viernes, 10 de marzo de 2017

NOVENA EN HONOR A SAN JOSÉ

Por concesión del Papa Pío IX, mediante rescripto de la S. C. de Indulgencias, de 26 de Noviembre de 1876, se obtienen 300 días de Indulgencia por cada día de la Novena, e Indulgencia Plenaria al finalizarla, con las condiciones acostumbradas. Puede rezarse en cualquier momento del año, pero especialmente en preparación a su solemnidad (19 de Marzo) y la fiesta de su Patrocinio sobre la Iglesia (segundo Miércoles después de la Octava de Pascua).
  
NOVENA EN HONOR AL VENERADO PADRE Y SEÑOR SAN JOSÉ
  
  
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Ofrézcoos, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonaréis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me dareis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio hasta la muerte. Amén.
  
ORACIÓN PREPARATORIA INICIAL
Glorioso protector de la Iglesia, bendito San José, padre adoptivo del niño Jesús, y esposo castísimo de María Virgen; nuestra eterna salud y el remedio de la presente necesidad están en vuestra mano, pues para bien de todos los que en Vos confían, os ha constituído el Señor como jefe de su familia y príncipe de su heredad. Contritos por nuestras culpas y animados de firme esperanza acudimos a Vos, benignísimo Patriarca, suplicándoos que atendáis a los ruegos que en esta novena os dirigimos.
 
DÍA PRIMERO - 10 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA MADRE DE DIOS
A la Sabiduría divina tocaba dar por esposo a la Virgen un varón digno de su inefable excelsitud; por lo cual hubo de ser adornada el alma de San José con carismas superiores a los de todos los demás elegidos. ¡Me regocijo con Vos, oh santo mío, por tan aventajadas prerrogativas, a las cuales correspondisteis, como varón justo, velando por la Madre de Jesús en los peligros, siendo testigo y custodio de su virginidad y mostrándoos en todos los instantes particionero así de los júbilos como de las amarguras de su corazón! Concédeme Santísimo patriarca, por tan fieles servicios, afecto muy sincero hacia vuestra virginal esposa, Madre y señora mía, y asimismo el socorro que os pido en esta novena. Amén.
 
Pídase la Gracia que desea obtener. Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.

EJEMPLO: GRACIAS DE SAN JOSÉ
San José nos ha escuchado siempre en las necesidades temporales. Refugiados los misioneros del Corazón de María en Thuir (Francia) durante la revolución liberal en España, les proporcionó casa adecuada donde albergarse. Más adelante vino a faltar el agua, pero el Santo Patriarca hizo que en el terreno propio de la casa se descubriera un rico y abundante manantial. Justo es decir, para aumento de la confianza entre los fieles, que toda la historia de los misioneros claretianos se ha entretejido con favores logrados con la mediación del Patriarca San José.
  
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Felicísimo San José, lirio escogido de la casa de David, que con vuestro perfume alentáis la confianza de los desterrados en este valle de dolores; interceded por nosotros, alcanzadnos completa remisión de las culpas y perseverancia en el camino de los divinos mandamientos. Venid en nuestro amparo en la hora de la muerte y merezcamos exhalar el último suspiro invocando junto con vuestro nombre los dulcísimos de Jesús y de María.
  
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con vosotros descanse en paz el alma mía.
   
GOZOS DEL GLORIOSO PATRIARCA Y ESPOSO DE MARÍA, SAN JOSÉ
  
Pues sois santo sin igual
Y de Dios el más honrado:
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Antes que hubiéseis nacido,
Ya fuisteis santificado,
Y ab ætérno destinado
Para ser favorecido:
Nacísteis de esclarecido
Linaje y sangre real.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Vuestra vida fue tan pura
Que en todo sois sin segundo:
Después de María, el mundo
No vio más santa criatura;
Y así fue vuestra ventura
Entre todos sin igual.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Vuestra santidad declara
Aquel caso soberano,
Cuando en vuestra santa mano
Floreció la seca vara;
Y porque nadie dudara,
Hizo el Cielo esta señal.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
A vista de este portento,
Todo el mundo os respetaba,
Y parabienes os daba
Con alegría y contento;
Publicando el casamiento
Con la Reina celestial.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Con júbilo recibísteis
A María por esposa,
Virgen pura, santa, hermosa,
Con la cual feliz vivísteis,
Y por Ella conseguísteis
Dones y luz celestial.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Oficio de carpintero
Ejercitásteis en vida,
Para ganar la comida
A Jesús, Dios verdadero,
Y a vuestra Esposa, lucero,
Compañera virginal.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Vos y Dios con tierno amor
Daba el uno al otro vida,
Vos a Él con la comida,
Y Él a Vos con su sabor:
Vos le disteis el sudor,
Y Él os dio vida inmortal.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Vos fuisteis la concha fina,
En donde con entereza
Se conservó la pureza
De aquella Perla divina,
Vuestra Esposa y Madre digna,
La que nos sacó de mal.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Cuando la visteis encinta,
Fue grande vuestra tristeza;
Sin condenar su pureza,
Tratábais vuestra jornada;
Estorbóla la embajada
De aquel Nuncio celestial.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
“No tengáis, ¡oh José!, espanto
–El Paraninfo decía–:
Lo que ha nacido en María
Es del Espíritu Santo”:
Vuestro consuelo fue tanto,
Cual pedía caso tal.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Vos sois el hombre primero
Que visteis a Dios nacido;
En vuestros brazos dormido
Tuvisteis aquel Lucero,
Siendo Vos el tesorero
De aquel inmenso caudal.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Por treinta años nos guardásteis
Aquel Tesoro infinito
En Judea, y en Egipto
A donde lo retirásteis;
Entero nos conservasteis
Aquel rico mineral.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Cuidado, cuando perdido,
Os causó y gran sentimiento
Que se os volvió en contento
Del Cielo restituido;
De quien siempre obedecido
Sois con amor filial.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
A vuestra muerte dichosa,
Estuvo siempre con Vos
El mismo humanado Dios,
Con María vuestra Esposa:
Y para ser muy gloriosa,
Vino un coro angelical.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Con Cristo resucitásteis
En cuerpo y alma glorioso,
Y a los Cielos victorioso
Vuestro Rey acompañasteis,
A su derecha os sentasteis
Haciendo coro especial.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Allá estáis como abogado
De todos los pecadores,
Alcanzando mil favores
Al que os llama atribulado:
Ninguno desconsolado
Salió de este tribunal.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
    
Los avisos que leemos
De Teresa nuestra madre,
Por Abogado y por Padre
Nos exhorta que os tomemos:
El alma y cuerpo sabemos
Que libráis de todo mal.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.

Vio vuestro poder, y un día
El Pontifice Pío noveno
A Vos como a su Patrono
Toda la Iglesia confía;
Humilla, pues, la osadía
Del ejército infernal.
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
 
Pues sois santo sin igual
Y de Dios el más honrado,
Sed, José, nuestro abogado
En esta vida mortal.
  
Antífona: Lo constituyó Señor de su casa y Príncipe de su heredad.
℣. Ruega por nosotros, oh bienaventurado San José.
℟. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
  
ORACIÓN
Oh Dios, que, con inefable providencia, te dignaste elegir a San José para Esposo de tu Santísima Madre: haz, te suplicamos, que al que veneramos en la tierra como Protector, merezcamos tenerle por intercesor en los cielos. Tú que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
  
MEMORÁRE A SAN JOSÉ
Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José!, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas, antes bien acogedlas propicio y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén. (Por esta oración sola, 300 días de indulgencia al día si se reza devotamente, e Indulgencia plenaria al mes al que la hubiere rezado todos los días, confesándose, comulgando y visitando una iglesia. - Pío IX, Rescripto del 26 de junio de 1863)
 
ORACIÓN A SAN JOSÉ PARA PEDIR UNA MUERTE SANTA
Poderosísimo Patrón del linaje humano, amparo de pecadores, seguro refugio de las almas, eficaz auxilio de los afligidos y dulce consuelo de los desamparados, José gloriosísimo, el último instante de mi vida ha de llegar sin remedio, y mi alma sin duda ha de agonizar terriblemente acongojada con la formidable representación de mi mala vida y de mis muchas culpas. El paso a la eternidad me ha de ser sumamente espantoso. El demonio, mi enemigo, me ha de combatir con todo el poder del Infierno, a fin de que yo pierda eternamente a mi Dios. Mis fuerzas en lo natural han de ser nulas, y no he de tener en lo humano quien me ayude, me ampare y me defienda. Desde ahora, para entonces os invoco, Padre mío. A vuestro patrocinio me acojo, asistidme en aquel trance para que yo no falte en la Fe, en la Esperanza, ni en la Caridad. Cuando Vos moristeis, vuestro Hijo y mi Dios, y vuestra Esposa y mi Señora, ahuyentaron a los demonios para que no se atreviesen a atormentar vuestro espíritu. Por estos favores, y por los que en vida os hicieron, os pido que los ahuyenteis Vos a estos mis enemigos, y acabe yo la vida en paz amando a Jesús, María y a Vos, oh José mío. Amén.
  
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, recibid, cuando muera, el alma mía.
    
ORACIÓN DEL SIGLO I
San José, cuya protección es tan grande, tan poderosa y eficaz ante el Trono de Dios, en vuestras manos entrego todos mis intereses y mis deseos.
San José, asistidme con vuestra poderosa intercesión. Obtened por mí, de vuestro Divino Hijo, Nuestro Señor, todas las bendiciones espirituales que necesito, a fin de que habiendo conseguido, aquí en la tierra, la ayuda de vuestro poder celestial, pueda ofrecer mi gratitud y homenaje al Padre más Amoroso.
San José, nunca me cansaré de contemplaros con el Niño Jesús dormido en vuestros brazos. No me atrevo a acercarme mientras que el Niño reposa sobre vuestro corazón. Abrazadle fuertemente en mi nombre; y de parte mía, besad su fina y delicada Cabecita. Luego, suplicadle que me devuelva ese beso a la hora de mi último suspiro.
San José, Patrón de los moribundos, rogad por mí. Amén.
   
CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ
San José dulcísimo, y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades.
Yo te suplico con todo mi corazón, por tus siete dolores y gozos, que me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma.
Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud, particularmente lo que te pido en esta oración, y una cristiana disposición para morir bien.
Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.
 
BENDITA SEA TU HUMILDAD
Bendita sea tu humildad
¡Oh José del alma mía!
Pues todo un Dios se gloría
De ella y de tu castidad
¡Oh pasmo de santidad!
A ti clamo, en ti confío.
Sedme favorable y pío
En mi vida y en mi muerte
Y en trance tan duro y fuerte:
No me dejes, Padre mío.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
DÍA SEGUNDO - 11 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, NUTRICIO DEL HIJO DE DIOS
Por la señal...
Acto de contrición y Oración preparatoria.
  
¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a quien le fue concedido no sólo ver y oír al Dios a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron, sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo! ¡Que dulcedumbre, cuantas luces y que amor tan inmenso no inundarían vuestra alma cuando la mirada del Hijo de Dios reposaba en Vos y oíais de sus labios el nombre de padre. Con hermosa verdad ha cantado la Iglesia de Vos que ya en este mundo gozasteis por modo inefable de la beatitud de los santos en el paraíso. Alcanzadme, por ese merecimiento singularísimo, que pueda servirle con corazón limpio y buenas obras, de modo que en la vida futura merezca alcanzar el eterno galardón. Amén.
 
Pídase la Gracia que desea obtener. Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.
  
EJEMPLO: LAS JOYAS DE LA BEATA MARGARITA DE CITTÁ DI CASTELLO
Fue esta religiosa dominica, según el testimonio de los historiadores de su vida, singularmente devota del Santo Patriarca. Al recordar las prerrogativas de que él estaba adornado, pensaba también en el Niño Jesús y en la Virgen Madre. Los tres nombres de Jesús, María y José constituían todo su amor. Oh, ¡si supiérais qué tesoro tengo en mi pecho!, se le oía exclamar a Sor Margarita. Sucedió pues, que habiendo fallecido, fue abierto su corazón, hallándose encerradas en él, como en un relicario, tres perlas preciosas. En la del centro, se veía el Niño Jesús reclinado sobre las pajas del pesebre, en la de la derecha a la Virgen Santísima, ceñida la frente con diadema de oro. En la perla de la izquierda, San José revestido con manto de gloria y sobre su cabeza una paloma blanca. Jesús, María y José eran realmente el tesoro de Sor Margarita.
  
Las Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA TERCERO - 12 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, CASTÍSIMO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración preparatoria.
  
Asombra la pureza acrisolada de San José. Dios ha querido darnos la medida de ella, confiándole la custodia de la que es Virgen de vírgenes, la virginidad misma. Limpio fuisteis, santísimo Patriarca, en vuestros pensamientos, afectos y acciones. Limpio como los cielos, y los ángeles bajaban a conversar con Vos. Limpio como la fuente del paraíso, y en vuestra alma se reflejaba el candor de la pureza inefable de María. Limpio como el arca de Dios fabricada de oro y de madera incorruptible, y en Vos tuvo su descanso el Verbo divino. Concededme, castísimo santo mío, un amor acendrado a la pureza de alma y cuerpo, a esta virtud tan combatida de duras tentaciones como agradable a los ojos del Altísimo. Amén.
 
Pídase la Gracia que desea obtener. Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.
  
EJEMPLO: “¡SAN JOSÉ, SALVADME!”
Como precioso don del Cielo guardaba la joven Juana de Roek su virginidad. Un día, se vio asaltada por la ciega pasión de un joven libertino. Aterrada la pudorosa doncella, sin poder ocultarse a la presencia del tentador, ni llamar en su auxilio a criatura humana, lanza un grito suplicante: ¡San Jose, salvadme! ¡Defendedme, castísimo Patriarca!. Y súbitamente sintió el joven perverso que un poder superior descargaba sobre él, descoyuntaba sus fuerzas, le dejaba embargado de estupor y clavados en la tierra los pies, enormemente pesado y sin movimiento.
  
Las Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA CUARTO - 13 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, PRUDENTISIMO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración preparatoria.
  
¡Cuan admirables fueron vuestros caminos, santísimo Patriarca! Como Jefe de la Sagrada Familia, pesaba sobre Vos abrumadora responsabilidad acerca de su suerte, y, sin embargo jamás hubisteis de enmendar vuestros pasos. Porque buscabais la lumbre del cielo, pacientemente la esperabais; y luego de conocida la voluntad del Señor, procedíais sereno, sin vacilar. Yo debo, prudentísimo Santo, reflexionar en mis acciones, pedir consejo de discretos, recurrir con voluntad de acertar a la oración. Los enemigos me asedian, y el ángel de las tinieblas me tiende a toda hora lazos.
¡Enviad, bendito Santo mío, la luz tranquila y celestial de vuestra prudencia a mi alma, para no errar en los peligrosos senderos del mundo! Amén.
 
Pídase la Gracia que desea obtener. Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.
  
EJEMPLO: SUMA PRUDENCIA EN VOLVER A DIOS
He aquí lo que escribía un joven:Hacía algún tiempo que me entregaba al mal con mayor desenfreno que nunca. Pecaba sin rubor, sin miramiento; pero a la vez me sentía aburrido de pesar y casi víctima de desesperación... Un día se me ocurrió el pensamiento de hacer una nonena a San José, prometiéndole que si me obtenia la verdadera conversión al Señor, haría que llegara al testimonio de todos esta gracia tan grande como inmerecida. Los impulsos que sentía de rendirme a Dios eran fuertes; pero a pesar de ellos, seguía yo siendo esclavo de mis pasiones, y no me sentía con valor ni siquiera para rezar. En semejantes inquietudes llegaron los días de ejercicios, que en el colegio se hacen todos los años, y con ganas o sin ellas, empecé la novena del glorioso San José. Mis súplicas no tardaron mucho en ser oídas y, alabado sea el nombre de Dios, al tercer día hice confesion general de mi vida, entablando las paces con Dios, a quien tantas veces y tanto había ofendido. No puedo explicar la dicha que llenó entonces mi alma, y que ahora recordándola vuelve a hacerme feliz. Yo puedo asegurar que este contento lo debo por entero a San José y a la Virgen María, refugio de pecadores.
  
Las Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA QUINTO - 14 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, FORTÍSIMO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración preparatoria.
  
¡Cuán probada fue vuestra vida, santísimo Patriarca! Soportásteis fatigas y toda clase de desvelos, pero en medio de todo, confiabais en Dios con absoluta tranquilidad. Obtenedme, Santo mío, pues conocéis mi extrema fragilidad, auxilios abundantes para que entre tantas mudanzas y accidentes de cosas temporales, nunca aparte mis ojos del bien eterno, ni abandone el propósito de cumplir la voluntad del Señor. Amén.
 
Pídase la Gracia que desea obtener. Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.
  
EJEMPLO: OFRENDA Y ELECCIÓN
Refieren las crónicas franciscanas que un día, acompañado de su santa Esposa, aparecióse San José a la venerable madre Ana Rodriguez. Mientras que María la recomendaba a su divino Hijo, José le presentó un vaso cargado de dos clases de viandas, una muy dulce, y la otra muy amarga, y le dijo: Hija mia, elegid cuál de estas dos viandas os agradará en lo sucesivo. La religiosa, que era muy devota de San José, y acordándose de los sufrimientos de la Sagrada Familia, eligió la amarga. Entonces el Santo le mostró una cruz muy bella, pero muy pesada, diciéndole: Hija mia, has hecho una excelente elección: de aquí adelante tendrás la cruz con todas sus amarguras; pero regocíjate, porque en ella encontrarás medio para hacerte grandemente agradable a los ojos de Dios.
  
Las Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA SEXTO - 15 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, EJEMPLO DE OBREROS
Por la señal...
Acto de contrición y Oración preparatoria.
  
En la existencia de San José concurre el trabajo al desarrollo de los planes de la divina Providencia. Se ocupaban los brazos y rezaba el corazón. Sudaba la frente, y el ánimo se refrigeraba con la alegría del deber cumplido. El pan que da el trabajo es más sabroso que la escondida miel, y nunca lo gustó mas deleitable el paladar de los reyes. Mas si al conocerlo, en vez de elevar los ojos al cielo para dar gracias a Dios, se vuelve hosca la mirada contra el rico porque le ha tocado un pedazo mas blando o mas tierno, cunde hasta las entrañas el fermento de la envidia y de los odios, la caridad se ausenta y la armonía social es reemplazada por la guerra de clases. Igualdad absoluta de fortunas es sueño desaconsejado. No nace el bienestar sino la moderación de los deseos dentro de los límites de la ley divina.
¡San José, ejemplo de obreros, enseñadnos a santificar el trabajo de cada día! Apagad las llamas del odio, disipad el error y haced que se extienda en el alma del rico y del pobre, del patrono y del obrero, el fuego santo de la justicia y de la caridad según el Evangelio! Amén.
 
Pídase la Gracia que desea obtener. Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.
  
EJEMPLO: DOBLE GANANCIA
Excusábase un artesano por trabajar en día de fiesta, alegando que la pobreza le obliga. Pero un caballero devoto de San José prometió que lo socorrería, con tal que no dejara de asistir a la misa. Transcurrido algún tiempo, visitó el caballero al menestral; iba a entregarle unas monedas de oro en premio de haber guardado el domingo. Mas sorprendido el obrero, exclamó Señor, yo soy el que quedo deudor con Vd. No he perdido nada dejando de trabajar los domingos. Con ir a misa, oía el sermón y he aprendido cosas buenas que antes no sabía. Ahora me conformo cuando tengo que sufrir... Y hace algún tiempo que me gusta rezar. El caballero se sonrió amable, puso siempre en manos del trabajador las monedas, aunque no sin recomendarle que acudiera a San José y le diera gracias, pues él tenía por seguro que el Santo Patriarca le había escuchado una vez más entre cien, Patrono de los obreros.
  
Las Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA SÉPTIMO - 16 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, ORNAMENTO DE LA VIDA DOMÉSTICA
Por la señal...
Acto de contrición y Oración preparatoria.
  
Contemplemos la gloria de la casa de Nazaret. Allí la oración que, unas veces del fondo del alma y otras veces de los labios brota, perfuma el hogar y se eleva a los cielos. Allí la caridad intensa y pura, que une en el corazón de Jesús los corazones de María y San José, resplandece incesantemente sobre toda la tierra. Mas el mundo no conoció cuán amable era la habitación de Dios con los hombres. ¡Ah, bondadosísimo José, muchas hay todavía que lo desconocen! Sin lazos de amor, sin oración, sin templanza en las costumbres, sin desvelo a favor de sus hijos, descaece el hogar y pierde la flor de todos sus encantos.
¡Bendito sea San José, Jefe de la Sagrada Familia y ornamento de la vida doméstica! Defended del contagio del siglo engañador nuestros hogares cristianos. Amén.
 
Pídase la Gracia que desea obtener. Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.
  
EJEMPLO: PROTECCIÓN DE SAN JOSÉ
Lloraba una madre viuda la ausencia del más joven de sus hijos, incorporado al ejército durante la guerra franco-prusiana. Por devoción a San José determinó socorrer todos los días a algún pobre, convencida de que el Santo Patriarca le correspondería protegiendo en los peligros en la campaña de su hijo. Una noche oraba la señora como de costumbre, delante de la imagen del Santo, cuando oye que llaman a la puerta. Era su hijo, que por la mediación de San José retornaba sano y salvo al hogar.
  
Las Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA OCTAVO - 17 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, PATRONO DE LOS MORIBUNDOS
Por la señal...
Acto de contrición y Oración preparatoria.
  
¡Muerte dichosa y bienaventurada la vuestra, santísimo José! Expirásteis reclinado en los brazos de Jesús y teniendo a vuestro lado a la Inmaculada Virgen María. Muerte feliz, como nunca se había visto en la tierra, desde que en el paraíso fue fulminada la sentencia contra el hombre formado del polvo. Castigados los hijos de Adán, mueren unos entre dudas y remordimientos, otros abandonados en soledad; aquellos que no han oído que a sus puertas llamara la mano amiga del sacerdote para traerles los auxilios de la religión, más lejos se cierran los ojos de muchos en espesas sombras de la ignorancia o del paganismo, sin haber descubierto la lumbre salvadora del Evangelio. 
Glorioso San José, Patrono de los moribundos, por la dulzura de vuestra última hora en compañía de Jesús y asistido de la Santísima Virgen, favoreced mi alma en este trance y asistid en todos los momentos a cuantos en este valle de lágrimas exhalan el último suspiro. Amén.
 
Pídase la Gracia que desea obtener. Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.
  
EJEMPLO: ESPERANZA CUMPLIDA
Después de dos años de enfermedad, se vio cercano a la agonía el magistrado señor de la Bené. A pesar de todo confiaba no morir sino en la fiesta de San José. En efecto, el 19 de Marzo, muy de mañana, entraba por última vez en la alcoba del paciente la Majestad adorada de nuestro Dios Sacramentado. El señor de la Bené continuaba en pleno uso de sus facultades, se entretuvo hasta media mañana en piadosos coloquios. Despues pareció dormir, y expiró plácidamente. Aun alcanzaron a decirse varias misas aquel día por su alma, con lo cual se cumplía punto pot punto lo que el señor de la Bené había, lleno de confianza, suplicado a San José.
  
Las Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.
 
DÍA NOVENO - 18 DE MARZO
Meditación: SAN JOSÉ, PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL
Por la señal...
Acto de contrición y Oración preparatoria.
  
Contempló un día Santa Gertrudis cómo los bienaventurados en el Paraíso inclinaban su frente circundada de resplandores al oír pronunciar el nombre bendito de San José. ¡En Vos, santísimo amparo de la Iglesia, se regocijan nuestros corazones y en vuestro patrocinio confiamos! En cualesquiera tribulaciones que recurramos a Vos, nos escucharéis y seréis todos los días nuestro protector. Haced, benignísimo Patriarca, que la senda de la vida de vuestros devotos se conserve siempre inmaculada y virtuosa, y caminemos constantemente amparados bajo el manto de vuestra protección. Amén.
 
Pídase la Gracia que desea obtener. Luego, en impetración, rezar siete Padre Nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de los siete dolores y gozos de San José.
  
EJEMPLO: CORONAS Y PATROCINIO DE SAN JOSÉ
El Vicario de Cristo, los pueblos cristianos y sus gobernantes han estado persuadidos del patrocinio universal de San José. Varias imágenes del Santo han sido coronadas en Europa y en América. Celebradísima es y conocida en el mundo la advocación de San José de la Montaña. Magnífico y no interrumpido culto se despliega en su capilla milagrosa y en la basílica que tiene dedicada en Barcelona. De todos los países de la cristiandad afluyen cartas en demanda de favores o en acción de gracias por favores recibidos. Cientos y cientos de prodigios se publican cada mes obtenidos por la protección de San José de la Montaña. La prodigiosa imagen fue coronada en nombre del Sumo Pontífice con preciosísima corona y rayos de oro salpicados de pedrería.
Hechos tan expresivos nos invitan a considerar y grabar en nuestra memoria las palabras de fray Bernardino de Bustis: “Quien suspire por obtener cualquiera gracia del Altísimo, tome por Abogado a San José ante la Virgen, su benditísima Esposa, y ante Jesucristo, Señor Nuestro; de esta manera todo lo alcanzará del Padre Celestial.
  
Las Oraciones y los Gozos se rezarán todos los días.

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