Reflexión por Pedro J. Barreto II. Traducción propia.
BIEN, ¿QUÉ PASA CON ALGUNOS CATÓLICOS QUE ACTUALMENTE NO VOTAN? ¿QUÉ DICE EL PAPA PÍO XII?
Del libro “The Pope Speaks - The Teachings of Pope Pius XII” (El Papa habla: Enseñanzas del Papa Pío XII), Michael Chinigo, editor (Nueva York: Pantheon Books, 1957), pág. 301, imprimátur por el cardenal Francis Spelmann, arzobispo de Nueva York.
En este fragmento de “The Pope Speaks” (discurso a los delegados del Congreso Internacional sobre Migración en Nápoles, 17 de Octubre de 1951), el Santo Padre fue muy claro:
TRADUCCIÓN
«Es un derecho y un deber llamar la atención de los fieles sobre la importancia de las elecciones y la responsabilidad moral que recae sobre todos los que tienen el derecho al voto. Indudablemente, la Iglesia intenta mantenerse fuera y por encima de todos los partidos políticos, ¿pero cómo puede permaenecer indiferente a la composición de un Parlamento, cuando la Constitución le da la potestad de aprobar leyes que afectan directamente los más altos intereses religiosos o incluso las condiciones de vida de la misma Iglesia? Luego hay también otras cuestiones difíciles, por encima de todos los problemas y luchas económicas que tocan muy de cerca el bienestar del pueblo. En tanto que son de un orden temporal (aunque en realidad también afectan el orden moral), los eclesiásticos dejan a otros la tarea de ponderar y tratar técnicamente con ellos por el bienestar común de la nación. De todo esto se desprende que:Es un deber ineludible para todos los que tengan el derecho, hombres o mujeres, tomar parte en las elecciones. Quien se abstiene, especialmente por cobardía, comete un pecado grave, una falta mortal.Cada uno debe votar según le sea dictado por su propia conciencia. Ahora, es evidente que la voz de esta conciencia impone a todo católico sincero el deber de darle su voto a aquellos candidatos, o aquellas listas de candidatos, que realmente ofrezcan garantías suficientes para salvaguardar los derechos de Dios y las almas de los hombres, por el verdadero bien de los individuos, las familias, y la sociedad, de conformidad con la ley de Dios y la doctrina cristiana».
En resumen:
- Es un deber votar, porque los católicos no pueden ser indiferentes ante el bien común.
- Es pecado mortal abstenerse por cobardía o negligencia.
- Pero, y esto es crucial, el deber de votar no es ciego: los católicos deben votar solamente por candidatos o partidos que salvaguarden los derechos de Dios y las almas de los hombres.
Ahora bien, en cuanto a la pregunta: ¿En cuáles de los sistemas democráticos liberales de hoy —Canadá, Estados Unidos, Europa, India, Australia— se salvaguardan los derechos de Dios y las almas de los hombres?
La realidad actual
Las constituciones seglares de casi todos estos países excluyen a Dios de la vida pública. Ellos o consagran la “neutralidad religiosa” (que en la práctica significa ateísmo seglar) o elevan “derechos” que directamente contradicen la ley de Dios (v. g., aborto, anticoncepción, divorcio, “matrimonio” homosexual, ideología de género).
El derecho civil está separado de la Ley Divina. La doctrina social católica sostiene que el Estado debe reconocer la realexa de Cristo (Pío XI, Quas Primas). Los estados actuales rechazan explícitamente esto.
Los candidatos están atados por el sistema de partidos donde, aun si uno habla de “valores cristianos”, deben legislar dentro de constituciones seculares que rechazan la verdad católica.
Así, ningún partido mayoritario o sistema actual ofrece «garantías suficientes para salvaguardar los derechos de Dios y las almas de los hombres».
CONCLUSIÓN A LA LUZ DEL PAPA PÍO XII
Las palabras del Papa presuponen una situación donde existen candidatos o partidos que al menos respeten la ley de Dios y la ley natural. Si no existe ninguno, entonces la obligación cambia:
- Un católico no puede emitir un voto que apoye directamente al mal.
- Si todos los candidatos viables se comprometen con leyes gravemente injustas, entonces votar por ellos sería pecaminoso en sí mismo.
En tales casos, la abstención no es “cobardía” sino prudencia, porque no hay ninguna opción moral que apoyar.
Es por eso que muchos teólogos católicos (antes de 1960) aclararon que el deber de votar solo aplica si hay opciones moralmente aceptables. Donde no las haya, el católico puede o:
- Abstenerse de votar (sin pecado, porque no existen las condiciones del deber), o
- Emitir un voto de protesta (v. g., voto en blanco, voto nulo, o por un candidato menor que no promueva el mal intrínseco).
Así, estrictamente hablando, en los sistemas liberales modernos de Canadá, Estados Unidos, Europa, India o Australia no hay ninguna salvaguarda real para «los derechos de Dios y las almas de los hombres» en la vida política. Los sistemas están construidos sobre un esquema que rechaza la Realeza de Cristo, de lo cual el Papa Pío XI (Quas Primas, 1925) advirtió que llevará al mundo al caos que vemos hoy.
👉 En otras palabras: el principio de Pío XII condena en sí misma la democracia moderna como se practica actualmente, porque deja a los católicos sin ninguna salida justa.
LO QUE LOS ANTERIORES PAPAS ENSEÑARON SOBRE ESTO – LA CADENA DE ENSEÑANZAS PAPALES
- Papa León XIII (1878–1903):
- Encíclica “Immortale Dei” (1885), sobre el deber de las naciones de reconocer a Cristo como Rey:«Es un público delito actuar como si se pensara que no hubiera Dios… Así, también, es un pecado grave en un Estado la negligencia a los deberes de la religión o adoptar una política como si Dios no existiese».👉 Ya desde aquí, se establece el principio: un Estado que excluye a Dios de la política no puede ser justo. Por ende, los católicos no pueden tratar a tal sistema como neutral.
- Encíclica “Libértas præstantíssimum” (1888), sobre el liberalismo:«La irrestricta libertad de pensamiento y de abiertamente hacer conocido el propio pensamiento no es inherente a los derechos de los ciudadanos, y no debe ser tenida como digna de favor y apoyo».👉 Los “derechos liberales” modernos (libertad de religión, libertad de prensa, libertad de opinión en el sentido absoluto) fueron denunciados porque minan la verdad.
- Papa San Pío X (1903–1914):
- Encíclica “Notre Charge Apostolique” (1910), contra el movimiento “Le Sillon (un grupo “democrático” católico en Francia):«El sueño de remoldear la sociedad traerá el socialismo, no el Catolicismo. Vosotros estáis trabajando para realizar la quimera de reestablecer sobre la tierra, por encima de la Iglesia Católica, “el reino de la justicia y del amor”… Mas solo el catolicismo restaurará la verdadera civilización. La denominada ‘democracia cristiana’ será un desastre».👉 Aquí, San Pío X es explícito: la democracia separada de Cristo Rey no conduce al bien de las almas. Conduce a la apostasía.
- Papa Pío XI (1922–1939):
- Encíclica “Quas Primas” (1925), sobre la Realeza social de Cristo:«Si los hombres en privado y en público reconocen la soberana potestad de Cristo, necesariamente vendrán al entero consorcio humano señalados beneficios de justa libertad, de tranquila disciplina y apacible concordia. Porque solo a través de Jesucristo se pueden procurar estas bendiciones».👉 Esta es la clave. Ninguna democracia “neutral” asegurará la paz y el orden, solo los Estados que reconozcan la Realeza de Cristo.
- Encíclica “Quadragésimo Anno” (1931):«El ordenamiento de la vida económica y política no se puede dejar solo a la libre concurrencia. La autoridad debe ejercerse de acuerdo a la ley de Dios».
- Papa Pío XII (1939–1958):
- El texto compartido ut supra (The Pope Speaks, 1951):
- Votar es un deber si existen candidatos que salvaguarden la ley de Dios.
- Pero si no existen tales candidatos, la obligación no se puede cumplir, porque ningún católico puede votar por un candidatelo que viole la Ley Divina o la Ley Natural.
👉 Aquí es donde el sistema actual falla. Frecuentemente los católicos son forzados a elegir entre partidos que todos consagran males intrínsecos (aborto, “matrimonio” homosexual, anticonceptivos, blasfema libertad religiosa, educación secular).
La tradición papal enseña:
- El deber de votar existe solamente cuando los candidatos respetan los derechos de Dios.
- En las democracias modernas, ningún partido o constitución hace esto.
- Por tanto, los católicos no pueden en conciencia afirmar que votar por partidos en Canadá, Estados Unidos, Europa, India, o Australia cumple con este deber de Pío XII.
- En cambio, estos sistemas demuestran la verdad de las advertencias tempranas de León XIII, San Pío X, y Pío XI: la “democracia liberal” destrona a Cristo y esclaviza al hombre.


Las palabras de Pío XII son de un discurso falible. El problema matriz es la propia democracia liberal. Incluso si existen candidatos íntegramente católicos, es humanamente imposible que lleguen al poder, porque las elecciones están amañadas desde el principio para que no gobiernen, y si llegasen, no durarían más de cuatro años. El simple hecho de participar en tal sistema corrupto es legitimarlo, lo cual es un grave error, porque el fin no justifica los medios. Tal sistema ha der ser extirpado por completo, volviendo al Antiguo Régimen, el único que agrada a Dios y al que asiste con su Divina Gracia. Las Constituciones de los gobiernos mundiales desde la Revolución francesa son masónicas, por muy «conservadoras» que se presentasen antaño, sólo trataban de arrastrar a los católicos hacia el nuevo régimen revolucionario mediante su participación. Es aquí donde radica la verdadera cobardía. En estos casos, la política a seguir la dejó muy clara el Papa Pío IX con la Italia de la unificación: «Non expedit», es el propio sistema el que falla. Hay muchas formas de hacer política, y ésta ha de hacerse todos los días, no cada cuatro años.
ResponderEliminarAhí está el meollo del asunto: lo que dice Pío XII es que el deber de votar aplica SOLAMENTE si hay candidatos o partidos moralmente aceptables para un católico. En caso contrario (que es lo que se ve en todas partes), siguiendo la teología moral, lo aplicable es el Non expédit (no conviene) de Pío IX que señaláis, ya que el sistema destronó a Cristo Rey.
EliminarPues a mi me da la impresión que el meollo de la cuestión consiste en que si la Iglesia condena el sistema liberal, la obligación de un católico es no participar en ese régimen satánico en el que la mayoría decide las leyes. La primera ley de la democracia es que la soberanía reside en el pueblo... o sea en la mayoría. Pero eso es completamente contra natura:la soberanía reside solo en Dios Santísimo. Y si yo participo en ese acto, me estoy haciendo cómplice de ese blasfemo presupuesto.
ResponderEliminarPorgo un ejemplo. Si hay un referéndum para para la legalización del aborto... Si yo participo, so pretexto del mal menor, estoy aceptando que se puede legalizar el asesinato. Estoy aceptando que se puede infringir el mandamiento de no mataras (eso si, por mayoría). Y me da igual el resultado. Si se rechazara esa ley del aborto, dentro de poco se volvería a repetir las veces que hiciera falta hasta que saliera el "si". Y entonces yo tendrías que aceptarlo... Y no gracias.
«En otras palabras: el principio de Pío XII condena en sí misma la democracia moderna como se practica actualmente, porque deja a los católicos sin ninguna salida justa».
EliminarNadie dice lo contrario, nosotros tampoco. Los católicos, al no hallarse con una salida justa, no pueden participar en ella.
Definitivamente, el entrismo, la creencia de que uno se puede meter el sistema y arreglarlo desde adentro, es equivoco
ResponderEliminarPor eso mismo, la idea de infiltrarse en la Secta es desaconsejable.
EliminarCiertamente. Un tema muy peliagudo pero que en definitiva deja algo bien claro: la democracia de ideario masonico liberal es una tiranía disfrazada de libertad.
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