por ello siempre constituye y constituirá un pecado mortal”.

El segundo de los temas que queríamos enseñar es LA DONACIÓN Y EL TRASPLANTE DE ÓRGANOS.

Vamos a desarrollar el llamado trasplante DE “MUERTO” A VIVO; ponemos entre comillas la palabra “muerto” porque allí hay una mentira y una falacia de los médicos, y muchas veces también de las leyes modernas. No tocaremos hoy el tema del trasplante DE VIVO A VIVO.

En el tema del trasplante de “muerto” a vivo (otra vez entre comillas “muerto”), los órganos más apetecidos son: CORAZÓN, RIÑÓN Y PULMÓN. Ante Dios, y por lo tanto ante la Moral, no se puede dar (ser donante) ni recibir o ser receptor de dichos órganos, provenientes de lo que los médicos llaman supuestamente un “muerto”.

El problema o la inmoralidad es que todo indica que “NO ESTÁ MUERTO”, que la persona a la cual le quitan los órganos no está muerta aún, más bien lo matan antes de tiempo para sacarle los órganos. Dios es el Señor de la Vida y de la Muerte, y solamente a Dios le compete decidir cuándo muere una persona por causa de su salud deteriorada ode un accidente, etc. A los médicos no les compete ser “señores de la vida o de la muerte”.

En esto que estamos hablando, para logar lo que los médicos llaman “rescate de órganos”, el problema se plantea. Pues ellos –para hacer el mencionado “rescate”– necesitan que el corazón esté latiendo. Para los médicos modernos, y para la legislación moderna, es suficiente, para considerar médica y legalmente (pero falsamente) muerta a una persona, que ella tenga “señal cero en el cerebro” (“ausencia de reflejos de tallo”). Esto es una falacia, y es consecuencia de un mundo alejado de Dios, e inclusive alejado de los sanos principios de la filosofía. En este tema de los órganos: Se fluctúa entre la ignorancia y el pecado.

El criterio médico y legal recién referido falla en su base por no saber ni considerar lo que es la muerte. La muerte es la separación del alma con respecto al cuerpo: Cuando el alma se separa del cuerpo, todos fallecemos y morimos. ¿Cómo determinar ese momento de la separación del alma, el cual es el verdadero momento de la muerte? Como el alma es espíritu, o es espiritual, y no material, no existe “máquina” o mecanismo alguno de registro: Lo espiritual no puede ser medido con aparato alguno. Los registros se dan sobre la materia o cosas materiales, y el alma no es materia.

“No, padre, yo vi un documental donde medían cuando la persona se estaba por morir, y registraban que cuando salía el alma se daba un pérdida instantánea, muy pequeña, de peso en la persona que moría”. Respondemos con un poco de enojo: Realmente somos muy brutos, y la ignorancia campea. No sólo en este tema, sino en muchos más, todo el mundo anda viendo cuanta bobada se publica o publicita en internet; y como no hay formación teológica ni filosófica (y a veces ni sentido común), la gente anda creyendo cualquier cosa por más absurda que sea. El alma es espíritu o de naturaleza espiritual, por lo tanto no puede tener peso ni medida, ni ser registrada por una máquina. No podemos estar diciendo tonterías.

Y siendo que el alma por ser espiritual no tiene registro, ni peso, ni medida, ¿Cómo saber cuándo se produce la muerte, cómo saber cuándo el alma se separa del cuerpo, cómo saber cuándo se produce la muerte? Se tiene que apelar a UNA CERTEZA “MORAL” (que no es lo mismo que la certeza física, ni la certeza metafísica), y esa certeza moral a la que se apela tiene que ser aceptable y correcta ante Dios.

Si hablamos de la vida: LA SEÑAL CORPORAL MÁS ANTIGUA, TAN ANTIGUA COMO LA HUMANIDAD, DE QUE TODAVÍA HAY VIDA, ES EL CORAZÓN, LOS LATIDOS DEL CORAZÓN. Modernamente se agregaron los registros del pulmón y del cerebro.

El médico moderno dice: “señal cero del cerebro, igual: muerte; pues yo necesito que el corazón esté latiendo para sacar los órganos”. Y la respuesta correcta es: SI EL CORAZÓN TODAVÍA ESTÁ LATIENDO, ESO ES SEÑAL DE QUE TODAVÍA “HAY VIDA”, Y NO DE QUE “HAY MUERTE”. En todo caso, para aprovechar los adelantos de la medicina moderna, se debería apelar a la TRIPLE SEÑAL CERO, para mayor seguridad o certeza moral de que la muerte se ha producido: CEREBRO CERO, PULMÓN CERO, ¡Y CORAZÓN CERO! (y no solamente en el primero de ellos). Pero allí entra el problema para los médicos modernos: Si el corazón ya no late, no les sirve ninguno de los tres órganos más apetecidos: Corazón, riñón y pulmón. De allí que, con la excusa de la donación y trasplante de órganos, A LA PERSONA SE LA MATA “ANTES DE TIEMPO”, ANTES DE SU MUERTE NATURAL . A LA PERSONA SE LA MATA ANTES, Y ESO ES UN PECADO GRAVÍSIMO ANTE DIOS.

Creo recordar, una vez hablando con un médico en Argentina, el cual estaba a favor de los trasplantes de órganos y trabajaba en ello, que él me terminó dando la razón (lo matan “antes de tiempo”), pero me agregó como justificativo: “pero se va a morir igual”. Es decir que el razonamiento de ese médico fue “como se va a morir, yo lo mato antes de tiempo, y le saco los órganos”: Esto no merece el menor análisis. El que decide el momento de la muerte es Dios, y no el médico moderno (además ha habido casos en que el paciente reacciona a pesar de que no tenía reflejos de tallo). SER DONANTE DE ÓRGANOS. Por todo lo dicho, uno no puede declararse donante de órganos para después de la “muerte” (otra vez ponemos la palabra “muerte” entre comillas, por todo lo que hemos explicado). Y en Colombia el tema se agrava mucho más por LA LEY 1805, del 4 de agosto de 2016.

Las legislaciones de ESTE MUNDO QUE SE VA CONFORMANDO CADA VEZ MÁS SEGÚN EL ANTICRISTO Y SEGÚN EL FALSO PROFETA tienden a declarar, en esto de la donación y trasplante de órganos, que todos los habitantes de tal o cual país son donantes presuntos (se presume legalmente, para cada habitante, la voluntad de donación de sus órganos para después de su “muerte” –siempre entre comillas–). O si quieren: Todos los habitantes son donantes obligatorios, o dicho mejor: “obligados”. Aquí en Colombia esto ya es una realidad a través de la mencionada “Ley 1805”. Además, para evitar que a uno “lo maten antes de tiempo”, para lograr que uno NO SEA DONANTE, con lo que dispone esa Ley, hay que hacer tantos trámites o vueltas, que nadie o casi nadie los hace: Hacer una declaración por escrito en donde se manifiesta que uno no quiere ser donante de sus órganos para después de su muerte; luego se debe ir a un escribano público para la certificación de la firma del declarante; y después llevar dicho documento al Instituto Nacional de Salud y radicarlo allí. ¡Nadie hace eso! Y por ello todos los colombianos (esperemos no nos agarren también a los extranjeros) serán tomados –casi forzosamente– como donantes: ¡prepárense a la quita de sus órganos!
    
Ya hemos encargado a una persona de la feligresía, que haga por favor un “memorándum”, para repartir a todos los fieles, para tener bien a mano todos los trámites que hay que hacer para no ser donante. Aunque sean tediosos esos trámites, cada uno de nosotros debemos tratar de hacerlos, y no debemos ser “donantes de órganos” para después de nuestra “muerte” (falsa “muerte”).
    
Sobre la donación de órganos DE VIVO A VIVO, en otra oportunidad hablaremos de ella.
   
Terminamos así, sin más, nuestra prédica, deseando que todo esto sirva para iluminar, para enseñar y hacer el bien, ilustrando, tratando de dar luz en este mundo cada vez más oscuro, cada vez más alejado de Dios Nuestro Señor Jesucristo, y de su Santa Religión Católica.

AVE MARÍA PURÍSIMA.

NOTA
[1] Otro asunto: En estos temas, por el riesgo de matar o descartar o destruir seres humanos, i.e. el descarte de embriones, se debe dar el principio “pro vita”, es decir: una protección “en más” y no “en menos”. ¿A qué nos referimos? “Ah, como eso tal vez no sea un ser humano, lo podemos descartar”. Respuesta: “No m’hijo, el razonamiento es al revés: Como eso sí puede ser un ser humano, es inmoral que usted lo descarte o lo congele, la protección es en más (desde la concepción) y no en menos, por las consecuencias que puede traer dicha acción: descarte de embriones, descarte de seres humanos.

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