miércoles, 23 de marzo de 2016

CARTA “Per desígnia Dei, Dóminus témpore et æternitáte”, SOBRE EL PRESENTE TRIDUO SACRO

Retablo de la Anunciación y la Crucifixión (Francesc Comes)
  
Amados hermanos en Nuestro Señor Jesucristo y la Bienaventurada Virgen María, nos encontramos nuevamente en el Triduo Pascual. Sólo que este año no es como los demás:
   

Por designios de Dios Nuestro Señor, quien es el Dueño del Tiempo y de la Eternidad, este año, el día de la Anunciación coincide con el Viernes Santo, el día en que Nuestro Señor Jesucristo fue crucificado. Y decíamos en nuestros mensajes de Navidad y de Año Nuevo, que la Encarnación y la Crucifixión de Jesús ocurrieron en una misma fecha, el 25 de Marzo, toda vez que, segun opinión viable de teólogos y apologetas de la Iglesia primitiva, la muerte de los profetas (y de muchos santos) del Antiguo Testamento, acaecía el mismo día de su concepción. Y siendo Jesucristo el sello de todos los profetas y el Mediador del Nuevo Testamento, con mayor razón debía predicarse lo mismo de Él, toda vez que Él es el Alfa y Omega, el principio y el fin. Habíamos prometido en esa oportunidad, que profundizaríamos en ello más adelante, y resolvimos por ello hacerlo ahora:

De acuerdo a las Escrituras, "Más vale el buen nombre que un buen perfume; y el día de la muerte, más que el del nacimiento" (Eclesiastés VII, 1). Por ello, los primeros cristianos tenían en gran estima la fecha de muerte de los santos (cuando se nace a la eternidad, el dies natális); y en especial, la muerte de Jesús, el hecho culminante de nuestra Redención, el recuerdo del Sacrificio era reciente, lo cual impactaba mucho en ese tiempo.
  
Hacia el año 220, el historiador Sexto Julio Africano, en su Cronographía, escribe que desde la creación del mundo hasta la Encarnación de Jesús habían transcurrido exactamente 5500 años, situando la fecha de la Creación a 25 de Marzo. Tertuliano, teólogo y Padre de la Iglesia, explicando las setenta semanas profetizadas por Daniel, afirma:
Pássio Christi [hujus extermínium] intra témpora LXX hebdomadárum perfécta est sub Tibério Cǽsare, consúlibus Rubéllio Gémino et Rúfio Gémino, mense Mártio, tempóribus Paschæ, die octávo Kalendárum Aprílium, die primo azymórum quo agnum occíderunt ad vésperam, sicut a Móyse fúerat præcéptum. (La Pasión de Cristo -su exterminio-, se realizó entre los tiempos de las setenta semanas, bajo Tiberio César, siendo cónsules Rubelio Gémino y Rufio Gémino, en el mes de Marzo, en tiempo de Pascua, el día 8 de las Calendas de Abril, el día primero de los ázimos, cuando, según el precepto dado por Moisés, el cordero es inmolado en la víspera) [Tertuliano, Contra los judíos, cap. VIII, 18]
  
San Hipólito de Roma escribe en su comentario sobre el libro de Daniel:
“Nuestro Señor nació el Miércoles 25 de Diciembre en el año 42 del reinado de Augusto, y el 5500 desde Adán. Él padeció en el año 33 el viernes 25 de Marzo, en el año 18 de Tiberio”. (Sobre el libro de Daniel, cap. IV)
  
San Epifanio de Salamis, hacia el año 375, escribe que "Cristo nació en el año 45 de la era juliana (1 AC en nuestro calendario), el año cuarto de la Olimpíada 194, y que la Pasión tuvo lugar en el año 18 de Tiberio el 25 de Marzo, y la Resurreción en el 27 del mismo mes" [cf. De Anno Natali Christi y De Anno Passionis Christi, en Patrología Græca XIII, cols. 902 y 978]. Y señala que en su tiempo, algunos cristianos -entre ellos unos sobrevivientes de los herejes cuartodecimanos- decían haber llegado a esa conclusión a partir del Evangelio apócrifo de Nicodemo:
"Lo que voy a contar ocurrió el año decimoctavo del reinado de Tiberio César, emperador de los romanos, y de Herodes, hijo de Herodes, monarca de Galilea, el año decimoctavo de su dominación, el ocho de las calendas de abril, que es el día 25 del mes de marzo, bajo el consulado de Rufino y de Rubelión, el año IV de la olimpíada 202, cuando Josefo y Caifás eran grandes sacerdotes de los judíos. Entonces escribió Nicodemo, en lengua hebrea, todo lo sucedido en la pasión y en la crucifixión de Jesús". (Evangelio de Nicodemo I, 4)
  
San Agustín escribe que Jesús "murió bajo el consulado de los dos Géminos, el 8 de las Calendas de Abril. Resucitó al tercer día, como lo experimentaron los apóstoles con sus propios sentidos". (La Ciudad de Dios, Libro XVIII, capítulo LIV); y "Se cree que Él fue concebido el 8 de las Calendas de Abril, el mismo día en que padeció. El sepulcro nuevo donde nadie había sido sepultado es como el seno virginal de María, donde, ni antes ni después, ningún mortal había de nacer" (De la Trinidad, Libro IV, capítulo V). Su discípulo Pablo Orosio Bracarense es más explícito aún, al especificar el año 33 como el de la Crucifixión.

A San Juan Crisóstomo (quien celebraba el Nacimiento de Jesús el día 25 de Diciembre), se le atribuyó una obra llamada De la Armonía en la cual asegura que "Nuestro Señor fue concebido el 8 de las Calendas de Abril en el mes de Marzo, el cual es el día de la Pasión del Señor, y de su Concepción. Porque en el día en que fue concebido, ese mismo día Él padeció".
     
Finalmente, San Beda el Venerable, el padre de la historiografía inglesa, luego de exponer en De ratióne témpori (Sobre el cálculo de los tiempos) sobre los calendarios anglosajón y juliano, y sobre el método de Dionisio el Exíguo para calcular la fecha de la Pascua, diserta que teniendo en cuenta la conjunción de los ciclos solares (28 años) y lunares (19 años) se da cada 532 años, se llega a la conclusión de que la Pasión de Cristo fue en el año 33,
"Porque ningún Católico puede dudar que el Señor fue elevado en la Cruz un viernes, el décimoquinto día la luna, y que resucitó de entre los muertos el día después del Sábado, esto es, el Domingo, pareciera que él [Dionisio] no cree en la Ley, que establece el precepto de inmolar el cordero pascual al atardecer del día catorce del primer mes, ni en el Evangelio, que afirma que el Señor, esa misma víspera fue prendido por los judíos, y en la mañana del viernes fue crucificado y sepultado, resucitando el primer día de la semana". (San Beda el Venerable, De ratione tempori, cap. XLV).
de donde concluye: "Que el día octavo antes de las Calendas de abril Cristo fue crucificado, y el día sexto de las mismas Calendas resucitó, consta en las sentencias conocidas de muchos doctores de la Iglesia".

En todas estas citas, podemos encontrar que ubican la Pasión de Cristo en el año 18 de Tiberio César, el día 8 de las Calendas de Abril. Ahora, ¿cómo traducirlo en datación actual? En cuanto al año, fácil: Tiberio reinó desde el 18 de Septiembre del año 14 hasta el 16 de Marzo del 37 después de Cristo, y en el Evangelio de San Lucas se menciona que en el año decimoquinto de su reinado, San Juan Bautista comenzó a predicar el bautismo de conversión:
"El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Éste comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados". (San Lucas III, 1-3).
Ese año, que es el 30, comienza la vida pública de Jesús, durando tres años su Ministerio. Por ello, como se expuso arriba, el año 18 de Tiberio corresponde al año 33, siendo el año exacto en el cual la Última Cena e Institución del Santo Sacrificio de la Misa, la Crucifixión, Muerte y Resurrección de Jesús tuvieron lugar. Y en el antiguo calendario romano, los días se contaban teniendo como referencia las Calendas, Nonas e Idus de cada mes; y las calendas en Abril correspondían al día 1, de ahí que "el ocho de las Calendas de Abril" equivale a 25 de Marzo.     
  
Esa opinión, si bien no es de fide, es próxima a ello, y ha sido expresada en los antiguos misales ingleses (Sarum, York y Hereford, entre los principales), y el Misal Parisino de 1497, que en sus calendarios anotan al 25 de Marzo como el día de la Crucifixión, y al 27 como el de la Resurrección del Señor. Y en la Leyenda Dorada del Beato Santiago de Vorágine, al desarrollar el tema de la Anunciación, indica:
Esta bienaventurada Anunciación sucedió el día 25 del mes de Marzo, día en el cual sucedieron también, tanto antes como después, estos hechos que a continuación se nombran: Ese mismo día, Adán, el primer hombre, fue creado y cayó en el pecado original por desobediencia, y fue expulsado del Paraíso terrenal. Después, el ángel reveló la concepción de Nuestro Señor a la gloriosa Virgen María. También fue ese mismo día del mes cuando Caín mató a Abel su hermano. También Melquisedec ofreció a Dios pan y vino en presencia de Abrahán. Además, ese mismo día Abrahán ofreció a su hijo Isaac en sacrificio. Ese mismo día San Juan Bautista fue decapitado, y San Pedro fue liberado de la prisión, y San Santiago el Mayor fue decapitado por Herodes. Y Nuestro Señor Jesucristo fue crucificado este día, por lo cual este es un día altamente reverenciado. (Beato Santiago de Vorágine, Leyenda Dorada, libro III, capítulo XIX, pág. 45)
      
Mención especial merece la Venerable María de Jesús de Ágreda, que en la Mística Ciudad de Dios, transcribe la sentencia que Poncio Pilato dictara contra Jesús, sentencia que a ella le fue mostrada en visión. Al mismo tiempo, afirma, basándose en las visiones y revelaciones de la Santísima Virgen, que la Creación del mundo fue en el año 5199 AC como lo enseña el Martirologio Romano en la lección del 25 de Diciembre (“Octavo Kaléndas Januárii: Anno a creatióne mundi, quando in princípio Deus creávit cœlum et terram, quínquies millésimo centésimo nonagésimo nono”), ampliando que ese fue un año de nueve meses y siete días, contados a partir del 25 de Marzo. Ergo, la Crucifixión sucedió el día Viernes 25 de Marzo del 33 AD, cuando el mundo cumplió 5233 años de creado:
TENOR DE LA SENTENCIA DE MUERTE QUE DIO PILATOS CONTRA JESÚS NAZARENO NUESTRO SALVADOR
Yo, Poncio Pilato, presidente de la inferior Galilea, aquí en Jerusalén regente por el imperio romano, dentro del palacio de archipresidencia, juzgo, sentencio y pronuncio que condeno a muerte a Jesús, llamado de la plebe Nazareno, y de patria galileo, hombre sedicioso, contrario de la ley y de nuestro Senado y del grande emperador Tiberio César. Y por la dicha mi sentencia determino que su muerte sea en cruz, fijado con clavos a usanza de reos. Porque aquí, juntando y congregando cada día muchos hombres pobres y ricos, no ha cesado de remover tumultos por toda Judea, haciéndose Hijo de Dios y Rey de Israel, con amenazarles la ruina de esta tan insigne ciudad de Jerusalén y su templo, y del sacro Imperio, negando el tributo al César, y por haber tenido atrevimiento de en­trar con ramos y triunfo con gran parte de la plebe dentro de la misma ciudad de Jerusalén y en el sacro templo de Salomón. Mando al primer centurión, llamado Quinto Cornelio, que le lleve por la dicha ciudad de Jerusalén a la vergüenza, ligado así como está, azotado por mi mandamiento. Y séanle puestas sus vestiduras para que sea conocido de todos, y la propia cruz en que ha de ser crucificado. Vaya en medio de los otros dos ladrones por todas las calles públicas, que asimismo están condenados a muerte por hurtos y homicidios que han cometido, para que de esta manera sea ejemplo de todas las gentes y malhechores.
Quiero asimismo y mando por esta mi sentencia, que, después de haber así traído por las calles públicas a este malhechor, le saquen de la ciudad por la puerta Pagora, la que ahora es llamada Antoniana, y con voz de pregonero, que diga todas estas culpas en ésta mi sentencia expresadas, le lleven al monte que se dice Calvario, donde se acostumbra a ejecutar y hacer la justicia de los malhechores facinerosos, y allí fijado y crucificado en la misma cruz que llevare, como arriba se dijo, quede su cuerpo colgado entre los dichos dos ladrones. Y sobre la cruz, que es en lo más alto de ella, le sea puesto el título de su nombre en las tres lenguas que ahora más se usan, conviene a saber, hebrea, griega y latina, y que en todas ellas y cada una diga: «Este es Jesús Nazareno Rey de los Judíos», para que todos lo entiendan y sea conocido de todos.
Asimismo mando, so pena de perdición de bienes y de la vida y de rebelión al imperio romano, que ninguno, de cualquier estado y condición que sea, se atreva temerariamente a impedir la dicha justicia por mí mandada hacer, pronunciada, administrada y ejecutada con todo rigor, según los decretos y leyes romanas y hebreas. Año de la creación del mundo cinco mil doscientos y treinta y tres, día veinticinco de marzo. — Pontius Pilátus, Judex et Gubernátor Galilǽæ inferióris pro Románo Império, qui supra própia manu.
Conforme a este cómputo, la creación del mundo fue en marzo, y del día que fue criado Adán hasta la Encarnación del Verbo pasaron cinco mil ciento y noventa y nueve años, y añadiendo los nueve meses que estuvo en el virginal vientre de su Madre santísima, y treinta y tres años que vivió, hacen los cinco mil doscientos y treinta y tres, y los tres meses que conforme al cómputo romano de los años restan hasta veinte y cinco del mes de marzo; porque según esta cuenta de la Iglesia romana, al primer año del mundo no le tocan más de nueve meses y siete días, para comenzar el segundo año del primero de enero. Y entre las opiniones de los doctores he entendido que la verdadera es la de la Santa Iglesia en el Martirologio romano, como lo dije también en el capítulo de la Encarnación de Cristo nuestro Señor, en el libro I de la segunda parte, capítulo 11 (Cf. supra n. 138)". (Venerable María de Jesús Agreda, Mística Ciudad de Dios, 2ª Parte, Libro VI, Cap. 20, n. 1358-1359).
Ahora, ¿por qué, entonces, se decidió que la Pascua, y por consecuencia, el Triduo Sacro, sea fecha móvil? Por el decreto de San Víctor I, por el decreto de San Teófilo de Cesarea y el Concilio niceno, que define la observancia movible de la Pascua de Resurrección en Domingo, y dicho Domingo puede ser antes del 22 de Marzo (en caso de que el 21 y plenilunio fuese sábado), y tampoco puede ser más tarde del 25 de Abril (suponiendo que el 21 de Marzo fuese el día siguiente al plenilunio, habría que esperar una lunación completa -29 días- para llegar al siguiente plenilunio, que sería el 18 de Abril, el cual, si cayese en Domingo, desplazaría la Pascua una semana para evitar la coincidencia con la pascua judía, quedando: 18 + 7 el 25 de Abril).
  
Actualmente, el 25 de Marzo es tenido solamente como el día de la Anunciación. De ello se hace memoria en el Misal Romano. Con todo, el Martirologio Romano incluye en el día 25 de Marzo la siguiente relación sobre San Dimas, el buen ladrón:
Hierosólymis commemorátio sancti Latrónis, qui, in cruce Christum conféssus, ab eo méruit audíre: «Hódie mecum eris in paradíso». (En Jerusalén, la conmemoración del santo ladrón que confesó a Cristo en la cruz, y mereció oir de Él las palabras: «Hoy estarás conmigo en el paraíso»).
  
La coincidencia entre el Viernes Santo y la Anunciación (que sólo se presenta el 2,9 por 100 de las veces con el calendario gregoriano) es escenario de muchos milagros en torno a la Corona de Espinas (venerada en París; muchas espinas procedentes de la Corona se encuentran repartidas en Francia, Italia, España y Alemania). Y en Le Puy, Francia, existe un jubileo por esta causa. Dicho jubileo, tan antiguo que no se conoce fecha exacta, es en honor de la imagen de Nuestra Señora que fue donada por San Luis Rey de Francia a la catedral, dura desde el 25 de Marzo hasta el 15 de Agosto.
   
Sin embargo, no queremos, pues, que se piense que nos apartamos del santo y digno mandato y juicio de la Iglesia sobre el particular (FRENTE AL CUAL REITERAMOS NUESTRO SOMETIMIENTO Y DEFENSA), ni mucho menos que proponemos fijar la fecha de la Pascua para un día determinado, como quieren algunos modernistas trasnochados, porque ya se adelantaron en el Palmar de Troya en el 2011, que fijaron la celebración de la Pascua el 27 de Marzo. Simplemente hicimos un recorrido histórico sobre el tema, recordando cuánto era el fervor que los antiguos tenían sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, para que apreciemos aún más los Misterios que recordamos en estas fechas.
   
JORGE RONDÓN SANTOS
24 de Marzo de 2016.
Jueves Santo. Fiesta de San Gabriel Arcángel.

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