Dispuesto por el Padre Félix Sardá y Salvany y publicado en Barcelona por la Tipografía Católica en 1879, con aprobación eclesiástica.
MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, oh buen Jesús, de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
DÍA 18º – EN EL SAGRADO CORAZÓN HALLAREMOS LA MEJOR HONRA
I
Llámanse ilustres y honrados según el mundo los que obtienen por sus merecimientos o por su fortuna el favor de los príncipes, y tienen libre entrada y valioso influjo en los palacios de los poderosos. A los tales se mira por la generalidad con admiración mezclada de secreta envidia: más que por sus riquezas y poderío se les señala por el lustre que rodea su nombre, por el esplendor en que viven sus familias, por la consideración y respeto que les tienen sus conciudadanos, y no obstante, ¡cuán fugaz y pasajera es esta gloria humana, y cuán fácilmente se trueca en olvido, y quizá en espantosa desgracia! Llenas andan las historias de esas catástrofes de la humana vanidad; más de una vez se han tocado en un mismo día los extremos de la mayor elevación y de la mayor ignominia; el trono quizá ayer, y hoy el cadalso.
No es tal la gloria y el honor, que a sus servidores concede el Sagrado Corazón de Jesús. Los validos y favoritos de este generoso Monarca no pierden nunca la gracia real, si no renuncian a ella espontáneamente con un voluntario apartamiento. Son admitidos a su más dulce intimidad, y poseen cerca de Él la más omnímoda influencia. De su recomendación pueden servirse para alcanzar del Padre cuanto les fuera conveniente para sí o para sus hermanos; ni se mostró más blando y dadivoso con los suyos aquel antiguo José, de los que con nosotros quiere mostrarse nestro hermano mayor Jesucristo. A los que le hayan hecho fielmente la corte en vida, promete el asiento junto a sí para juzgar al mundo en el supremo tribunal. A los que por suyo le hayan tenido acá entre los hombres, promete Él reconocerles por suyos ante su Padre Celestial.
Medítese unos minutos.
II
Si gloria y honores y real privanza ambicionas, alma mía, ambiciona ésta que sólo puede darte el Sagrado Corazón. Oye lo que dijo a Sus discípulos, y en ellos a todos nosotros: «Ya no os llamaré siervos, porque el siervo ignora lo de su señor; os llamáré, sí, amigos, porque todo lo que de mi Padre recibí, lo comuniqué a vosotros». ¿Qué príncipe de la tierra habló jamás así a un vasallo a quien quisiese honrar?
Así lo reconozco, Jesús mío, y por esto en adelante no quiero ya otra gloria ni otro honor que los que resultan de serviros a Vos. Guárdense los reyes sus palacios, los cortesanos su codiciado influjo, los poderosos las mercedes con que honran a sus amigos. Téngase estos engañosos favores, que tan caros se compran y tan fácilmente se pierden.
No excitará ya mi codicia el brillo de los pomposos arreos, de los elevados puestos, del esclarecido renombre, del aura popular incierta y veleidosa.
¡Oh Jesús mío! Quien como Vos vive, éste alcanza la mayor privanza: quien puede llamarse vuestro, éste adquiere el más distinguido título de honor. Ni más deseo, ni quiero pasar por menos. Sea ésta mi principal nobleza. La cruz, la herida cruel y la corona de espinas que mostráis en vuestro Corazón, he aquí mis blasones, únicos que me han de dar a conocer en el juicio por cortesano de vuestro palacio. Ambicioso soy, Jesús mío, y no me contento con menos que con reinar junto a Vos en la gloria que preparáis a vuestros escogidos. Dadme cada día más de esos verdaderos honores, y haced los alcance un día en vuestro reino celestial.
Así lo reconozco, Jesús mío, y por esto en adelante no quiero ya otra gloria ni otro honor que los que resultan de serviros a Vos. Guárdense los reyes sus palacios, los cortesanos su codiciado influjo, los poderosos las mercedes con que honran a sus amigos. Téngase estos engañosos favores, que tan caros se compran y tan fácilmente se pierden.
No excitará ya mi codicia el brillo de los pomposos arreos, de los elevados puestos, del esclarecido renombre, del aura popular incierta y veleidosa.
¡Oh Jesús mío! Quien como Vos vive, éste alcanza la mayor privanza: quien puede llamarse vuestro, éste adquiere el más distinguido título de honor. Ni más deseo, ni quiero pasar por menos. Sea ésta mi principal nobleza. La cruz, la herida cruel y la corona de espinas que mostráis en vuestro Corazón, he aquí mis blasones, únicos que me han de dar a conocer en el juicio por cortesano de vuestro palacio. Ambicioso soy, Jesús mío, y no me contento con menos que con reinar junto a Vos en la gloria que preparáis a vuestros escogidos. Dadme cada día más de esos verdaderos honores, y haced los alcance un día en vuestro reino celestial.
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a vuestros pies, oh Jesús mío, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.
¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: «Venid a Mí…, Aprended de Mí…, Pedid, llamad…». A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno de amor y bondad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de cuya plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado de los collados eternos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, saciado de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado con la lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra vida y resurrección, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salud de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno de amor y bondad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de cuya plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado de los collados eternos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, saciado de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado con la lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra vida y resurrección, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salud de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
℣. Jesús, manso y humilde de Corazón.
℟. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
℟. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
ORACIÓN
¡Oh Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón!: haz que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.
Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos en el Corazón de tu muy amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te ha ofrecido a nombre de los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que imploran tu misericordia en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
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