Según la descripción que hiciera Juan Annio de Viterbo en 1450, el Papa Martín V fue el primero en abrir, en el año 1423, la Puerta Santa en la Basílica de San Juan
Lateranense. En aquel tiempo los Años Jubilares se celebraban cada 33 años. En la
Basílica Vaticana se atestigua por primera vez la apertura de la Puerta Santa en la Navidad de 1499 y en esa ocasión el Papa Alejandro VI quiso que la puerta se abriese no solamente en la Basílica lateranense, sino también en las otras basílicas: San Pedro, Santa María la Mayor y
San Pablo extramuros. Una pequeña puerta, probablemente de servicio,
que se encontraba en la parte izquierda de la fachada de San Pedro, fue alargada y transformada en Puerta Santa, conservándose la ubicación aún hoy.
El Papa Alejandro VI quería además que las normas del Ceremonial
del Año Santo (entonces no definidas con detalle por sus predecesores)
fuesen más precisas, en particular lo pertinente a los ritos de apertura y
ciere de la Puerta Santa. La composición de los ritos fue confiada por el Papa al obispo Johannes Burckardt, Maestro de Ceremonias Pontificias.
La Puerta Santa del Jubileo del año 1500 fue abierta en la noche de la vigila de Navidad de año 1499 y cerrada en la solemnidad de la Epifanía del
1501. (El Ritual predispuesto por Burckardt y aprobado por Alejandro VI, las rúbricas observadas en aquella ocasión y las reformas posteriores, lo tomamos del Compendio de Años Santos e Historia del Jubileo celebrado por el Papa León XII del canónigo Andrea Strocchi, 2 ed., Faenza 1826; y de Istoria delle Cappelle Papali del caballero Moroni -traducido al francés en 1846-).
APERTURA
El Papa Alejandro VI, revestido con la Capa pluvial y el Trirregno, fue conducido en la silla gestatoria y portando en su mano izquierda un cirio dorado encendido, seguido en procesión por los Cardenales y demás Prelados de la Iglesia, que llevaban consigo cirios encendidos, hacia la Basílica de San Pedro (que permaneció cerrada y custodiada todo el día). Desde allí el Papa envió sus Legados a las otras Basílicas Papales (un Arzobispo Prelado Doméstico a San Pablo Extramuros, un Cardenal a San Juan Lateranense, y el Arcipreste de Santa María la Mayor). Una vez llegados a la Basílica, el coro entonó el Salmo 99:
Jubiláte Deo, omnis terra: servíte Dómino in lætítia.
Introíte in conspéctu ejus in exsultatióne.
Scitóte quoniam Dóminus ipse est Deus, ipse fecit nos, et non ipsi nos: pópulus ejus et oves pascuæ ejus.
Introíte in conspéctu ejus in exsultatióne.
Scitóte quoniam Dóminus ipse est Deus, ipse fecit nos, et non ipsi nos: pópulus ejus et oves pascuæ ejus.
Introíte portam ejus in confessióne, átria ejus in hymnis: confitémini illi.
Laudáte nomen ejus, quóniam suávis est Dóminus.
In ætérnum misericórdia ejus, et a generatióne usque in generatiónem véritas ejus.
℣. Glória Patri, et Fílio, et Spíritui Sancto.
℟. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen.
Terminado el Salmo, Alejandro VI inició la recitación de los versos, respondidos por el coro:
V. Apérite mihi portas justítiæ.
R. Et ingréssus in eas confítébor Dómino.
V. Hæc porta Dómini.
R. Justi intrábunt in eam.
V. Introíbo ad domum tuam.
R. Adorábo in Templum sanctum tuum in timóre tuo.
V. Hæc est dies quam fecit Dóminus.
R. Exsultémus et lætémur in ea.
V. Laudáte Dóminum, omnes gentes.
R. Laudáte eum, omnes pópuli.
V. Apérite mihi portas justítiæ.
R. Ingréssus in eas confítébor Dómino.
V. Hæc porta Dómini.
R. Justi intrábunt in eam.
V. Introíte in conspéctu ejus.
R. In exsultatióne.
V. Dómine, exáudi oratiónem meam.
R. Et clamor meus ad te véniat.
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
ORATIO
Deus, qui per Móysem fámulum tuum pópulo Israelítico
quinquagésimum annum remissiónis et Jubiléi instituísti, quo síngulos
esse líberos voluísti, concéde propítius nobis fámulis Jubiléi annum
auctoritáte tua institútum quo hanc portam pópulo contríto aperiri
voluísti, fidéliter inchoáre, ut in eo vénia plenæ indulgéntiæ et
remissiónis ómnium delictórum obténta, cum dies vocatiónis advenerit,
inerrábili glória et perénni felicitáte perfruámur, per D. N. Jesu
Christi. Amen
Luego, el Papa se puso de pie y se dirigió hacia la pared de ladrillos que tapiaba la Puerta Santa, y recibiendo un martillo, dio tres golpes contra el muro, y hecho esto regresó a la silla gestatoria. Los obreros continuarán la demolición. Terminados estos trabajos, se levantó de la sede gestatoria y se arrodilló delante de la puerta, donde rezó el Miserére, teniendo la cabeza descubierta y portando en todo tiempo el cirio dorado encendido. Finalizada su oración, entró el primero por la Puerta, seguido por la procesión de Cardenales, dirigiéndose hacia el Altar mayor.
En llegando, se arrodilló brevemente. Puesto de pie, dijo el Pater noster en baja voz:
Pater noster, qui es in Cœlis, sanctificétur Nomen tuum. Advéniat Regnum
tuum. Fiat Volúntas tua, sicut in Cœlo et in terra. Panem nostrum
quotidiánum da nobis hódie, et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos
dimíttimus debitóribus nostris.
℣. Et ne nos indúcas in tentatiónem.
℟. Sed líbera nos a malo.
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
ORATIO
Actiónes
nostras, quǽsumus, Dómine aspirándo prǽveni, et adjuvándo proséquere:
ut cuncta nostra orátio, et operátio a te semper incípiat, et per te
cœpta finiátur. Per Dóminum.
Finalizado el acto, se dirigió al Trono Pontificio para presidir el rezo de las Vísperas.
CLAUSURA
A causa de la gran afluencia de peregrinos que hubo en aquel año, atraídos
no sólo por la Indulgencia, sino por la piedad y fervor que inspiraba
el Sumo Pontífice, se había dispuesto el 16 de Diciembre de 1500 mediante el Breve Commísum nobis Coélitus que la clausura del Año Jubilar se realizase después de las segundas Vísperas de la Epifanía de 1501, y el Papa estaba aquejado por la gota, fueron delegados los cardenales Francesco Borgia (Arzobispo de Cosenza) y Giovanni Battista Ferrario (Obispo de Módena) para presidir la ceremonia.
En esta ocasión, los cardenales delegados salieron con antorchas encendidas por la puerta principal de la Basílica Petrina mientras el coro cantaba el himno Hostis Heródes ímpie. Una vez entrada la procesión por la Puerta Santa, fue exhibido a los fieles el Velo de Verónica, donde Nuestro Señor imprimió su Santa Faz. Los dichos cardenales entraron los últimos. Posteriormente, uno de los dos cardenales puso de un lado del umbral
de la Puerta Santa un ladrillo de oro, y el otro cardenal colocó uno de plata al otro extremo.
Los obreros terminaron de erigir la pared. Y después de recitadas algunas oraciones, el Año Jubilar de 1500 fue oficialmente clausurado.
De Alejandro VI viene la piadosa costumbre papal de extender un año más (Año Santo) los beneficios de la Indulgencia jubilar a todo el mundo Católico, y no sólo a los peregrinos presentes en Roma, como se estilaba anteriormente. Con todo, el ritual de clausura fue reformado por su sucesor Clemente VII en 1525, de la siguiente manera:
Después de recitadas las primeras vísperas de la Vigilia de la Navidad, el Papa rindió adoración a la Santa Faz, la Santa Cruz y a la Lanza (adoración que se tributa en el sentido de ser instrumentos de la Pasion de Cristo, huelga señalar). A continuación, Clemente VII pronunció la antífona Cum jucunditáte exhíbitis et cum gáudio deducímini,
nam et montes et colles exsílient exspectántes vos cum gáudio, allelúja. Antífona que fue seguida, mientras el Papa salía procesionalmente por la Puerta Santa, por el canto del Salmo 126 entonado por el coro:
Nisi Dóminus ædificáverit domum, in vanum laboravérunt qui ædíficant eam.
Nisi Dóminus custodíerit civitátem, frustra vígilat qui custódit eam.
Vanum est vobis ante lucem súrgere: súrgite postquam sedéritis, qui manducátis panem dolóris.
Cum déderit diléctis suis somnum: ecce heréditas Dómini fílii: merces, fructus ventris.
Sicut sagíttæ in manu poténtis: ita fílii excussórum.
Beátus vir, qui implévit desidérium suum ex ipsis: non confundétur cum loquétur inimícis suis in porta.
℣. Glória Patri, et Fílio, et Spíritui Sancto.
℟. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen.
Posteriormente, el Papa bendecía las piedras, los ladrillos y la mezcla con que sería tapiada la Puerta Santa diciendo
℣. Adjutórium nostrum in nómine Dómini.
℟. Qui fecit Cœlum et terram.
V. Sit nomen Dómini benedíctum.
R. Ex hoc nunc, et usque in sǽculum.
V. Lápidem, quem reprobáverunt ædificántes.
R. Hic factus est in caput ánguli.
V. Dómine, exáudi oratiónem meam.
R. Et clamor meus ad te véniat.
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
ORATIO
Summe Deus, qui summa, média, ímaque custódis, qui omnem creatúram intrínsecus ambiéndo cóncludis, sanctífica et bénedic has creatúras lápidis, calcis, et sábuli. Per Christum Dóminum Nostrum. Amen.
El Papa asperja con agua bendita los materiales de construcción y los inciensa. Depuesta la mitra, el Papa se ciñe un mandil de estofa blanca, y estando de rodillas sobre una almohada blanca bordada en oro dispuesta en una grada cubierta de terciopelo rojo, recibe del Cardenal Penitenciario una espátula de plata sobredorada con mango de marfil, con la cual toma de un cubo, sostennido por el maestro de ceremonias, algo de mortero, que esparcirá en medio del suelo mezclado con algunas medallas de oro y plata acuñadas durante su pontificado:
Al colocar el primer mortero, en medio del umbral: In fide et virtúte Jesu Christi, Fíli Dei vivi, Al verter el mortero en el lado derecho del umbral: qui Apostolórum
Príncipi dixit: Tu es Petrus, Al colocar el tercer mortero a la izquierda: et super hanc Petram ædificábo Ecclésiam
meam.
Luego pondrá tres ladrillos (uno de oro con su escudo papal y la inscripción N. Papa, Pont. Max. Anno Jub. xxxx., y otros dos de plata con las armas de la Basílica Vaticana y las de la Fábrica de San Pedro respectivamente) diciendo:
Al colocar el primer ladrillo: Collocámus lápidem istum primárium, Al colocar el segundo: ad claudéndam portam Sanctam Al colocar el tercero: ipso tantummodo síngulo jubilǽi anno reseréndam. Y signa los tres ladrillos: In nómine Patris, et Fílii ✠, et Spíritus Sancti. Amen.
Luego de esto, el Papa retorna a su trono y depuesto el mandil blanco, se lava las manos. El Penitenciario Mayor, tomando una espátula de hierro con mango de madera plateada dispone otro mortero y ladrillos sobre los puestos por el Papa (previamente se colocaron sobre éstos una pequeña tabla cubierta con tela blanca nueva); siendo seguido por cuatro penitenciarios menores con casulla y delantal, que con sendas espátulas de hierro con mango de madera pintada pondrán mortero y ladrillos hasta cierta altura, continuando el trabajo doce muratori. Mientras los obreros concluyen el muro y el Papa se lava las manos, se entona el himno Cœléstis Urbs Jerúsalem, de las Vísperas de la dedicación de la Iglesia:
Cœléstis Urbs Jerúsalem
Beáta pacis vísio,
Quæ celsa de vivéntibus
Saxis ad astra tólleris,
Spónsæque ritu cíngeris
Mille Angelórum míllibus.
O sorte nupta próspera,
Dotáta Patris glória,
Respérsa sponsi grátia,
Regína formosíssima,
Christo jugáta príncipi,
Cœli corúsca cívitas.
Hic margarítis emícant
Paténtque cunctis óstia:
Virtúte namque prǽvia
Mortális illuc dúcitur,
Amóre Christi pércitus,
Quísquis torménta sústinet.
Scalpri salúbris íctibus,
Et tunsióne plúrima,
Fabri pólita málleo,
Hanc saxa molem cónstruunt,
Aptísque juncta néxibus
Locántur in fastígio.
Alto ex Olympi vértice
Summi Paréntis Fílius,
Ceu monte deséctus lapis
Terras in imas decídens,
Domus supérnæ, et ínfimæ,
Utrúmque junxit ángulum.
Sed illa sedes cœ́litum
Semper resúltat láudibus,
Deúmque Trinum et Únicum
Jugi canóre preedicat:
Illi canéntes júngimur
Almæ Siónis ǽmuli.
Hæc templa, Rex cœléstium,
Imple benígno lúmine:
Huc o rogátus ádveni,
Plebísque vota súscipe,
Et nostra corda júgiter
Perfúnde cœli grátia.
Hic impétrent fidélium
Voces, precésque súpplicum
Domus beátae múnera,
Partísque donis gáudeant:
Donec solúti córpore
Sedes beátas ímpleant.
Decus Parénti débitum
Sit usquequáque Altíssimo,
Natóque Patris único,
Et ínclyto Paráclito,
Cui laus, potéstas, glória,
Sit per ætérna sǽcula.
Finalizado el himno, el Papa se depone la mitra y recita los siguientes versos y la oración:
V. Salvum fac pópulo tuo, Dómine.
R. Et benedic hereditáte tuæ.
V. Esto nobis, Dómine, turris fortitúdinis.
R. A fácie inimíci.
V. Mitte nobis, Dómine, auxílium de sancto.
R. Et de Sion tuére nox.
V. Dómine, exáudi oratiónem meam.
R. Et clamor meus ad te véniat.
V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
ORATIO
Deus, qui in omni loco dominatiónis tuæ clemens et benígnus exáuditor exsístis, exáudi nos, quǽsumus, et præsta, ut inviolabilis hujus loci sanctifícatio; et benefícia tui múneris in hoc Jubilǽi anno univérsitas fidélium impetrásse lætétur. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.
Concluida la oración se apagan los cirios y el Papa comienza el Te Deum, seguido por el coro. Luego el Auditor de la Rota presenta la cruz papal y otorga la bendición apostólica:
℣. Sit nomen Dómini benedíctum.
℟. Ex hoc nunc, et usque in sǽculum.
℣. Adjutórium nostrum in nómine Dómini.
℟. Qui fecit Cœlum et terram.
Benedícat vos omnípotens Deus, Pa ✠ ter, et Fí ✠ lius, et Spíritus ✠ Sanctus. Amen.
Todas estas ceremonias fueron observadas fielmente por los Papas hasta 1950, que fue el último Año Jubilar previo a la debacle deuterovaticana.
FUENTES:
Canónigo Andrea Strocchi, Compendio de Años Santos e Historia del Jubileo celebrado por el Papa León XII. 2 ed., Faenza 1826.
Gaetano Moroni, Istoria delle Cappelle Papali (trad. francesa por Augustin Manavit). París, 1846.
Fray Domingo Quirico Comerma OP, Noticias acerca del Jubileo del Año Santo. Barcelona, 1826.
Giovanni Battista Leoni, Cartas familiares. Venecia, 1592.
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