Lucía dos Santos, Francisco y Jacinta Marto: los Videntes de Fátima
Palabras de la Hna. Lucía de Fátima: Nuestra Señora abrió sus manos una vez más, como lo había hecho los dos meses anteriores.
El reflejo parecía penetrar la tierra y vimos, como un mar de fuego. Sumergidos en este fuego, los demonios y las almas de los condenados, como si fuesen brasas transparentes y bronceadas, con forma humana, que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían juntamente con nubes de humo, cayendo para todos los lados, semejante al caer de las centellas en los grandes (incendios) sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor (debió ser al encontrarme con esta vista que dí ese ¡Ay! que dicen haberme oído). Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, mas transparentes como negros carbones en brasa. Esta vista fue un momento, gracias a nuestra Madre del Cielo, que antes nos tenía prevenido de llevarnos para el Cielo (en la primera aparición). Si así no fuese, creo que tendríamos que morir de susto y pena.
Asustados y como para pedir socorro, levantamos la vista para Nuestra Señora que nos dijo:
Visteis el Infierno, para donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si hicieren lo que Yo dijere, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el reinado de PÍo XI comenzará otra peor. Cuando viereis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la grande señal que os da Dios de que va a castigar el mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al santo Padre. Para impedir esto, vendré a pedir la consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados. Si atendieren Mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia que se convertirá y será concedido al mundo un tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe...
Carta de la Hna. Lucía de Fátima, fechada a 1 de Septiembre de 1944:
[Después] Nuestra Señora nos mostró una visión de un individuo que yo describo como el “santo Padre” frente a una multitud que lo vitoreaba. Pero había una diferencia con un verdadero santo Padre, la mirada del demonio, éste tenía los ojos del mal. Entonces, después de algunos momentos vimos al mismo Papa entrando en una iglesia, pero esta Iglesia era la iglesia del Infierno; no hay manera de describir la fealdad de ese lugar. Parecía como una fortaleza hecha de cemento gris con ángulos quebrados y ventanas similares a ojos; tenía un pico en el tejado del edificio.
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Enseguida levantamos la vista hacia Nuestra Señora que nos dijo: Visteis la apostasía en la Iglesia; esta carta puede ser abierta por el Santo Padre, pero debe ser publicada después de Pío XII y antes de 1960.
En el reinado de Juan Pablo II la piedra angular de la tumba de Pedro debe ser removida y llevada a Fátima. Porque el dogma de la fe no ha sido conservado en Roma, su autoridad será removida y entregada a Fátima.
La catedral de Roma debe ser destruída y una nueva construída en Fátima.
Si 69 semanas después de que esta orden se publique, Roma sigue su abominación, la ciudad será destruida.
Nuestra Señora nos dijo que esto está escrito, en Daniel 9, 24-25 y Mateo 21, 42-44.
Esto no lo digáis a nadie. A Francisco [Marto] sí podéis decirlo.
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