Un hecho claro es que Ciríaco y Paula fueron martirizados durante la dominación romana, y que los cristianos mozárabes les tenían devoción, pero el sitio del martirio es disputado:
Usuardo, un monje de la corte de Carlos el Calvo que recogió en su Martirologio los santos venerados en España, afirma que ellos eran venerados en Málaga:
«En España, en la ciudad de Málaga, los santos mártires Siriaco (sic) y Paula, virgen, los cuales, luego de padecidos muchos tormentos, apedreados, entregaron sus almas al cielo entre las piedras».
El martirologio jeronimiano presenta que el martirio fue el 20 de Junio y en la ciudad de Thomis. Por su parte Racemundo, en su calendario (siglo X), dice que en Córdoba se celebraba la fiesta de los Santos Ciriaco y Paula, martirizados en la ciudad de Cartagena. Una versión distinta nos ofrece un legendario del siglo X del monasterio de San Pedro de Cardeña, donde la pasión de estos mártires se sitúa en la localidad de Tremeta, en la persecución de Diocleciano.
Como fuere, el culto pasó a olvido en Málaga tras la invasión almohade, pero tras ser reconquistada por los católicos, volvería a la luz:
Estando los Reyes Católicos en Córdoba preparando la conquista del reino de Granada, un monje jerónimo, que tenía crédito de santo, fray Juan de Carmona, le dijo a la Reina que hiciese voto a Dios de construir una iglesia a estos santos mártires si conquistaba la ciudad de Málaga y que confiase en que con el poder de Dios la conquistaría con relativa facilidad. Y que, movida por esta exhortación del religioso, se animó la Reina a emprender la campaña para conquistar Málaga, ciudad que efectivamente conquistaron el 19 de Agosto de 1487. Dieron los Reyes cuenta de su victoria al papa Inocencio VIII, el cual respondió diciendo que Málaga había sido consagrada con la sangre de Ciriaco y Paula como Jerusalén lo fuera con la de San Esteban, igualmente lapidado. Se edificó el templo y los malagueños tomaron a estos santos por patronos, y todavía continúan honrándolos como a tales.
A fines del siglo XVIII, el cardenal Francisco Antonio Lorenzana, arzobispo primado de Toledo, encontró un himnario mozárabe, en el que se reproducía el himno correspondiente a San Ciriaco y Santa Paula, que eran celebrados el 20 de Mayo. El himno fue incluido en el Breviario Mozárabe editado por Lorenzana, y su traducción viene del libro Historia de Málaga y su provincia
LATÍNSacrum tempus in cálculoAnni revólbit círculus,Resónet laus in coroEx ore plebis et clero.Christum Deum hymni dicent,Qui Ciríaco mártyriPáulæque ejus sóciæRobur dedit constántiæ.Præses námque CartáginisIllíus erat témporisAnólinus terríbilis,Nomen gestábat inmánis.Instat sanctos perquiréreSignáto Christi nómine,Mox Ciríacum et PáulamSilvánus duxit in áulam.Tunc sciscitáti mártyresFaténtur Deum in cœlis,Nam non litáre ídolisAlmis proféssisunt verbis.Ex inc verba mulcéntiaSanctórum linit péctora,Set temnunt vana delúbraEt Christum credunt in astra.Judex replétus fúriaSacráta tundit córpora,Pœnárum mutat generaCorda non mutat crédula.Juxta béneque árboresPalmárum cœsi mártyresLatídum ictu, ánimæMigrant polórum in æde.Móxque Silvánus córporaIgnis projécit in flammam,Sed imber ingens e cœlisExtínxit ímpetum ignis.Ob hoc precámur DómineIn horum festa martýrum:Vota cunctírum áccipeEt quæ postcunt adtríbue.Quo dum vita perágimusÉluas nos a vítiis,Et emendáti móribusPóllere fac virtútibus.Deo Patri sit glória,Ejúsque soli Fílio,Cum Spíritu ParáclitoEt nunc et in perpétuum. Amen.TRADUCCIÓNRetorna el tiempo de la sagrada fiesta,Al continuar su evolucion el año;Resuene la alabanza en el coroDe los labios del clero y pueblo.Celebren nuestros himnos a Cristo Dios,Que inspiró la constanciaEn el martirio a CiriacoYa su compañera Paula.En aquel tiempo,Era prefecto de CartagoEl terrible Anulino,Que gozaba el renombre de inhumano.Instigaba para que se persiguieraA los santos, designados con el nombre de CristoY por mandato suyo, SilvanoCondujo a Ciriaco y Paula ante el tribunal.Entonces los mártires se ven interrogadosY proclaman el Dios que está en los cielos,Protestando con fervorosas palabrasNo sacrificar a los ídolos.Con dulces frases procúrase ablandarLa resolucion de los santos,Pero ellos desprecian los vanos templosY elevan hasta los astros la creencia cristiana.Dstalla la furia del juez y mandaAzotar sus sagrados cuerposY hacerles sentir variados tormentosQue no cambian sus corazones creyentes.Por último heridos los mártiresA pedradas, caen cercaDe unas palmas y exhalanSus espíritus que suben a las alturas.Por mandato de SilvanoSus cuerpos son arrojados a las llamas,Pero una abundante lluvia, cayendo de los cielos,Apagó el ímpetu de la hoguera.Sea la gloria a Dios PadreY a su Hijo unigénito,Y al Espíritu ParáclitoAhora y por siempre. Amén.
ORACIÓN
Suplicámose, oh Dios Todopoderoso, concedas a tu Iglesia, que se gloría en los triunfos de tus santos mártires Ciriaco y Paula, que le sea fe fervosa en el amor de Jesucristo, para que merezcamos tener por piadosos intercesores para contigo en los Cielos, a los que veneramos patronos en la tierra. Por J. C. N. S. Amén.
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