Decían los ancianos: «Aunque se te aparezca de verdad un ángel, no le acojas fácilmente, sino humíllate, diciendo: “No soy digno de ver un ángel yo que vivo en el pecado”»
Decía el abad Matoés: «Cuanto más se acerca el hombre a Dios, más pecador se ve. Por eso, Isaías, al ver al Señor decía: “¡Ay de mí que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros!” (Isa. 6, 5)».
SENTENCIAS DE LOS PADRES DEL DESIERTO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.