Propósito: Vaciarte del espíritu del mundo
Examina
tu conciencia, ora, practica la renuncia a tu propia voluntad; la
mortificación, y la pureza del corazón. Esta pureza es la condición
indispensable para contemplar a Dios en el Cielo, verle en la tierra y
conocerle a la luz de la Fe. La primera parte de la preparación debería
ser empleada en vaciarse del espíritu del mundo, que es contrario al de
Jesucristo. El espíritu del mundo consiste esencialmente en la negación
del supremo dominio de Dios; una negación que es manifestada en la
práctica del pecado y la desobediencia; por tanto, es principalmente
opuesto al espíritu de Cristo, que también es el de María.
Este
espíritu se manifiesta por la concupiscencia de la carne, por la
concupiscencia de los ojos y por la soberbia de la vida. Por la
desobediencia a las leyes de Dios y el abuso de las cosas creadas. Sus
obras son: el pecado en todas sus formas, en consecuencia, todo aquello
por lo cual el demonio nos lleva al pecado; obras que conducen al error y
la oscuridad de la mente, y la seducción y corrupción de la voluntad.
Sus pompas son el esplendor y las artimañas empleadas por el diablo para
hacer atractivo el pecado, ya sean personas, lugares y cosas.
DÍA SEXTO
Lección: Imitación de Cristo, Libro I, cap. 18 "EL EJEMPLO DE LOS SANTOS PADRES"
Considera bien los heroicos ejemplos de los Santos Padres, en los cuales resplandece la verdadera perfección y religión, y verás cuán poco o casi nada es lo que hacemos. ¡Ay de nosotros! ¿Qué es nuestra vida comparada con la suya?
Los santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor en hambre, en sed, en frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilias y ayunos, en oraciones y santas meditaciones, en persecuciones y muchos oprobios. ¡Oh! ¡Cuán graves y muchas tribulaciones padecieron los apóstoles, mártires, confesores, vírgenes y todos los demás que quisieron seguir las pisadas de Jesucristo! Pues en esta vida aborrecieron sus vidas para poseer sus almas en la eterna.
¡Oh! ¡Cuán estrecha y retirada vida hicieron los Santos Padres en el yermo! ¡Cuán largas y graves tentaciones padecieron! ¡Cuán de ordinario fueron atormentados del enemigo! ¡Cuán continuas y fervientes oraciones ofrecieron a Dios! ¡Cuán rigurosas abstinencias cumplieron! ¡Cuán gran celo y fervor tuvieron en su aprovechamiento espiritual! ¡Cuán fuertes peleas pasaron para vencer los vicios! ¡Cuán pura y recta intención tuvieron con Dios!
De día trabajaban, y por la noche se ocupaban en larga oración; y aunque trabajando, no cesaban de la oración mental. Todo el tiempo gastaban bien; las horas les parecían cortas para darse a Dios; y por la gran dulzura de la contemplación, se olvidaban de la necesidad del mantenimiento corporal.
Renunciaban a todas las riquezas, honras, dignidades, parientes y amigos; ninguna cosa querían del mundo; apenas tomaban lo necesario para la vida, y les era pesado servir a su cuerpo aun en las cosas necesarias. De modo que eran pobres de lo temporal, pero riquísimos en gracia y virtudes.
ORACIONES
VENI CREÁTOR SPÍRITUS
Ven, creador Espíritu,
De los tuyos la mente a visitar;
A encender en tu amor los corazones
Que de la nada plugóte crear.
Tú que eres el Paráclito,
Llamado y don altísimo de Dios;
Fuente viva, amor y fuego ardiente,
Y espiritual unción.
Tú, septiforme en dádivas,
Tú, dedo de la diestra Paternal;
Tú, promesa magnífica del Padre,
Que el torpe labio vienes a soltar.
Con tu luz ilumina los sentidos,
Los afectos inflama con tu amor;
Con tu fuerza invencible corrobora
La corpórea flaqueza y corrupción.
Lejos expulsa al pérfido enemigo,
Envíanos tu paz;
Siendo Tú nuestro guía,
Toda culpa logremos evitar.
Dénos tu influjo conocer al Padre,
Dénos también al Hijo conocer;
Y del uno y del otro, oh Santo Espíritu,
En Tí creamos con sincera fe.
A Dios Padre alabanza, honor y gloria,
Con el Hijo que un día resucitó
De entre los muertos; y al feliz Paráclito,
De siglos en la eterna sucesión. Amén.
AVE MARIS STELLA
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Feliz puerta del Cielo.
Feliz puerta del Cielo.
Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.
La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.
Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo,
Al Santo Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias. Amén.
MAGNÍFICAT
Glorifica ✝ mi
alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha
puesto sus ojos en la humildad de su esclava; y he aquí que todas las
generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Omnipotente ha hecho
en mí grandes cosas; y su Nombre es santo. Y su misericordia se propaga
de generación en generación sobre los que le temen.
Desplegó
el poder de su brazo: y disipó los designios del corazón de los
soberbios. Derribó del trono a los poderosos y exaltó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos; y a los ricos despidió sin cosa
alguna.
Levantó a Israel
su siervo, acordándose de su misericordia: según había prometido a
nuestros padres, Abraham y su descendencia, por los siglos de los
siglos. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
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