viernes, 31 de julio de 2020

ARGENTINA: CIERRAN SEMINARIO DE SAN RAFAEL (+ CARTA DE Mons. VIGANÒ EMPLAZANDO AL OBISPO ANTE EL JUICIO DE DIOS)

En respuesta al rechazo mostrado por el padre Alejandro Miguel Ciarrocchi, antiguo rector del Seminario Diocesano “Santa María Madre de Dios” en San Rafael (Mendoza, Argentina) –que renunció el 30 de Junio, siendo remplazado por el peruano Víctor Torres Jordán–, 40 de los 80 sacerdotes diocesanos y de los fieles a la imposición de la comunión en la mano so pretexto del coronavirus wuhanense (que dicho sea de paso, NUNCA tuvo circulación comunitaria en la provincia de Mendoza, donde se encuentran la Archidiócesis de Mendoza y la Diócesis de San Rafael) por parte del obispo neoconservador Eduardo María Taussig Armelín en cumplimiento de las órdenes del gobernador Rodolfo Suárez y el presidente Alberto Fernández, este ordenó el cierre del seminario con cuarenta seminaristas, según se desprende del comunicado del 27 de Julio:
  



COMUNICADO DE PRENSA DEL OBISPADO DE SAN RAFAEL
   
San Rafael, 27 de julio de 2020 (Oficina de Prensa).
   
En el día de la fecha, el Sr. Obispo de San Rafael, Mons. Eduardo María Taussig, ha puesto en funciones al oportunamente nombrado nuevo Rector del Seminario Diocesano “Santa María Madre de Dios”. Se trata del Pbro. Lic. Víctor Torres Jordán, quien ya tomó posesión de su cargo.
   
Al presentar al nuevo Rector a los sacerdotes formadores del Seminario y a los seminaristas, les ha comunicado también que, siguiendo precisas instrucciones emanadas de la Santa Sede, ha tomado la decisión de cerrar el Seminario a fin de este año, una vez terminado el ciclo lectivo de estudios del presente semestre.
   
El Obispo, junto al Rector y los formadores, acompañarán a los seminaristas en un camino de discernimiento, durante todo este semestre, a fin de ubicarlos, oportunamente, en diversos Seminarios del país de tal modo de asegurarse que puedan continuar su formación al sacerdocio.
   
A toda la Diócesis se invita a rezar por nuestros seminaristas, por su perseverancia en el proceso de formación y por sus familias y comunidades. La medida, aunque muy dolorosa para todos, resulta necesaria. Dios sabrá dar nuevos frutos de santidad a toda la Diócesis, en tanto que perseveremos en la comunión con la Jerarquía que el mismo Señor ha dispuesto para guiar a la Iglesia.
  
El comunicado fue presentado por el vocero del obispado, José Antonio Álvarez, dijo que la decisión “sigue las instrucciones precisas emanadas de la Santa Sede” (aun cuando este no es el modo de proceder del Vaticano, sino una “represalia típica de mentalidades inmaduras o enfermizas, o ambas cosas”, como señaló el blog CAMINANTE WANDERER) y que las protestas realizadas el 6 de Julio por los fieles rezando de rodillas el Santo Rosario en la puerta del seminario (y por la cual el fiscal Fabricio Sidotti imputa a su organizador, Fernando Álvarez, de “violación de medidas contra epidemia”, arriesgándose a una pena entre seis meses y dos años de prisión) “no [son] la forma de manifestarse. Uno puede disentir y solicitar, pero hay caminos para hacerlo. No se puede pretender algo que está prohibido por la ley civil. Y la restricción de derechos constitucionales en pandemia es legítima”.
  
La diócesis de San Rafael es considerada el centro conservador de la Iglesia argentina, desde los tiempos de Mons. León Kruk y el padre Alberto Ignacio Ezcurra Uriburu, quienes resistieron el aggiornamento postconciliar a tal punto que atrajo muchas vocaciones, haciendo que en los ’80 el seminario (fundado por Mons. Kruk en terreno donado por la familia Campi para tal fin) se convirtiera en el más numeroso del país.

Por su parte, Taussig, que según conocidos era un joven sacerdote muy callado y circunspecto, siempre vestido con ropa clerical, y que se reunía regularmente junto a otros como él en Buenos Aires que se reunía regularmente con Bergoglio, quien los instruía metodicamente en cómo hacer carrera para llegar a Obispos, se doctoró en teología en el Angélicum de Roma en 1986, y fue instalado Obispo en la Basílica Nacional de Ntra. Sra. de Luján, el 25 de septiembre de 2004, en ceremonia presidida por el entonces Arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio Sívori y con Mons. Estanislao Esteban Karlić Mavrič (arzobispo emérito de Paraná), Mons. Héctor Aguer de Angelis (arzobispo de La Plata), Mons. Eduardo Mirás (arzobispo de Rosario) y Mons. Juan Alberto Puiggari (obispo de Mar del Plata) como co-consagrantes, tomando posesión de la diócesis el 11 de Octubre.
 
Eduardo María Taussig Armelín
  
La decisión de Taussig (de quien se dice temiendo correr la misma suerte que Mons. Pedro Martínez Perea, a quien días después de expulsar de Bose a Enzo Bianchi, Bergoglio expulsó de la diócesis de San Luis por “incapacidad para gobernar” y “falta de comunión con el Episcopado argentino” –y sobre todo, porque a Bergoglio le fue negada la diócesis en cuestión para uno de sus presbíteros “paniaguados”–, decidió, cual Salomé, ofrecer el Seminario a cambio de su continuidad en la sede episcopal), que se suma a la destitución de un vicario de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús tras ser denunciado por su párroco Horacio Valdivia –vicario diocesano en General Alvear– de seguir la liturgia more antiquo y al entredicho impuesto a la parroquia de San Francisco Solano por negarse a dar la comunión en la mano, se basa en que él tomó el control del Seminario el 28 de Junio luego que, por no aceptar las presiones del ordinario para imponer en él la comunión en la mano, el padre Ciarrocchi renunciara al cargo de rector y licenciara al vicerrector padre Fernando Ángel Martínez, suscitó por un lado, la respuesta en forma de carta por dos fieles de la Diócesis de San Rafael:
Reverendísimo Mons. Eduardo Maria Taussig
Obispo de la diócesis de San Rafael, Mendoza, Argentina.
     
Su excelencia:
    
Junto con saludarlo respetuosamente, nos motiva enviarle la presenta carta el hecho de haber leído el comunicado de prensa del Obispado de San Rafael del día de ayer.
     
Como Cristianos Bautizados en dicha diócesis queremos transmitirle un profundo sentimiento de tristeza y dolor ante la profundo decisión comunicada de cerrar el Seminario, considerando que la misma atenta tanto contra los cristianos que viven en la diócesis como contra a la Iglesia en su totalidad.
     
Los laicos Católicos que pretendemos ser fieles a las enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica, que defendemos las verdades de siempre más elementales y que intentamos transmitir a nuestros hijos la fe recibida en su integridad, tratando de evitar los errores de todas las novedosas impiedades que día a día se filtran en la Iglesia y en la sociedad, nos sentimos presionados y perseguidos por este mundo cargado de violencias, agravios y blasfemias contra el Dios Creador y Redentor y contra su obra evangelizadora; pero la carga se hace especialmente pesada cuando en las filas del enemigo se alistan aquellos que debieran ser nuestros guías y pastores.
     
Sepa usted que no es la primera vez que nos sentimos dolidos por sus comunicaciones; anteriormente, fuimos profundamente ofendidos por su mensaje emitido en formato audiovisual en las redes sociales donde comunicaba que se prohibía la comunión en la boca, y en especial  nos hirió el punto en el que explicaba que quienes insisten en no aceptar la comunión en la mano, lo hacen desde una formación catequética equivocada; por si faltase algún argumento que contradiga sus palabras transcribimos al final de la presente los artículos del Código de derecho Canónico y de la Instrucción “Redemptionis Sacramentum” donde consta con clarida la argumentación Eclesial legislativa al respecto (nota 1). De ellas surge a las claras que el hecho de querer recibir la comunión en la boca no representa de ninguna manera una justificación para negar la administración del Sacramento, encontrándonos así ante una orden que contradice a lo que la Iglesia manda, y no sabemos si su imperativo responde a un total desconocimiento de la legislación precitada o, lo que es peor, a una maliciosa omisión, o consciente y voluntaria contradicción con los mismos.
     
Respecto del Seminario Diocesano “Santa María Madre de Dios” además de reconocer el valor espiritual inmensurable que representa en cada Sacramento administrado a lo largo de más de 35 años y su obra santificante y evangelizadora en la región cuyana del sur mendocino; tiene también la fuerza de ser parte de la historia, el presente y el futuro del pueblo cristiano de San Rafael y por tanto, amerita su defensa por esta doble e irrenunciable razón; así, como nativos de estas tierras, nos duele doblemente ver que un foráneo ejecute esta destrucción tal patrimonio, debemos entonces defender no solo lo ya recibido, sino aquello que recibirán las generaciones futuras.
     
Queremos decirle que no somos hijos descarriados como usted nos ha dicho, más bien somos hijos que queremos cumplir con la obediencia debida, pero como tales nos vemos en la obligación de obrar la corrección fraterna si lo que nos manda obedecer es en contra de una ley canónica, de nuestras conciencias y de la perfección cristiana.
     
Sepa que estaremos firmes en la defensa de la formación piadosa y ortodoxa, que los sacerdotes egresados del Seminario han impartido por décadas en nuestra comunidad, por la gracia de Dios, la protección de Nuestra Madre del cielo la Santísima Virgen María y la intercesión evidente de quien fue su fundador el recordado y amado Mons. Dr. León Kruk.
     
Queremos comunicarle que así como lo advirtió Nuestro Señor estamos atentos a la verdadera doctrina para no ser confundidos por los “falsos cristos” y advertidos también de que la “cizaña” crece junto al trigo y recién será cortada y separada el “día de la siega” mientras tanto nos obliga el mandato evangélico de “enseñar todo lo que Cristo enseño” y defender la casa de Dios como Él mismo lo hizo, desenmascarando a los fariseos, usando la virtud de la buena ira para echar a los mercaderes y defendiendo la verdad a cualquier costo. Abundan los ejemplos en la historia:
  • Levantamiento de los cristianos de La Vendée en Francia contra la Revolución Francesa y su ataque a la Fe.
  • Resistencia del Alcázar de Toledo en España.
  • Levantamiento de los Cristeros en contra de un Gobierno anticristiano en México.
  • La pueblada de los cristianos de Tama y de Anillaco en la Rioja contra un obispo que ponía la ideología marxista por encima de la verdad evangélica. Etc.
Sabe Dios que con estas palabras salidas de lo más profundo de nuestro corazón buscamos moverlo a la reflexión y debe usted saber que está especialmente presente en nuestras oraciones diarias.
     
Sin más le saludan atentamente en Argentina el día de San Pedro Poveda Castroverde presbítero y mártir asesinado el 28 de julio de 1936 por quienes odiaban la verdadera educación y culturas cristianas que él defendió hasta con su sangre:
     
Alberto Sebastian Verdugo DNI 32.133.047
Lucas Danilo Paez DNI 27.270.251
    
Nota 1:
a) la Instrucción “Redemptioni Sacramentum” emitida por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y publicada por la Conferencia Episcopal Argentina en abril del 2004; dice en su Capitulo Sexto: “La Sagrada Comunión” Punto Segundo: “La Distribución de La Sagrada Comunión” Artículo 91: “en la distribución de la sagrada comunión se debe recordar que los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes lo pidan de modo oportuno; estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos. Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohíba, debe ser admitido a la Sagrada Comunión. Así entonces, no es licito negar la sagrada comunión a un fiel, por ejemplo, solo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie.”
b) Código de Derecho Canónico, Libro IV de La Función de Santificar de La Iglesia, Parte I De los Sacramentos, Título III de la Santísima Eucaristía (cann. 897 – 958), Capítulo I de la Celebración Eucarística, Art. 2 de la participación en la Santísima Eucaristía, Canon 915: “No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave.”   
Y una dura carta de Mons. Carlo Maria Viganò, en la que básicamente Taussig es emplazado al Tribunal de Dios:

A Su Excelencia Reverendísima
Mons. Eduardo María Taussig
Obispo de San Rafael

Excelencia,
 
He quedado confundido y herido al enterarme por la prensa internacional de la decisión de cerrar el Seminario de la Diócesis de San Rafael y despedir a su Rector, el P. Alejandro Miguel Ciarrocchi.
 
Esta decisión habría sido tomada, trámite su celosa recomendación, por la Congregación para el Clero, que consideró inadmisible la negativa de los clérigos bajo su jurisdicción a administrar y recibir la Sagrada Eucaristía en la mano y no en la boca. Me imagino que la conducta loable y consecuente de los sacerdotes, clérigos y fieles de San Rafael le ofreció un excelente pretexto para cerrar el mayor seminario argentino y dispersar a los seminaristas para reeducarlos en otro lugar, en seminarios tan ejemplares que están vacíos. Su Excelencia fue admirablemente capaz de traducir en la práctica esa invitación a la parresía, en nombre de la cual la plaga del clericalismo denunciada por el Santo Padre, debería ser derrotada.
 
Puedo entender su decepción al ver que, a pesar de la martilleante labor de adoctrinamiento ultramoderno realizada en estas décadas, todavía hay buenos sacerdotes y clérigos que no anteponen la obediencia cortesana al debido respeto al Santísimo Sacramento; y me imagino su despecho al ver que incluso los fieles laicos y familias enteras –de lo que se llama “la Vendée de Los Andes”– siguen a los buenos pastores, de los que, como dice el Evangelio, “reconocen la voz”, y no a los mercenarios que no se preocupan por las ovejas (Jn 10,4. 13).
 
Estos episodios confirman la acción del Espíritu Santo en la Iglesia: el Paráclito infunde el don de la Fortaleza en los humildes y los débiles y confunde a los orgullosos y a los poderosos, haciendo manifiesta la fe en el Santísimo Sacramento del Altar por un lado, y su profanación culpable por el respeto humano por otro. Conformarse a la mentalidad del mundo tal vez merezca a Vuestra Excelencia la alabanza fácil e interesada de los enemigos de la Iglesia, pero no evitará ni la desaprobación unánime del bien, ni el Juicio de Dios, que bajo los velos de la Eucaristía está presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Y que pide a los Sagrados Pastores que sean sus testigos, no sus traidores y perseguidores.
 
Su Excelencia me permitirá señalar cierta incoherencia en su comportamiento con el lema que ha elegido para su escudo: Patérna atque fratérna charitáte. No veo nada paternal en castigar a los sacerdotes que no quieren profanar la Sagrada Eucaristía, ni ninguna forma de verdadera caridad para los que han desobedecido una orden inadmisible. La caridad se ejerce para el Bien y para la Verdad: si tiene el error como principio y el mal como fin, no es más que una grotesca parodia de la Virtud. Un Obispo que, en lugar de defender el honor que se debe al Rey de Reyes y de alabar a los que trabajan para este noble propósito, termina cerrando un floreciente Seminario y reprendiendo públicamente a sus clérigos, no realiza un acto de Caridad, sino un deplorable abuso, por el que será llamado a responder ante el tribunal de Dios. Rezo para que entienda cómo su gesto, evaluado sub specie æternitátis, es grave en sí mismo y escandaloso para los sencillos. Sus estudios en el Angelicum deberían ayudar a Su Excelencia en este trabajo de sano arrepentimiento, que también impone sub gravi también la necesaria reparación.
 
La prensa informa que en la Diócesis de Basilea, en la iglesia de Rigi-Kaltbad, una mujer [Anita Wagner, N. del E.] vestida con ropas sagradas solía simular la celebración de la misa en ausencia de un sacerdote ordenado, omitiendo sólo las palabras de la Institución. Me pregunto si Monseñor Félix Gmür Beck se distinguirá por el mismo celo que le animó a usted, y recurrirá a los Dicasterios romanos para que la puesta en escena sacrílega sea castigada de manera ejemplar.
   
Me temo, sin embargo, que la inflexibilidad mostrada por usted al castigar a los sacerdotes que han desobedecido obedientemente no encontrará émulos en Suiza. Ciertamente, si en ese altar un sacerdote hubiera celebrado la misa en el rito tridentino, los secuaces del Ordinario no habrían tardado en golpearlo; pero una mujer que celebra la misa de manera abusiva y sacrílega es considerada hoy en día una cosa insignificante, tanto como exponer el Santísimo Sacramento del Altar a la profanación.
 
Junto con los clérigos y los laicos de vuestra Diócesis, a los que habéis golpeado injustamente y ofendido gravemente, rezo por Vos, Excelencia, por los jerarcas de la Santa Sede, y en particular por el Cardenal Beniamino Stella, a quien conocí como devoto sacerdote y como fiel Nuncio Apostólico, al que visité en Bogotá como Delegado de las Representaciones Pontificias. Alguna vez fue amigo mío, trabajé con él durante años en la Secretaría de Estado: desgraciadamente desde hace algún tiempo ya no puedo reconocerlo como tal, debido a su participación en los trabajos de demolición de la Iglesia de Cristo.
 
Rezamos por su conversión, una conversión a la que todos estamos llamados, pero que es inevitable para aquellos que trabajan no para la gloria de Dios, sino contra el bien de las almas y el honor de la Iglesia.
 
Todos rezamos por los seminaristas y por los fieles de San Rafael a los que usted, Su Excelencia, ha declarado la guerra.
 
Con caridad fraternal, en la verdad,
 
+ Carlo Maria Viganò

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