lunes, 1 de junio de 2015

EL GENTIL (Y MÁS EL PROSÉLITO) ES SIMPLE INSTRUMENTO DE LA JUDERÍA

EL GRAN PAPA GREGORIO VII (HILDEBRANDO) DESTRUYE UNA TEOCRACIA JUDAICA EN EL NORTE DE ITALIA
  
Otro de los movimientos subversivos creados por la quinta columna judía introducida en la Cristiandad durante el siglo XII, fue el de los "passagii", sabatarios o circuncisos. Esta secta progresó más, como es natural, en el norte de Italia y sur de Francia, o sea en las regiones de Europa más infiltradas en esos tiempos por la sinagoga. En cuanto a la judaización del cristianismo, puede considerarse que dicha secta constituyó el ala izquierda del complejísimo movimiento revolucionario criptojudío del siglo XII.
  
Para darnos una idea de lo que era este movimiento subversivo, transcribimos literalmente interesantes pasajes de la "Enciclopedia Judaica Castellana" ya citada:
"La secta de los 'passagii', 'sabatarios' o 'circuncisos', brotó en suelo lombardo, tradicionalmente propicio a heterodoxias de carácter filojudaico. Mucho antes de que surgiera, entre 844 y 1058, aproximadamente, reinó sobre Milán y las comarcas adyacentes una teocracia, fundada por Angilberto de Pusterla y José de Ivres y que se amoldaba fielmente al Pentateuco. Su santuario en Caroccio encerraba un Arca de la Alianza. El pueblo estaba gobernado por capitanes (jueces) y levitas (sacerdotes) y toda la vida política y espiritual lleva la impronta del Antiguo Testamento, en la misma forma que más tarde, las de las comunidades anabaptistas y puritanas en Europa y el Nuevo Mundo. Esa teocracia fue derrocada por Gregorio VII inmediatamente después de su ascensión al Pontificado. Los judíos de Lombardía ocupaban una posición de primer plano. Ha adquirido forma histórica la familia de Pierleoni que había de dar a la Iglesia el Papa Anacleto II (1130-1138) y a la casa real de Sicilia, una reina en la persona de la esposa de Rogelio II. La influencia judía en Lombardía era tal que en muchas ciudades, los cristianos honraban el sábado en vez del domingo, y que incluso los cátaros de la región, a diferencia de los provenzales, aceptaban partes del Antiguo Testamento. El arrianismo había dejado huellas profundas en el norte de Italia y la tolerancia que dispensó a los judíos benefició grandemente la condición de éstos, al mismo tiempo que preparó el ambiente para numerosas sectas antipapistas, entre las que descollaban las judaizantes. Es indudable que la más importante de entre éstas, la de los pasaginos, sufrió fuerte influjo del floreciente judaísmo lombardo" (289).
   
Este párrafo debe leerse varias veces para poder apreciar toda su trascendencia en distintos órdenes. Por nuestra parte, nos limitaremos a ver aquí una comprobación más de que la tolerancia hacia los judíos, según confiesa la enciclopedia hebrea, preparó el ambiente a las numerosas sectas antipapistas, como dieron en llamarlas los israelitas.
   
Esa tolerancia a un enemigo mortal significa, pues, darle libertad de acción para que destruya a la Iglesia y domine a los pueblos cristianos.
   
Por otra parte, uno de los más grandes Papas que ha tenido la Iglesia, Gregorio VII, el famoso Hildebrando, nos puso el ejemplo de lo que debe hacerse en contra del dominio judaico, ya que al subir al Pontificado lo primero que hizo fue combatir y aplastar la teocracia judaizante establecida en tierras cristianas del norte de Italia. ¡Ojalá que todos imitemos la actitud de este gran Papa en la lucha que tenemos que sostener contra las fuerzas comunistas ateas, acaudilladas por el mismo enemigo que Gregorio VII aniquiló!
   
Refiriéndose a las creencias de los "passagii", sigue diciendo la mencionada enciclopedia judaica:
"Su doctrina prescribía la observancia literal de la Ley mosaica: de la circuncisión, las leyes dietéticas, las fiestas, etc.; pero rechazaba los sacrificios, de acuerdo con el rabinismo de entonces... Aceptaban a Jesús y el Nuevo Testamento, que procuraban armonizar con el Antiguo, adquiriendo éste con el tiempo una importancia predominante, a medida, según se supone, que progresaba la erudición hebraica" (290).
    
Aquí, la enciclopedia judía nos da un dato que nos confirma una vez más el desarrollo de esa táctica, consistente en iniciar los movimientos para atrapar cristianos y gentiles con unos postulados, para luego, poco a poco, ir torciendo el rumbo de las organizaciones a medida que se va preparando a los atrapados a ir aceptando esa evolución. Es muy comprensible que por más influencia judía que hubiera entonces en el norte de Italia, era difícil de buenas a primeras lograr que los cristianos, que sabían que los apóstoles habían derogado la Ley judía, dándole al Nuevo Testamento la primacía, aceptaran entrar en una secta que les decía todo lo contrario, negando con ello la doctrina de San Pablo y los apóstoles. Era necesario ir por etapas; y a medida que la "erudición hebraica" de los neófitos progresaba, debido a las enseñanzas que le daban en la secta, se les iba preparando a aceptar la inversión total de términos, dándole vigencia a la abolida ley mosaica y asegurando la preferencia del Antiguo Testamento sobre el Nuevo. Con esto se daba un paso enorme hacia la judaización ideológica de los cristianos y a su fácil dominio por el imperialismo hebreo.
    
Pero dejaremos que siga hablando la sinagoga por medio de su obra monumental citada:
"Era opinión general entre los pasaginos que 'la ley de los judíos es mejor que la ley de los cristianos'. Desde luego, repudiaban el dogma de la Trinidad. Así, su jefe Bonacurso declaró: 'Dicen (los passagii) que Cristo, el Hijo de Dios, no es igual al Padre y que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, las tres personas de la Trinidad, no son un solo Dios, ni una sola substancia', y Muratoni: 'Pues dicen que Cristo es una primera y pura criatura, o sea, que Cristo fue creado por Dios'". (291).
  
El rabino Louis Israel Newman, en su obra "Influencia judía en los movimientos de reforma del cristianismo", refiriéndose a los pasagii dice lo siguiente:
"La secta de los passagii representa en su forma más obvia y tangible el aspecto judaizante de los movimientos heterodoxos en la Cristiandad durante los siglos XII y XIII. En el preciso momento en que la Iglesia Católica parecía firmemente consolidada, surgieron vigorosos movimientos de desacuerdo para disputarle su autoridad. Un montón de sectas aparecieron en el siglo XII, habiéndose sostenido a pesar de todos los esfuerzos hechos para destrozarlas" (292).
   
Quienes no han profundizado en estas cuestiones llegan a confundir a esta secta de cristianos judaizantes y circuncisos, observadores del sábado y de la ley mosaica en todo su rigor, con los falsos cristianos criptojudíos de sangre, llamados en la terminología inquisitorial herejes judaizantes.
  
Sin embargo, la Inquisición Pontificia, con sus medios eficaces de investigación, llegó a tener una idea bien clara de la diferencia, y aunque sabía que los passagii, sabatarios o circuncisos estaban controlados por los hebreos de sangre y practicaban una religión más afín al judaísmo que al cristianismo, los distinguía plenamente de los israelitas propiamente dichos. Los Archivos de la Inquisición de Carcasona, en el sur de Francia, entre otros, nos proporcionan la prueba de que el Santo Oficio estaba muy bien informado al respecto:
"Entre las preguntas dirigidas (por los inquisidores) a los presos judíos o a los falsos conversos del judaísmo, llamados relapsos, figuraba la siguiente: '¿En qué forma diferente circuncidan los judíos a los cristianos, de cómo circuncidan a los hebreos?' (Quomodo circumcidunt Christianos aliter queanm suos? Interrogatoria ad Judaeos)" (293).

Más ilustración sobre este punto nos da un tratado sobre los herejes escrito en el siglo XIII, que hace también la debida distinción cuando afirma:
"Noten ustedes que los judíos circuncidan a sus propios niños de forma diferente del método que utilizan con nuestros adultos cristianos cuando los hacen judaizar, considerando que ellos cortan a éstos solamente medio círculo en la cabeza de su piel y no el círculo total, como lo hacen en sus propios muchachos" (294).
   
Como lo estudiaremos más extensamente, la religión judía es radicalmente racista. Es sólo para el pueblo escogido y a los prosélitos de la puerta, es decir, los gentiles convertidos al judaísmo, los conservan siempre fuera de las verdaderas organizaciones hebreas, utilizándolos simplemente como satélites e instrumentos viles de los verdaderos judíos de sangre, en organismos inferiores, que aunque dotados de toda la apariencia de las comunidades y sinagogas israelitas, son simples ratoneras para atrapar incautos y tenerlos bien dominados, ya que estas organizaciones están controladas por judíos clandestinos de sangre, y los ingenuos prosélitos o judíos espirituales son eliminados radicalmente en los círculos secretos donde se dirigen los importantes asuntos del imperialismo hebraico. El objeto de tener controladas en su mayoría estas pantomimas de organizaciones israelitas por medio de criptojudíos de sangre, con apariencia de prosélitos o israelitas espirituales, es de que los prosélitos tengan la sensación de que se gobiernan por sí mismos, ignorando que están influenciados por el círculo oculto de hebreos sanguíneos que forman parte de estas comunidades y que controlan en diversas formas, utilizando a los prosélitos como simples instrumentos del imperialismo judío, tal como emplean a los masones o a los comunistas, pero haciendo creer a tales incautos que forman parte de la élite que dirige los asuntos de la sinagoga, para que con ello luchen con mayor devoción al servicio de su causa. 
   
Maurice Pinay, Complot contra la Iglesia. Cuarta Parte "La quinta columna judía en el Clero", Capítulo XXXI
  
NOTAS
[289] Enciclopedia Judaica Castellana, tomo III, vocablo Cristianismo, p. 224, col. 2
[290] Enciclopedia Judaica Castellana, tomo III, vocablo Cristianismo, p. 225, col. 1.
[291] Enciclopedia Judaica Castellana, tomo III, vocablo Cristianismo, p. 225, col. 2.
[292] Rabino Louis Israel Newman, obra citada, libro II, p. 255.
[293] Archivos de la Inquisición de Carcasona, citados por Domingo José Vaissette en su Histoire Genérale de Languedoc, viii, Preuves del vol. Iii, c. 987-88.
[294] Anony. tract. de haers. pauper. de Lugd., en Edmundo Martene, v.c. 1794.

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