Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
No deberían sorprenderse por la crisis actual en la Iglesia.
Los laicos tienen los líderes eclesiásticos que merecen: apóstatas. No mejores que Lutero.
«Queridos Padres de TRADITIO: Un sacerdote católico tradicional me dijo recientemente que los laicos no deberían sorprenderse por la crisis actual de la Iglesia. Dijo que los laicos sólo tienen los líderes de la iglesia que merecen. Cuando hay laicos en pecado mortal sin la gracia santificante, cuando la mayoría de los laicos no creen en los Sacramentos, cuando los laicos mismos no crían a sus hijos en la verdadera Iglesia, ¿qué tipo de líderes esperan?
Luego dijo que, para empezar, el clero proviene de personas laicas, entonces, dado el estado de los laicos, ¿deberíamos sorprendernos en absoluto por la absoluta apostasía de Montini (alias Pablo VI), Wojtyła (alias Juan Pablo II), Ratzinger (alias Benedicto XVI), y Bergoglio (alias Francisco), quiénes representan a la apóstata Iglesia Novusordita?» (Charles).
RESPUESTA DE LOS PADRES DE TRADITIO.
De hecho, los problemas que describe el sacerdote no son los de la Iglesia Católica, sino los de la Iglesia Conciliar, fundada en 1964 en el Anticoncilio Vaticano II para sustituir a la Iglesia Católica como Iglesia “institucional”. La iglesia moderna ciertamente NO es la Iglesia Católica. No es sustancialmente diferente de la Iglesia que el archihereje Martín Lutero creó para reemplazar a la Iglesia Católica. Está desprovista de la Misa, los Sacramentos y la gracia.
Sin embargo, los laicos de la Nueva Iglesia, particularmente los neoconservadores/pseudotradicionalistas, se continúan complaciendo el desorden corrupto y los “sacramentos” de esta espuria Neo-Iglesia, su doctrina y moral pervertidas y su clero no ordenado (inválido). Deberían haber salido de ella hace mucho tiempo y haber encontrado iglesias, capillas y oratorios verdaderamente católicos no asociados con la Antiiglesia para preservar la verdadera Fe Católica. Pero son demasiado cobardes para hacer eso, tal como lo predijo el Papa San Pío X a principios del siglo XX.
En cambio, los neoconservadores/pseudotradicionalistas de la Iglesia Conciliar son como los drogadictos: no pueden dejar el hábito de la Antiiglesia, aunque deben saber que ella no es católica, sino blasfema, sacrílega e idólatra. Debieron haber seguido el ejemplo de los grandes santos, como San Agustín de Hipona, San Basilio el Grande de Cesarea, San Atanasio de Alejandría, San Martín de Tours y tantos otros a lo largo de los siglos, que se negaron a tener cualquier cosa que tenga que ver con una Iglesia apóstata.
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