En Belén, ciudad del Estado de Pará, en Brasil, al lado de la espléndida basílica se puede visitar una sala donde están expuestos miles de objetos de todas clases, que son otros tantos testimonios de los favores otorgados por la Madre de Dios.
Se cuenta que cuando la ciudad de Belén de Pará no era sino una pequeña aldea (hacia 1700), un negro llamado Plácido José de Souza, que se había internado en la selva y sentía hambre y sed, encontró la imagen de la Virgen. Sin acordarse más de sus penurias, el negro regresó a su casa con el hallazgo, pero aquélla misma noche, la imagen volvió a donde había estado, por sí sola. El milagro se repitió hasta que el mismo gobernador Francisco Mauricio de Sousa Coutinho quiso comprobarlo y puso guardias alrededor de la imagen, pero ésta regresó al bosque también aquélla vez. Entonces el gobernador mandó construir una capilla en el sitio donde la Virgen quería estar.
En la fiesta de la Candelaria, el pueblo llevaba la imagen de la casa del gobernador a la capilla del bosque, en procesión triunfal. En la actualidad el itinerario se realiza el segundo domingo de Octubre y es, desde la catedral a la basílica, que ya no está en mitad de la selva, sino en el centro de la ciudad, en la plaza de Nazaret.
Hubert du Manoir de Juaye SJ. María, Études sur la Sainte Vierge, vol. V, pág. 372 (en la pág. 377 hay abundante bibliografía).

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