Por Nick Donnelly (Twitter/X).
Lo último que Bergoglio y sus conspiradores querían eran titulares alrededor del mundo declarando que la Iglesia había cambiado la doctrina sobre la sodomía.
De ahí la ausencia de cualquier referencia a los LGBT.
En cambio, tenemos referencias oscuras a la necesidad de cambiar las “categorías antropolócicas” respecto a la sexualidad y la identidad.
Lo último que Bergoglio y sus compañeros conspiradores quieren es irritar a una oposición organizada antes del golpe de gracia del Sínodo de 2024.
A los “revolucionarios” de todo el mundo, especialmente los obispos afeminados, les conviene asumir que el Sínodo sobre la Sinodalidad fue una tontería.
Pero los cismáticos alemanes, en su arrogancia, delataron el juego. Luego de publicarse el documento del Sínodo 2023, el obispo Georg Bätzing se jactó que el deseo del sínodo de revisar la ética sexual católica es un «enorme paso adelante».
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