«Los hombres, tanto los individuos como la sociedad humana, y su bien común, están siempre ligados al orden absoluto de los valores establecidos por Dios. Ahora precisamente para actuar y hacer eficaz este vínculo en una forma digna de la naturaleza humana, le fue dada al hombre la libertad personal, y la tutela de esta libertad es el objetivo de todo ordenamiento jurídico que merezca tal nombre. Pero de esto se sigue también que no puede existir la libertad y el derecho de violar el orden absoluto de los valores. Se vendría a socavar y excardinar la defensa de la moral pública, que es sin duda un elemento principal para el mantenimiento del bien común por parte del Estado, si, por citar un ejemplo, se concediese, sin mirar aquel orden supremo, una libertad incondicionada a la prensa y a los filmes. En cuyo caso no se reconocería el derecho a la verdadera y genuina libertad; sino que se llegaría a legalizar la licencia, si se permitiese a la prensa y a los filmes remover los fundamentos religiosos y morales de la vida del pueblo. Para comprender y admitir semejante principio, ni siquiera es necesario ser cristianos. Basta el uso, no perturbado por las pasiones, de la razón y del sano sentido moral y jurídico». (PAPA PÍO XII, Discurso al patriciado y la nobleza romana, 8 de Enero de 1947).
COMBATIENDO SIN TREGUA EN TODOS LOS FRENTES PARA QUE CRISTO REINE. «VIVAT JESU, AMOR NOSTER, ET MARÍA, SPES NOSTRA!»
lunes, 8 de enero de 2024
EL ORDENAMIENTO JURÍDICO DEBE DEFENDER LA VERDADERA LIBERTAD
«Los hombres, tanto los individuos como la sociedad humana, y su bien común, están siempre ligados al orden absoluto de los valores establecidos por Dios. Ahora precisamente para actuar y hacer eficaz este vínculo en una forma digna de la naturaleza humana, le fue dada al hombre la libertad personal, y la tutela de esta libertad es el objetivo de todo ordenamiento jurídico que merezca tal nombre. Pero de esto se sigue también que no puede existir la libertad y el derecho de violar el orden absoluto de los valores. Se vendría a socavar y excardinar la defensa de la moral pública, que es sin duda un elemento principal para el mantenimiento del bien común por parte del Estado, si, por citar un ejemplo, se concediese, sin mirar aquel orden supremo, una libertad incondicionada a la prensa y a los filmes. En cuyo caso no se reconocería el derecho a la verdadera y genuina libertad; sino que se llegaría a legalizar la licencia, si se permitiese a la prensa y a los filmes remover los fundamentos religiosos y morales de la vida del pueblo. Para comprender y admitir semejante principio, ni siquiera es necesario ser cristianos. Basta el uso, no perturbado por las pasiones, de la razón y del sano sentido moral y jurídico». (PAPA PÍO XII, Discurso al patriciado y la nobleza romana, 8 de Enero de 1947).
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