Ayer, el Boletín de Prensa de la Santa Sede Apóstata publicó un decreto en el cual el cardenal Robert Sarah Nemelo, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (que SIEMPRE PONE EN OBRA “los expresos deseos de Francisco”), establece que la memoria litúrgica de santa María Magdalena, que se celebra el 22 de julio, pase al rango de festividad (las celebraciones dentro del Novus Ordo Missæ et Litúrgia Horárum se clasifican jerárquicamente en Solemnidad, Fiesta, Memoria -que puede ser obligatoria o libre-, Conmemoración y Feria). Aquí nuestra traducción no oficial a fin de realizar un análisis:
CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS
DECRETO
La primera testigo y evangelista de la Resurrección del Señor, Santa María Magdalena, siempre ha sido considerada con la máxima reverencia tanto por la Iglesia Occidental como por la Oriental, aunque honrada en forma diferente.
En nuestros tiempos, en que la Iglesia es llamada a proponer a los fieles una reflexión más profunda sobre la dignidad de la mujer, la nueva Evangelización y la amplitud del misterio de la misericordia divina, es bueno mirar el ejemplo de Santa María Magdalena. Esta mujer, reconocida como amante y muy amada de Cristo, llamada “testigo de la misericordia divina” por San Gregorio Magno, y “apóstola de los apóstoles” por Santo Tomás de Aquino, propuesta entre los fieles de su tiempo para ser paradigma del ministerio de las mujeres en la Iglesia.
Por eso el Sumo Pontífice Francisco declaró que la celebración de Santa María Magdalena sea en adelante inscrita en el Calendario Romano general con el grado de fiesta en lugar de memoria, como ahora está.
El nuevo grado de la celebración no implicará variación en cuanto respecta al día en que se guarda dicha celebración, extendiendo al Misal y a la Liturgia de las Horas lo siguiente, a saber:
a) El día de la celebración de Santa María Magdalena, el 22 de Julio, se mantiene igual, como aparece en el Calendario Romano;
b) Los textos correspondientes a la Misa y el Oficio Divino permanecerán iguales a como se encuentran definidos en el Misal y en la Liturgia de las Horas, pero se agregará en el Misal un Prefacio propio, anexo al presente decreto. Será responsabilidad de las Conferencias Episcopales, previa aprobación de la Sede Apostólica, traducir el texto del Prefacio a las lenguas vernáculas, para que sea también insertado en sus próximas reimpresiones del Misal Romano.
Donde, por normas de derecho particular, se celebre a Santa María Magdalena en un día o grado de rito diferente, se celebrará posteriormente al mismo día con el grado en que antes se celebraba.
Nihil Obstat.
Dado en la sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el día 3 del mes de Junio, en la solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús.
ROBERT Card. SARAH
Prefecto
+ ARTHUR ROCHE
Arzobispo SecretarioANEXO: Prefacio De apostolórum apóstolaVere dignum et justum est, æquum et salutáre, nos te, Pater omnípotens, cujus non minor est misericórdia quam potéstas, in ómnibus prædicáre per Christum Dóminum nostrum. Qui in hortu (sic) maniféstus appáruit Maríæ Magdalénæ, quippe quæ eum diléxerat vivéntem, in cruce víderat moriéntem, quæsíerat in sepúlcro jacéntem, ac prima adoráverat a mórtuis resurgéntem, et eam apostolátus offício coram apóstolis honorávit ut bonum novæ vitæ núntium ad mundi fines perveníret. Unde et nos, Dómine, cum Ángelis et Sanctis univérsis tibi confitémur, in exsultatióne dicéntes: Sanctus... (Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te alabemos, oh Padre todopoderoso, porque tu misericordia no es menor que tu poder, por Jesucristo nuestro Señor. Que en el huerto se apareció ante María Magdalena porque ella le amó mientras vivía, le vio morir en la Cruz, le buscó yacente en el sepulcro y fue la primera en adorarlo al resucitar de entre los muertos, y la honró con el apostolado entre los Apóstoles para que anunciaran la buena noticia de la vida a todos los confines del orbe. Y por eso nosotros, oh Señor, con los Ángeles y todos los santos, te alabamos llenos de alegría diciendo: Santo...).
COMENTARIO PERSONAL
Primero, la palabra Apóstol (que por cierto, es neutra en Español, por lo que se debe decir “el/la apóstol” y no “apóstoles y apóstolas” para no parecer egresado de la escuela madurista) deriva del griego ἀπόστολος (apóstolos), que significa enviado, mensajero, comisionado para un propósito determinado. Y en ese sentido, las acepciones y contextos varían:
- Los Profetas del Antiguo Testamento pueden ser considerados apóstoles porque Dios los envió a comunicar su Palabra y anunciar las cosas futuras.
- Jesús mismo es el Apóstol y Pontífice de nuestra confesión (cf. Hebreos 3, 1), porque fue enviado por Dios Padre para redimirnos del pecado y abrirnos el camino de la Eternidad gloriosa.
- Los doce discípulos más cercanos a Jesús son llamados con propiedad Apóstoles, porque Él los envió para anunciar la Buena Noticia del Reino. Y entre ellos, San Pedro es llamado “Príncipe de los Apóstoles” porque Jesús lo erigió como su Vicario en la tierra.
- San Pablo fue ministrado especialmente por Cristo para anunciar el Evangelio a la gentilidad. Por la magnitud de sus correrías misionales, la doctrina que contienen sus catorce cartas y los trabajos que padeció durante su predicación, es justamente llamado por antonomasia “el Apóstol”, aunque no perteneciera a los Doce Apóstoles.
- San Bernabé es un apóstol, aunque a diferencia de San Pablo, no fue comisionado directamente por Jesús, sino a través de su Vicario, San Pedro. Pero como acompañó a San Pablo en los comienzos de su predicación, bien merece el título. Y en suma, los Obispos son considerados sucesores de los Apóstoles,
- Hay santos que por el alcance y celo de su predicación han sido considerados iguales a los Apóstoles -en latín Equalis apóstol, en griego Ἰσαπόστολος y en ruso Pавноапостольный- (por ejemplo, Santa Elena, San Vladimir de Kiev y San Patricio). Y otros que han recibido comisión especial difundir devociones o verdades de Fe (Santa Margarita María de Alacoque es llamada Apóstol del Corazón de Jesús, por ser escogida para promover dicha devoción).
- Puede que cualquiera que estuvo involucrado en el ministerio de Cristo antes de Su muerte, y lo viera a Él después de Su resurrección sea denominado como apóstol (como es el caso de San Matías, que entró al grupo de los Doce para remplazar a Judas Iscariote en el puesto que él, por su traición, abandonó). Y en general, todo católico está llamado a dar testimonio de su Fe, tanto en público como en privado. En una palabra, a ser apóstol.
- Existen falsos apóstoles (o antiapóstoles), que aparentan estar en la Verdad, pero que en realidad enseñan doctrinas llamativas y extrañas que conllevan a la Apostasía.
¿Qué viene a ser entonces Santa María Magdalena? Sabemos por la Sagrada Escritura que era hermana de Santa Marta y San Lázaro de Betania, y estaba
en el grupo de los discípulos de Jesús (de hecho, ella era una de
las mujeres que sostenía económicamente su Predicación). Además, ella
estuvo con la Santísima Virgen María y San Juan Evangelista durante la
Vía Dolorosa y la
Crucifixión, además de ser una de las que más fervorosamente preparaba
los óleos para ungir el Santo Cuerpo antes de la sepultura. San Juan y San Marcos refieren en sus Evangelios que fue Santa María
Magdalena quien descubrió el Sepulcro vacío, y la primera entre los discípulos en ver a Jesús resucitado de entre los muertos y anunciar esta noticia. Por tanto, ella pertenecería a la séptima descripción de nuestra lista.
Pero es de fe
(porque hace parte de la Tradición Apostólica) que la primera persona en
ver corpórea e intelectualmente a Jesús resucitado fue su Madre, la Santísima Virgen
María, quien de acuerdo a Ana Catalina Emmerick y María de Jesús Ágreda,
contempló entre las 21:00h del Sábado Santo y las 03:00h del Domingo de
Pascua (26 y 27 de Marzo del año 33 respectivamente) a su Hijo en toda
la gloria que como Dios le correspondía por la Unión Hipostática,
recibiendo ambos los honores de los Patriarcas, Profetas y demás justos
del Antiguo Testamento. Y aún sin las revelaciones anteriormente
mencionadas, ¿quién puede negar (o si quiera consentir la más leve
sombra de duda) que la Santísima Virgen amaba a Jesús con un amor y
devoción infinitamente espiritual, perfecto y superior al de todos los hombres y
Ángeles juntos, aún si destinaran todos sus sentidos y potencias durante toda la eternidad única y exclusivamente hacia dicho fin?
Aunado
a lo anterior, el amor y el dolor que la Magdalena tenía era meramente
sensible y terrenal, por lo que durante la Pasión de Cristo se entregó a
indecibles extremos de angustia hasta el punto de parecer fuera de sí
(es de saber que desde que Jesús la salvó de morir apedreada y le perdonó sus pecados, se ha dedicado a la
penitencia, como enseña San Gregorio Magno. Y no en vano, es patrona de los que son ridiculizados por su piedad). Por eso, al ver a Jesús resucitado, casi al amanecer del
Domingo de Pascua, ella primero Le confunde con el jardinero,
preguntándole a dónde se llevó el Cuerpo de Jesús. Mas al reconocer
quién era, le tiende los brazos hacia Sus pies, ignorando que a estas
alturas lo crucial es y será la presencia espiritual de Jesús en las
almas mediante la oración y los Sacramentos (según San Cirilo de
Alejandría y el Padre Garrigou-Lagrange), de ahí el Noli me tangére tan
socorrido en las artes.
Entonces, ¿lo de Apostolórum Apóstola? Se sabe que San Hipólito de Roma en su Comentario al Cantar de los Cantares, utiliza la palabra apóstol en el sentido de mensajero, cuando habla de las Santas Miróforas (el título griego que se les da a María Magdalena, María Cleofás y María Salomé). Mas el concepto como tal surge en la literatura teológica en torno al siglo X, y que fue utilizado indistintamente por San Hugo de Cluny, el abad Geoffroi de Vendôme, Pedro Abelardo y San Bernardo de Claraval para referirse a Santa María Magdalena en accesos de devoción; como también se le encuentra en la antífona del Benedíctus en su propio del Divino Oficio en Rito Dominico (es de saber que la Bienaventurada Virgen María, Santa María Magdalena y Santa Catalina de Alejandría son protectoras de la Orden de Predicadores):
O mundi lampas, et margaríta praefúlgida, quae resurrectiónem Christi nuntiándo, Apostolórum Apóstola fíeri meruísti! María Magdaléna, semper pia exorátrix pro nobis adsis ad Deum, qui te elégit. (¡Oh lámpara del mundo, y esplendente perla, quien por anunciar la Resurrección de Cristo, mereciste convertirte en la Apóstol de los Apóstoles! Santa María Magdalena, ruega piadosa por nosotros ante Dios, quien te eligió).
Pero fuera de ello, no hay mayor repercusión de esta afirmación (inexistente en las obras del Aquinate), ni mucho menos visos de continuidad (porque ni Santa Teresa de Ávila ni Santa Teresita del Niño Jesús, que le tuvieron devoción, llegaron a citarla) hasta bien entrado el siglo XX, cuando Wojtyla/JPII recupera la idea en su carta Mulieris Dignitatem en 1988.
No se piense por ello que Francisco Bergoglio tomó esa decisión porque sea devoto de María Magdalena, por reparar la “falta de misericordia” de San Gregorio Magno al afirmar en una homilía que ella era la pecadora arrepentida de la que habla San Lucas, o algo por el estilo. ¡ES PORQUE SIMPLEMENTE, FRANCISQUITO BUSCA IMPLEMENTAR QUE LAS MUJERES EJERZAN EL PRESBITERADO EN SU IGLESIA, LA IGLESIA NOVUS ORDO, QUE FORNICA CON LOS PODERES MUNDIALES PUESTOS POR SATANÁS EL MALDITO Y SU AGENTE EN LA TIERRA, QUE ES LA JUDERÍA INTERNACIONAL MASÓNICA! Por eso quiere ablandar el terreno, introduciendo esa novedad litúrgica, presentando a María Magdalena como una feminista sin la cual los Once que quedaron tras la defección de Judas se hubiesen ido con la Fe a paseo. Aparte, el prefacio de marras (o por lo menos la primera parte) es espantoso cuando es rezado (y ni me lo imagino cuánto más si lo cantan) y no tiene finalidad latreútica, porque no contiene alabanza ni hacimiento de gracias, como sí tienen casi todos los prefacios de los distintos Ritos occidentales (incluso los el Novus Ordo, que NO ES AGRADABLE A DIOS).
Ahora, como Católicos tradicionales, ese cambio NO NOS VA NI NOS DESVELA, porque en la Misa y Oficio, Santa María Magdalena va de rito doble y Credo. Y no reconocemos a Bergoglio ni a sus antecesores y sucesores conciliares, como tampoco su Misa y Oficio adulterados.
En el contexto del prefacio, quien lo redactó debió escribir "horto" (ablativo) y no "hortu", porque la palabra latina "hortus" (jardín), al ser de género masculino y tener por genitivo singular "hortī" pertenece a la segunda declinación (-o), no a la cuarta (-u). De otro modo, en vez del español "horticultura", se diría "hortucultura". Y tampoco "Bergoglio", sino "Bergugliu" (eso último en chiste).
ResponderEliminarGracias.
Gracias por la observación. Esos conciliares están tan acostumbrados al vernáculo (y más ahora con el presente papanatas) que la ortografía y gramática latina la han olvidado.
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