“Y el espíritu de Yahveh reposará sobre él: el espíritu de sabiduría y de entendimiento, el espíritu de consejo y de fortaleza, el espíritu de ciencia y de piedad. Y será llenado con el espíritu del temor de Yahveh”. (Isaías 11, 2-3).
Acuérdate de los siete caminos tortuosos que tu Señor recorrió durante su Pasión por tu salvación, para que que Él te ayude a cerrar los siete caminos que te conducirán al Infierno (los siete pecados capitales), y te abra el camino a la Vida eterna, mediante los siete dones del Divino Espíritu Santo.
Jesús recorrió estos siete caminos:
- Desde el Cenáculo al Huerto de Getsemaní.
- Del Huerto a la casa de Anás.
- Desde la casa de Anás a la de Caifás.
- De la casa de Caifás al Pretorio de Pilatos
- Del Pretorio de Pilatos al Palacio de Herodes
- De regreso del Palacio de Herodes al Pretorio de Pilatos
- Del Pretorio de Pilatos hacia la Cruz
Medita en todos tus trabajos sobre estos caminos, y por amor a tu Señor, sigue los Mandamientos.
San Isaías Profeta nombra los dones del Espíritu Santo en orden descendente y en conjunto, como para mostrar a un mismo tiempo sus diferencias,
interrelación, origen y orden.
- Sabiduría
- Entendimiento
- Consejo
- Fortaleza
- Ciencia
- Piedad
- Temor de Dios.
Estos siete Dones tienen la intención de rechazar en la mejor forma posible las desviaciones de los vicios:
- Sabiduría contra la lujuria
- Entendimiento contra la gula
- Consejo contra la avaricia
- Fortaleza contra la pereza que destruye en el alma la voluntad para hacer el bien
- Ciencia contra la ira (que es un género de locura)
- Piedad contra la envidia
- Temor de Dios contra la soberbia
Es bueno que después de comulgar, medites en los siete caminos arduos de Nuestro Señor contemplando el crucifijo que está sobre el Altar (o al menos trasladándote espirtualmente hacia el Calvario):
En la santa llaga de la Mano derecha, medita en el primer camino tortuoso que siguió Nuestro Señor desde la casa donde cenó hacia el Huerto, pidiendo el don de Sabiduría para que te ayude a combatir el pecado mortal de lujuria, diciendo: Oh Jesucristo Crucificado, por la virtud de la santísima llaga de tu Mano derecha, envíame la Sabiduría para vencer los pecados de lujuria. Padrenuestro, Ave María y Gloria...
En
la santa llaga de la Mano izquierda, medita en el segundo camino tortuoso
que siguió Nuestro Señor hasta la casa de Anás,
pidiendo el don de Entendimiento para que te ayude a combatir el pecado
mortal de gula, diciendo: Oh Jesucristo Crucificado, por la virtud de
la santísima llaga de tu Mano izquierda, envíame el Entendimiento para vencer
los pecados de gula. Padrenuestro, Ave María y Gloria...
En
la santa llaga del Pie izquierdo, medita en el tercer camino tortuoso
que siguió Nuestro Señor a la casa de Caifás,
pidiendo el don de Consejo contra la avaricia, diciendo: Oh Jesucristo Crucificado, por la virtud de
la santísima llaga de tu Pie izquierdo, envíame el Consejo para vencer
los pecados de avaricia. Padrenuestro, Ave María y Gloria...
En
la santa llaga del Pie derecho, medita en el cuarto camino tortuoso
que siguió Nuestro Señor al Pretorio de Pilatos,
pidiendo el don de Fortaleza contra la acedia, que destruye la fuerza del alma para hacer el bien, diciendo: Oh Jesucristo Crucificado, por la virtud de
la santísima llaga de tu Pie derecho, envíame la Sabiduría para vencer
los pecados de acedia. Padrenuestro, Ave María y Gloria...
En la santa llaga del Costado, medita en el quinto camino tortuoso que siguió Nuestro Señor hacia el palacio de Herodes, pidiendo el don de Ciencia contra la ira, que es un género de locura, diciendo: Oh Jesucristo Crucificado, por la virtud de la santísima llaga del Costado, envíame la Ciencia para vencer los pecados de ira. Padrenuestro, Ave María y Gloria...
Sobre la corona de espinas, medita en el sexto camino tortuoso que siguió Nuestro Señor de regreso a Pilatos, pidiendo el don de Piedad contra la envidia, diciendo: Oh Jesucristo Crucificado, por la virtud de tu corona de espinas, envíame la Piedad para vencer los pecados de envidia. Padrenuestro, Ave María y Gloria...
Sobre la inscripción «ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS», medita en el séptimo camino tortuoso que siguió Nuestro Señor hacia la Cruz, pidiendo el auxilio del Temor de Dios contra la soberbia, diciendo: Oh Jesucristo Crucificado, por la virtud de la inscripción sobre la Cruz, envíame el Temor de Dios para vencer los pecados de soberbia. Padrenuestro, Ave María y Gloria...
Tomado más o menos de las Meditaciones sobre la Pasión de Cristo (Padre Francisco Coster SJ), y del Breviloquio de San Buenaventura.
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