El arqueólogo Amit Re’em de la Autoridad de Antigüedades de Israel y el historiador cuenta Ilya Berkovich de la Academia de Ciencias de Austria encontraron en la iglesia del Santo Sepulcro un altar de la época de las Cruzadas.
«Conocemos relatos de peregrinos de los siglos XVI, XVII y XVIII sobre un magnífico altar de mármol en Jerusalén», cuenta Berkovich, historiador del Instituto para el Estudio de la Monarquía de los Habsburgo y los Balcanes de la Academia de Ciencias de Austria y coautor de un nuevo estudio sobre este altar, cuya magnificencia fue tan grande como repentina su desaparición de la escena: «En 1808 hubo un gran incendio en la parte románica de la Iglesia del Santo Sepulcro. Desde entonces, se pensó que el altar de los cruzados había desaparecido. Que algo tan significativo pudiera pasar desapercibido en ese lugar durante tanto tiempo fue completamente inesperado para todos».
El altar, de 3,5 metros de ancho y decorado en estilo cosmatesco (recubrimiento en mosaico con trozos de mármol dispuestos en forma de lazos), fue hallado por casualidad: en un pasillo trasero de la iglesia, una pesada losa de piedra de varias toneladas había estado apoyada en la pared durante un tiempo indeterminado, y en su lado frontal los turistas habían dejado grafitis. Al voltear la losa por unos trabajos de construcción, se reveló que esa loza contenía el frontal del altar medieval.
El estilo cosmatesco, originario de la Antigua Roma, era conservado en la Roma papal por gremios que transmitían su conocimiento de padres e hijos. El altar fue hecho por un artesano enviado posiblemente por el Papa Eugenio III, con motivo de la dedicación de la iglesia románica del Santo Sepulcro por los Cruzados el 15 de Julio de 1149, cincuenta años después que la Ciudad Santa fue recuperada para los cristianos en la I Cruzada.
Debido a que muchos de los sacerdotes que estaban en la Jerusalén cruzada provenían de Francia, la liturgia católica de las distintas órdenes religiosas (Canónigos Regulares del Santo Sepulcro, Templarios, Caballeros Hospitalarios, Templarios, Carmelitas y otros) en el Patriarcado de Jerusalén se oficiaba con el Rito del Santo Sepulcro (actualmente conocido como Rito Carmelita), una variante del Rito Romano con elementos galicanos sobrevivientes a la unificación carolingia del siglo IX que anduvo a mitad de camino entre el Rito Cartujo y el Rito Dominico.
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