San Luis María de Montfort expresaba así el dogma “EXTRA ECCLÉSIAM NULLA SALUM” en versos para la predicación popular:
“Mon Eglise est l’Universelle,Soumise en tout a Jésus-Christ;II n’est point de salut hors d’elle,Et qui lui résiste périt”.“Mi Iglesia es la Universal,Sumisa en todo a Jesucristo;No hay salvación fuera de ella,Y quien le resiste perece”. (Canto de misión “Les lumières de la Foi”, estrofa 31. Misión en Poitiers)
Frente a este dogma, la respuesta revolucionaria dice por boca de Juan J. Rousseau, tenido como “defensor de la tolerancia”:
“Ahora que no hay más, ni puede más haber religión nacional [oficial] exclusiva, se deben tolerar todas aquéllas que toleran a los demás, en tanto que sus dogmas no tengan nada contrario a los deberes del ciudadano. Pero quien ose decir: «Fuera de la Iglesia no hay salvación» debe ser expulsado del Estado”. (“Du Contrat Social”, libro IV, Cap. IX, ed. Egloff, París, 1946, p. 220)
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