«Primero, la Orden de los B’nai B’rith debe ser considerada masónica, aunque eso sea negado. Fue creada con el consentimento de la Masonería Estadounidense, y bajo su égida: la ceremonia constitutiva tuvo lugar en el Templo Masónico de Nueva York, y por lo menos cuatro “compañeros” fueron contados entre los doce fundadores reunidos bajo la iniciativa de Henry Jones, cuyo nombre verdadero era Heinrich Jonas.Son judíos alemanes, muy hostiles a las monarquías que los expulsaron. Esta orden tuvo una especificidad, es racista. Solamente se admiten allá a judíos. Por la voluntad de Jones, ella se tornará, por así decirlo, la élite del pueblo judío» [ALAIN PASCAL, La traición de los iniciados. La masonería, del combate político a la guerra religiosa, págs. 78-78].
Para los que no se acuerdan, fue con la B’nai B’rith que altas figuras de la Iglesia Católica se reunieron, varias veces, con el objetivo de implementar la nueva (y falsa) doctrina de la Libertad Religiosa, que será ciertamente rechazada en un concilio futuro, por un Papa.
Este tipo de debates teológicos acontece desde siempre, recordemos el más famoso caso del Arrianismo, pero existen muchas más situaciones. Donde la Iglesia como cuerpo vivo, sujeta a los hombres de cada tiempo, sufre por las presiones exteriores e interiores.
Entre tanto, mantener la calma, la victoria está garantizada, es solo esperar y rezar.
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