jueves, 3 de octubre de 2024

MES DE LOS SANTOS ÁNGELES – DÍA TERCERO

Dispuesto por el padre Alejo Romero, y publicado en Morelia en 1893, con licencia eclesiástica.
  
MES DE OCTUBRE, CONSAGRADO A LOS SANTOS ÁNGELES, EN QUE SE EXPONEN SUS EXCELENCIAS, PRERROGATIVAS Y OFICIOS, SEGÚN LAS ENSEÑANZAS DE LA SAGRADA ESCRITURA, LOS SANTOS PADRES Y DOCTORES DE LA IGLESIA.
 
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Soberano Señor del mundo, ante quien doblan reverentes la rodilla todas las criaturas del cielo, de la tierra y del infierno; miradnos aquí postrados en vuestra divina presencia para rendiros los homenajes de amor, adoración y respeto que son debidos a vuestra excelsa majestad y elevada grandeza. Venimos a contemplar durante este mes las excelencias, prerrogativas y oficios con que habéis enriquecido en beneficio nuestro a esos espíritus sublimes que, como lámparas ardientes, están eternamente alrededor de vuestro trono, haciendo brillar vuestras divinas perfecciones. Oh Sol hermoso de las inteligencias, que llenáis de inmensos resplandores todo el empíreo, arrojad sobre nuestras almas un destello de esos fulgores, a fin de que, conociendo la malicia profunda del pecado, lo aborrezcamos con todas nuestras fuerzas, y se encienda en nuestros corazones la viva llama del amor divino, para que podamos camina por los senderos de la virtud, hasta llegar a la celestial Jerusalén, donde unamos nuestras alabanzas a las de los angélicos espíritus y bienaventurados, para glorificarlos por toda la eternidad. Amén.
   
DÍA TERCERO – NATURALEZA DE LOS ÁNGELES
   
MEDITACIÓN
PUNTO 1º. Considera, alma mía, cuán difícil es comprender la naturaleza de los Ángeles y mucho más difícil todavía explicarla; sin embargo, por el conocimiento que tenemos de nuestra alma, podemos, por decirlo así, columbrar algo de la esencia de esos espíritus inefables. En efecto, los Ángeles son a la manera que Dios, espíritus puros sin mezcla de materia alguna y simples como nuestra alma, y mucho más, sin composición de partes corpóreas y aunque esta simplicidad supere a la de nuestra alma, sin embargo, nunca iguala ni igualará jamás a la de Dios; porque si su inteligencia posee las ideas infusas, si su voluntad está en acto desde el momento de su creación, no por esto se hallan exentos de otra composición más sutil y absolutamente inmaterial, pues que su sustancia no se identifica con su acción; su virtud operativa no se identifica con su esencia, ni su esencia es lo mismo que su existencia; mientras que en Dios, sustancia, esencia, virtud operativa y operación son una sola y una misma cosa, un solo y un mismo ser eterno y necesario. La muerte y el tiempo que destruyen nuestro cuerpo, no tienen parte en ellos; ningún poder criado puede atentar contra su ser ni romper su unidad perfecta; solo Dios por un acto soberano de su omnipotencia podría aniquilarlos si su decreto eterno no los hubiera hecho inmortales.
    
PUNTO 2º. Considera, en segundo lugar, que los Ángeles no son como nuestras almas, espíritus destinados por su misma esencia para informar y animar cuerpos orgánicos, con los cuales constituyan naturalezas o seres perfectos como los hombres; porque sus nobles facultades, el entendimiento y la voluntad, ejercen su acción sobre la verdad y el bien independientemente de todo auxilio corpóreo, y aunque no vean, oigan, huelan, toquen, sientan ni imaginen objetos corpóreos, no por esto dejan de ser perfectos en su ser, naturaleza y facultades, pues la carencia de estas virtudes sensitivas en ellos, no implica ni envuelve ninguna imperfección: a la manera que una piedra preciosa no se dice nunca imperfecta porque carezca del perfume de la flor, ni la flor se llama imperfecta porque no téngala facultad de sentir ni de imaginar. Siendo, pues, los Ángeles, simples, puros e incorpóreos, son por lo mismo invisibles; mas como las cualidades morales, y en particular las que más se alejan de la materia, residen en ellos de un modo más propio; he aquí por qué aplicamos aquellas expresiones a nuestros semejantes, cuando poseen las más hermosas virtudes, así decimos: una belleza de Ángel, una pureza de Ángel, un amor de Ángel; y porque en los niños brillan el candor, la gracia y la inocencia, que en los Ángeles se encuentran en el grado más alto, por eso decimos que los niños son ángeles. También por estas razones se les ve representados en cuadros con cuerpos parecidos al nuestro, y así bajo estas formas, han aparecido frecuentemente en la tierra. Los Ángeles, pues, con su naturaleza tan pura, tan simple y tan exenta de las pasiones groseras de la carne y de la sangre, nos convidan a que los imitemos, combatiendo con los auxilios de la gracia, las inclinaciones de la concupiscencia; espiritualizando en cierto modo todas nuestras palabras, obras y pensamientos, hagámoslo así y seremos tan santos y tan dichosos como ellos.
   
JACULATORIA
Espíritus bienaventurados, que estáis por vuestra esencia libres de toda inclinación a la impureza, hacednos puros y castos como vosotros.
    
PRÁCTICA
Rezar todos los días por la mañana tres Ave Marías a la Reina de los Ángeles para que nos alcance de su Santísimo Hijo el don de la castidad. Se rezan tres Padre Nuestros y tres Ave Marías con Gloria Patri, y se ofrecen con la siguiente:
   
ORACIÓN
Oh gloriosísimos espíritus, purísimas sustancias, inteligencias elevadas, que por la excelencia de vuestro noble ser reflejáis mejor que las otras criaturas la naturaleza y perfecciones infinitas de la Divinidad, acercándoos más y más á la esencia purísima del Espíritu increado; interceded por nosotros que estamos aprisionados con los lazos de este cuerpo rebelde que nos inclina a cada paso a los deleites sensuales; y, vos oh Santo Ángel Rafael, cuyo nombre se interpreta Medicina de Dios, curad nuestra alma de una ceguera más peligrosa que la del Santo Tobías, porque las pasiones han cubierto nuestro espíritu de densas tinieblas que le impiden elevarse a lo puramente espiritual y divino; así lo esperamos de vuestros ruegos poderosos y de los de vuestros celestes compañeros. Amén.
   
EJEMPLOS
Los guerreros hermanos de Santo Tomás de Aquino, descontentos con él por su constante empeño en abrazar el estado religioso, atentaron contra su vocación y virtud de un modo tal, que el labio avergonzado apenas se atreve a referirlo, pero los Ángeles del cielo, que son todo santidad y pureza, le libraron del asalto más terrible contra su castidad. Estos hermanos indignos de llevar el nombre de su estirpe encarcelaron a Tomás en una torre del castillo de Roca-seca y a deshora introdujeron en su alcoba a una hermosa y desenvuelta cortesana, que tenía el negro encargo de rendir al virgen mancebo con sus halagos infernales. Asómbrase el casto mozo al verla a su lado y en vez de gritar, cosa de mujeres, o huir, propio de cobardes, invoca con fervor a Dios y a la Virgen purísima: «La Sangre del príncipe y del guerrero, como dice un panegirista del Santo, se despierta bajo el hábito del monje, y combatiendo al enemigo con el hierro y el fuego»; toma un tizón encendido y arremete con él a la meretriz que temerosa y corrida huyó precipitadamente. Cuando el Santo se vio libre y solo, trazó una cruz en la pared con el mismo tizón, y cayendo de rodillas, prorrumpió en lágrimas pudorosas de gratitud y confusión. Temblando y lloroso pedía Tomás a Dios la hermosa virtud de la castidad; cuando sueño inusitado cerró sus párpados, dos espíritus puros le felicitaron por su victoria y ciñeron a su cuerpo el cíngulo de la virginidad, apretándole con tal fuerza, que el dolor despertó e hizo lanzar un grito a nuestro héroe. Durante toda su vida usó Santo Tomás este cíngulo que hoy se venera en la iglesia de los Dominicos de Chieri, cerca de Turín.
     
ORACIÓN A LA REINA DE LOS ÁNGELES PARA TODOS LOS DÍAS
Oh, María, la más pura de las vírgenes, que por vuestra grande humildad y heroicas virtudes, merecisteis ser la Madre del Redentor del mundo, y por esto mismo ser constituida Reina del universo y colocada en un majestuoso trono, desde donde tierna y compasiva miráis las desgracias de la humanidad, para remediarlas con solicitud maternal; compadeceos, augusta Madre, de nuestras grandes desventuras. El mundo no ha dejado en nosotros más que tristes decepciones y amargos desengaños; en vano hemos corrido en pos de la felicidad mentida que promete a sus adoradores, pues no hemos probado otra cosa que la hiel amarga del remordimiento, y nuestros ojos han derramado abundantes lágrimas que no han podido enjugar nuestros hermanos. Por todas partes nos persiguen legiones infernales incitándonos al mal, y no tenemos otro abrigo que refugiarnos bajo los pliegues de vuestro manto virginal, como los polluelos perseguidos por el milano no tienen otro asilo que agruparse bajo las alas del ave que les dio el ser. Por esto, desde el fondo de nuestras amarguras clamamos a Vos para que enviéis hasta nosotros y para nuestra defensa a los espíritus angélicos, de quienes sois la Reina y Soberana, a fin de que nos libren de sus astutas asechanzas y nos guíen por el recto camino de la felicidad. Amén.

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