miércoles, 19 de octubre de 2016

“LA PROCESIÓN DE LA LUJURIA”: PROFECÍA DE LA BEATA ANA MARÍA TAIGI

Traducción del artículo publicado en italiano en TESTIMONIANZE DI FEDE

¿Orgullo ‘gay’? ¡ORGULLO SATÁNICO! Las visiones proféticas de la mística Beata Ana María Taigi sobre el Orgullo ‘Gay’
 
  
En el siglo XVIII, la Beata Ana María Taigi lo había profetizado en una de sus tantísimas visiones que transcribió:
“[...] después de estas señales, cuando se aproxime el fin, el Dragón será suelto y la Divina Madre invitará a la penitencia, y los hombres sin percatarse de los avisos celestiales, andarán por las calles de la Santa Ciudad Eterna bañada por la Sangre de los Príncipes (Apóstoles), portando la Lujuria en procesión; y el Padre de la Mentira será su cabeza. Sacrilegios se cometerán contra los templos del Santo Espíritu y contra la Religión: los hombres se vestirán como mujeres y las mujeres se vestirán de hombres, la Voz del Santo Vicario no será escuchada y en el Alma Urbe su figura será hecha objeto de escarnio y risa, luego el Dragón (que ya ha tomado posesión de su reino) destilará directrices en las mentes de aquellos que a él están sujetos para difundir el aliento pestilente de la Lujuria donde el Beatísimo estableció su Sede y para difundir y multiplicar la obra suya nefanda de destrucción y perdición, entonces deberá implorarse por la Cristiandad la Misericordia de Dios y hacer Oración por la Iglesia Militante demandando auxilio a la Madre Santa y ofreciendo penitencias y sacrificios [...]”
  
¡No se podría dar descripción más perfecta, pronunciada con dos siglos de anticipación, del evento anticrístico y diabólico conocido como Orgullo ‘gay’!
 
¡OREMOS Y HAGAMOS PENITENCIA! Por nosotros y por estos hermanos y hermanas que no saben lo que hacen.
 
Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros pecadores y del mundo entero por los méritos de Tu dolorosa Pasión... ¡¡Virgen Santísima, Madre de la Pureza, ven en nuestro socorro!! ¡Todos los Ángeles y Santos del Cielo, Ánimas Purgantes, rogad con nosotros y por nosotros!
 
MÍSTICA Y PRONTAMENTE RECONOCIDA: EL CASO DE LA BEATA ANA MARÍA TAIGI

  
Ana María Riannetti era una humilde muchacha nacida en Siena el 29 de mayo de 1769. Era hija de un farmaceuta que cayó en bancarrota y en el 1775 debió trasladarse con toda la familia a Roma, donde sus padres trabajaron como domésticos. Ana fue mandada a una escuela para niñas pobres regida por las Hermanas Pías Filipinas, y a los trece años debió a su vez ir a trabajar, primero en algunos talleres, y posteriormente en el servicio doméstico. En 1790 se casó con Domenico Taigi, que era servidor ante la poderosa familia Chigi, y de carácter muy difícil. Los dos tuvieron siete hijos, de los cuales tres murieron a temprana edad. Devota de la Santísima Trinidad, Ana María llevó una vida verdaderamente cristiana, cuidando la familia y asistiendo a los más pobres.
  
A inicios de 1791 y por cuarenta y siete años, hasta su muerte, Ana María Taigi comenzó a tener apariciones de la Virgen y recibió muchos dones milagrosos, entre ellos un sol luminoso que le brillaba ante sus ojos, en el cual —ella refiere— “estaba una figura sentada, de infinita dignidad y majestad, cuya cabeza estaba vuelta hacia el cielo, como en la inmovilidad extática; de su frente salían rayos luminosos verticales”. La figura humana de Cristo al interior de un orbe luminoso corresponde a la visión dantesca en el último canto del Paraíso, y autoriza a pensar que el Sumo Poeta no se está limitado a una descripción de fantasía. Como a la gran vidente Ana María Taigi, también a Dante fue probablemente concedido ver una concreta realidad espiritual, como del resto él mismo afirma en la conclusión de La Vita nuova.
  
Habían pues, en el “sol” de Taigi, las imágenes de una corona de espinas y de una cruz. Siempre equilibrada y llena de buen sentido, la mujer acoge estos dones sin gloriarse y los utilizaba solo para el prójimo. En el “sol” que siempre la acompañaba, tanto de día como de noche, Ana María Taigi veía con absoluta precisión los destinos de las almas y los sucesos futuros. A menudo veía a grandes personajes de la Iglesia, sacerdotes y religiosos, precipitarse en el Infierno, mientras que personas humildes y pobres, sencillos como niños, ascender directamente al Paraíso.
  
En confesión reveló al padre Fernando de la Orden de los Trinitarios, en la Iglesia de San Crisógono en Roma, que en ese mismo momento el Padre general de aquella Orden era muerto junto con sus hermanos por los franceses que ocupaban la España, y describió detalladamente los maltratamientos que la soldadesca jacobina y atea estaba infligiendo a los mártires. Dos meses después, una carta de España refería la masacre y confirmaron la visión con todos sus detalles.

Ana María Taigi tuvo visiones de absoluta precisión (que no eran fruto de ilusiones o de imaginación), describía exactamente lugares que ella nunca había visitado, en Italia y otros países, profetizó con extraordinaria precisión un gran número de acontecimientos, especialmente sobre los destinos de la Iglesia, con muchos años de anticipación. Profetizó el desastre napoleónico en Rusia, cuando aún no se tenía idea que Napoleón había invadido ese país, profetizó también que él moriría en la isla de Santa Elena y describió exactamente las exequias cuando el corso aún estaba vivo.
  
Entre otras profecías que recibió están la conquista francesa de Argelia, la Revolución de París en 1830, la guerra de Crimea, la liberación de los esclavos en las Américas, y la caída de gran parte de las monarquías europeas. Predijo el pontificado de Giovanni Mastai Ferretti, el futuro Pío IX, indicando la duración exacta, y describiendo lo que el futuro Papa habría hecho y las persecuciones que contra él se levantarían: Mastai Ferretti no era ni cardenal cuando Ana María Taigi murió, y entre otras numerosas profecías que se cumplirían muchos años después de la muerte de la vidente.

Ana María Taigi fue beatificada el 30 de Mayo de 1920 y su cuerpo, absolutamente incorrupto, se conserva en la basílica de San Crisógono en Roma.

ORACIÓN
Te rogamos, oh Señor, que acompañes a tus fieles con tu divino favor: para que aquellos a quienes mostraste en la beata Ana María un ejemplo de todas las virtudes domésticas, siguiendo sus huellas, Te dignes confirmarlos siempre más en las obras santas. Por J. C. N. S. Amén.

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