sábado, 7 de marzo de 2020

POEMA “Reina Peregrina”

   
En la Inglaterra del siglo XIX, el Movimiento de Oxford profundizaba en las raíces católicas del anglicanismo, rescatando entre otras la devoción a la Santísima Virgen (particularmente la advocación de Nuestra Señora de Walsingham, cuyo santuario era meta de peregrinaciones hasta la persecución de Enrique VIII).
   
Entre los más prominentes estaba John Henry Newmann, que en 1849 escribió el poema “Pilgrim Queen”, donde lamenta el robo de “La Dote de María” (Inglaterra fue el primer país en consagrarse a la Santísima Virgen, en ) por parte de los herejes, y augura que un día los ingleses volverán a la Fe Verdadera.
 
Cabe resaltar que este poema lo escribió antes de convertirse al Catolicismo; y por primera vez traemos el original y una traducción literal.
  
INGLÉS
There sat a Lady all on the ground,
Rays of the morning circled her round,
Save thee, and hail to thee, Gracious and Fair,
In the chill twilight what wouldst thou there?

"Here I sit desolate," sweetly said she,
Though I'm a queen, and my name is Marie:
Robbers have rifled my garden and store,
Foes they have stolen my heir from my bower.

"They said they could keep Him far better than I,
In a palace all His, planted deep and raised high.
'Twas a palace of ice, hard and cold as were they,
And when summer came, it all melted away.

Next would they barter Him, Him the Supreme,
For the spice of the desert, and gold of the stream;
And me they bid wander in weeds and alone,
In this green merry land which once was my own”.

I look'd on that Lady, and out from her eyes
Came the deep glowing blue of Italy's skies;
And she raised up her head and she smiled, as a Queen
On the day of her crowning, so bland and serene.

"A moment”, she said, "and the dead shall revive;
The giants are failing, the Saints are alive;
I am coming to rescue my home and my reign,
And Peter and Philip are close in my train”.
The Oratory
.
1849.
   
TRADUCCIÓN
Hubo una Dama sentada sobre el suelo,
Rodeada por los rayos del alba.
Salve y ave a Vos, Llena de Gracia y Hermosa,
¿Qué hacéis aquí, en la fría penumbra?

“Aquí me siento, desolada”, dijo con dulzura,
“Aunque soy una Reina, y mi nombre es María:
Ladrones desvalijaron mi jardín y mi hacienda,
Enemigos robaron a mi Heredero de mi propia morada.

Dijeron que habían de cuidarlo mucho mejor que yo,
En un palacio todo Suyo, plantado profundo y elevado en alto.
Era un palacio de hielo, duro y frío cual eran ellos,
Y cuando el verano llegó, todo se derritió”.

“Después quisieron venderlo, a Él, al Altísimo
Por la especia del desierto y el oro de la fuente,
Y me obligaron a vagar, entre hierbas y sola,
En esta tierra verde y alegre, que un día fue mi propiedad”.

Miré a la Señora, y de sus ojos venía
El profundo azul brillante del cielo de Italia;
Y Ella alzó la cabeza y sonrió, como una Reina,
En el día de su coronación, tan blanda y serena.

Dijo: “Tan sólo un momento, y el muerto revivirá;
Los gigantes están cayendo, los Santos están vivos,
Vengo para rescatar mi hogar y mi reino
Y Pedro y Felipe* están cerca en mi tren”.

John Henry Newman, El Oratorio. 1849
 
* Newmann se refiere a San Pedro y a San Felipe Neri.

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