Bendito sea Dios, que nos ha permitido padecer alguna cosa por la verdad y la justicia. Bendito sea Dios, que nos ha librado de tomar parte en lo que es contrario a la fe y la caridad. Bendito sea el Señor, que nos ha puesto en el corazón estos sentimientos y nos ha dado la fuerza para superar los obstáculos que por todas partes nos rodean. Levante Él su mano desde el Cielo, y derrame sobre nosotros sus bendiciones. Descienda una particular bendición sobre nuestros hijos, para que los libre de la peste de la impiedad y de la corrupción, que intenta enfermarlos no en el cuerpo, sino más bien en el alma, y nos libre también de todos los males que nos amenazan.
PAPA PÍO IX, Discurso del 3 de Julio de 1871. En Oraciones compuestas por el Sumo Pontífice Pío IX, Roma 1880. Imprimátur por el R. P. Fray Vicente María Gatti OP, Maestro del Sacro Palacio Apostólico.
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