Traducción de la noticia publicada en SILERE NON POSSUM.
DRONES SOBRE LA CÚPULA, CANAPÉS EN LOS MUSEOS: EL VATICANO VERSIÓN LAS VEGAS
Ciudad del Vaticano - En la noche del jueves 11 de septiembre, de 22:00 a medianoche, la cúpula de San Pedro fue invadida por 3.000 drones y haces de luz. Un espectáculo “celestial” que hizo que Mauro Gambetti Gambaratti OFM Conv., Enzo Fortunato y Francesco Ochetta SJ alzaran la vista, pero que plantea una pregunta inmediata e inevitable: ¿qué tiene todo esto que ver con la fe? ¿Con la misión que Cristo le confió a Pedro? ¿Cuánto cuestan estas artimañas? Y, sobre todo, ¿cuál es su propósito?
El equipo llegó cerca de la estación vaticana: palés con botellas de agua, drones, cajas con diversos instrumentos. En resumen, un despliegue digno de una misión militar, no de una celebración espiritual. Y aquí surge la primera y amarga contradicción: mientras en Europa contamos los drones rusos que entran en el espacio aéreo polaco y los drones ucranianos que son derribados; mientras en el Mediterráneo e Israel atacan barcos humanitarios con destino a Gaza, en el Vaticano juegan con las mismas máquinas como si fueran fuegos artificiales tecnológicos.
¿Es esta realmente la respuesta de la Santa Sede a un mundo en llamas? ¿Una coreografía aérea mientras en otros lugares el cielo es destrozado por las bombas? El resultado es otra vergüenza internacional.
El concierto “Gracia para el Mundo”: paz, música y contradicciones
El sábado 13 de septiembre, el megaconcierto “Gracia para el Mundo” tendrá lugar en la Plaza de San Pedro. A partir de las 20:00h, artistas italianos e internacionales se turnarán en el escenario para transmitir un poderoso mensaje de fraternidad, paz y unidad. El cartel incluye grandes nombres: Pharrell Williams y Andrea Bocelli como codirectores del evento, el ganador del Grammy Adam Blackstone como director musical, así como John Legend, Karol G, Teddy Swims, Jelly Roll, Angélique Kidjo y el coro gospel Voices of Fire.
Un elenco que sería la envidia de festivales de todo el mundo, pero que en el contexto del Vaticano adquiere un tono grotesco. No es casualidad que ya se haya lanzado una petición en línea contra la presencia de Karol G (Carolina Giraldo Navarro), acusada de difundir un mensaje artístico explícitamente sexual, vinculado al consumo de sustancias y a una visión secularizada del empoderamiento femenino, apoyada también por su fundación, que promueve el uso de anticonceptivos entre adolescentes. El texto de la petición es claro: esta decisión «contradice los principios de pureza, respeto y espiritualidad» de la fe cristiana y corre el riesgo de generar «confusión entre los jóvenes», debilitando el mensaje que la Iglesia pretende transmitir.
Un llamamiento lúcido, compartido por miles de fieles, que, sin embargo, es poco probable que sea atendido. Porque el Vaticano, con Mauro Gambetti, parece más atento al glamur que al Evangelio.
Gambetti y cena en los Museos Vaticanos: ¿fe o catering?
Mientras tanto, en los Museos Vaticanos, el cardenal Mauro Gambetti ha tenido a bien organizar otra cena de gala para amigos e invitados ilustres. Mesas repletas, luces brillantes, catering de lujo: el habitual entorno mundano al que el pobre fraile nos tiene tristemente acostumbrados. Si una vez todo esto tuvo lugar con la aprobación tácita del papa Francisco, hoy está en clara contradicción con lo que el papa León ha indicado como la verdadera urgencia de la misión de la Iglesia. Sin embargo, Gambetti continúa impávido haciendo lo que le place, despilfarrando dinero y señoreando el lugar como si el Vaticano fuera una extensión de su mega apartamento en la plaza de la Ciudad leonina.
La pregunta siempre es la misma: ¿quién paga?
Cinco años de gestión de Gambetti han traído al Vaticano una secuencia interminable de eventos mundanos, cenas, criminales y figuras poderosas en la pasarela, pero ni una pizca de atención a la espiritualidad y la fe. Ni un respiro de oración. Se han cancelado misas, las oraciones son cada vez más escasas, pero el flash de las cámaras y el acceso VIP han aumentado.
El Vaticano parece reducido al juguete personal del cardenal: un salón exclusivo donde puede presumir de sus amistades y conocidos, como esos niños que presumen de la villa con piscina de sus padres, invitando a sus amigos solo para presumir de lo “guais” que son.
Mesas y manteles oscuros
Paralelamente, esta tarde se reunieron las diversas mesas redondas temáticas. La mesa redonda informativa incluyó a los principales gigantes internacionales y, en representación de Italia, a Carlo Bartoli, presidente de la Orden de Periodistas. Y aquí surge otra contradicción. ¿Por qué la Orden nunca sanciona a los periodistas vaticanos que copian y pegan noticias sin citar la fuente? ¿Por qué no inicia procedimientos contra personas como Andrea Tornielli y Salvatore Cernuzio, que no citan sus fuentes? Tornielli incluso afirmó recientemente que «citamos a quien queremos». Es una pena que el Código Ético establezca exactamente lo contrario. La realidad es evidente: en Italia, prevalece la lógica de «si eres mi amigo, te protegeré». La Orden de Periodistas no es una garantía de profesionalismo, sino una casta autorreferencial. Para unirse, solo hay que pagar la cuota anual; desde luego, no demostrar competencia ni independencia. No es de extrañar, pues, que los periodistas italianos sean vistos con recelo en el extranjero. Porque, seamos claros: se pueden contar con los dedos de una mano aquellos que verdaderamente cumplen con su trabajo con rigor, sin recurrir a ser agentes de prensa camuflados o burócratas de amigos y personajes poderosos del momento.
Enzo Fortunato, el “torpedeado” reciclado
Coordinando el mostrador de información está Enzo Fortunato, exdirector de comunicaciones de la Basílica de San Pedro, quien fue despedido durante la época del papa Francisco y posteriormente reasignado a los infames “proyectos especiales”. Este puesto se inventó específicamente para justificar su presencia constante junto a su amigo el cardenal. Lo que todos fingen no ver —pero que era evidente en la Secretaría de Estado hace años— es que su puesto era completamente superfluo. Nadie lo ha reemplazado y, he aquí, la Basílica Vaticana sigue existiendo. Quizás, entonces, ese director de comunicaciones no era tan indispensable después de todo.
Un espectáculo de circo, mientras el mundo arde
En última instancia, la pregunta más simple y cruel sigue siendo: ¿qué tiene todo esto que ver con la fe? En un mundo asolado por las guerras, con personas cada vez más alejadas de la enseñanza evangélica, un clero cada vez más desilusionado con sus obispos y con la devastadora situación en diversas diócesis del mundo, el Vaticano se deleita con drones, luces y conciertos que cuestan millones de euros. Y mientras los pobres llaman a las puertas y algunos exigen que los sacerdotes donen parte de sus ya escasos salarios a los necesitados, dentro de los Museos Vaticanos el champán fluye a raudales y se sirven canapés como en un salón mundano.
La comunidad internacional observa con asombro, oscilando entre el asombro y la pena ajena. Ve una Iglesia que, en lugar de guiar al pueblo de Dios, parece haber optado por competir con Las Vegas. ¿El resultado? Una escena vergonzosa, en la que la misión espiritual se pierde entre el ruido de los drones y el estruendo de los altavoces.



Cómo dan pena ajena, además ya tienen una horda de rockeros cAtOlIcOs y su club de fans, que son precisamente los chicos que van a la JMJ.
ResponderEliminarExactamente. Allí tienen los tiktokeros e influencers que con pistas de Hakuna, afirman que todos somos hijos de Dios: gays, ateos , de otras sectas pero eso si, la seguidores de dos mil años de tradición esos si son el enemigo. Ridículos y estúpidos.
EliminarPara la muestra, la “Apología pro spectáculo ‘Carólæ G’ (?) in Vaticáno” del modernista venezolano Richbell Jhosue Meléndez Hurtado:
Eliminar«Quiero hacer una reflexión acerca de este post, que ya veo que lo están compartiendo los ultratradicionalistas para continuar sus críticas acostumbradas a la Iglesia. Sabemos que ellos quieren una Iglesia a su medida. No señalo como ultratradicionalista al autor del post que comparto, sino a otros que ya conozco desde hace tiempo.
La Iglesia, invite a quien invite, siempre va a haber uno que otro católico que la critique. Les pongo este ejemplo: hace tiempo se invitó a Martín Valverde junto a Alex Campos, ambos cristianos, y la gente salió a criticar, a pesar de que eran cristianos. Pero los católicos inconformes se quejaron de que se invitara a un protestante.
Pero, ¿saben lo más irónico? Que Alex Campos no aguantó las críticas y comenzó a hablar mal de su visita al Vaticano. Él dice que fue para “evangelizar a los católicos y al Papa”. Sin embargo, Karol G fue, hizo su presentación, muy inusual a lo que se está acostumbrado con ella, pero porque ella sabía dónde estaba y respetaba el lugar. Curiosamente, lo que no hizo Alex Campos, que salió a hablar mal de la Iglesia Católica. Karol G solo expresa, en un lenguaje distinto, lo que fue para ella estar allá.
Cuando Karol G dice que “experimento el Nirvana en su estado más puro”, lo usa de manera metafórica, ya que el nirvana no es solo un concepto budista, sino un término que refleja una sensación de plenitud absoluta, de paz interior y felicidad extrema. En este contexto, ella no se refiere al Nirvana religioso (que en el budismo significa la liberación del sufrimiento y del ciclo de la reencarnación), sino a que en ese concierto en el Vaticano vivió el momento más sublime y perfecto de su vida profesional, una experiencia espiritual y emocional que la hizo sentir realizada.
https://www.expreso.ec/ocio/karol-g-tras-su-concierto-en-el-vaticano-experimente-el-nirvana-en-su-estado-puro-257018.html
Después de leer esta reflexión, les tengo una pregunta: ¿Quién actuó mejor, el “cristiano” o la “mundana”?».
https://www.facebook.com/richbell.melendez.2025/posts/pfbid0c7dzKNjSNEQ6rw5yamLAVic4D7H2qxwkcr41MAnuTNKNPPUEEyDGp8pwjrtD5vtFl
Respondiéndole así a cierto “Cruzado Dorado”, que comentara así ese hecho:
«Karol G fue invitada a cantar al Vaticano, muchos decían que era una forma de acercarla a Cristo.
Después de su participación, la misma Karol G dice que experimentó el Nirvana en su participación en dicho evento en el Vaticano.
Teniendo tantos buenos cantantes que pueden llevar un mensaje claro de Jesús e inspirar a muchos jóvenes de buena manera, invitan a una que su reflexión parte del concepto budista del Nirvana».
https://www.facebook.com/cruzado.dorado/posts/pfbid02tuMWVuQkSTR2HhDnSyu2tTqozy7SnYvckoPMpQ7d3zAzsDdg8sSqpJ3cCg9xLmV9l
Nos da risa ver cómo los modernistas se despedazan entre sí.
EliminarEse sujeto Meléndez, a quien hemos enfrentado un par de veces, ¿cree que con falacias (a lo que se reduce TODA su “apologética”) como hombres de paja argumentos ad verecúndiam y falsos dilemas como ése de comparar al pentecostal de Álex Campos con la mundana de Karol G (que al final de cuentas son la misma cosa: ACATÓLICOS) puede impresionar a otros que no sean su cuerda de focas? No, estimado. Más bien da pena ajena. Que vaya más bien a pedir a la Escuela Arquidiocesana de Teología para Laicos de Barquisimeto (donde parece que solo le enseñaron a hilvanar falacias) que le devuelvan su dinero.
Y una palabra adicional sobre “Cruzado Dorado”: hay que ser ingenuo para creer que hayan siquiera «buenos cantantes que pueden llevar un mensaje claro de Jesús e inspirar a muchos jóvenes de buena manera», porque todos ellos cantan es cursilerías indignas e impropias.
P. D.: “Apología pro spectáculo ‘Carólæ G’ (?) in Vaticáno”, muy gracioso ese apunte.
Da risa el contenido de las apologias que hacen los modernistas: hay un bando que como perros mudos callan. Y otros cómo el venezolano que hacen ver que el concierto es una forma nueva de hacer "misión" ya que la odalisca Carolina Giraldo Navarro, tendra una experiencia religiosa y se va convertir. Asi se expresa el cura modernista Byron.
ResponderEliminarAhora falta que ellos hagan la apología del discurso neoetario que dio allí el procaz estadounidense-filipino Pharrell Lanscilo Williams Masibay:
Eliminar«Bajo cada cultura, cada lengua, cada historia está el mismo aliento, el mismo espíritu, la misma luz: la luz del universo. Todo lo que es, todo lo que alguna vez será. Él quiere unir a la humanidad, mucho más allá de los límites y las restricciones de las diferentes religiones. ¿Podemos tomarnos de las manos por un momento y ver la luz que tenemos?».