Una serie de cajas con textos escolares para lectura en el aula llegó a las escuelas de Mendoza. Las mandó el Ministerio de Educación de la Nación. Estos envíos son usuales, a los que docentes están acostumbrados; son parte de la práctica cotidiana de la cultura escolar. Pero lo que no resultó usual para los maestros fue el contenido de los libros. Cuando los abrieron se encontraron con historietas con contenido y lenguaje sexual explícito.
Los ejemplares fueron enviados a las escuelas secundarias para ser tratados con los alumnos. Pero la sorpresa y el escándalo entre los docentes no tardó en llegar.
Osvaldo Calvente, director de la Escuela Técnica 4-108 Guillermo Villanueva, de Maipú, se mostró indignado con lo que encontró en las cajas que le mandaron.
Los ejemplares fueron enviados a las escuelas secundarias para ser tratados con los alumnos. Pero la sorpresa y el escándalo entre los docentes no tardó en llegar.
Osvaldo Calvente, director de la Escuela Técnica 4-108 Guillermo Villanueva, de Maipú, se mostró indignado con lo que encontró en las cajas que le mandaron.
Osvaldo Calvente, director de la Escuela Técnica 4-108 Guillermo Villanueva, de Maipú, sostiene uno de los ejemplares de los libros corruptos que enviara el Ministerio de Educación argentino (El contenido del libro ha sido CENSURADO en nuestro blog)
El hombre contó que una vez que recibieron el material iniciaron un procedimiento de rutina para inventariarlo y ponerlo a disposición de los alumnos. Fueron las bibliotecarias las que revisaron los textos y hallaron dentro de sus hojas los dibujos en los que se muestran tanto a hombres como a mujeres desnudas teniendo relaciones o insinuándolas. También hay casos extremos como imágenes de zoofilia.
Calvente tenía en sus manos el ejemplar de El Inspector Justo y otras historias, de Sanyú, un libro de historietas policiales con dosis de alto voltaje sexual. El director, que tenía marcado con papelitos las páginas donde estaban los dibujos que consideraba más fuerte, alcanzó a ver los libros y los frenó en la biblioteca antes de que pudiesen verlos los alumnos.
“Hace diez días llegaron las cajas con libros de historietas. Esto viene a ser como el Martín Fierro o Rayuela, un libro para que lean los chicos. Pero después de verlos concluimos que no podían ser incorporados a las bibliotecas por más valor artístico que tengan, son para adultos, no para adolescentes”, cuenta indignado con el material.
Los ejemplares son ediciones especiales preparadas por el Ministerio de Educación de la Nación y también hay otros títulos como Sin novedad en el Frente, de Patricia Breccia, o el libro de Peter Capusotto.
“Entiendo que esto no puede llegar a los chicos mediante una escuela. No sé cuál es la idea del Ministerio de mandar estos libros, que aportan seguramente muchas cosas pero no lo que hace falta en un colegio”, agregó el educador.
Mientras mostraba las páginas del libro, Calvente dijo que esto “los dejó realmente helados. Hay imágenes que denigran a la mujer. Una cosa es que lo vean los adultos, pero esto es absolutamente pornográfico. No sé quién puede haber dicho que este es un material adecuado para la formación de un adolescente”, agregó anonadado.
El director avisó a la supervisión de su zona y recibió como respuesta que iban a revisar las bibliotecas escuela por escuela –de esa sección– para ver si dejaban los libros o los sacaban.
Repercusión en Facebook
Al grupo de Facebook Docentes Mendocinos Independientes también llegó la sorpresa por los materiales que envió el Ministerio de Educación de la Nación. Allí se quejaron particularmente por el ejemplar de Peter Capusotto, el Libro, que también fue mandado.
En el muro de la red social, la docente Miriam Estrellita Sobisch publicó una foto con la tapa del título. Una profesora de Matemática de una escuela de Rivadavia habló con Diario UNO y contó que decidió publicar lo que había llegado porque “no podía creerlo”.
“Fuimos a la biblioteca la semana pasada cuando tuvimos mesas de exámenes y los estaban abriendo. El contenido es muy pesado, nadie entiende para qué es, no le vemos ningún fin”, contó. Además del real contenido sexual, dijo que en los libros también hay referencias a cómo drogarse e incluso a homicidios.
Comentó que cuando apenas recibieron las cajas, un día en que una maestra faltó a dar clases, les pasaron a los alumnos estos libros sin antes revisarlos, confiando en que eran aptos dada su procedencia. Por suerte los estudiantes no los tuvieron mucho dado que los docentes alcanzaron a darse cuenta del contenido.
La respuesta de la DGE
Diario UNO consultó a la Dirección General de Escuelas (DGE) acerca de si tenía conocimiento sobre estos ejemplares y si antes de que llegasen a las escuelas habían pasado por ellos. Una vocera de esta cartera explicó que son las propias instituciones las que tienen que decidir si los libros que manda la Nación son correctos para que sean estudiados por los alumnos.
“Para eso hay gente capacitada y hay bibliotecarios que cumplen esa función. La DGE sólo interviene en algunos casos, como sucedió con los cuadernillos de educación sexual, pero a los colegios llegan cantidades de libros que no pasan por la supervisión de nosotros sino que es responsabilidad de la institución”, contestó una representante de esa dependencia.
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