La corrupción es un hecho común en la historia de la humanidad, y la manera en que tuerce la justicia es de todos conocido. Aún en tiempos de “Cum ex Apostolátus”, muchos sospechosos de herejía, cisma o apostasía hacían valer sus influencias en la misma Inquisición Romana para salir reconocidos como probados ortodoxos de doctrina y vida, y bajo esas sentencias, seguían esparciendo los errores entre los fieles. San Pío V, que antes de ser Papa fue Inquisidor General, supo de éstos y muchos otros casos, dispuso el Motu Proprio “Inter Multíplices” recordando que la bula expedida por su antecesor Pablo IV seguía y para siempre seguirá siendo vigente, y que toda sentencia inquisitorial obtenida ilícitamente será objeto de nulidad absoluta.
MOTU PROPRIO “Inter Multíplices”, CONFIRMANDO LAS DISPOSICIONES DE “Cum ex Apostolátus” CONTRA LAS AUTORIDADES HERÉTICAS
Entre las múltiples preocupaciones que agitan Nuestro espíritu, encuéntrase en primer lugar, tal como debe ser, que la Iglesia de Dios, confiada a Nos desde lo alto, una vez desalojadas y más aún exterminadas, si fuera posible, todas las herejías y las perversas doctrinas de erróneas opiniones, pueda militar confiadamente, y como una nave en mar tranquila, aplacados todos los oleajes y huracanes de las tempestades, pueda navegar sin zozobra y llegar al deseado puerto de la salvación.
Así pues como Nosotros al tiempo que debíamos examinar muchos asuntos, en instancias menores del tribunal Santísimo de la Inquisición Romana y Universal, CONTRA LA PERVERSIDAD HERÉTICA, finalmente denunciados (ya sea en dicho Santísimo Oficio, o en otros correspondientes al ordinario de cada lugar) y procesados por los Inquisidores, a CAUSA DE SU HERÉTICA PERVERSIDAD, HABIENDO APORTADO, PARA EL EXAMEN DE LA CAUSA Y PARA SU PROPIA DEFENSA, TESTIGOS FALSOS Y GOZANDO DE LA DILUCIDACIÓN DE GENTE MUY POCO INFORMADA ACERCA DE SU VIDA Y DOCTRINA; VALIÉNDOSE ADEMÁS DE TALES TESTIMONIOS, O DE DIVERSOS OTROS MODOS ILÍCITOS, O POR DOLOSAS EXCUSACIONES CALCULADAS, O POR MALICIAS PARA ENGAÑAR A DICHO SACRO TRIBUNAL DE LA SANTA IGLESIA Y A OTROS JUECES, INCLUSO A LOS ROMANOS PONTÍFICES; y que por este engaño muchos, tenidos por inocentes, obtuvieron, o mejor dicho arrancaron:
Algunos de esos Romanos Pontífices confirmaron tales sentencias y decretos, incluso con imposición de perpetuo silencio, con inhibición de que dicho Santo Oficio u otros inquisidores pudieran o debieran proceder en prosecución de otros pormenores; y también con avocación de las causas a la exclusiva autoridad del Romano Pontífice, bajo cuya protección se colocaban; o bien mediante derogatorias de las derogatorias y con especialísimas disposiciones, algunas muy contradictorias, o por otros decretos sin límite alguno en cuanto a las dispensas, por innumerables disposiciones con carácter de motu proprio, o de letras expedidas con el sello o anillo pontificio, incluso emanadas en consistorios o de modo consistorial.
De donde ocurría que dichos reos investigados, bajo cobertura y tutela de tales sentencias declaratorias, y de las letras apostólicas, y sobre todo asegurados por el contexto de algunas cláusulas inhibitorias, redactadas contra los inquisidores, PERSEVERABAN OCULTAMENTE Y TAMBIÉN A VECES SIN RESERVA ALGUNA, EN SUS ANTIGUOS ERRORES CONTRA LA FE CATÓLICA, Y NUNCA VOLVÍAN REALMENTE AL SENO DE LA IGLESIA, POR EL CONTRARIO, EN SEGURO CONTACTO CON LOS DEMÁS FIELES Y APARECIENDO COMO CATÓLICOS, PUDIERON CORROMPER OTROS ESPÍRITUS, INFICIONARLOS Y ARRASTRARLOS CON FACILIDAD A SUS HERÉTICAS OPINIONES, PARA ESCÁNDALO NO PEQUEÑO Y PERJUICIO DE TODA LA CRISTIANDAD, Y PARA PERDICIÓN Y DESTRUCCIÓN DE ESAS ALMAS EXTRAVIADAS.
1.- Nosotros, pues, queriendo salir al paso de este escándalo tan peligroso y contagioso, disponer medidas y proveer a la salvación de esas almas, y QUITAR TODA DUDA Y DISCUSIÓN ENTRE LOS JURISPERITOS, o cualquier otro impedimento y obstáculo, por cuya causa se impidiera o retardara de cualquier modo o por cualquier instancia el ejercicio de la Santa Inquisición, respecto de la perversidad herética, de Motu Proprio y por certidumbre de nuestra propia ciencia según la plenitud de la Potestad Apostólica, en relación con:
Así pues como Nosotros al tiempo que debíamos examinar muchos asuntos, en instancias menores del tribunal Santísimo de la Inquisición Romana y Universal, CONTRA LA PERVERSIDAD HERÉTICA, finalmente denunciados (ya sea en dicho Santísimo Oficio, o en otros correspondientes al ordinario de cada lugar) y procesados por los Inquisidores, a CAUSA DE SU HERÉTICA PERVERSIDAD, HABIENDO APORTADO, PARA EL EXAMEN DE LA CAUSA Y PARA SU PROPIA DEFENSA, TESTIGOS FALSOS Y GOZANDO DE LA DILUCIDACIÓN DE GENTE MUY POCO INFORMADA ACERCA DE SU VIDA Y DOCTRINA; VALIÉNDOSE ADEMÁS DE TALES TESTIMONIOS, O DE DIVERSOS OTROS MODOS ILÍCITOS, O POR DOLOSAS EXCUSACIONES CALCULADAS, O POR MALICIAS PARA ENGAÑAR A DICHO SACRO TRIBUNAL DE LA SANTA IGLESIA Y A OTROS JUECES, INCLUSO A LOS ROMANOS PONTÍFICES; y que por este engaño muchos, tenidos por inocentes, obtuvieron, o mejor dicho arrancaron:
a) absolutorias definitivas en los correspondientes procesos iriquisitoriales;
b) sentencias que en vista de la precedente expurgación canónica, declaraban su vida y su doctrina conformes a la verdadera Fe Católica;
c) o bien decretos del mismo Santísimo Oficio, o de otros Jueces ordinarios o delegados, o de los Inquisidores, y también de los mismos Romanos Pontífices, predecesores nuestros.
Algunos de esos Romanos Pontífices confirmaron tales sentencias y decretos, incluso con imposición de perpetuo silencio, con inhibición de que dicho Santo Oficio u otros inquisidores pudieran o debieran proceder en prosecución de otros pormenores; y también con avocación de las causas a la exclusiva autoridad del Romano Pontífice, bajo cuya protección se colocaban; o bien mediante derogatorias de las derogatorias y con especialísimas disposiciones, algunas muy contradictorias, o por otros decretos sin límite alguno en cuanto a las dispensas, por innumerables disposiciones con carácter de motu proprio, o de letras expedidas con el sello o anillo pontificio, incluso emanadas en consistorios o de modo consistorial.
De donde ocurría que dichos reos investigados, bajo cobertura y tutela de tales sentencias declaratorias, y de las letras apostólicas, y sobre todo asegurados por el contexto de algunas cláusulas inhibitorias, redactadas contra los inquisidores, PERSEVERABAN OCULTAMENTE Y TAMBIÉN A VECES SIN RESERVA ALGUNA, EN SUS ANTIGUOS ERRORES CONTRA LA FE CATÓLICA, Y NUNCA VOLVÍAN REALMENTE AL SENO DE LA IGLESIA, POR EL CONTRARIO, EN SEGURO CONTACTO CON LOS DEMÁS FIELES Y APARECIENDO COMO CATÓLICOS, PUDIERON CORROMPER OTROS ESPÍRITUS, INFICIONARLOS Y ARRASTRARLOS CON FACILIDAD A SUS HERÉTICAS OPINIONES, PARA ESCÁNDALO NO PEQUEÑO Y PERJUICIO DE TODA LA CRISTIANDAD, Y PARA PERDICIÓN Y DESTRUCCIÓN DE ESAS ALMAS EXTRAVIADAS.
1.- Nosotros, pues, queriendo salir al paso de este escándalo tan peligroso y contagioso, disponer medidas y proveer a la salvación de esas almas, y QUITAR TODA DUDA Y DISCUSIÓN ENTRE LOS JURISPERITOS, o cualquier otro impedimento y obstáculo, por cuya causa se impidiera o retardara de cualquier modo o por cualquier instancia el ejercicio de la Santa Inquisición, respecto de la perversidad herética, de Motu Proprio y por certidumbre de nuestra propia ciencia según la plenitud de la Potestad Apostólica, en relación con:
- en primer lugar todas y cada una o cualesquiera letras Apostólicas, bajo cualquier forma de expresión, incluso en las predichas y en cualquier otra causa de herejía;
- las resoluciones de Motu Proprio, o también consistoriales, o emanadas de cualquier otro modo;
- también las cartas firmadas de cada Motu Proprio, u otras cédulas, de cualquier clase, conforme a derecho y ,justicia, y que modifiquen los términos del proceso;
- las mencionadas letras contra la fiscalización del Santo Oficio de la Iglesia, o de otros jueces ordinarios o delegados;
- las inhibiciones, las cláusulas derogatorias de las derogatorias, o cualquier otra que abra un resquicio y que de alguna manera sean contrarias a la disposición o recurrencia del citado Santo Oficio,
REVOCÁNDOLAS PUES A TODAS ELLAS, DE MODO ABSOLUTO Y PERPETUO POR ESTA NUESTRA CONSTITUCIÓN UNIVERSAL, DE CARÁCTER PERPETUO Y QUE TENDRÁ VALIDEZ PERPETUA, A TODAS Y CADA UNA Y DE CUALQUIER TENOR, INCLUSO LAS QUE SON ABSOLUTORIAS EN CAUSAS DE PROBADA INOCENCIA; O TAMBIÉN LAS SENTENCIAS DECLARATORIAS, EN CUALQUIER REDACCIÓN QUE TUVIERAN, y supuesta una canónica dilucidación, incluso las sentencias definitivas; los decretos promulgados en favor de los mismos reos, investigados y denunciados por el antedicho Santo Oficio o por otros jueces ordinarios o delegados, o también por los mismos Romanos Pontífices; O LAS SENTENCIAS Y DECRETOS QUE HABRÁN DE SER PROMULGADOS, INCLUSO POR NOS MISMOS, O POR NUESTROS SUCESORES LOS ROMANOS PONTÍFICES EN EL CURSO DEL TIEMPO.
NOSOTROS POR NUESTRA AUTORIDAD APOSTÓLICA DECLARAMOS, DECRETAMOS, ESTABLECEMOS Y ORDENAMOS QUE NUNCA HAN TENIDO EFECTO, NI EN EL FUTURO PODRÁN TENERLO EN LA COSA JUZGADA:
2.- Las mencionadas sentencias y decretos, y todas las letras apostólicas, incluidas las que son de gracia, reiteradas o emanadas, confirmadas o que habrán de serlo, por la autoridad de diversos Romanos Pontífices, junto con las mencionadas derogatorias, de cualquier tenor, incluso las cláusulas contradictorias, los decretos y las inhibiciones, y también las sanciones canónicas, con todas y cada una de sus disposiciones, antecedentes y consecuencias, como si estuvieran a la letra queremos se tengan aquí insertados de modo expreso y total, así como todas las que se opongan de cualquier manera; y por la misma autoridad apostólica queremos igualmente y mandamos que dicho Santo Oficio de la Inquisición, y los Cardenales nuetros dilectos hijos de hoy, y los que existan en cada tiempo en la Iglesia Romana, inquisidores de la perversidad herética, y encargados de ese tribunal, AHORA Y EN CUALQUIER TIEMPO, PUEDEN Y DEBEN INQUIRIR DE NUEVO Y PROCEDER CONTRA ESOS MISMOS, DENUNCIADOS O INVESTIGADOS, INCLUSO SI FUERAN OBISPOS, ARZOBISPOS, PATRIARCAS, PRIMADOS, CARDENALES DE LA S.I. ROMANA, LEGADOS, condes, barones, marqueses, duques, reyes y emperadores, tanto de pormenores del pasado, como de otros que se hayan agregado posteriormente, con testigos recibidos o a recibir, y con todos los demás argumentos, pruebas e indicios, según las facultades concedidas y dadas -o que en el futuro podrán serlo- a los mismos Cardenales Inquisidores, por Nos o por alguno de nuestros predecesores y Sucesores, los Romanos Pontífices o por la Sede Apostólica, en todo y por todo, tal como si las mencionadas sentencias, decretos y letras apostólicas y las dilucidaciones canónicas no hubiesen conferido ningún beneficio a tales reos denunciados e investigados, incluso obispos, arzobispos, patriarcas, primados, Cardenales, Legados, condes, barones, marqueses, duques, reyes y emperadores, SOBRE TODO SI HAN APARECIDO NUEVOS INDICIOS DE LA MISMA O DE OTRA ESPECIE DE HEREJÍA, incluso en relación con épocas pasadas, o cuando resultase por indicios de otra naturaleza, que ese mismo reo, denunciado e investigado, hubiera sido absuelto de algún modo ilícito. Concedemos además a los mismos Cardenales Inquisidores y al ya mencionado Santísimo Oficio de la Inquisición, encargados ahora y en el tiempo que sea, la facultad, potestad y autoridad plena, libre, amplia y omnímoda de rever tales causas, sin excluir las que hubiesen sido decididas según la autoridad del Concilio Ecuménico Universal Tridentino, y de reasumirlas en el estado y términos en que se encontraban antes de las mencionadas sentencias y decretos, e incluso antes de las dilucidaciones canónicas, y de llevarlas a término según el fin debido, tal como acontece en las demás causas pendientes, todavía sin decisión alguna, con intervención de esos mismos Cardenales Inquisidores, según las facultades propias, y tal como puede y es costumbre que así se proceda.
3.- Y ADEMÁS SIGUIENDO LAS HUELLAS DE NUESTRO PREDECESOR, EL PAPA PAULO IV, DE FELIZ RECORDACIÓN, RENOVAMOS CON EL TENOR DE LAS PRESENTES, LA CONSTITUCIÓN CONTRA LOS HERÉTICOS Y CISMÁTICOS, PROMULGADA POR EL MISMO PONTÍFICE, EL 15 DE FEBRERO DE 1559, AÑO IV DE SU PONTIFICADO, Y LA CONFIRMAMOS DE MODO INVIOLABLE, Y QUEREMOS Y MANDAMOS QUE SEA OBSERVADA ESCRUPULOSAMENTE, SEGÚN SU CONTEXTO Y SUS DISPOSICIONES.
(Las restantes cláusulas 4–9, de este motu proprio contienen disposiciones de procedimiento canónico, o resoluciones derogatorias, o establecen la validez de las copias del texto, exhibición o publicación de las mismas, etc.)
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día XII anterior a las kalendas de enero, año I de nuestro pontificado. (21 de diciembre de 1566). PAPA PÍO V.
Disculpe, una pregunta ¿Qué grado de autoridad doctrinal tiene este motu propio del papa San Pío V? Me hago la misma pregunta respecto de la bula "Cum ex Apostolatus" del papa Pablo IV. ¿Son pronunciamientos ex cathedra? ¿Tienen el mismo grado que una encíclica? ¿Son meramente disciplinares?
ResponderEliminarLe agradecería mucho su respuesta.
Saludos.
La duda sobre el valor de la bula “Cum ex Apostolátus” (que principalmente es esgrimida por los modernistas y la Frater para deslegitimar al sedevacantismo, aduciendo que esta ha sido abrogada) surge porque el historiador Ludwig von Pastor le adscribió un carácter meramente disciplinario (aún cuando no definen normas de procedimiento electoral), pero la realidad es que por una parte, la Bula es la forma más solemne en que se expresa la autoridad pontificia, y por otra, “Cum ex Apostolátus” reúne los tres requisitos de la infalibilidad fijados por el Papa Pío IX en la constitución dogmática “Pastor Ætérnus”, canon 4:
Eliminar• El Papa (en este caso Pablo IV) ejerce la suprema autoridad apostólica como Pastor Universal de la Iglesia: «en la plenitud de Nuestra Potestad Apostólica».
• Definiendo sobre la fe o las costumbres: Que quienes incurren en delitos contra la fe se separan del Cuerpo Místico de Cristo (que es la Iglesia Católica) y no pueden dirigirlo es una verdad de fe sostenida en la Sagrada Escritura (Mateo XVI, 15; Tito III, 10-11 y 2. Juan I 10-11), la Tradición (San Cipriano de Cartago, San Agustín y Santo Tomás de Aquino, entre otros) y el Magisterio legítimo (San Clemente I, Concilio de Elvira, San Inocencio I, San León IV, la Concordia de Graciano –codificada por orden de Gregorio IX– y el Concilio de Trento).
• De manera vinculante para toda la Iglesia, e irreformables: «esta Nuestra Constitución, válida a perpetuidad… a hombre alguno sea lícito infringir esta página de Nuestra Aprobación, Innovación, Sanción, Estatuto, Derogación, Voluntades, Decretos, o por temeraria osadía, contradecirlos. Pero si alguien pretendiese intentarlo, sepa que habrá de incurrir en la indignación de Dios Omnipotente y en la de sus santos Apóstoles Pedro y Pablo».
San Pío V (que al ser preguntado el día de su elección qué línea iba a seguir durante su pontificado, respondió “¡la de Pablo IV!”, que fue también su antecesor en la Inquisición Romana), mediante el Motu Próprio “Inter multíplices”, lo que ordena es que se observe invariablemente la bula (porque ningún Papa que se precie puede oponerse al Magisterio infalible), y San Pío X cita ¡15 veces! la bula “Cum ex Apostolátus” en el Código de Derecho Canónico. Para muestra, el canon 188 numeral 4.º del Código Pío-Benedictino de Derecho canónico: «En virtud de la renuncia tácita admitida ipso jure, queda vacante ipso facto cualquier oficio y sin declaración alguna si el clérigo […] Apostata públicamente de la Fe Católica» remite al § 3 de la Bula en cuestión.
Inclusive, la constitución “Vacántis Apostólicæ Sedis” de Pío XII (que sí es disciplinaria, al contener normas sobre el Cónclave y su procedimiento), cuando habla de “elección canónicamente hecha”, remite a los Cánones que estatuyen que ningún hereje, cismático o apóstata (aún si se hubiera arrepentido) es hábil para obtener beneficios, pensiones, oficios y dignidades eclesiásticas (canon 2294, § 1), por estar afectados con nota de infamia ipso facto (canon 2314, § 1, nº 3). Cánones que dicen lo mismo que dice la bula “Cum ex Apostolátus”.
En conclusión, la bula “Cum ex Apostolátus” es dogmática, y el motu próprio “Inter multíplices” está en continuidad con ella, siendo por ello Magisterio infalible y vinculante.
Gracias por esa magistral respuesta a la importante pregunta de Murua0686. ¿Sería tan amable, MilesChristi, de decirnos de quién es esta versión española de “Inter Multíplices”? Dios Uno y Trino y la Virgen Santísima le bendigan.
ResponderEliminarEstimado Rafael, la versión española proviene de un sitio llamado Sursum Corda, que la publicó en Agosto de 2013 (si bien el sitio cambió de plataforma, en Resistência Católica puede verse cómo estuvo originalmente: http://verdadeiraresistencia.blogspot.com/2013/08/inter-multiplices-de-sao-pio-v.html). Lo nuestro fue la introducción, edición y corrección de estilo.
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