Nuestra Señora de la Candelaria de la Popa (Enrique Grau Araujo)
El religioso Fray Alonso de La Cruz García Paredes OAR se encontraba en el convento del desierto de La Candelaria en Ráquira (Boyacá), y allí tuvo un sueño donde recibió un mensaje de la Inmaculada Virgen María que le decía “Marcha a Cartagena y destierra a Buziraco”.
En las alturas del cerro tutelar de la ciudad, al que por su vista desde el mar asemejaba un barco había recibido el nombre de La Popa de la Galera, los indios y los negros cimarrones (escapados de sus amos) adoraban, dirigidos por el mulato Luis Andrea, la imagen de un macho cabrío hecha en oro llamado Buziraco o Cabro Urí. Al llegar el fraile, refieren las crónicas de época, “el monstruo diabólico empezó a berrear acongojadamente y a vomitar llamas por todos los conductos. Luego, como si le acosaran millares de banderillas, arrancó de estampida hasta precipitarse cerro abajo”. Al año siguiente, 1607, se inició la construcción de una capilla de madera con una choza al lado. Más tarde la iglesia de madera fue derribada y en su lugar puesta otra de cal y canto, a costa del napolitano don Fabricio Sánchez, costeó los gastos; y una vez cumplidos los trámites eclesiásticos y civiles de rigor, fue nombrado como prior del recién fundado convento a Fray Alonso de la Cruz.
En las alturas del cerro tutelar de la ciudad, al que por su vista desde el mar asemejaba un barco había recibido el nombre de La Popa de la Galera, los indios y los negros cimarrones (escapados de sus amos) adoraban, dirigidos por el mulato Luis Andrea, la imagen de un macho cabrío hecha en oro llamado Buziraco o Cabro Urí. Al llegar el fraile, refieren las crónicas de época, “el monstruo diabólico empezó a berrear acongojadamente y a vomitar llamas por todos los conductos. Luego, como si le acosaran millares de banderillas, arrancó de estampida hasta precipitarse cerro abajo”. Al año siguiente, 1607, se inició la construcción de una capilla de madera con una choza al lado. Más tarde la iglesia de madera fue derribada y en su lugar puesta otra de cal y canto, a costa del napolitano don Fabricio Sánchez, costeó los gastos; y una vez cumplidos los trámites eclesiásticos y civiles de rigor, fue nombrado como prior del recién fundado convento a Fray Alonso de la Cruz.
Ya construido el convento llamado de la Santa Cruz, a pesar de las tormentas enviadas por el demonio tras la imagen del cabrío, los agustinos necesitaban de una imagen, por lo que él y Fray Vicente Mallol se dispusieron a la búsqueda por toda la ciudad sin tener éxito. Cuando pasaban por la hoy calle de las Damas, una señora les llamó desde lo alto de una ventana diciéndoles que allí encontrarían lo que con tanto anhelo buscaban, de tal manera que entraron en la casa (hoy conocida como Bodegón de la Candelaria), y recorrieron los corredores y cuartos, con tal sorpresa que no encontraron a nadie, mas finalmente en una esquina del último cuarto encontraron la bella imagen de la Virgen y el Niño, la cual fue llevada al templo que se consagró a ella. Fray Alonso, quien alentara a San Pedro Claver en su misión evangelizadora a los esclavizados, partirá en misión hacia el Urabá en 1633, donde junto a sus hermanos en religión Fray Bartolomé de los Ángeles y Fray Miguel de Santa Magdalena, murió como mártir el 13 de Febrero, al ser asaetado por los indios mientras decía Misa.
Los marinos le tuvieron siempre mucha devoción, ya que el cerro les
servía de guía fácil para arribar a puerto. En las crónicas se lee que
muchos de ellos cantaban la salve en honor de la Virgen de la Popa,
cuando divisaban la cumbre.
Uno de los favores más conocidos fue el de la salvación de los galeones que mandaba don Martín Carlos de Mencos y Arbizu, en el año de 1652. La tempestad era tan furiosa, que no podían entrar en el puerto. Muchos devotos de la ciudad fueron a implorar a la Virgen de la Popa la salvación de los navegantes. Y ella se compadeció y pudieron llegar a salvo.
El pirata inglés Guillermo Dampier también da fe de la devoción que existía entre aquellas gentes a la imagen de María, al registrar en su libro A new voyage round the world (Un nuevo viaje alrededor del mundo), Londres 1697:
“Pasamos por Cartagena, una ciudad tan bien conocida que no he de decir nada de ella. Navegamos a la vista de la ciudad, porque queda frente al mar: y tuvimos una hermosa vista de Madre de Popa, o Nuestra Señora de la Popa, un monasterio de la Virgen María, ubicado en la cima de una muy escarpada colina justo detrás de Cartagena. Es un lugar de increible riqueza, a causa de las ofrendas que se hacen allí continuamente; y aunque por esta razón esté en peligro constante de ser visitada por corsarios, el vecindario de Cartagena no tiene miedo. Es en resumen el mismo Loreto de las Indias occidentales: tiene muchos milagros relacionados a él. Cualquier desgracia que ocurre a los corsarios es atribuida a la intervención de la Señora, y los españoles cuentan que ella estaba ausente de su santuario la noche del 2 de Enero de 1669, en que el buque de guerra Oxford voló en la isla de Vaca, cerca de La Española, y que después de su proeza, regresó a su ermita con los vestidos mojados; como también, a menudo ella regresa con el vestido sucio y rasgado al pasar por bosques y malos caminos, cuando ha salido a alguna expedición, mereciendo sin duda un nuevo traje por tan eminentes servicios”.
El convento fue expropiado durante la Guerra de Independencia por los independentistas cartageneros a los agustinos por razones estratégicas, y convertido en cuartel y hospital militar, uso que tuvo a lo largo de las demás guerras civiles que desangraron a Colombia durante el siglo XIX, dejando el edificio en total deterioro hasta que fue restituido a los monjes agustinos en 1964. De la imagen original se desconoce su paradero, y una réplica de ésta es expuesta en el santuario, de donde es descendida en procesión el 2 de Febrero hacia la ermita de su nombre ubicada no lejos de allí, donde es venerada hasta el domingo siguiente, cuando vuelve a su santuario.
LA EXPROPIACIÓN LA ORDENÓ SIMÓN BOLÍVAR, QUIEN REVOCÓ EL DECRETO, PERO YA ERA TARDE. LOS AGUSTINOS REGRESARON EN 1961 Y LA IMAGEN NO ES RÉPLICA. ESTÁ DATADA COMO DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XVII, CONCLUSIÓN A LA QUE LLEGÓ UN RESTAURADOR EN 2014, LUEGO DE DETERMINAR QUE LA MASCARILLA Y LAS MANOS SON DE PLOMO, TÉCNICA MUY USADA EN ESA ÉPOCA EN HISPANO AMÉRICA. LAS PIEZAS ERAN TRAÍDAS DE ESPAÑA Y ENSAMBLADAS EN AMÉRICA ESPAÑOLA.
ResponderEliminarInteresante aporte, muchísimas gracias.
EliminarGracias por publicar sobre nuestra Morenita. Es de los escritos más completos que como Cofrade suya he encontrado.
ResponderEliminarMemorias histórico-políticas del General Joaquín Posada Gutiérrez. Bogotá, Imp. De Foción Mantilla, año 1865, páginas 397-406 (https://books.google.com.co/books?id=T-gtAAAAYAAJ&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q=Popa&f=false). En la página 404 se lee:
ResponderEliminar“Al presentarse las andas de la Virgen en la puerta del templo, el sol declinando al poniente hacia brillar el riquísimo rayo de plata dorada incrustado de piedras preciosas, que rodeaba la sagrada pintura y en el instante todas las cabezas se descubrían inclinándose reverentes sobre el pecho, y veintiún cañonazos de la plaza saludaban a la imagen de la Rosa mística, Refugio de los pecadores, Reina de los afligidos”.
¿Había una pintura en el Convento de la Popa? ¿Esta era la imagen original o una procesional?