La Anunciación (copia de la milagrosa imagen venerada en la Basílica de Santa María Annunziata. Florencia)
Como sucede cada vez que el día de la Anunciación cae en Semana Santa o en la Octava de Pascua, la fiesta se traslada al Lunes de la semana post-Octava de Pascua. Y por esto, publicamos hoy esta oración en honor de este sagrado Misterio, con el cual nuestra Redención tuvo su inicio en el tiempo:
LATÍN
O Beáta Virgo María! quis tibi digne váleat jam gratiárum, ac laudum præcónia repéndere, quæ singulári tuo assénsu mundo succurrísti perdíto? Quas tibi laudes fragílitas humáni géneris persólvat, quæ solo tuo commércio recuperándi áditum invénit?
Áccipe ítaque quascúmque éxiles, quascúnque méritis tuis ímpares, gratiárum actiónes, et cum suscéperis vota, culpas nostras orándo éxcusa. Admítte nostras preces intra sacrárium exauditiónis, et repórta nobis antídotum reconciliatiónis. Sit per te excusábile, quod per te ingérimus, fiat impetrábile quod fida mente póscimus.
Áccipe quod offérimus, redóna quod rogámus, éxcusa quod timémus, quia tu es spes única peccatórum. Per te sperámus véniam delictórum, et in te, beatíssima, nostrórum est expectátio præmiórum. Sancta María, succúrre míseris, juva pusillánimes, refóve flébiles, ora pro pópulo, interveni pro clero, intercede pro devoto femíneo sexu; séntiant omnes tuum juvámen quicúmque celébrant tuam sanctam Commemoratiónem.
Assíste paráta votis poscéntium, et repórta nobis optátum efféctum. Sint tibi stúdia assídua oráre pro pópulo Dei, quæ meruísti, benedícta, Redemptórem ferre mundi, qui vivit et regnat in sǽcula sæculórum. Amen.
O Beáta Virgo María! quis tibi digne váleat jam gratiárum, ac laudum præcónia repéndere, quæ singulári tuo assénsu mundo succurrísti perdíto? Quas tibi laudes fragílitas humáni géneris persólvat, quæ solo tuo commércio recuperándi áditum invénit?
Áccipe ítaque quascúmque éxiles, quascúnque méritis tuis ímpares, gratiárum actiónes, et cum suscéperis vota, culpas nostras orándo éxcusa. Admítte nostras preces intra sacrárium exauditiónis, et repórta nobis antídotum reconciliatiónis. Sit per te excusábile, quod per te ingérimus, fiat impetrábile quod fida mente póscimus.
Áccipe quod offérimus, redóna quod rogámus, éxcusa quod timémus, quia tu es spes única peccatórum. Per te sperámus véniam delictórum, et in te, beatíssima, nostrórum est expectátio præmiórum. Sancta María, succúrre míseris, juva pusillánimes, refóve flébiles, ora pro pópulo, interveni pro clero, intercede pro devoto femíneo sexu; séntiant omnes tuum juvámen quicúmque celébrant tuam sanctam Commemoratiónem.
Assíste paráta votis poscéntium, et repórta nobis optátum efféctum. Sint tibi stúdia assídua oráre pro pópulo Dei, quæ meruísti, benedícta, Redemptórem ferre mundi, qui vivit et regnat in sǽcula sæculórum. Amen.
TRADUCCIÓN
¡Oh Bienaventurada Virgen María! Quién puede recompensarte dignamente con las debidas alabanzas y hacimientos de gracias, a Ti que por el admirable asentimiento de tu voluntad rescataste al mundo perdido? ¿Qué cantos de alabanza puede recitar en tu honor nuestra débil naturaleza humana, puesto que por tu sola intervención es que se ha encontrado el camino para la restauración?
Acepta, pues, estas pobres gratitudes que tenemos para ofrecer, aunque ellas no igualen a tus méritos; y, recibiendo nuestros votos, obtén por tus ruegos la remisión de nuestras culpas. Lleva nuestras oraciones al interior del santuario de la celestial audiencia, y trae para nosotros el antídoto de nuestra reconciliación. Sean perdonables por ti las culpas que presentamos a Dios omnipotente; y que cuanto pedimos con segura confianza, pueda ser concedido por ti.
Recibe nuestra oblación, concédenos nuestras súplicas, obténnos la remisión por lo que tememos, porque Tú eres la única esperanza de los pecadores. Por Ti esperamos la remisión de nuestros pecados, y en Ti, ¡oh Santa Señora!, está nuestra esperanza de recompensa. Santa María, socorre al miserable, ayuda al débil, consuela al afligido, ora por el pueblo, ruega por el clero, intercede por todas las mujeres consagradas a Dios; que todos cuantos guardamos tu santa conmemoración sintamos ahora tu ayuda y protección.
Acude prontamente a nuestras peticiones, y tráenos las respuestas a nuestras oraciones. Sea tu continua atención el orar por el pueblo de Dios, Tú que, bendecida por Dios, mereciste llevar al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Acepta, pues, estas pobres gratitudes que tenemos para ofrecer, aunque ellas no igualen a tus méritos; y, recibiendo nuestros votos, obtén por tus ruegos la remisión de nuestras culpas. Lleva nuestras oraciones al interior del santuario de la celestial audiencia, y trae para nosotros el antídoto de nuestra reconciliación. Sean perdonables por ti las culpas que presentamos a Dios omnipotente; y que cuanto pedimos con segura confianza, pueda ser concedido por ti.
Recibe nuestra oblación, concédenos nuestras súplicas, obténnos la remisión por lo que tememos, porque Tú eres la única esperanza de los pecadores. Por Ti esperamos la remisión de nuestros pecados, y en Ti, ¡oh Santa Señora!, está nuestra esperanza de recompensa. Santa María, socorre al miserable, ayuda al débil, consuela al afligido, ora por el pueblo, ruega por el clero, intercede por todas las mujeres consagradas a Dios; que todos cuantos guardamos tu santa conmemoración sintamos ahora tu ayuda y protección.
Acude prontamente a nuestras peticiones, y tráenos las respuestas a nuestras oraciones. Sea tu continua atención el orar por el pueblo de Dios, Tú que, bendecida por Dios, mereciste llevar al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Oración compuesta por San Fulberto de Chartres, en su Sermón IX De Annuntiatióne Domínica. Indulgencia de 50 días cada vez que se rece con la debida contrición (Papa Pío IX, rescripto del 19 de Mayo de 1854).
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