PARA EL LOBBY LGTBI Y TODOS LOS QUE DEFIENDEN O PROPUGNAN EL GENDERISMO (La ONU, Bergoglio, Gina Parody y EPN)
La ideología de género perjudica a los niños
El Colegio Americano de Pediatras urge a los educadores y legisladores a rechazar todas las políticas que condicionen a los niños para aceptar como normal una vida de suplantación química o quirúrgica de su sexo por el sexo opuesto. Son los hechos, y no la ideología, quienes determinan la realidad.
1. La sexualidad humana es un rasgo biológico objetivo binario: XY y XX son marcadores genéticos saludables, no los marcadores genéticos de un trastorno. La norma del diseño humano es ser concebido como hombre o como mujer. La sexualidad humana es binaria por definición, siendo su finalidad obvia la reproducción y crecimiento de nuestra especie. Este principio es evidente por sí mismo. Los extraordinariamente raros trastornos del desarrollo sexual (TDS), entre ellos la feminización testicular [o síndrome de insensibilidad de los andrógenos] y la hiperplasia suprarrenal congénita, son desviaciones de la norma sexual binaria, todas ellas médicamente identificables y directamente admitidas como trastornos del diseño humano. Los individuos con trastornos del desarrollo sexual no constituyen un tercer sexo{1}.
2. Nadie nace con un género. Todos nacemos con un sexo biológico. El género (la conciencia y sentimiento de uno mismo como hombre o mujer) es un concepto sociológico y psicológico, no un concepto biológico objetivo. Nadie nace con conciencia de sí mismo como hombre o mujer; esta conciencia se desarrolla con el tiempo y, como todos los procesos de desarrollo, puede desviarse a consecuencia de las percepciones subjetivas del niño, de sus relaciones y de sus experiencias adversas desde la infancia. Quienes se identifican como "sintiéndose del sexo opuesto" o como "algo intermedio" no conforman un tercer sexo. Siguen siendo hombres biológicos o mujeres biológicas{2},{3},{4}.
3. La creencia de una persona de que él o ella es algo que no es, constituye, en el mejor de los casos, un signo de pensamiento confuso. Cuando un niño biológicamente sano cree que es una niña, o una niña biológicamente sana cree que es un niño, existe un problema psicológico objetivo en la mente, no en el cuerpo, y debe ser tratado como tal. Estos niños padecen disforia de género. La disforia de género, antes denominada trastorno de identidad de género, es un trastorno mental así reconocido en la más reciente edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V){5}. Las teorías psicodinámicas y de aprendizaje social sobre la disforia de género o trastorno de identidad de género nunca han sido refutadas{2},{4},{5}.
4. La pubertad no es una enfermedad, y los bloqueadores hormonales pueden ser peligrosos. Reversibles o no, los bloqueadores hormonales inducen un estado de enfermedad -la ausencia de pubertad- e inhiben el crecimiento y la fertilidad en un niño que antes era biológicamente sano{6}.
5. Según el DSM-V, hasta un 98% de niños con género confuso y hasta un 88% de niñas con género confuso aceptan finalmente su sexo biológico tras pasar la pubertad de forma natural{5}.
6. Los niños que utilizan bloqueadores hormonales para reasignación de sexo necesitarán hormonas cruzadas al final de la adolescencia. Las hormonas cruzadas (testosterona y estrógenos) se asocian con riesgos para la salud, entre ellos hipertensión, coágulos de sangre, derrame cerebral y cáncer{7},{8},{9},{10}.
7. Las tasas de suicidio son veinte veces mayores entre los adultos que utilizan hormonas cruzadas y sufren cirugía de reasignación de sexo, incluso en Suecia, que se encuentra entre los países con mayor respaldo LGBT{11}. ¿Qué persona compasiva y razonable condenaría a ese destino a chicos jóvenes sabiendo que tras la pubertad hasta un 88% de las chicas y un 98% de los chicos aceptarán la realidad y alcanzarán un estado de salud física y mental?
8. Condicionar a los niños a creer que es normal estar toda la vida sustituyendo química y quirúrgicamente su propio sexo por el opuesto constituye un abuso infantil. Respaldar la discordancia de género como algo normal a través de la educación pública y de las políticas legales confundirá a hijos y padres, llevando a muchos niños a acudir a "clínicas de género" donde les administren fármacos bloqueadores hormonales. Esto, a su vez, virtualmente asegura que ellos "elegirán" recibir hormonas cruzadas cancerígenas o de un modo u otro tóxicas, y probablemente considerarán innecesariamente, cuando sean adultos jóvenes, la mutilación quirúrgica de sus órganos sanos.
21 de Marzo de 2016.
Michelle A. Cretella, M.D.
Presidente del Colegio Americano de Pediatras
Quentin Van Meter, M.D.
Vice Presidente del Colegio Americano de Pediatras
Endocrinólogo Pediátrico
Paul McHugh, M.D.
Profesor de Psiquiatría con distinción de servicio en la Escuela de Medicina del Hospital Johns Hopkins y anterior jefe de psiquiatría del Hospital Johns Hopkins
ACLARACIONES QUE RESUELVEN PREGUNTAS SOBRE LOS PUNTOS 3 Y 5
Acerca del punto 3: “¿Dónde la APA o el DSM-V indican que la Disforia de Género es un desorden mental?”
La APA (Asociación Americana de Psiquiatría) es autora del Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales, Quinta edición (DSM-V). La APA declaró que aquellos distresados y discapacitados por su DG reúnen la definición de un desorden. El Colegio no cuenta con cualquier literatura médica que documente que un niño con disforia de género buscando hormonas que bloqueen la pubertad no esté significativamente distresado por el pensamiento de pasar a través del normal y saludable proceso de pubertad.
De la ficha técnica de la DSM-V:
- “El elemento crítico de la disforia de género es la presencia clínicamente significativa de distrés asociado con la condición”.
- “Esta condición causa distrés clínicamente significativo o discapacidad en lo social, ocupacional, o en otras importantes áreas del desempeño”.
Acerca del punto 5: “¿Qué porcentaje presenta la Disforia de Género en la lista de la DSM-V?”
En la página 455 de la DSM-V bajo “Gender Dysphoria without a disorder of sex development” (Disforia de género sin un desorden de desarrollo sexual), se declara: “El porcentaje de persistencia de la disforia de género desde la infancia hasta la adolescencia o la adultez varía. En los varones natales, la persistencia está en el rango entre 2.2% y 30%. En las mujeres natales, la persistencia está en el rango entre 12% to 50%”. La matemática simple lo conduce a uno a calcular que para los niños natales, la resolución ocurre como mucho en 100% – 2.2% = 97.8% (aprox. 98% de los niños con confusión de género). Similarmente, para las niñas natales, la resolución ocurre como mucho en 100% – 12% = 88% de las niñas con confusión de género.
EL RESULTADO FINAL: Nuestros oponentes avocan un nuevo estándar (sin bases científicas) de atención a los niños con una condición psicológica (DG) que de otra manera podría resolverse después de la pubertad para la vasta mayoría de los pacientes. Específicamente, ellos aseguran: la afirmación de pensamientos infantiles que son contrarios a la realidad física; la castración química de esos niños antes de la pubertad con agonistas de GnRH (bloqueadores del desarrollo que causan infertilidad, retraso en el crecimiento, baja densidad ósea, y un impacto desconocido sobre su desarrollo cerebral), y, finalmente, la esterilización permanente de estos niños antes de los 18 años vía sustitución hormonal. Hay una obvia naturaleza de autocumplimiento para alentar a los niños con DG para personificar el sexo opuesto y entonces instituir la supresión pubertal. Si un niño que se pregunta si es o no un niño (que significa que está convirtiéndose en hombre) es tratado como una niña, y entonces tiene su progresión pubertal natural hacia la masculinidad suprimida, ¿estaremos poniendo en marcha un resultado inevitable? Todos sus pares del mismo sexo se desarrollarán en jovencitos, sus amigas del sexo opuesto se desarrollarán como mujercitas, pero él quedará como un niño pre-pubertal. Él quedará psico-socialmente aislado y solo. Él quedará con la impresión psicológica de que algo está mal. Será menos capaz de identificarse con sus pares del mismo sexo y ser hombre, y por tanto más probablemente se autoidentificará como “no-masculino” o femenino. Además, la neurociencia revela que la corteza pre-frontal del cerebro, que es responsable del juicio y la evaluación de riesgos no está madura hasta mediados de los veintes. Nunca ha sido tan claro científicamente que los niños y adolescentes son incapaces de tomar decisiones informadas concernientes a intervenciones médicas permanentes, irreversibles y que conlleven una alteración a la vida. Por esta razón, el College sostiene que es abusivo el promover esta ideología, primero y primordialmente por el bienestar de los mismos niños con disforia de género, y en segundo, por todos sus pares no discordantes con su género, muchos de los cuales cuestionarán subsecuentemente su propia identidad de género, y enfrentarán violaciones de su derecho a la privacidad y seguridad física.
Favor visitar esta página en el website del College acerca de la sexualidad y los asuntos de género.
Referencias:
{1} Consortium on the Management of Disorders of Sex Development, Clinical Guidelines for the Management of Disorders of Sex Development in Childhood, Intersex Society of North America, 25-3-2006.
{2} Kenneth J. Zucker y Susan J. Bradley, “Gender Identity and Psychosexual Disorders”, en Focus. The Journal of Lifelong Learning in Psychiatry, vol. III, nº 4, otoño de 2005 (págs. 598-617).
{3} Neil W. Whitehead, “Is Transsexuality biologically determined?”, en Triple Helix, otoño de 2000, págs. 6-8; véase también Neil W. Whitehead, “Twin Studies of Transsexuals” (revela discordancias).
{4} Sheila Jeffreys, Gender Hurts: A Feminist Analysis of the Politics of Transgenderism, Routledge, Nueva York, 2014, págs.1-35.
{5}
American Psychiatric Association, Diagnostic and Statistical Manual of
Mental Disorders, 5ª edición, Arlington (Virginia), American Psychiatric
Association, 2013 (págs. 451-459). Véase a partir de la página 455 los
índices de persistencia de la disforia de género. [La cita se refiere a
la edición norteamericana. Para la edición española, clicar aquí].
{6} Wylie C. Hembree et al, "Endocrine treatment of transsexual persons: an Endocrine Society clinical practice guideline", en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism,2009 (94), 9, págs. 3132-3154.
{7} Michelle Forcier y Johanna Olson-Kennedy, “Overview of the management of gender nonconformity in children and adolescents”, en UpToDate, 4 de noviembre de 2015.
{8} Eva Moore, Amy Wisniewski y Adrian Dobs, “Endocrine treatment of transsexual people: A review of treatment regimens, outcomes, and adverse effects”, en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 2003; 88(9), págs. 3467-3473.
{9} FDA (Federal and Drug Administration), comunicación sobre la seguridad de productos con testosterona.
{10} Organización Mundial de la Salud, clasificación de los estrógenos como cancerígenos.
{11} Cecilia Dhejne et al, “Long-Term Follow-Up of Transsexual Persons Undergoing Sex Reassignment Surgery: Cohort Study in Sweden”,
en PLoS ONE, 2011, 6(2). Informe del departamento de Neurociencia
Clínica, división de Psiquiatría, Instituto Karolinska, Estocolmo.
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