domingo, 31 de enero de 2021

¿SE DEBE RECONOCER EL VATICANO II?: UNA REFLEXIÓN

   
En su discurso a la Oficina Nacional de Catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana reunida en la Sala Clementina del Palacio Apostólico (que se está cayendo a pedazos), con ocasión de los 60 años de su creación, Francisco Bergoglio dijo:
«El Concilio es el Magisterio de la Iglesia. O estás con la Iglesia y por lo tanto sigues el Concilio, y si no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, a tu voluntad, no estás con la Iglesia. Debemos ser exigentes y estrictos en este punto. No, el Concilio no debería ser negociado para tener más que estos… No, el Concilio es así. Y este problema que estamos viviendo, de selectividad del Concilio, se ha repetido a lo largo de la historia con otros Concilios. A mí me hace pensar tanto en un grupo de obispos que después del Vaticano I se fueron, un grupo de laicos, grupos allí, para continuar la “verdadera doctrina” que no era la del Vaticano I. “Nosotros somos los verdaderos católicos”… Hoy ordenan mujeres. La actitud más estricta de custodiar la fe sin el Magisterio de la Iglesia, te lleva a la ruina. Por favor, nada de concesiones a los que intentan presentar una catequesis que no está de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia».
En este solo párrafo vemos reflejado el celo de Bergoglio en la defensa del Vaticano II, celo equiparable al de su antecesor Pablo VI Montini (que dijo a la primera asamblea de la CEI el 23 de Junio de 1966: «Debemos mirar al Concilio con gratitud a Dios y con confianza en el futuro de la Iglesia; será el gran catecismo de los nuevos tiempos»). El mismo Montini temeroso ante la ira de los progresistas de corbata y sotana que no le perdonaron su seudoencíclica “Humánæ Vítæ” (que si bien condena los anticonceptivos, aprueba la no menos ilícita y pecaminosa “Planificación Natural de la Familia”), el mismo que rompió a llorar lágrimas de cocodrilo cuando aquel lunes de Pentecostés de 1970 le pusieron en la sacristía ornamentos verdes, el mismo que denunció el 29 de Junio de 1972 que «A través de alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios» (cuando ÉL DERRIBÓ LA MURALLA), el mismo que el 4 de Abril de 1976 apoyó el llamado a oración del Cardenal Vicario para la diócesis de Roma y de la CEI luego que el escritor homosexual y pederasta francés Roger Peyrefitte revelara que Montini y el actor Paolo Carlini eran amantes porque este condenó la homosexualidad (detalle que el mismo postulador de su causa conocía), el mismo que, en últimas, cierto ambiente “tradi-conservador” presenta incluso como mártir y suplantado por un impostor, era aquel que en su carta del 29 de Junio de 1975 le espeta al arzobispo Marcel Lefebvre:
«¿Cómo podría hoy alguno paragonarse a San Atanasio, osando combatir un Concilio como el Vaticano II, que tiene la misma autoridad, y, en algunos aspectos, es incluso más importante que el Concilio de Nicea
«No tiene ningún derecho a oponerse al Concilio; usted es un escándalo para la Iglesia, la está destruyendo. Es horrible, usted levanta a los cristianos contra el Papa y contra el Concilio. ¿No siente nada en su conciencia que lo condene?»
Cuando Mons. Lefebvre le dice que Dignitátis Humánæ y Gáudium et Spes (dos documentos conciliares que él se negó a firmar) porque «contienen pasajes que contradicen textualmente lo enseñado por Gregorio XVI y Pío IX…», Montini le responde tajante: «¡Dejemos este tema a un lado! ¡No estamos aquí para discutir sobre teología!» (cualquier parecido entre las negociaciones de la Frater y Bergoglio es pura realidad).
  
De otro lado, reparar en que Bergoglio equipara a los que escogen qué obedecer del Vaticano II (cuando TODO EL VATICANO II ES PARA QUEMARLO) con los veterocatólicos, que después del Vaticano I, con el sacerdote excomulgado Johann Joseph Ignaz von Döllinger –que dicho sea de paso, no era partidario del liberalismo– a la cabeza y en el contexto del Kulturkampf bismarckiano, rechazaron el dogma de la infalilbilidad pontificia ex cáthedra y se unieron a la cismática iglesia de Utrecht. Pero, como escribe el Apóstol San Pablo en el capítulo II, verso 1 de su Epístola a los Romanos: «en lo que condenas a otro, te condenas a ti mismo: haciendo como haces tú aquellas mismas cosas que condenas», porque del “papa” abajo, ellos toman del Vaticano II lo que les conviene y cada año cambian su doctrina y liturgia según les viene en gana, en nombre del deletéreo “espíritu del Concilio”.
   
Y siguiendo el chiste bergogliano de los que se procaman “verdaderos católicos” pero que “hoy ordenan mujeres” (que dicho sea de paso, tiene su más y su menos, porque precisamente la “ordenación” de mujeres y de homosexuales, y las innovaciones litúrgicas y doctrinales, fueron la causa por la que la Iglesia Católica Nacional Polaca y la Iglesia Católica Nórdica se separaron de la Unión de Utrecht y de la Iglesia Luterana de Noruega respectivamente para formar la Unión de Scranton; y por esa causa también la Comunión Anglicana Tradicional, el Movimiento Anglicano de Continuación y los metodistas tradicionalistas se separaron de la rama mayoritaria de sus denominaciones), los conciliares (desde Montini en adelante) han mantenido encuentros y diálogo ecuménico; y recientemente, Bergoglio oficializó mediante reforma al Derecho canónico wojtyliano que las mujeres pueden ejercer lectorado y acolitado en el Novus Ordo (práctica que de facto existe desde Karol Wojtyła tanto en los latinos como en los uniatos).
  
Ahora, decir Bergoglio «Si no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, a tu voluntad, no estás con la Iglesia» contradice la declaración “Dóminus Jesus” del 6 de Agosto de 2000 (que algunos neocones pretenden poner en la misma línea que la encíclica “Mýstici Córporis Christi” de Pío XII) y la Constitución Dogmática del Vaticano II “Lumen Géntium” del 21 de Noviembre de 1964 (documento que tiene la impronta del dominico modernista Yves Congar Desoye), que en pocas palabras afirman HERÉTICAMENTE que todos, TODOS, de una manera u otra son miembros de la Iglesia de Cristo, que subsiste en (“subsístit in”) la Igesia Católica.
  
Finalmente, cabe preguntarse por el meollo del asunto: «¿Tiene autoridad vinculante el Vaticano II?». La respuesta es que SÍ LA TIENE, PERO SÓLO PARA QUIENES LO RECONOCEN COMO CONCILIO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Recordemos que los documentos del Vaticano II fueron promulgados por Montini en su totalidad cumpliendo los tres requisitos de la infalibilidad (expedidos por él como Pastor y Doctor Público de la Iglesia, definiendo solemnemente por autoridad de la Iglesia sobre Fe y costumbres, y que deben ser observados fiel y constantemente de los fieles). Así lo expresa el breve “In Spíritu Sancto” del 8 de Diciembre de 1965, con el cual se clausuró el Concilio:
«Así, pues, finalmente ha concluido hoy, con la ayuda de Dios, todo cuanto se refiere al Sacrosanto Concilio ecuménico. Y con nuestra apostólica autoridad decidimos concluir a todos los efectos las constituciones, decretos, declaraciones y acuerdos, aprobados con deliberación sinodal y promulgados por Nos, así como el mismo Concilio ecuménico, convocado por nuestro predecesor, Juan XXIII, el 25 de diciembre de 1961, iniciado el día 11 de octubre de 1962 y continuado por Nos después de su muerte, mandamos y también ordenamos que todo cuanto ha sido establecido sinodalmente sea religiosamente observado por todos los fieles para gloria de Dios, para el decoro de la Iglesia y para tranquilidad y paz de todos los hombres. Hemos sancionado y establecido estas cosas, decretando que las presentes letras sean permanentes y continúen firmes, válidas y eficaces, que se cumplan y obtengan plenos, íntegros efectos y que sean plenamente convalidadas por aquellos a quienes compete o podrá competer en el futuro. Así se debe juzgar y definir. Y debe considerarse nulo y sin valor desde este momento todo cuanto se haga contra estos acuerdos por cualquier individuo o cualquier autoridad, conscientemente o por ignorancia».
En segunda instancia, el reconocer a alguno como Papa (reconocimiento expresado particularmente nombrándolo en el Te Ígitur de la Misa) conlleva a obedecer ad totum cuanto él ordene, so pena de incurrir en Cisma y escindirse de la comunión con él. Y ese es el error de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que reconoce como válidos a los antipapas conciliares pero se resisten a su autoridad y afirman que el Vaticano II es 95% católico.
   
Por supuesto, para nosotros los sedevacantistas es claro y patente que el Vaticano II NO ES CATÓLICO, como tampoco lo son los pretendidos “Papas” que fundan en él su autoridad; por ende sus normas SON NULAS, INVÁLIDAS E INEXISTENTES, y quienes los siguen a ellos, están FUERA DE LA IGLESIA DE CRISTO, QUE ES LA IGLESIA CATÓLICA.
  
JORGE RONDÓN SANTOS
31 de Enero de 2021 (Año Mariano “Espada de Lepanto”).
Domingo de Septuagésima. Fiesta de San Juan Bosco, Confesor y Fundador, y de la Beata Ludovica Albertoni TOSF, Viuda. Aparición de la Santísima Virgen a la Beata Ángela de Foligno. Nacimiento de San Juan Francisco Régis SJ y San Luis María de Montfort. Hallazgo de la tumba del Apóstol San Pedro. Aniversario de la elección de San Silvestre I como Papa; de la victoria de Gembloux; de la fundación de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo de Guatemala; de establecimiento del gobierno nacional de Burgos. Nacimiento de S. M. C. Don Carlos Luis María Fernando de Borbón y Braganza (Carlos VI).

ORACIÓN A SAN JUAN BOSCO

   
Oh glorioso San Juan Bosco, que para conducir a la juventud a los pies del divino Maestro y formarla a la luz de la fe y de la moral cristiana os sacrificasteis hasta el fin de vuestra vida y habéis fundado un Instituto especial destinado para continuar y extender hasta los últimos confines de la tierra vuestra nobilísima obra, obtenednos también del Señor un santo amor por la juventud expuesta a tantas seducciones, y haced que nos prodiguemos generosamente para sostenerla contra las insidias del demonio, para preservarla de los peligros del mundo y llevarla, piadosa y pura, en el sendero que la conduce a Dios. Amén.
  
La Santidad del Papa Pío XII, mediante decreto de la Sagrada Penitenciaría Apostólica del 25 de Febrero de 1941, concedió por el rezo de esta oración 300 días de Indulgencia. Plenaria al mes, con las condiciones de rigor.

MES DE LA SANTA FAZ - MEDITACIÓN PRELIMINAR

Tomado del devocionario El mes de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo, escrito por el padre Jean-Baptiste Fourault, sacerdote del Oratorio de la Santa Faz y publicado en Tours en 1891; y traducido al Español por la Archicofradía de la Santa Faz y Defensores del santo Nombre de Dios de León (Nicaragua) en 2019.
   
MEDITACIÓN AD JESUM PER MARÍAM
Al iniciar a meditar sobre los misterios de la adorable Faz de Jesús, tomemos como nuestra guía a aquella quien los comprendió mejor que ninguno. Vayamos a Jesús por medio de María. Supliquemos a nuestra Augusta Madre nos capacite a obtener de esta meditación todos los frutos posibles y pidámosle nos esconda en lo secreto de la Faz del Señor (Abscóndes eo sin abscóndite fáciei tua. Ps. XXX, 21).
   
1º PUNTO – MARÍA FUE LA PRIMERA Y MÁS FIEL ADORADORA DE LA SANTA FAZ.
Desde el origen de la Cristiandad, la piedad de los fieles ha tenido sus delicias en saludar a María bajo diversos nombres expresivos en virtud de su poder y de su amor. Ha sido llamada La Madre de Dios, la Reina de las vírgenes y de los Santos, la Estrella de la mañana, el Refugio de los pecadores, la Inmaculada, Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
    
Así para nosotros, adoradores de la Santa Faz, socios de la Archicofradía de reparación, la llamamos Reina de los Mártires, Nuestra Señora de los Siete Dolores, porque de acuerdo a la profecía de Simón, en distintas circunstancias de su vida, y sobre todo en el Calvario, una espada de dolor atravesó su alma; pero, si en ningún grado yendo más allá que la santa Iglesia, y siguiendo solamente el impulso de nuestro corazón filial, no la llamaríamos, quien fue su primera y más fiel adoradora, ¿Nuestra Señora de la Santa Faz? Oh, Adorable Rostro, que fuiste adorado con tan profundo respeto por María y José cuando os vieron por vez primera, ten misericordia de nosotros, dice Sor maría de San Pedro en una de las primeras invocaciones de las letanías de la Santa Faz.
   
Repitamos con ella esta hermosa invocación.
   
2º PUNTO – MARÍA NO SÓLO FUE LA PRIMERA ADORADORA DE LA SANTA FAZ, SINO QUE DURANTE TREINTA Y TRES AÑOS FUE SU ÁNGEL CONSOLADOR.
¿Cuántas veces amorosamente en la cuna secó las lágrimas de Jesús? ¿Cuántas veces enjugó el polvo y sudor que cubría su frente en el taller de José? ¿Cuántas veces de repente apareció en medio de los trabajos apostólicos del Salvador para consolar su corazón y regocijar su Santa Faz?
   
¡Cuántas miradas de amor y de ternura fueron intercambiadas entre Jesús y María! ¡Con cuan agudo dolor acaso no contempló Ella la Santa Faz herida y desfigurada durante la Pasión! ¡Con que tan amargo dolor no contempló Ella los sufrimientos y agonía de su divino Hijo sobre el Calvario!
   
¡Cual no fue la agonía de su alma cuando escuchó su último lamento y recibió su último suspiro! ¡También con qué felicidad y con cual dulce consolación no contempló Ella la Faz resplandeciente de Jesús con gloria en medio de los triunfos de la Resurrección! ¿Con que esperanza no le vio alzarse al cielo? ¿Con que éxtasis no le contempla ahora en el esplendor de la eternidad?
   
Deseamos, como María, contemplar la Santa Faz durante el peregrinaje de su vida terrena de Nuestro salvador y Maestro, para que un día podamos disfrutar de su inefable visión.
  
Sea entonces María nuestro modelo y nuestra guía. Ad Jesum per Maríam. Vayamos a Jesús, pero vayamos a Jesús por medio de María.
   
SANTA VERÓNICA ANTES DE LA PASIÓN
Santa Verónica, una noble dama de Jerusalén, de acuerdo con la constante tradición, ninguna otra que la piadosa israelita cuya cura así narrada por San Lucas: Cierta mujer que tenía un padecimiento de sangre durante doce años, que había gastado toda su fortuna en médicos, y no pudo ser sanada por ninguno, vino detrás de Él y tocó la orla  de sus vestidos e inmediatamente el flujo de sangre se detuvo. Y dijo Jesús: «¿quién me ha tocado?», y negándolo todos. Pedro y los que con él estaban dijo: «Maestro, la muchedumbre os agolpan y apretujan, y dices: “¿Quién me ha tocado?”» Y dijo Jesús: «Alguien me ha tocado. Porque sé que una virtud ha salido de mí. Y la mujer viendo que no podía esconderse, temblorosa, cayó rostro en tierra a sus pies, y declaró delante de todas las gentes por que causa le había tocado y como inmediatamente fue sanada. Pero Él le dijo a ella: «tu fe te ha salvado, vete en paz» (Lucas, VIII, 43-48).
   
Baronio habla de esta piadosa mujer por su propio nombre de Berenice. El nombre Verónica que significa la Victoriosa (φερ, Yo consigo: νιχη, la victoria) le parece a él haberse originado en el hecho memorable que ella realizó al enjugar La Faz de Jesús camino al calvario.
   
Después de su cura, la feliz israelita, llena de gratitud, se entregó devotamente al servicio de su benefactor. Se adhirió tanto a Jesús de la misma manera que María Magdalena y las otras santas mujeres de Jerusalén, quienes le aguardaron y le asistieron con alimentos, mientras Él, acompañado de sus discípulos, predicaba el evangelio de pueblo en pueblo.
   
Ella estaba con el Salvador el Domingo de Ramos, cuando hizo su entrada triunfal en Jerusalén. Ella, aún se dice, tuvo la osadía de entrar en la presencia de Pilatos durante la Pasión, para dar su testimonio en favor de Jesús junto con los otros testigos de sus milagros.
   
INVOCACIÓN
Oh Faz adorable, cuya divina mirada atravesó el alma de la piadosa Verónica a fin de transformarla en un alma compasiva y reparadora, también penetrad nuestras almas, concedednos, siguiendo sus huellas, el valor de caminar generosamente en el camino de reparación.

BENDICIÓN DE LA MESA, EN EL RITO ROMANO TRADICIONAL

Bendición de la mesa (José de Alcíbar. Museo Nacional de Arte de México)
   
Según San Alfonso María de Ligorio, la piadosa práctica de bendecir la mesa antes de comer, y de dar gracias después, es tan antigua que se puede decir era observada por primeros cristianos. Tertuliano, en su tratado De la Oración, 25, dice «Nosotros no nos reclinamos en un banquete antes de probar primero la oración, y de manera semejante, la oración pone fin a la fiesta». Las Instituciones cenobíticas de Juan Casiano, libro 7, cap. 12, y el cap. 43 de la Regla de San Benito incluyen disposiciones sobre la comida en los monasterios, adaptando esta última lo dispuesto en la Régula Magístri tres décadas antes.
   
El Breviario Romano Tradicional contiene esta forma de bendición de la mesa, que se emplea en seminarios, rectorías parroquiales y casas religiosas, pero que también puede observarse en familia, iniciando el que preside la mesa y respondiendo los demás; si se está solo, se dice en su totalidad. En caso de comer con no católicos, bastará con hacer la Señal de la Cruz sobre lo que se va a comer, sin participar en las bendiciones de ellos, so pena de communicátio in sacris y recibir maldición.
    
Salvo los salmos (tomados de la versión de Mons. Félix Torres Amat), la traducción es propia.
   
AD PRÁNDIUM (En el almuerzo)*
Antes:
℣. Benedícite (Bendice).
℞. Benedícite. (Bendice).
   
℣. Óculi ómnium in te sperant, Dómine, et tu das escam illórum in témpore opportúno (Los ojos de todos esperan en ti, Señor, y tú les das su alimento en tiempo oportuno).
℞. Áperis tu manum tuam, et imples omne ánimal benedictióne (Abres tu mano, y llenas de bendición a todo viviente).
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen.
   
Kýrie, eléison.
Christe, eléison.
Kýrie, eléison.
   
Pater noster en voz baja hasta:
℣. Et ne nos indúcas in temptatiónem.
℞. Sed líbera nos a malo.
  
Orémus.
   
Bénedic, Dómine, nos et hæc ✠ tua dona quæ de tua largitáte sumus sumptúri. Per Christum Dóminum nostrum (Bendícenos, Señor, y a estos ✠ tus dones con los cuales somos alimentados por tu generosidad Por Jesucristo Nuestro Señor). Amen.
   
Jube, Dómine benedícere (Dígnate, Señor, bendecir)
   
Mensæ cœléstis partícipes fáciat nos, Rex ætérnæ glóriæ (Haznos, Rey de la eterna gloria, partícipes de la mesa celestial). Amen.
    
Al final:
℣. Tu autem Dómine, miserére nobis.
℞. Deo grátias.
℣. Confiteántur tibi, Dómine, ómnia ópera tua.
℞. Et Sancti tui benedícant tibi.
     
Ágimus tibi grátias, omnípotens Deus, pro univérsis benefíciis tuis: Qui vivis et regnas in sǽcula sæculórum (Te damos gracias, Dios omnipotente, por todos tus beneficios. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos) Amen.
  
Se puede decir el Salmo 50:
Miserére mei, Deus, secúndum magnam misericórdiam tuam. (Ten piedad de mí, oh Dios, según la grandeza de tu misericordia)
Et secúndum multitúdinem miseratiónum tuárum, dele iniquitátem meam. (Y según la muchedumbre de tus piedades, borra mi iniquidad).
Amplius lava me ab iniquitáte mea: et a peccáto meo munda me. (Lávame todavía más de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado);
Quóniam iniquitátem meam ego cognósco: et peccátum meum contra me est semper. (Porque yo reconozco mi maldad, y delante de mí tengo siempre mi pecado):
Tibi soli peccávi, et malum coram te feci: ut justificéris in sermónibus tuis, et vincas cum judicáris. (Contra ti solo he pecado; y he cometido la maldad delante de tus ojos, a fin de que perdonándome, aparezcas justo en cuanto hables, y quedes victorioso en los juicios que de ti se formen).
Ecce enim, in iniquitátibus concéptus sum: et in peccátis concépit me mater mea. (Mira pues que fui concebido en iniquidad, y que mi madre me concibió en pecado).
Ecce enim, veritátem dilexísti: incérta et occúlta sapiéntiæ tuæ manifestásti mihi. (Y mira que tú amas la verdad: tú me revelaste los secretos y recónditos misterios de tu sabiduría).
Aspérges me hyssópo, et mundábor: lavábis me, et super nivem dealbábor. (Me rociarás, Señor, con el hisopo, y seré purificado: me lavarás, y quedaré más blanco que la nieve).
Audítui meo dabis gáudium et lætítiam: et exsultábunt ossa humiliáta. (Infundirás en mi oído palabras de gozo, y de alegría; con lo que, viéndome perdonado, se recrearán mis huesos quebrantados o mis ya abatidas fuerzas).
Avérte fáciem tuam a peccátis meis: et omnes iniquitátes meas dele. (Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades).
Cor mundum crea in me, Deus: et spíritum rectum ínnova in viscéribus meis. (Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, y renueva en mis entrañas el espíritu de rectitud).
Ne projícias me a fácie tua: et spíritum sanctum tuum ne áuferas a me. (No me arrojes de tu presencia, y no retires de mí tu santo espíritu).
Redde mihi lætítiam salutáris tui: et spíritu principáli confírma me. (Restitúyeme la alegría de tu Salvador; y fortaléceme con un espíritu de príncipe).
Docébo iníquos vias tuas: et ímpii ad te converténtur. (Yo enseñaré tus caminos a los malos, y se convertirán a ti los impíos).
Líbera me de sanguínibus, Deus, Deus salútis meæ: et exsultábit lingua mea justítiam tuam. (Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios salvador mío, y ensalzará mi lengua tu justicia).  
Dómine, lábia mea apéries: et os meum annuntiábit laudem tuam. (¡Oh Señor!, tú abrirás mis labios; y publicará mi boca tus alabanzas).
Quóniam si voluísses sacrifícium, dedíssem útique: holocáustis non delectáberis. (Que si tú quisieras sacrificios, ciertamente te los ofreciera: mas tú no te complaces con solos holocaustos o actos de religión meramente exteriores).
Sacrifícium Deo spíritus contribulátus: cor contrítum, et humiliátum, Deus, non despícies. (El espíritu compungido es el sacrificio más grato para Dios: no despreciarás, oh Dios mío, el corazón contrito y humillado).
Benígne fac, Dómine, in bona voluntáte tua Sion: ut ædificéntur muri Jerúsalem. (Señor, por tu buena voluntad seas benigno para con Sion, a fin de que estén firmes los muros de Jerusalén).
Tunc acceptábis sacrifícium justítiæ, oblatiónes, et holocáusta: tunc impónent super altáre tuum vítulos. (Entonces aceptarás el sacrificio de justicia, las ofrendas, y los holocaustos: entonces serán colocados sobre tu altar becerros para el sacrificio).
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. * Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen
 
O el Salmo 116:
Laudáte Dóminum, omnes gentes, * collaudáte eum, omnes pópuli: (Alabad al Señor, naciones todas de la tierra: pueblos todos cantad sus alabanzas).
Quóniam confirmáta est super nos misericórdia ejus, * et véritas Dómini manet in ætérnum. (Porque su misericordia se ha confirmado sobre nosotros; y la verdad del Señor permanece eternamente).
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. * Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen.
  
Kýrie, eléison.
Christe, eléison.
Kýrie, eléison.
   
Pater noster en voz baja hasta:
℣. Et ne nos indúcas in temptatiónem.
℞. Sed líbera nos a malo.
   
℣. Dispérsit dedit paupéribus (Dio a manos llenas a los pobres).
℞. Justítia ejus manet in sǽculum sǽculi (Su justicia permanece por los siglos de los siglos).
℣. Benedícam Dóminum in omni témpore (Bendigo al Señor en todo tiempo).
℞. Semper laus ejus in ore meo (Su alabanza está siempre en mi boca).
℣. In Dómino laudábitur ánima mea (Mi alma se gloría en el Señor).
℞. Áudiant mansuéti, et lætétur (Que lo escuchen los mansos, y se alegren).
℣. Magnificáte Dóminum mecum (Glorificad al Señor conmigo).
℞. Et exaltémus nomen ejus in idípsum (Y a una exaltemos su nombre).
℣. Sit nomen Dómini benedíctum (Sea bendito el nombre del Señor).
℞. Ex hoc nunc et usque in sǽculum (Desde ahora y en los siglos).
   
Retríbuere dignáre, Dómine, ómnibus nobis bona faciéntibus propter nomen tuum, vitam ætérnam (Dígnate retribuir, Señor, con la vida eterna, todo el bien que hacemos por tu nombre). Amen.
    
℣. Benedicámus Dómino (Bendigamos al Señor).
℞. Deo grátias (Demos gracias a Dios).
Fidélium ánimæ per misericórdiam Dei requiéscant in pace (Que las almas de los fieles por la misericordia de Dios descansen en paz). Amen.
Pater noster en voz baja.
   
℣. Deus det nobis suam pacem (Dios nos dé su paz).
℞. Et vitam ætérnam (Y la vida eterna). Amen.
  
AD CŒNAM (A la cena):
Antes:
℣. Edent páuperes et saturabúntur, et laudábunt Dóminum, qui requírunt eum (Los pobres comerán y quedarán saciados, y los que buscan al Señor le cantarán alabanzas): 
℞. Vivent corda eórum in sǽculum sǽculi (Sus corazones vivirán por los siglos de los siglos).
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen
   
Kýrie, eléison.
Christe, eléison.
Kýrie, eléison.
   
Pater noster en voz baja hasta:
℣. Et ne nos indúcas in temptatiónem.
℞. Sed líbera nos a malo.
  
Orémus.

Bénedic, Dómine, nos et hæc ✠ tua dona quæ de tua largitáte sumus sumptúri. Per Christum Dóminum nostrum (Bendícenos, Señor, y a estos ✠ tus dones con los cuales somos alimentados por tu generosidad Por Jesucristo Nuestro Señor). Amen.

Jube, Dómine benedícere (Dígnate, Señor, bendecir)
 
Ad cœnam vitæ ætérnæ perdúcat nos, Rex ætérnæ glóriæ (Condúcenos, Rey de la eterna gloria, a la cena de la vida eterna) Amen.
   
Acabada la cena, decir:
Memóriam fecit mirabílium suórum miséricors et miserátor Dóminus: escam dedit timéntibus se (Memoria eterna dejó de sus maravillas, misericordioso y compasivo es el Señor: ha dado alimento alos que le temen).
   
Benedíctus Deus in donis suis, et Sanctus in ómnibus opéribus suis: Qui vivit et regnat in sǽcula sæculórum (Bendito sea Dios en sus dones, y los Santos en todas sus obras. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos) Amen.

Se dice el Salmo 116:
Laudáte Dóminum, omnes gentes, * collaudáte eum, omnes pópuli: (Alabad al Señor, naciones todas de la tierra: pueblos todos cantad sus alabanzas).
Quóniam confirmáta est super nos misericórdia ejus, * et véritas Dómini manet in ætérnum. (Porque su misericordia se ha confirmado sobre nosotros; y la verdad del Señor permanece eternamente).
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. * Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen.
  
Kýrie, eléison.
Christe, eléison.
Kýrie, eléison.
   
Pater noster en voz baja hasta:
℣. Et ne nos indúcas in temptatiónem.
℞. Sed líbera nos a malo.
   
℣. Dispérsit dedit paupéribus (Dio a manos llenas a los pobres).
℞. Justítia ejus manet in sǽculum sǽculi (Su justicia permanece por los siglos de los siglos).
℣. Benedícam Dóminum in omni témpore (Bendigo al Señor en todo tiempo).
℞. Semper laus ejus in ore meo (Su alabanza está siempre en mi boca).
℣. In Dómino laudábitur ánima mea (Mi alma se gloría en el Señor).
℞. Áudiant mansuéti, et lætétur (Que lo escuchen los mansos, y se alegren).
℣. Magnificáte Dóminum mecum (Glorificad al Señor conmigo).
℞. Et exaltémus nomen ejus in idípsum (Y a una exaltemos su nombre).
℣. Sit nomen Dómini benedíctum (Sea bendito el nombre del Señor).
℞. Ex hoc nunc et usque in sǽculum (Desde ahora y en los siglos).
   
Retríbuere dignáre, Dómine, ómnibus nobis bona faciéntibus propter nomen tuum, vitam ætérnam (Dígnate retribuir, Señor, con la vida eterna, todo el bien que hacemos por tu nombre). Amen.
    
℣. Benedicámus Dómino (Bendigamos al Señor).
℞. Deo grátias (Demos gracias a Dios).
Fidélium ánimæ per misericórdiam Dei requiéscant in pace (Que las almas de los fieles por la misericordia de Dios descansen en paz). Amen.
Pater noster en voz baja.
   
℣. Deus det nobis suam pacem (Dios nos dé su paz).
℞. Et vitam ætérnam (Y la vida eterna). Amen.
   
***
  
Este modo de bendecir la mesa y dar gracias se puede observar durante todo el año, con las siguientes variaciones dependiendo del Calendario Litúrgico:
  • Desde la Navidad hasta la cena de la vigilia de la Epifanía exclusive, decir:
    Antes:
    ℣. Verbum caro factum est, allelúja (El Verbo se hizo carne, aleluya).
    ℞. Et habitávit in nobis, allelúja (Y habitó entre nosotros, aleluya).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
      
    El Salmo 50 puede ser remplazado por el Salmo 97:
    Cantáte Dómino cánticum novum: quia mirabília fecit. (Cantad al Señor un cántico nuevo; porque ha hecho maravillas).
    Salvávit sibi déxtera ejus: et brácchium sanctum ejus. (Su diestra misma, y su santo brazo han obrado su salvación).
    Notum fecit Dóminus salutáre suum: in conspéctu géntium revelávit justítiam suam. (El Señor ha hecho conocer su Salvador: ha manifestado su justicia a los ojos de las naciones).
    Recordátus est misericórdiæ suæ, et veritátis suæ dómui Israël. (Ha tenido presente su misericordia, y la verdad de sus promesas a favor de la casa de Israel).
    Vidérunt omnes términi terræ salutáre Dei nostri. (Todos los términos de la tierra han visto la salvacion que nuestro Dios nos ha enviado).
    Jubiláte Deo, omnis terra: cantáte, et exsultáte, et psállite. (Cantad pues festivos himnos a Dios todas las regiones de la tierra: cantad у saltad de alegría, y salmead).
    Psállite Dómino in cíthara, in cíthara et voce psalmi: in tubis ductílibus, et voce tubæ córneæ. (Salmead a gloria del Señor con la cítara  con la cítara y con voces armoniosas, al eco de las trompetas de metal, y al sonido de bocinas).
    Jubiláte in conspéctu regis Dómini: moveátur mare, et plenitúdo ejus: orbis terrárum, et qui hábitant in eo. (Mostrad vuestro alborozo en la presencia de este Rey, que es el SEÑOR. Conmuévase de gozo el mar y cuanla tierra toda con todos sus habitantes).
    Flúmina plaudent manu, simul montes exsultábunt a conspéctu Dómini: quóniam venit judicáre terram. (Los ríos aplaudirán con palmadas: los montes a una saltarán de contento, a la vista del Señor: porque viene a gobernar la tierra).
    Judicábit orbem terrárum in justítia, et pópulos in æquitáte. (Él juzgará el orbe terráqueo con justicia, y a los pueblos con rectitud).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
      
    Al terminar:
    ℣. Notum fecit Dóminus, allelúja (Se hizo conocido el Señor, aleluya).
    ℞. Salutáre suum, allelúja (Su Salvador, aleluya), siguiendo todo lo demás.
      
  • En la Epifanía y durante toda la Octava:
    Antes:
    ℣. Reges Tharsis et ínsulæ múnera ófferent, allelúja (Los reyes de Tarsis y las islas ofrecen regalos, aleluya).
    ℞. Reges Árabum et Saba dona addúcent, allelúja (Los reyes de Arabia y de Saba le traen dones, aleluya).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
      
    El Salmo 50 puede ser remplazado por el Salmo 71:
    Deus, judícium tuum regi da: et justítiam tuam fílio regis: (Da, oh Dios, al Rey tus leyes para juzgar, da al hijo del Rey tu justicia).
    Judicáre pópulum tuum in justítia, et páuperes tuos in judício. (A fin de que él juzgue con rectitud a tu pueblo, y a tus pobres según la equidad)
    Suscípiant montes pacem pópulo: et colles justítiam. (Reciban del cielo los montes la paz para el pueblo, y reciban los collados la justicia).
    Judicábit páuperes pópuli, et salvos fáciet fílios páuperum: et humiliábit calumniatórem. (Él hará justicia a los pobres o afligidos del pueblo, y pondrá en salvo los hijos de los pobres, y humillará al calumniador).
    Et permanébit cum sole, et ante lunam, in generatióne et generatiónem. (Y permanecerá como el sol y la luna, de generación en generación).
    Descéndet sicut plúvia in vellus: et sicut stillicídia stillántia super terram. (Descenderá como la lluvia sobre el vellocino de lana, y como rocío copioso sobre la tierra).
    Oriétur in diébus ejus justítia, et abundántia pacis: donec auferátur luna. (Florecerá en sus días la justicia, y la abundancia de paz, hasta que deje de existir la luna).
    Et dominábitur a mari usque ad mare: et a flúmine usque ad términos orbis terrárum. (Y dominará de un mar a otro, y desde el río hasta el extremo del orbe de la tierra).
    Coram illo prócident Æthíopes: et inimíci ejus terram lingent. (Postraránse a sus pies los etíopes: y lamerán el suelo ante él sus enemigos).
    Reges Tharsis, et ínsulæ múnera ófferent: reges Árabum et Saba dona addúcent. (Los Reyes de Tarsis y los de las islas le ofrecerán regalos: traeránle presentes los Reyes de Arabia y de Saba).
    Et adorábunt eum omnes reges terræ: omnes gentes sérvient ei: (Y le adorarán todos los Reyes de la tierra, todas las naciones le rendirán homenaje).
    Quia liberábit páuperem a poténte: et páuperem, cui non erat adjútor. (Porque librará del poderoso al pobre, y al desvalido que no tiene quien le valga).
    Parcet páuperi et ínopi: et ánimas páuperum salvas fáciet. (Apiadarse ha del pobre y del desvalido; y pondrá en salvo las almas de los pobres).
    Ex usúris et iniquitáte rédimet ánimas eórum: et honorábile nomen eórum coram illo. (Libertarlas ha de las usuras y de la iniquidad de los ricos; y será apreciable a sus ojos el nombre de los pobres).
    Et vivet, et dábitur ei de auro Arábiæ, et adorábunt de ipso semper: tota die benedícent ei. (Y vivirá, y le presentarán el oro de la Arabia: y le adorarán siempre, todo el día le llenarán de bendiciones).
    Et erit firmaméntum in terra in summis móntium, superextollétur super Líbanum fructus ejus: et florébunt de civitáte sicut fænum terræ. (Y en su tierra, aun en la cima de los montes habrá sustento: se verán sus frutos en la cumbre del Líbano, y se multiplicarán en la ciudad como la yerba en los prados).
    Sit nomen ejus benedíctum in sǽcula: ante solem pérmanet nomen ejus. (Bendito sea su Nombre por los siglos de los siglos: Nombre que existe antes que el sol).
    Et benedicéntur in ipso omnes tribus terræ: omnes gentes magnificábunt eum. (Y serán benditos en él todos los pueblos de la tierra: todas las naciones le glorificarán).
    Benedíctus Dóminus, Deus Israël, qui facit mirabília solus: (Bendito sea el Señor Dios de Israel; solo él hace maravillas:).
    Et benedíctum nomen majestátis ejus in ætérnum: et replébitur majestáte ejus omnis terra: fiat, fiat. (Y bendito el nombre de su Majestad eternamente. De su majestad y gloria quedará llena toda la tierra. ¡Así sea!; así sea!).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
       
    Al terminar:
    ℣. Omnes de Saba vénient, allelúja (Todos vienen de Saba, aleluya).
    ℞. Áurum et thus deferéntes, allelúja (Dando oro e incienso, aleluya), siguiendo todo lo demás.
      
  • El Jueves Santo se dice en voz alta la antífona Christus factus est pro nobis obœ́diens usque ad mortem (Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la muerte), y luego el Pater noster en secreto. Dicho esto, se hace la cruz bendiciendo la mesa sin decir nada, ni el Jube, Dómine, ni el Tu autem, Dómine.
       
    Acabada la comida, repetir la antífona, y rezar el salmo 50, sin el Glória Patri. El Pater noster se dice en voz baja, y luego en alta voz la siguiente oración:
    Réspice, quǽsumus, Dómine, super hanc famíliam tuam, pro qua Dóminus noster Jesus Christus non dubitávit mánibus tradi nocéntium, et crucis subíre torméntum (Mira, te suplicamos, Señor, sobre esta familia, por la cual nuestro Señor Jesucristo no dudó en entregarse a manos de los verdugos, y padecer el tormento de la cruz).
       
    No se dice la terminación Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus per ómnia sǽcula sæculórum (Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos), ni el sufragio Fidélium, sino que el Pater noster se dice en voz baja; tampoco se dice Deus det nobis suam pacem.
       
  • El Viernes Santo se siguen las mismas disposiciones para el Jueves Santo, solo que se dice el verso Christus factus est pro nobis obœ́diens usque ad mortem, mortem autem crucis (Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la muerte, y muerte de cruz). El salmo 50 se dice de rodillas.
       
  • El Sábado Santo, para el desayuno*, antes de la Vigilia Pascual, se continúa la observancia del Jueves Santo, con el verso Christus factus est pro nobis obœ́diens usque ad mortem, mortem autem crucis: Propter quod et Deus exaltávit illum, et dedit illi nomen quod est super omne nomen (Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la muerte, y muerte de cruz: Por eso Dios le exaltó, y le dio el nombre que es sobre todo nombre).
       
    Después de la Vigilia Pascual, se bendice la mesa de esta forma:
    ℣. Benedícite (Bendice).
    ℞. Benedícite. (Bendice).
          
    ℣. Véspere autem sábbati, quæ lucéscit in prima sábbati, allelúja (Pasada la víspera del sábado, antes de amanecer el primer día después del sábado, aleluya).
    ℞. Venit María Magdaléne, et áltera María, vidére sepúlcrum, allelúja (Vino María Magdalena, y otra María, a ver el sepulcro, aleluya).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen.
      
    Al final, se repite el verso Véspere autem, con el Glória Patri, y se dice el salmo 116, como habitualmente.
      
  • El Domingo de Pascua y toda su Octava, decir.
    Antes:
    ℣. Hæc dies, quam fecit Dóminus, allelúja (Este es el día que hizo el Señor, aleluya).
    ℞. Exsultémus et lætémur in ea, allelúja (Exultemos y alegrémonos en él, aleluya).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
      
    Al final, repetir el verso Hæc dies, quam fecit Dóminus; y rezar el Salmo 117:
    Confitémini Dómino quóniam bonus: quóniam in sǽculum misericórdia ejus. (Alabad al Señor, porque es tan bueno; porque hace brillar eternamente su misericordia).
    Dicat nunc Israël quóniam bonus: quóniam in sǽculum misericórdia ejus. (Diga ahora Israel que el Señor es bueno, y que es eterna su misericordia).
    Dicat nunc domus Aaron: quóniam in sǽculum misericórdia ejus. (Diga ahora la casa de Aarón, que es eterna la misericordia del Señor).
    Dicant nunc qui timent Dóminum: quóniam in sǽculum misericórdia ejus. (Digan ahora también los que temen al Señor, que su misericordia es eterna).
    De tribulatióne invocávi Dóminum: et exaudívit me in latitúdine Dóminus. (En medio de la tribulación invoqué al Señor, y otorgóme el Señor libertad y anchura).
    Dóminus mihi adjútor: non timébo quid fáciat mihi homo. (El Señor es mi sostén, no temo nada de cuanto puede hacerme el hombre).
    Dóminus mihi adjútor: et ego despíciam inimícos meos.  (El Señor está de mi parte; yo despreciaré a mis enemigos).
    Bonum est confídere in Dómino, quam confídere in hómine: (Mejor es confiar en el Señor, que confiar en el hombre).
    Bonum est speráre in Dómino, quam speráre in princípibus. (Mejor es poner la esperanza en el Señor; que ponerla en los Príncipes).
    Omnes gentes circuiérunt me: et in nómine Dómini quia ultus sum in eos. (Cercáronme todas las naciones; mas yo en el Nombre del Señor tomé venganza de ellas).
    Circumdántes circumdedérunt me: et in nómine Dómini quia ultus sum in eos. (Cercáronme estrechamente; pero me vengué de ellas en el Nombre del Señor).
    Circumdedérunt me sicut apes, et exarsérunt sicut ignis in spinis: et in nómine Dómini quia ultus sum in eos. (Rodeáronme a manera de un enjambre de irritadas abejas, y ardieron en ira como fuego que prende en secos espinos; pero en el Nombre del Señor tomé de ellas venganza).
    Impúlsus evérsus sum ut cáderem: et Dóminus suscépit me. (A empellones procuraban derribarme, y estuve a punto de caer; mas el Señor me sostuvo).
    Fortitúdo mea, et laus mea Dóminus: et factus est mihi in salútem. (El Señor es mi fortaleza y mi gloria; el Señor se ha constituido salvación mía).
    Vox exsultatiónis, et salútis in tabernáculis justórum. (Voces de júbilo y de salvacion son las que se oyen en las moradas de los justos).
    Déxtera Dómini fecit virtútem: déxtera Dómini exaltávit me, déxtera Dómini fecit virtútem. (La diestra del Señor hizo proezas; la diestra del Señor me ha exaltado, triunfó la diestra del Señor).
    Non móriar, sed vivam: et narrábo ópera Dómini. (No moriré, sino que viviré aún y publicaré las obras del Señor).
    Castígans castigávit me Dóminus: et morti non trádidit me. (Castigado me ha el Señor severamente; mas no me ha entregado a la muerte).
    Aperíte mihi portas justítiæ, ingréssus in eas confitébor Dómino: hæc porta Dómini, justi intrábunt in eam. (Abridme, oh sacerdotes, las puertas del Tabernáculo de la justicia y santidad; y entrado en ellas tributaré gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor; por ella entrarán los justos).
    Confitébor tibi quóniam exaudísti me: et factus es mihi in salútem. (Aquí te cantaré himnos de gratitud, por haberme oído, y sido mi Salvador).
    Lápidem, quem reprobavérunt ædificántes: hic factus est in caput ánguli. (La piedra que desecharon los arquitectos, esa misma ha sido puesta por piedra angular del edificio).
    A Dómino factum est istud: et est mirábile in óculis nostris. (El Señor es quien lo ha hecho; y es una cosa sumamente admirable a nuestros ojos).
    Hæc est dies, quam fecit Dóminus: exsultémus, et lætémur in ea. (Este es el día que ha hecho el Señor. Alegrémonos y regocijémonos en él).
    O Dómine, salvum me fac, o Dómine, bene prosperáre: benedíctus qui venit in nómine Dómini. (Oh Señor, sálvame: concede, Señor, un próspero suceso. Bendito sea el que viene en el Nombre del Señor).
    Benedíximus vobis de domo Dómini: Deus Dóminus, et illúxit nobis. (Os hemos echado mil bendiciones desde la Casa del Señor. El Señor es Dios, y él nos ha alumbrado).
    Constitúite diem solémnem in condénsis, usque ad cornu altáris. (Celebrad el día solemne de los Tabernáculos: celebradle con enramadas de árboles frondosos que lleguen hasta los lados del altar). 
    Deus meus es tu, et confitébor tibi: Deus meus es tu, et exaltábo te. (Oh Señor, tú eres mi Dios, y a ti tributaré acciones de gracias; tú eres mi Dios, y tu gloria ensalzaré).
    Confitébor tibi quóniam exaudísti me et factus es mihi in salútem. (Tus alabanzas cantaré, porque me has oido, y te hiciste mi Salvador). 
    Confitémini Dómino quóniam bonus: quóniam in sǽculum misericórdia ejus. (Alabad al Señor por ser infinitamente bueno; por ser eterna su misericordia).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
       
    siguiendo lo habitual.
       .
  • Desde la Ascensión del Señor hasta la Vigilia de Pentecostés exclusive, decir:
    Antes:
    ℣. Ascéndit Deus in jubilatióne, allelúja (Ascendió Dios entre júbilo, aleluya).
    ℞. Et Dóminus in voce tubæ, allelúja (El Señor al son de trompeta, aleluya).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
      
    Al final:
    ℣. Ascéndens Christus in altum, allelúja (Asciende Cristo a las alturas, aleluya).
    ℞. Captívam duxit captivitátem, allelúja (Conduciendo cautiva a la cautividad, aleluya).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
       
    Rezar el Salmo 46:
    Omnes gentes, pláudite mánibus: jubiláte Deo in voce exsultatiónis. (Naciones todas, dad palmadas de aplauso: gritad alegres a Dios con voces de júbilo).
    Quóniam Dóminus excélsus, terríbilis: Rex magnus super omnem terram. (Porque excelso es el Señor y terrible, Rey grande sobre toda la tierra).
    Subjécit pópulos nobis: et gentes sub pédibus nostris. (Él nos sometió los pueblos, y puso a nuestros pies las naciones).
    Elégit nobis hereditátem suam: spéciem Jacob, quam diléxit. (Eligiónos por herencia suya a nosotros, porcion bella de Jacob, que tanto amó).
    Ascéndit Deus in júbilo: et Dóminus in voce tubæ. (Ascendió Dios entre voces de júbilo; y el Señor al son de clarines).
    Psállite Deo nostro, psállite: psállite Regi nostro, psállite. (Cantad, cantad salmos a Dios: cantad, cantad salmos a nuestro Rey).
    Quóniam Rex omnis terræ Deus: psállite sapiénter. (Porque Dios es el Rey de toda la tierra: cantadle salmos sabiamente).
    Regnábit Deus super gentes: Deus sedet super sedem sanctam suam. (Dios ha de reinar sobre las naciones: está Dios sentado sobre su santo solio).
    Príncipes populórum congregáti sunt cum Deo Ábraham: quóniam dii fortes terræ veheménter eleváti sunt. (Los príncipes de los pueblos se reunirán con el Dios de Abrahán; porque es el Dios protector de la tierra, y en gran manera ha sido ensalzado).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
     
    siguiendo lo demás, como habitualmente.
      
  • Desde la vigilia de Pentecostés inclusive hasta la cena del sábado antes de la Octava, decir:
    Antes:
    ℣. Spíritus Dómini replévit orbem terrárum, allelúja (El Espíritu del Señor llenó el orbe de la tierra, aleluya).
    ℞. Et hoc quod cóntinet ómnia, sciéntiam habet vocis, allelúja (Y todo lo que este contiene tuvo conocimento de su voz, aleluya).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
      
    Al final:
    ℣. Repléti sunt omnes Spíritu Sancto, allelúja (Todos fueron llenos del Espíritu Santo, aleluya).
    ℞. Et cœpérunt loqui, allelúja (Y comenzaron a hablar, aleluya).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
       
    Rezar el Salmo 47:
    Magnus Dóminus, et laudábilis nimis in civitáte Dei nostri, in monte sancto ejus. (Grande es el Señor, y dignísimo de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo).
    Fundátur exsultatióne univérsæ terræ mons Sion, látera Aquilónis, cívitas Regis magni. (Con júbilo de toda la tierra edificado el Santuario en el monte de Sion, la ciudad del gran Rey, sita al lado del Septentrion).
    Deus in dómibus ejus cognoscétur: cum suscípiet eam. (Será Dios conocido en sus casas cuando habrá de defenderla).
    Quóniam ecce reges terræ congregáti sunt: convenérunt in unum. (Porque he aquí que los Reyes de la tierra se han coligado y conjurado unánimemente).
    Ipsi vidéntes sic admiráti sunt, conturbáti sunt, commóti sunt: tremor apprehéndit eos. (Ellos mismos, cuando la vieron así, quedaron asombrados, llenos de turbación, conmovidos y poseídos de terror).
    Ibi dolóres ut parturiéntis: in spíritu veheménti cónteres naves Tharsis. (Apoderáronse de ellos dolores como de parto: tú empero con un viento impetuoso harás pedazos las naves de Tarsis).
    Sicut audívimus, sic vídimus in civitáte Dómini virtútum, in civitáte Dei nostri: Deus fundávit eam in ætérnum. (Como lo oímos, así lo hemos visto  la ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: la cual ha fundado Dios para siempre).
    Suscépimus, Deus, misericórdiam tuam, in médio templi tui. (Hemos experimentado, oh Dios, tu misericordia en medio de tu templo).
    Secúndum nomen tuum, Deus, sic et laus tua in fines terræ: justítia plena est déxtera tua. (Al modo que tu Nombre, oh Dios, así tu gloria se extiende hasta los últimos términos de la tierra: tu diestra está llena de justicia).
    Lætétur mons Sion, et exsúltent fíliæ Judæ: propter judícia tua, Dómine. (Alégrese el monte de Sion, y salten de placer las hijas de Judá, oh Señor, por razón de tus juicios).
    Circúmdate Sion, et complectímini eam: narráte in túrribus ejus. (Dad vueltas al rededor de Sion, examinadla por todos lados, y contad sus torres):
    Pónite corda vestra in virtúte ejus: et distribúite domos ejus, ut enarrétis in progénie áltera.(Considerad atentamente su fortaleza, y notad bien sus casas o edificios, para poder contarlo a la generación venidera).
    Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.
      
    siguiendo lo demás, como habitualmente.
  
* En la Edad media sólo se acostumbraban dos comidas, el almuerzo y la cena. El desayuno (jentáculum) sólo se usaba para los trabajadores y se toleraba para los niños, las mujeres, los ancianos y los enfermos, siendo evitado por los eclesiásticos y mal visto por los moralistas. Pero como hoy en día se ha extendido esta práctica, a este se le puede aplicar la bendición para el almuerzo.

sábado, 30 de enero de 2021

BERGOGLIO AFECTADO POR LA CIÁTICA, DEBE HACER DIETA

  
La semana presente, Francisco Bergoglio no pudo presidir ninguna ceremonia pontifical, como se anunció por parte del Vaticano. Por esa misma causa no presidió los servicios novusordianos del tiempo de Navidad y Año Nuevo. La razón que se adujo es que él estaba con una inflamación del nervio ciático que incluso le impedía caminar. Incluso, al inaugurar el año judicial de la Rota Romana el día de ayer, él se disculpó diciendo: «Yo debería hablar de pie, pero ustedes saben que la ciática es un invitado problemático. Me disculpo y hablaré sentado».
   
Inicialmente, el medio marista Vida Nueva Digital decía que a Bergoglio lo iban a operar de la espalda, presentándolo como una “operación sin importancia”. Pero la literatura médica es clara en que la ciática no se opera de noche a mañana, y debe diagnosticarse la causa de esta, toda vez que es síntoma de una condición subyacente. Y esa condición en este caso es el sobrepeso: Bergoglio debe bajar 7 u 8 kilos por medio de una dieta estricta. Cosa que no creemos logre, porque en honor a la verdad, Bergoglio lo pierde el estómago: fuentes cercanas del Vaticano aseguran que nunca habían visto a alguien comer tanto como él; y como él mismo dice, «El placer de comer y el placer sexual provienen de Dios».
   
La ciática explicaría por qué Bergoglio ha estado propenso a las caídas desde el inicio de su “pontificado”. Pero no explica por qué se arrodilló para besarle los pies a los gobernantes musulmanes de Sudán del Sur en Abril de 2019, o por qué estuvo de pie en el funeral de su médico de cabecera, Fabrizio Soccorsi (fallecido el 9 de Enero a consecuencia del cáncer), el día 26 en la iglesia de Santa María Reina de la Familia (antigua iglesia de Santa Marta), capilla del palacio del Gobernatorato vaticano.
   
    
Recordemos que las “liturgias papales” del Novus Ordo son de larga duración y tienen momentos en que se debe estar de pie o sentado durante mucho tiempo, lo cual puede causar un fuerte dolor, requiriendo un período de inactividad con medicación y fisioterapia. Por otra parte, la ciática puede verse afectada por viajes largos en avión (costumbre iniciada por Giovanni Battista Montini Alghisi/Pablo VI en 1964), cuando se supone que debería quedarse en su supuesta Sede, Roma.

BEATO SEBASTIÁN VALFRÉ, APÓSTOL DE TURÍN

   
Sebastián Valfré nació en Verduno del Piamonte, en 1629. Sus padres, Juan Bautista Valfré y Argentina Mansona, eran pobres y piadosos, y la familia numerosa. Desde su niñez decidió ser sacerdote, y trabajó para pagarse todos sus estudios en el Colegio de los Jesuitas de Turín, copiando libros. Se cuenta que al partir del hogar, lo único que sus padres pudieron darle fue un tonel de vino. Sebastián ingresó en la Congregación de los Padres del Oratorio, en Turín, el día de la fiesta de San Felipe, en 1651, y fue ordenado diácono a la semana siguiente. Un año después, el 24 de febrero, fue ordenado sacerdote y cantó su primera misa en Verduno para consuelo de sus padres. Desde el primer momento, se entregó con toda el alma al cumplimiento de sus deberes sacerdotales. Un hecho notable fue que desde el arribo del beato, el Oratorio de Turín, que hasta entonces había estado en decadencia por muchas dificultades (su fundador, el padre Pietro Antonio Defera, había muerto el año anterior, y el padre Ottaviano Cambiani, el único que quedaba, no podía predicar ni confesar y tenía fama de harapiento y excéntrico), empezó a prosperar y a atraer al pueblo. El primer cargo de Sebastián fue el de prefecto del “Pequeño Oratorio”, es decir una cofradía de laicos que se reunían para los ejercicios de piedad. El beato desempeñó durante muchos años el cargo con gran fruto y su extraordinario don de entusiasmar a los jóvenes parece haberle ganado el puesto de maestro de novicios. En 1661, habiendo cumplido la edad canónica de cuarenta años, fue elegido superior, contra su voluntad. Se dice que su gobierno fue una imitación perfecta del de San Felipe, tanto por el cuidado de la observancia hasta en los menores detalles, como por la gran bondad de Sebastián con los enfermos, para los que nada le parecía demasiado bueno.
   
Entre tanto, la fama del beato como director de almas se había ido extendiendo. Pasaba largas horas en el confesionario, al que asistía con puntualidad escrupulosa y, en sus exhortaciones a la comunidad, insistía mucho sobre la necesidad de la confesión frecuente. Toda clase de personas se confesaban con él, hallándole siempre dispuesto a hacer cualquier cosa por aquellos que necesitaban ayuda o mostraban deseos serios de perfección. Por otra parte, era implacable con los falsos y parecía gozar de un don sobrenatural o de un poder de telepatía para descubrir la falta de sinceridad. Entre sus penitentes se contaba el duque Víctor Amadeo II, más tarde rey de Cerdeña, quien en 1690, con el consentimiento del Papa Alejandro VIII, se esforzó en vano por persuadirle para que aceptara la sede arzobispal de Turín. El beato Sebastián predicaba, algunas veces, tres sermones al día. Emprendía también largas expediciones misionales a los distritos de los alrededores y, algunas veces, hasta territorio suizo, con gran fruto de conversiones, particularmente de judíos y herejes. Además, consagraba mucho tiempo a la instrucción de los jóvenes y de los ignorantes, componiendo un Catecismo. Acostumbraba reunir a los mendigos que iban al Oratorio a pedir limosna y les daba alimento para el cuerpo y para el alma. Era infatigable en sus visitas a los hospitales y prisiones, y tenía especial simpatía por los soldados, cuyas dificultades comprendía y compadecía. Se destaca particularmente su apostolado durante el sitio que mantuvo el rey Luis XIV tuvo contra Turín.
   
Sebastián Valfré fue muy devoto de la Sábana Santa: En 1693 compuso para María Adelaida y María Luisa Gabriela de Saboya, las dos hijas del duque Víctor Amadeo II y Ana María de Borbón-Orléans, una Disertación Histórica de la Santísima Síndone de la cual escribió:
«[es] la Reina de las Imágenes que se encuentran en el mundo, impresa con colores de Sangre del Cuerpo de nuestro amabilísimo Redentor en la Santísima Sábana (…) puede dar algún impulso a una mayor devoción (…) para llegar allá arriba en el cielo a ver la original y el autor».
Y el 26 de junio de 1694 asistió, con los duques de Saboya a la sustitución del lienzo de apoyo de la Sábana Santa, en ocasión de la construcción de su nueva capilla en la catedral de Turín, y él mismo realizó algunas reparaciones con hilo negro sobre las que ya habían realizado las clarisas de Chambéry. Ese mismo año, en la iglesia de la Visitación, celebró la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, inaugurando su celebración en Italia.
   
Como su modelo, San Felipe, el beato estaba siempre alegre, de suerte que las gentes consideraban que tenía un carácter ligero y sin preocupaciones. Esto es tanto más de admirar, cuanto que sabemos, por otra parte, la terrible historia de sus desolaciones y pruebas interiores. Con frecuencia le asaltaba la tentación de sentirse dejado de la mano de Dios y de creer que había perdido la fe y estaba destinado al infierno. A pesar de ello, aun cuando se acercaba ya a los ochenta años de edad, jamás cejó en sus trabajos por las almas, predicando al aire libre, en lo más crudo del invierno, al primer grupo de perdidos que encontraba. Más aún, cuando le parecía conveniente para la gloria de Dios, no temía entrar en los mismos antros de vicio. Por extraño que pueda ser, Dios parece haber bendecido abundantemente su osadía, ya que los rufianes más groseros se sentían impresionados por la santidad del beato y no se atrevían a levantar la voz cuando éste criticaba sus vicios en los términos más severos, y según se recoge en el proceso de canonización, convirtió a 200 prostitutas. Su vida podría servir de modelo a todos los pastores de las ciudades en las que abundan el vicio y la miseria, y nada tiene de extraordinario que los contemporáneos del beato le hayan considerado como un santo. Se cuentan muchos ejemplos de su don de leer los corazones y de hacer profecías que se cumplieron. Entre otras cosas, parece que el beato sabía desde varios meses antes la fecha exacta en que iba a morir. Dios le llamó a Sí, a los ochenta y un años de edad, el 30 de enero de 1710. Fue beatificado el 15 de julio de 1834.
   
Ver Lady Amabel Kerr, Life of Blessed Sebastián Valfré (1896); G. Callen, Vita del B. Sebastiano Valfré; P. Capello, Vita del b. Sebastiano Valfré 2 vols., (1872).   
  
ORACIÓN (De la Misa propia del Beato)
Concédenos te suplicamos, oh Señor, que así como suscitaste admirablemente a tu Confesor el bienaventurado Sebastián para la salvación de muchos, podamos también perseverar en tu amor, para socorrer a las almas. Por J. C. N. S. Amén.

viernes, 29 de enero de 2021

¿EL CAPELLÁN DE LAS NACIONES UNIDAS?

Traducción del artículo publicado en ACTUALITÉS (Fraternidad Sacerdotal San Pío X – Distrito de Italia).
    
   
Cada mes, el Papa Francisco Bergoglio presenta su “intención de oración” en un vídeo. Para enero, esta intención es la de estar “al servicio de la fraternidad”, en la línea de Fratelli tutti (3 de octubre de 2020) y de la Declaración interreligiosa de Abu Dabi (4 de febrero de 2019).
   
El extraño contenido del vídeo
En su blog, el 7 de enero de 2021, Jeanne Smits presenta este vídeo:
«Vemos así una mujer que recita devotamente su rosario. Sin transición, pasamos a una chica musulmana velada que ejecuta su oración ritual sobre un tapete; segundos después, es el turno de un judío que se balancea, casquete en la cabeza y talit –chal ritual– sobre las espaldas.
   
Los tres ‘orantes’ envían (se envían entre sí, obviamente) un emoji de oración por sus celulares y se encuentran de nuevo poco después, provistos de mascarillas, para servir a una mesa (¡aparentemente vegetariana, hecha de garbanzos calientes!) para los indigentes de rasgos caucásicos.
   
¿La idea? Habiendo orado cada uno a este Dios que nos hace a todos ‘hermanos y hermanas’, los protagonistas del vídeo están prestos para una caridad que dispensarán juntos sin distinción de fe o de persona. De ahí a la comprensión que adoran al mismo Dios, que los anima con el mismo amor fraterno, hay solo un paso, que el vídeo busca que su público lo haga».
  
La explicación dada por el Papa
Además, se oye la voz del Papa dar explícitamente el significado buscado por este montaje del vídeo [que es una secuela del “Vídeo del Papa” de Enero de 2016, titulado “Creo en el amor”, que muestra a una monja budista, un rabino, un sacerdote “católico” y un musulmán presentando, en un mismo plano de igualdad, un ídolo de Buda, una menorá, un Niño Jesús (porque el crucifijo sería ofensivo) y un tasbih, el “rosario” musulmán, N. del T.]:
«Al rezar a Dios siguiendo a Jesús nos unimos como hermanos con los que rezan siguiendo otras culturas, otras tradiciones y otras creencias.
   
Somos hermanos que oramos.
   
La fraternidad nos lleva a abrirnos al Padre de todos y a ver en el otro un hermano, una hermana para compartir la vida o para sostenerse mutuamente, para amar, para conocer».
   
Ni una vez se recuerda que somos hermanos por el bautismo, según la enseñanza de San Pablo: «un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo» (Efe. 4, 5). Al contrario, la voz del Papa afirma: «La Iglesia valora la acción de Dios en las demás religiones»; en otras palabras: Dios actúa en las otras religiones, a través de ellas, queriendo su diversidad como es enunciado en la Declaración de Abu Dhabi.
   
El Papa agrega: «… sin olvidar que para nosotros cristianos la fuente de la dignidad humana y de la fraternidad, está en el Evangelio de Jesucristo»; pero continúa: «Los creyentes debemos volver a nuestras fuentes y concentrarnos en lo que es esencial. Lo que es esencial de nuestra fe, la adoración a Dios y el amor al prójimo».
   
¿Se trata de creyentes católicos? No, porque mientras el Papa dice estas palabras, el video muestra la joven mujer musulmana que enrolla el tapete, lee su mensaje y apoya el teléfono cerca al Corán; luego es el turno del judío de recibir em mensaje; luego de que los tres –junto a la cristiana– se encuentran en el lugar citado para preparar la mesa.
   
Y Francisco concluye: «Recemos para que el Señor nos dé la gracia de vivir en plena fraternidad con los hermanos y hermanas de otra religión y no andar peleando, y rezando unos por otros, abriéndonos a todos».
    
El significado de la misión del Papa según el padre Fornos
J. Smits recuerda justamente que «el Papa es o debería ser por excelencia aquel que nos fortifica en la fe», pero el P. Frédéric Fornos SJ [Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, en otro tiempo Apostolado de la Oración, N. del T.], en el comunicado de prensa de la presentación de este vídeo, nos da otra idea de la misión del Sumo Pontífice:
«Después de un 2020 marcado por el impacto de la pandemia, tanto a nivel sanitario como a nivel socioeconómico, es especialmente importante que esta intención del Santo Padre nos ayude a vernos realmente más como hermanos y hermanas en el camino hacia la paz que se hace cada vez más necesario. Para Francisco, el papel de las religiones en este propósito es fundamental, y dio un gran paso en este sentido cuando firmó el Documento sobre la Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia común, junto al Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyeb.
  
Poco más de un año después, desarrolló más profundamente sus ideas en su última Encíclica, Fratelli tutti, en especial en el capítulo 8: “Las distintas religiones, a partir de la valoración de cada persona humana como criatura llamada a ser hijo o hija de Dios, ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad”.
   
Ojalá podamos, en el nombre de Dios que nos ha creado a todos iguales en derechos, deberes y dignidad, y que nos ha llamado a convivir como hermanos y hermanas, favorecer esta fraternidad para afrontar juntos los desafíos del mundo y de nuestra “casa común”. La fraternidad, que respeta y valora la diversidad, es el estilo del Reino de Dios».
   
Frédéric Fornos SJ 
   
El Día de la Fraternidad Humana decretado por la ONU
Por su parte, la ONU ha decretado (mediante el documento A/75/L.52) que el Día de la Fraternidad Humana se celebre el 4 de febrero de 2021, día de la firma de la Declaración de Abu Dabi. Un comunicado de prensa indica que la Asamblea General de las Naciones Unidas tiene la intención de hacer un llamado a “una acción global basada en la unidad, la solidaridad y la renovación de la cooperación multilateral”, ante la pandemia y otros desafíos globales para la humanidad.
   
En respuesta, los miembros del Alto Comité para la Fraternidad Humana, compuesto por líderes religiosos y académicos de todo el mundo que trabajan para difundir la Declaración de Abu Dabi, extendieron su agradecimiento a todos los estados miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas que apoyaron esta documento y pidió la adopción de sus principios.
   
El Alto Comité considera que la resolución es un gran logro, y destaca que eleva la fraternidad humana a un tema internacional y que es una fuente de aliento para continuar los esfuerzos e iniciativas encaminados a lograr los objetivos y principios del Documento de Abu Dabi.
   
Según este Alto Comité, la Asamblea General de las Naciones Unidas, al adoptar esta resolución del día de la Fraternidad, no solo sensibilizó a los Estados Miembros sobre los esfuerzos del Papa Francisco Bergoglio y del Gran Imán de Al-Azhar para promover el diálogo interreligioso e intercultural, pero también los invitó a celebrar la Jornada apoyando una cultura de paz que fomente el desarrollo sostenible, la tolerancia, la inclusión, el entendimiento mutuo y la solidaridad en todo el mundo…
   
Una pregunta relevante: ¿Francisco es el capellán de las Naciones Unidas?
Frente a esta estrecha colaboración interreligiosa entre el Vaticano y la ONU, el académico argentino Rubén Peretó Rivas ha expresado su perplejidad al vaticanista Aldo Maria Valli en su blog Duc in altum el 7 de enero: ¿Francisco es el capellán de la ONU?
    
Según él la pregunta es propuesta, porque
«en la práctica, la Iglesia dirigida por el Papa Francisco Bergoglio, seguida por la mayoría de los obispos, ha adoptado el programa de las Naciones Unidas, por ejemplo alentando la inmigración y la consiguiente censura de los países y gobiernos que buscan reglamentarla o prevenirla.
   
Después insiste en el cambio climático, que requeriría atenciones extraordinarias para el planeta, llamado en los ambientes papales ‘madre tierra’. Del mismo modo, la ‘fraternidad universal’, objetivo perseguido por siglos en las sociedades agnósticas y particularmente anticatólicas como la masonería, es hoy abiertamente proclamada por el mismo Vicario de Cristo, por ejemplo en la Declaración de ‘Abu Dabi de 2019 o en su vídeo de enero de 2021».
Conviene preguntarse, con J. Smits, si Francisco piensa así asumir la función que le es confiada, esto es, “confirmar en la fe a sus hermanos” (Luc. 22, 32).
   
COMENTARIO: Jorge Mario Bergoglio Sívori/Francisco I, como tampoco sus antecesores Ángelo Giuseppe Roncalli Marzolla/Juan XXIII bis, Giovanni Battista Montini Alghisi/Pablo VI, Albino Luciani Tancon/Juan Pablo I, Karol Józef Wojtyła Katzorowski/Juan Pablo II y Joseph Alois Ratzinger Tauber/Peintner/Benedicto XVI, ninguno de ellos es Vicario de Cristo, y por tanto, ellos no asumieron el mandato inherente a tal oficio, que es el “confirmar en la fe a sus hermanos” (cf. Luc. 22, 32). Ellos lo que hacen es confirmar EN LA APOSTASÍA Y EL ERROR a los enemigos de la Iglesia, y por una falsa obediencia muchos de los que se hacen llamar “católicos” los siguen y ponen por obra sus palabras perversas.
  
Sobre la pregunta con que se abre este artículo, la respuesta es tal como lo evidencia la imagen inicial: todos los seudopapas del Vaticano II son capellanes de la ONU, y su presencia (o por lo menos sus mensajes) son de presencia obligada en las Asambleas Anuales de las Naciones Unidas desde 1964, cuando la Non Sancta Sede fue admitida como Estado Observador no miembro permanente (cuarenta años después, mediante la resolución 58/314 del 1 de Julio de 2004, obtuvo todos los derechos de la membresía plena, excepto los derechos de voto, la presentación de propuestas de resolución sin copatrocinio y la presentación de candidatos).

DÍA VEINTINUEVE EN HONOR DE SAN FRANCISCO DE SALES

Tomado del “Tributo Amoroso a San Francisco de Sales” por el bienaventurado padre Enrique de Ossó. Tipografía Católica, Barcelona, España. 1894.
  
DÍA 29 DE CADA MES CONSAGRADO A HONRAR AL DULCÍSIMO DOCTOR SAN FRANCISCO DE SALES
   
   
Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
ORACIONES PREPARATORIAS
AL MANSÍSIMO JESÚS
Señor mío Jesucristo, manso y humilde de corazón, que, para bien de las almas y gloria de la Religión, nos habéis dado a san Francisco de Sales como maestro y acabado modelo de la verdadera devoción y virtud; derramad, os rogamos, en nuestros corazones, toda la unción de su dulzura, todo el ardor de su caridad y toda la sublimidad de su profunda humildad, para que, imitándolo en sus virtudes, le acompañemos en la gloria eterna. Amén.
   
AL DULCÍSIMO SAN FRANCISCO
Padre y Protector mío dulcísimo san Francisco de Sales, que para la salvación de las almas os hicisteis todo para todos para ganarlos a todos al amor a Jesucristo; alcanzadnos, os rogamos, la imitación perfecta de vuestras hermosas virtudes que vamos a meditar, en especial la caridad, dulzura, humildad y modestia cristianas, y la gracia que deseo obtener en este día, a mayor gloria de Dios y bien de mi alma y de mis prójimos. Amén.    
   
PARA LAS HIJAS DE LA COMPAÑÍA DE SANTA TERESA DE JESÚS
Padre y Protector nuestro dulcísimo, san Francisco de Sales, que para la salvación de las almas os hicisteis todo para todos para ganarlos a todos al amor de Jesucristo; alcanzad, os rogamos, a todas las hijas de vuestra predilecta Santa y Madre amabilísima Teresa de Jesús, que formamos su Compañía y que os aclamamos por nuestro Protector y Padre, que crezcamos cada día en su espíritu, que es el vuestro, de caridad, celo, mansedumbre, humildad, modestia, afabilidad y fortaleza cristiana, para ser siempre las primeras en extender el reinado del conocimiento y amor de Jesús por todo el mundo, por los apostolados de la oración, enseñanza y sacrificio. Amén.
   
ORACIÓN FINAL
Amabilísimo Santo mío, san Francisco de Sales, cuya divisa santa fue: O amar o morir: alcanzadnos, os pedimos con todas las veras de nuestro corazón, que vivamos o muramos en Jesús, por Jesús y con Jesús, que murió en la cruz para hacernos vivir eternamente en los brazos de su bondad, en los resplandores eternos de su gloria, después de haber pasado por el mundo haciendo bien a todos y a nadie daño, como Vos, cantando sin cesar el cántico de amor eterno: ¡Viva Jesús mi amor! yo amo a Jesús; soy toda de Jesús y mi Dios basta por toda la eternidad. Amén.
   
PRECES A SAN FRANCISCO DE SALES PARA ALCANZAR LO QUE SE DESEA
   
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
   
Jesús, oídnos.
Jesús, escuchadnos.
   
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
   
Santa María, concebida sin pecado, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la oración perfectísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la mortificación rigidísimos, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en el trato del prójimo amabilísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en el amor de Dios encendidísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en el celo de las almas ardientísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en el amor de Jesucristo abrasadísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la modestia ejemplarísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la dulzura modelo acabadísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la humidad profundísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la paciencia heroico, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la prudencia y sencillez incomparable, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la conversación agradabilísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la pureza angelical, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, en la presencia amorosa de Dios continuo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, el más dulce de los hombres, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, el más amable de los Santos, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, cuya divisa era “o amar o morir”, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia sapientísimo, rogad por nosotros.
San Francisco de Sales, director de las almas discretísimo, rogad por nosotros.
  
Jesús, oídnos.
Jesús, escuchadnos.
   
℣. Ruega por nosotros, San Francisco de Sales.
℞. Para que seamos como Vos dulces y humildes de corazón.
   
ORACIÓN
Dios mío, que quisiste que tu confesor y pontífice, padre y protector nuestro, dulcísimo san Francisco de Sales, para la salvación de las almas se hiciese todo para todos para ganarlos a todos; concede propicio que, bañados en la dulzura de tu caridad, guiados por su doctrina y ayudados de sus méritos, consigamos los goces de la gloria. Amén.
   
Un Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.
   
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.