Propósito: Vaciarte del espíritu del mundo
Examina
tu conciencia, ora, practica la renuncia a tu propia voluntad; la
mortificación, y la pureza del corazón. Esta pureza es la condición
indispensable para contemplar a Dios en el Cielo, verle en la tierra y
conocerle a la luz de la Fe. La primera parte de la preparación debería
ser empleada en vaciarse del espíritu del mundo, que es contrario al de
Jesucristo. El espíritu del mundo consiste esencialmente en la negación
del supremo dominio de Dios; una negación que es manifestada en la
práctica del pecado y la desobediencia; por tanto, es principalmente
opuesto al espíritu de Cristo, que también es el de María.
Este
espíritu se manifiesta por la concupiscencia de la carne, por la
concupiscencia de los ojos y por la soberbia de la vida. Por la
desobediencia a las leyes de Dios y el abuso de las cosas creadas. Sus
obras son: el pecado en todas sus formas, en consecuencia, todo aquello
por lo cual el demonio nos lleva al pecado; obras que conducen al error y
la oscuridad de la mente, y la seducción y corrupción de la voluntad.
Sus pompas son el esplendor y las artimañas empleadas por el diablo para
hacer atractivo el pecado, ya sean personas, lugares y cosas.
DÍA OCTAVO
Lección: Imitación de Cristo, Libro I, cap. 13 "CÓMO SE HA DE RESISTIR A LAS TENTACIONES"
Mientras en el mundo vivimos no podemos estar sin tribulaciones y tentaciones. Por lo cual está escrito en Job: Tentación es la vida del hombre sobre la tierra.
Por eso cada uno debe tener mucho cuidado acerca de la tentación, y velar en oración, porque no halle el demonio lugar de engañarle, que nunca duerme, sino busca por todos lados a quien tragarse. Ninguno hay tan santo ni tan perfecto que no tenga algunas veces tentaciones, y no podemos vivir sin ellas. Mas las tentaciones son muchas veces utilísimas al hombre, aunque sean graves y pesadas; porque en ellas es uno humillado, purgado y enseñado.
Todos los santos, por muchas tribulaciones y tentaciones pasaron, y aprovecharon. Y los que no las quisieron sufrir y llevar bien, fueron tenidos por malos y desfallecieron.
No hay orden ni religión tan santa, ni lugar tan secreto, donde no haya tentaciones y adversidades. No hay hombre seguro del todo de tentaciones mientras que vive; porque en nosotros mismos está la causa de donde vienen, pues que nacimos con la inclinación al pecado. Pasada una tentación o tribulación sobreviene otra, y siempre tendremos que sufrir, porque se perdió el bien de nuestra primera felicidad.
Muchos quieren huir de las tentaciones, y caen en ellas más gravemente. No se pueden vencer sólo con huirlas; con paciencia y verdadera humildad nos hacemos más fuertes que todos los enemigos. El que solamente quita lo que se ve y no arranca la raíz, poco aprovechará; antes tornarán a él más presto las tentaciones, y se hallará peor.
Poco a poco, con paciencia y buen ánimo, vencerás (con el favor divino) mejor que no con tu propio conato y fatiga.
Toma muchas veces consejo en la tentación, y no seas desabrido con el que está tentado; antes procura consolarle como tú lo quisieras para ti.
El principio de toda tentación es la inconstancia del ánimo y la poca confianza en Dios. Porque como la nave sin timón la llevan a una y otra parte las olas, así el hombre descuidado y que desiste de sus propósitos es tentado de diversas maneras.
ORACIONES
VENI CREÁTOR SPÍRITUS
Ven, creador Espíritu,
De los tuyos la mente a visitar;
A encender en tu amor los corazones
Que de la nada plugóte crear.
Tú que eres el Paráclito,
Llamado y don altísimo de Dios;
Fuente viva, amor y fuego ardiente,
Y espiritual unción.
Tú, septiforme en dádivas,
Tú, dedo de la diestra Paternal;
Tú, promesa magnífica del Padre,
Que el torpe labio vienes a soltar.
Con tu luz ilumina los sentidos,
Los afectos inflama con tu amor;
Con tu fuerza invencible corrobora
La corpórea flaqueza y corrupción.
Lejos expulsa al pérfido enemigo,
Envíanos tu paz;
Siendo Tú nuestro guía,
Toda culpa logremos evitar.
Dénos tu influjo conocer al Padre,
Dénos también al Hijo conocer;
Y del uno y del otro, oh Santo Espíritu,
En Tí creamos con sincera fe.
A Dios Padre alabanza, honor y gloria,
Con el Hijo que un día resucitó
De entre los muertos; y al feliz Paráclito,
De siglos en la eterna sucesión. Amén.
AVE MARIS STELLA
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Feliz puerta del Cielo.
Feliz puerta del Cielo.
Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.
La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.
Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo,
Al Santo Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias. Amén.
MAGNÍFICAT
Glorifica ✝ mi
alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha
puesto sus ojos en la humildad de su esclava; y he aquí que todas las
generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Omnipotente ha hecho
en mí grandes cosas; y su Nombre es santo. Y su misericordia se propaga
de generación en generación sobre los que le temen.
Desplegó
el poder de su brazo: y disipó los designios del corazón de los
soberbios. Derribó del trono a los poderosos y exaltó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos; y a los ricos despidió sin cosa
alguna.
Levantó a Israel
su siervo, acordándose de su misericordia: según había prometido a
nuestros padres, Abraham y su descendencia, por los siglos de los
siglos. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
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