«En el caso de que amenazare un peligro para la fe, los superiores deberían ser reprendidos incluso públicamente por sus súbditos. Por eso San Pablo, siendo súbdito de San Pedro, le reprendió en público a causa del peligro inminente de escándalo en la fe [1]. Y como dice la Glosa de San Agustín a los Gálatas: “Pedro mismo dio a los mayores ejemplo de que, en el caso de apartarse del camino recto, no desdeñen verse corregidos hasta por los inferiores”».
SANTO TOMÁS DE AQUINO. Suma Teológica, parte II-IIæ, cuestión 33 “De la corrección fraterna”, art. 4, respuesta a la objeción 2ª.
NOTA
[1] Se refiere al episodio de Gálatas II conocido como “Incidente de Antioquía”, cuando San Pedro, comiendo con los cristianos procedentes de la Gentilidad, hacía discriminación de viandas ante los judaizantes al ver que venían a él unos legados de parte de San Santiago el Menor (I obispo de Jerusalén), siendo que el Concilio Jerosolimitano define ex cáthedra que la distinción de animales puros e impuros está abolida para los Cristianos (disposición contenida en Hechos XV, y ratificada en la Bula “Cantáte Dómino” del Concilio de Florencia). Y San Pablo, quien participó en el Concilio, le reprende por apartarse del canon impuesto.
Bueno estoy de acuerdo pues antes que nada en este asunto lo principal es la humildad, personalmente solo logras molestias cuando aquel a quien tratas de corregir es un líder de comunidad o el mismo párroco. El resultado final es irte a otra comunidad que todavía este sana. Es triste pero es la realidad.
ResponderEliminarSí, sabemos que es triste y hasta enervante, pero al menos habrás salvado tu alma, porque le has hecho manifiesto a tu superior cuál es su error. Ya en él queda la responsabilidad si se corrige o perece en él.
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