sábado, 31 de octubre de 2015

MACIELISMO VERSIÓN PERUANA

Informe de Nicole Winfield para ASSOCIATED PRESS
  
EL SODALICIO DE VIDA CRISTIANA, BAJO INVESTIGACIÓN
  
LIMA, Perú (AP) - Un movimiento "católico" con presencia en diversas partes de Sudamérica y Estados Unidos ha revelado bajo presión que un investigador nombrado por el Vaticano está examinando las acusaciones de que su fundador abusó sexualmente de jóvenes reclutas.
  
El escándalo en el Sodalicio de Vida Cristiana, o Sodalítium Christiánæ Vitæ como también se le conoce, tiene paralelos con otros casos de carismáticos líderes "católicos" en Latinoamérica que han sido acusados de abuso sexual, así como de lentitud en las investigaciones eclesiásticas e intentos de evitar que los escándalos salgan a la luz.
  
Esta semana, el secretario general del Sodalicio reveló que el Vaticano efectúa una investigación después de que dos periodistas publicaran un libro que detalla las acusaciones contra su fundador Luis Fernando Figari, de 68 años. 
  
Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, acusado de abuso sexual
  
Pedro Salinas, el autor principal y exintegrante del movimiento, comenzó sus acusaciones públicas contra Figari desde 2010. El año siguiente tres hombres interpusieron quejas ante un tribunal eclesiástico peruano en las que afirmaban que el fundador de la sociedad abusó de ellos cuando eran menores de edad.
  
No hay indicios de que el tribunal haya hecho nada al respecto, incluido notificar a fiscales del gobierno. Tampoco se sabe cuándo se le informó al Vaticano.
  
El cardenal Juan Luis Cipriani, el arzobispo conservador de Lima con jurisdicción sobre el tribunal, declaró al periódico chileno El Mercurio esta semana que el "tema es lamentable y doloroso", y afirmó que "hemos actuado con absoluta transparencia y rapidez ante un suceso que atañe a un laico de una congregación de derecho pontificio", según fue citado. 
  
Juan Luis Cipriani, Arzobispo conciliar de Lima, Presidente del Tribunal Eclesiástico de Lima y miembro del Opus Dei
 
No se abrió una investigación penal en Perú sino hasta que a mediados de octubre se publicó el libro "Mitad monjes, mitad soldados". Sin embargo, los fiscales dicen que es casi seguro que los presuntos actos ilegales hayan prescrito, ya que habrían ocurrido en las décadas de 1980 y 1990.
 
Fundado en 1971, el Sodalicio tiene presencia en escuelas, iglesias e instalaciones para retiros y tiene filiales y tiene filiales en Perú, Argentina, Colombia, Brasil, Chile, Ecuador, Italia y Estados Unidos. Sus integrantes son "católicos" seculares en su mayor parte, pero también hay clérigos.
  
Después de la publicación del libro, la sociedad emitió tres comunicados de prensa sucesivos a medida que se intensificaba el clamor del público en pro de una mayor transparencia y rendición de cuentas. 
  
Portada del libro "Mitad monjes, mitad soldados", por Pedro Salinas y Paola Uguet
 
Primero, el movimiento reveló que Figari, que no es sacerdote, vive relativamente aislado en una comunidad del Sodalicio en Roma desde 2010 y desde entonces se encuentra fuera de la vida pública. Cuando dejó de ser secretario general, el Sodalicio sólo dijo que Figari dejaba el puesto por razones de salud.
 
Agregó que el actual líder de la sociedad, Alessandro Moroni, decidió en 2014 intensificar el régimen de "oración y retiro" que sigue Figari.
  
No sólo Figari está acusado: el libro dice que el segundo funcionario de mayor rango de la sociedad eclesiástica, el fallecido Germán Doig, fue acusado de agredir sexualmente a un menor de edad. Falleció en 2001. Una década después, luego de que surgieran por primera vez las acusaciones en su contra, la sociedad informó que su causa de beatificación había sido cancelada.

Germán Doig fue el vicario general del Sodalicio. Al morir en 2001 comenzó su proceso de "beatificación", que fue cancelado diez años después, cuando estalló el escándalo.
  
En un segundo comunicado el 21 de octubre, el Sodalicio indicó que las acusaciones del libro "son verosímiles" y deben ser esclarecidas "exhaustivamente". Dijo que había creado una comisión para escuchar quejas de otras posibles víctimas y pidió perdón.
  
"Nos duele y avergüenza profundamente que hechos así hubieran podido ser cometidos por Luis Fernando Figari", agregó.
 
La sociedad señaló que Figari insiste en su inocencia, aunque hizo notar que no lo ha dicho públicamente.
 
Esta semana, en el tercer comunicado, se reveló que el Vaticano nombró a un obispo peruano el 22 de abril para que investigue al Sodalicio. Tres días después, Figari partió de Lima rumbo a Europa, de acuerdo con reportes publicados por la prensa local.
  
La coautora del libro, Paola Ugaz, dijo que ella y Salinas escribieron en enero a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano detallando las acusaciones contra Figari. Nunca recibieron una respuesta, señaló. Pero el funcionario al que le escribieron, el arzobispo José Rodríguez Carballo, firmó el decreto del 22 de abril.
  
El escándalo es similar a uno en Chile relacionado con el padre Fernando Karadima, un sacerdote carismático al que la Iglesia sentenció en 2011 a una vida de penitencia y oración por abusar sexualmente de jóvenes. El arzobispo local estuvo informado de las acusaciones contra Karadima durante años, negándose a creer en ellas, y sólo se las hizo saber al Vaticano después de que el escándalo estallara a nivel mundial en 2010.
     
El caso también tiene similitudes con un escándalo en la Legión de Cristo, fundada y encabezada por el fallecido sacerdote mexicano Marcial Maciel. Durante el papado de Juan Pablo II, el Vaticano hizo caso omiso de acusaciones verosímiles contra Maciel relacionadas con abusos sexuales y puso en duda lo dicho por sus víctimas. No fue sino hasta 2006 que actuó, aplicándole la misma sentencia que a Karadima.

Las acusaciones contra Figari y Doig (y el encubrimiento por parte del Sodalicio y altos prelados peruanos), recuerdan lo que en su día fue el mexicano Marcial Maciel en la Legión de Cristo, y la protección que Wojtyla le dispensara
  
El obispo peruano asignado a la investigación de Figari, el padre Fortunato Pablo Urcey, de la prelatura de Chota, recibió la orden en el decreto de "verificar la real autenticidad de todas las acusaciones formuladas tanto recientes como en el pasado" contra Figari y elaborar un informe completo.
  
Pero Urcey, secretario general de la Conferencia Episcopal Peruana, dijo en una entrevista de radio esta semana que no se considera tanto un investigador al respecto, sino más bien un "visitador".
  
"Me gusta más el título 'visitador' que 'investigador' porque no soy investigador", afirmó, señalando su título oficial como "visitador apostólico". Durante la entrevista, hizo énfasis en tres ocasiones en que haría todo lo que pudiera para "salvar el carisma de esta congregación", refiriéndose a la espiritualidad que la distingue.
  
Urcey no devolvió los mensajes telefónicos que le dejó The Associated Press. Los esfuerzos para contactar a un portavoz del tribunal eclesiástico de Lima también fueron infructuosos. Las deliberaciones de dicho organismo son secretas.
  
El líder actual del Sodalicio, Moroni, dijo en una entrevista con el periódico El Comercio esta semana que se puso en contacto con el tribunal hace más de dos años con relación a las acusaciones que enfrenta Figari. Las autoridades de dicho tribunal "respondieron que son un órgano independiente, que no tenían que darnos ningún tipo de información hasta que tomaran una decisión".
  
En un artículo publicado el viernes, Salinas instó a que se destituyera a Moroni y lo describió como cómplice en una cultura de abusos que, afirmó, incluyó un incidente en el que Figari le quemó el brazo con la llama de una vela durante aproximadamente un minuto delante de otros iniciados.
  
El Instituto de Defensa de los Derechos del Menor, una organización no gubernamental peruana, les solicitó a los fiscales la semana pasada que investiguen a Cipriani, al arzobispo de Lima y a un miembro de la congregación del Opus Dei por obstrucción de la justicia.
  
Su presidente, Daniel Vega, dijo que ninguno de los hombres que interpusieron quejas contra Figari ante el tribunal fue contactado por éste posteriormente.
  
"Hay una conducta recurrente del cardenal y todo su equipo de ocultar los delitos y no dar cuenta a la justicia ordinaria", afirmó.

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