Traducción del folleto editado por Catholic Wisdom Publications (P. O. Box 4120, Makati City, Filipinas).
Entre los males que sufre la sociedad hoy en día, el excesivo número de accidentes de tráfico es sin duda digno de mención. Una de las causas de este mal es conducir bajo la influencia del alcohol. Si beber es en cierto modo peligroso, ¿la embriaguez es siempre moralmente errónea? ¿No podemos admitir que es posible beber en forma razonable?
¿La embriaguez es siempre moralmente errónea?
La embriaguez es pecaminosa sólo si involucra avidez y el uso inmoderado del alcohol. El estado de intoxicación puede dividirse en tres casos:
- Primer caso: Si uno bebe alcohol y está completamente inadvertido de que lo está haciendo tan en exceso o de que la bebida es intoxicante, la embriaguez consecuencial no es culpable. Esto es, la completa inadvertencia excluye el pecado. Ese fue, por ejemplo, el caso de Noé después del diluvio (Gen. IX, 20-21).
- Segundo caso: Si mientras se bebe, uno es consciente de una excesiva ingesta de alcohol, pero sinceramente inadvertido que puede acabar ebrio, por tanto hay allí un pecado venial.
- Tercer caso: Si uno está perfectamente advertido de beber en una forma excesiva y voluntariamente acepta que la embriaguez puede seguirle, hay por tanto un pecado mortal. En este caso la deliberación y consentimiento son completos y enteros.
¿Por qué esta rigidez sobre la embriaguez culpable?
- Primera razón: La embriaguez nos priva más o menos del uso de razón. Ahora, la razón es una de las facultades que distinguen a los seres humanos de los animales. Perder deliberadamente el uso de la razón nos reduce a un nivel más bajo que el de los animales porque los animales se benefician del instinto de autoconservación que la persona ebria ha perdido.
- Segunda razón: La embriaguez nos priva más o menos del uso de la razón. Ahora, es nuestra razón la que nos adhiere al bien y evita el mal. Perder deliberadamente el uso de la razón nos expone al peligro de cometer una gran variedad de maldades, pues la razón no está controlando nuestras acciones.
Consecuencia: Es por eso que cualquiera que muere después de privarse deliberadamente de su sentido de razón a través de la embriaguez va directamente al Infierno, como, por ejemplo, el Apóstol San Pablo enseña: “No erréis: ni los fornicarios ni los idólatras (...) ni los borrachos ni los maldicientes ni los ladrones poseerán el reino de Dios” (I Cor. VI, 9-10).
Además, la embriagez, como consecuencia natural, causa detrimentos médicamente probados a la salud:
- Falla hepática y cirrosis.
- Atrofia cerebral y demencia.
- Diarrea y úlcera péptica.
- Hemorragia y anemia.
- Delírius tremens del alcohol con abstinencia.
¿Hay lugar para beber con moderación?
Si la embriaguez voluntaria es condenada, no por ello se sigue que beber alcohol esté absolutamente prohibido. Nuestro Señor Jesucristo convirtió el agua en vino en las bodas de Caná, y era “buen vino”, como señaló San Juan Evangelista (II, 10). San Pablo incluso aconsejó a su discípulo Timoteo que bebiese un poco de vino para su enfermedad [In illo témpore el agua no era tan potable como ahora -aunque hoy tampoco podemos confiarnos del todo-, N. del T.] (I Tim. V, 23). Además, en el libro de Eclesiástico (XXXI 36) nos informan que: “Beber vino con moderación alegra el alma y el corazón”.
Pero la moderación es necesaria en el beber si queremos evitar el pecado. Ese es el objeto de la virtud de la sobriedad. La palabra 'sobriedad' viene de hecho de una palabra latina, 'bria', que significa medida, y es llamado sobrio el que se mantiene moderado. Es por ello que la Sagrada Escritura enseña que: “la sobriedad en el beber es salud para el alma y el cuerpo. Beber vino con exceso causa irritación, cólera y mucha ruina” (Eclesiástico XXXI, 37-38).
¿Qué personas están particularmente aconsejadas para practicar la sobriedad en el consumo de alcohol?
- La gente joven, porque el ardor de su edad pudiera llevarles facilmente a peores excesos.
- Las mujeres, por su baja resistencia a causa del consumo de alcohol. Es por eso que, como nos dice Valerio Máximo, en los tiempos de la antigua Roma, las mujeres no bebían vino.
- Los ancianos, en orden a que deben instruir a los jóvenes con su ejemplo.
- Los líderes políticos, para que puedan gobernar a sus ciudadanos con sabiduría.
CONCLUSIÓN
“Decimos que deberíamos rehuir de la embriaguez, previniéndonos de evitar pecados graves. Porque las cosas que evitamos estando sobrios, las cometemos sin saber estando ebrios” (San Ambrosio, De Patriárchis; Libro I, Capítulo VII).
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