Donato, Félix, Aroncio, Honorato, Fortunato, Sabiniano, Septimino, Genaro, otro Félix, Vital, Sator, y Repósito, hijos de Bonifacio y Tecla (quienes murieron como mártires en Hadrumeto –actual Susa, Túnez– el 30 de Agosto) y predicadores de la fe católica en Cartago, fueron apresados en Hadrumeto por el procónsul Valeriano donde se refugiaron de la persecución que por mandato de Diocleciano y Maximino se desató en la cuidad. Retornados allá, fueron torturadoss por negarse a adorar a los ídolos, pero un ángel los liberó milagrosamente y continuaron predicando. Vueltos a arrestar, fueron enviados a distintos lugares de Italia con cadenas al cuello para ser finalmente decapitados en distintas fechas del año 298:
- Aroncio, Honorato, Fortunato y Sabiniano el 27 de Septiembre en Potenza de Lucania.
- Septimino, Jenaro y Félix el 28 de Agosto en Venosa de Apulia.
- Vidal, Sator y Repósito el 29 de Agosto, en Veliniano (¿Velia? de Apulia.
- Donato y el otro Félix el 1 de Septiembre, en Septiano (¿Rocchetta Sant’Antonio? ¿Isla de San Juan?) de Apulia.
Hacia mayo del año 760, sus restos fueron reunidos y trasladados a la basílica de Santa Sofía de Benevento erigida por el príncipe lombardo Acheris II, donde son venerados. El obispo San Bruno de Segni OSB concluye su homilía (que en el Oficio propio de los santos de la Archidiócesis de Benevento y otras diócesis italianas es la lección del II Nocturno) con estas palabras:
«Isti ígitur Mártyres dicúntur meridiáni, quía in África, quæ in merídie sita est, orti noscúntur; et bene meridiáni, quía Sancti Spíritus igne fervéntes, in æstu persecutiónis ánimas emisérunt. Hi ergo Mártyres gloriósi, in Merídie nati, et in Occidente mille, ut ita dicam, tormentórum genďribus excruciáti, átque pro Christo decapitáti, cum ipso in cœlis gloriántur perénniter laureáti [Se llaman Mártires del Sur porque nacieron en África, que se encuentra al Mediodía, y meridianos porque encendidos del fuego del Espíritu Santo, entregaron el alma en el estío de la persecución. Por eso, aquellos gloriosos Mártires nacidos en el Sur y en Occidente, atormentados, por decirlo así, por mil clases de tormentos y decapitados por causa de Cristo, son glorificados con Él en el Cielo a perpetuidad, coronados de laureles]».
ORACIÓN
Que el gran número de estos santos hermanos mártires, ¡oh Señor!, nos llene de alegría, aumente el vigor de nuestra fe, y nos consuele con su múltiple intercesión. Por J. C. N. S. Amén.
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