¿Recordáis que en 2012, la señora Cecilia Giménez Zueco, queriendo restaurar el cuadro del Ecce Homo de la localidad de Santuario de Misericordia (perteneciente a la jurisdicción de Borja) en la provincia de Zaragoza (España), lo convirtió en un matacho? Pues bien, en Córdoba, Argentina, se presentó algo similar con la estatua de Analía María Frank Hollander, conocida como "Ana Frank", el símbolo del Holocuento.
Resulta que el escultor argentino Carlos Belveder fabricó la escultura representando a la chica escribiendo sobre un baúl en 1995 (a los 50 años de su muerte), y la emplazó frente al Museo Emilio Caraffa y la Plaza España de esa ciudad. Y que siendo decapitada la estatua en agosto del año anterior, fue restaurada por su compatriota el arquitecto Isaac Nahmías (expresidente de la DAIA, y quien se arrogó la paternidad de la escultura), ¡PERO CON LA CABEZA MÁS PEQUEÑA!
Fotos del devenir histórico de la estatua de Ana Frank: Escribiendo su "Diario", la estatua original, la decapitación, y SU RESTAURACIÓN.
Claro, las críticas no se hicieron esperar (lo que no es raro, siendo la dirigencia argentina un lamebotas de la judería internacional): Dijeron que Nahmías no tenía autorización para restaurar la escultura, que había cometido un delito dañando bienes públicos, que plagió la obra, que parece obra de indios jíbaros. Pero, en defensa, se dijo de la restauración "El Estado no puede determinar la estética"; y Nahmías replicó "Yo trabajé con Belveder, pero la obra la terminé prácticamente yo solo".
¿Que quedó fea? ¡SI ES IGUAL A ELLA, SEÑORES! Eso es arte moderno
Eso es el Holocuento: ¡UNA FARSA DE QUINTA CATEGORÍA! Y ella, ES QUE ES FEA, CABALLERO.
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