Era un bravo león de leones por los campos
Defendiendo el Trono y el Altar,
Que rugiendo espantaba a los enemigos
Y al traidor con sus garras destrozar.
Mas muerto el Ariel católico
Dióse entre los suyos la desbandada,
Hubo quien por vestir sotana
Tornóse gato doméstico.
Por su inaudita sumisión y mansedumbre
Adquirió nombradía y fama,
Mas ahora su estrella declinó.
Ruge rampante y vengador un nuevo león,
Por su honra las cadenas del yugo rompe,
Y su domador, azorado, es quien ahora tiembla.
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