Adaptado de BOANERGES-RESISTENCIA CATÓLICA
Los anuncios de conmemoraciones de la revolución protestante (que el del nacimiento de Pedro Valdo, que el de la muerte de Juan Hus, que el del Tratado de..., que el de la Guerra de...), hecha de rebeldía y odio a los esplendores de la Santa Iglesia Católica, pretendiendo reformar para sólo subvertir, obligan en conciencia a los Católicos a rememorar las verdades más profundas de este duro golpe a la Cristiandad. ¿Qué mejor, siguiendo la más recta espiritualidad católica, que contrastar los espíritus de sus fundadores así como con Cristo nuestro Señor contrastamos los demonios de las falsas religiones?
El penitente y el impenitente
El noble Ignacio de Loyola abraza la carrera militar. Las glorias de las armas y sus atractivos le arrastran por caminos mundanos. Sin embargo está dispuesto a ofrecer su propia vida en cumplimiento del deber: Antes morir que rendirse al enemigo. Herido en cumplimiento de su deber y arrojo viril, convalece tras una batalla heroica en Pamplona. Allí lee la vida de Nuestro Señor Jesucristo y vidas de santos. Se siente tocado en el alma. Anhela una vida más perfecta al servicio del Rey de Reyes. Se convierte en un penitente.
Lutero, viendo en riesgo su vida (asesinó a un compañero de estudios por envidia y celos, e iba huyendo de la justicia cuando un rayo casi lo mata) promete seguir la vida religiosa si se salva. Pasado el peligro jura votos solemnes de pobreza, obediencia y castidad, ordenándose sacerdote en la orden de San Agustín. “Sacérdos in aetérnum”, sacerdote para siempre. Poco a poco va haciéndose infiel a sus deberes, se aparta de las enseñanzas de la única Iglesia verdadera y, llamado a retractarse y desmontados sus errores, se resiste por amor a sus vicios y pecados: se hace impenitente.
Un re-formador y un de-formador
San Ignacio comienza por reformarse a sí mismo. Vence el apetito de la carne ligándose a un voto de castidad. El de las riquezas dejando todo cuanto tenía y se le ofrecía como noble y militar, renuncia a todas las promesas del mundo. La soberbia y ambición las somete con un voto de obediencia y de rehusar dignidades, que hizo más tarde, después de ordenado sacerdote.
Lutero comienza por deformarse a sí mismo. Da rienda suelta a los apetitos de la carne, desligándose sin derecho, cometiendo perjurio y sacrilegio, del doble voto de castidad como religioso y sacerdote. Se deforma a si mismo repudiando sus votos de pobreza consumido por el apetito de riquezas. Su soberbia y orgullo destrozan los votos de obediencia, rechazando someterse a autoridad alguna sobre la tierra ni siquiera a la de toda la Iglesia. Se obedece a si mismo y se pretende intérprete y rector de su propia doctrina.
“Compañía de Jesús” y “Compañía ¿de quién?”
San Ignacio, por medio de sus Ejercicios Espirituales, trata de mover a los demás a dejar las riquezas para abrazarse con la pobreza de Cristo Nuestro Señor. A vencer la vanidad de los honores mundanos para abrazarse con los oprobios y menosprecios. A quebrantar el apetito de la soberbia para imitar la mansedumbre y humildad de Cristo. Y por medio de estos escalones llevarlos a las demás virtudes (Ejercicios, Meditación de las dos banderas, etc). Se rodea de jóvenes eminentes de la Universidad de París y dejan todo por Cristo y funda la Compañía de Jesús.
Lutero, por medio de sus elocuentes sermones, conversaciones y escritos, tiende redes y cadenas a los sacerdotes, frailes y monjas, para que rompan sus votos y abandonen la castidad, la pobreza y la obediencia. Despierta apetitos de riquezas, prometiendo a sus secuaces los bienes de los conventos y propiedades eclesiásticas que usurpan, para que fácilmente alcancen el vano honor del mundo y lleguen a “crecida soberbia” con el desprecio de toda autoridad. Por medio de estos escalones les conduce a todos los demás vicios. Así se vio pronto rodeado de una multitud de personas enriquecidas con bienes ajenos y de una caterva de curas, monjas y frailes desertores que piden licencias para sus corrupciones. Lutero formó la Compañía ¿de quién?
San Ignacio cuenta entre sus enemigos a todos los enemigos de Cristo. Lutero cuenta entre sus amigos a los peores enemigos de Cristo y del cristianismo.
¿Quiénes de estos dos conformó mejor su vida con la de Cristo y es, por tanto, más digno de imitación? ¿Es posible, en conciencia, admitir semejanzas o festejos por la funesta hora de la deformación luterana y su rebeldía contra todo lo más santo y elevado?
Es increible la infidelidad a la verdad y la propagacion de infamias contra una persona que buscaba tan solo servir a Dios en una etapa sucia y oscura del catolicismo.Esta es la verdad del catolicismo y no la falsa imagen conciliadora del papado.
ResponderEliminarSeñora Margarita, Vd. y todos los protestantes (gústeles o no) habéis hecho de Lutero un dios, pero él tiene pies de barro, y por eso preferís taparle las vergüenzas haciendo la cara a un lado. Como dijera el teólogo luterano (después convertido al Catolicismo) Knud Karl Krogh-Tonning:
ResponderEliminar“Conviene distinguir dos Luteros: uno mítico y otro histórico. Comúnmente solo se ocupan del primero, ornado de toda perfección. Cuando se le quiere apreciar se calzan el coturno, lo miran de muy alto, y hacen tábula rasa de la realidad. Lo más triste es que, para rendir este culto a Lutero, es menester recurrir a métodos censurables. Citar sus propias palabras es un insulto, referir sus actos es una infamia. Y si por ventura se quiere, con una sola mano, bosquejar un retrato del Lutero verdadero, es preciso con la otra aureolar la frente del mito con un nimbo de santidad. Sin esta habilidad, es un gesto de escándalo”. (KNUD KARL KROGH-TONNING, Le Protestantisme contemporain, Ruine constitutionelle, Librairie Bloud & Cie, Paris 1901, pag. 19. En P. LEONEL FRANCA SJ, O Protestantismo no Brasil, Tercera edición, Editorial Agir, Rio de Janeiro 1952, págs. 305-306 -Traducción nuestra-).
Lutero mismo alimentó su propio mito, al decir: "¿Que mal puede haber si un hombre dice UNA BURDA Y GRAN MENTIRA por una causa loable y para el bien de la Iglesia?"; pero no necesariamente son los escritores católicos quienes hablan del lado oscuro de Martín Lutero: ¡SON LOS MISMOS ESTUDIOSOS PROTESTANTES QUIENES LO HACEN! El médico aleman Hans Joachim Neumann en su libro "Luthers Leiden. Die Krankheitsgeschichte des Reformators" (Enfermedades de Lutero. Historia clínica de los Reformadores), Wichern, Berlín 1995, pag. 15 y ss., asegura que en 1505 Lutero (el cual se apellidaba Ludero hasta 1520) mató a su amigo Jerónimo Buntz en un duelo, y por esa razón Martín entró al monasterio para escapar del castigo (el uso arbitrario de las armas era castigado con la muerte, y en el colegio Porta Cœli de la Universidad de Erfurt -donde Martín se inscribió-, los estudiantes juraban ser prontos a ayudar, ser pacíficos y no ofender a nadie de palabra ni obra, prohibiéndose el porte de armas). Adicional a eso, Ludero tuvo una relación con una mujer casada en 1503.
Aparte, Dietrich Emmer en su libro "Martin Luther: seine Jugend und Studentenzeit (1483-1505)" [Martín Lutero: su juventud y años de estudiante (1483-1505)], edición propia del autor, Ratisbona 1986, señala que ese fue el segundo duelo en la vida de Martín, que el primero fue con un tal Conrado Wigant el 16 de Abril de 1503 (jueves infraoctava de Pascua ese año) cerca a Stotternheim (el mismo sitio donde dos años después, el 6 de Enero de 1505, fue asesinado Buntz -que por cierto, ocupó el primer puesto en los exámenes para ser promovido a Maestro- y cayó el famoso rayo que le hizo exclamar "¡Auxilio Santa Ana! ¡Me voy a hacer monje!"). En ese duelo, Martín resultó herido de gravedad en una pierna, tanto que se encomendó a la Virgen porque se sentía morir; pero le conllevó a ser degradado desde el Colegio Amploniano (la asociación estudiantil más famosa de Erfurt) a la Georgenburse, de categoría inferior. Dicho episodio es confirmado nada menos que por Juan Matesio, Felipe Melanchton y Nicolás Selnecker, que fueron contemporáneos y biógrafos de Lutero. Él mismo reconoce estar detrás de la represión en el marco de la Guerra de los Campesinos Alemanes, a los cuales llamaba "ladrones y asesinos, cual perros rabiosos". Y como digno final, se suicidó ahorcándose el 18 de Enero de 1547, fiesta de la Cátedra de San Pedro en Roma.
PD. Lutero consideraba que las enfermedades venían del diablo, y a causa de su predicación se consideró a los niños con deformidades y/o discapacidades mentales como hijos del demonio y eran ahogados (lo que inspiró a Adolfo Hitler el programa de eugenesia y eutanasia).
Cuando se escribe con fanatismo, se mata la razón. Muy buen eslogan de la página por cierto. ¿Para cuando el combate a la pederastia y violaciones encubiertas por la Santísima Iglesia católica ?
ResponderEliminarDistinguido señor Ilvay, Vd. pregunta “¿Para cuando el combate a la pederastia y violaciones encubiertas por la Santísima Iglesia católica?”. Le respondemos con nuestro eslogan que para su honradez ilustrada es motivo de elogio: Lo estamos “COMBATIENDO SIN TREGUA EN TODOS LOS FRENTES”, y casi desde la fundación de este blog.
ResponderEliminarSi se tomara el tiempo en revisar nuestros artículos, verá que a diferencia de otros blogs, aquí duramente denunciamos y condenamos la pederastia (y el encubrimiento de la misma encabezado por Francisco Bergoglio y su camarilla) como uno de los cuatro pecados que claman venganza al Cielo, y como signo de que esa iglesia del Vaticano II NO ES LA VERDADERA IGLESIA CATÓLICA. No solo eso: TAMBIÉN hemos presentado varios casos que se han presentado entre los musulmanes, judíos y testigos de Jehová; y si los mass media no lo denuncian es porque están controlados por ellos.
PD. El fanatismo no es solo en la religión, sino en todas las áreas (EN LA CIENCIA MISMA, ese fanatismo se llama “CIENTIFICISMO”).